LA ESTRATEGIA NEOCOLONIAL
DEL IMPERIO
El Documento Santa Fe IV
1° Parte
(Enero del 2.001)
INTRODUCCION
(Extracto)
"...Los lineamientos establecidos por los documentos de Santa Fe I
y Santa Fe II Constituyeron en la década del `90 el estatuto que
rigió las políticas de los gobiernos latinoamericanos y caribeños,
a excepción de Cuba y parcialmente de la Nicaragüa Sandinista
y del Panamá orientado por Omar Torrijos, determinando el reforzamiento
hasta límites inimaginables de la subordinación política,
económica, militar, cultural y mediática de los países
del continente respecto a Estados Unidos. Los cuestionamientos fueron enfrentados
por las administraciones norteamericanas con una violencia digna de la
etapa del "Gran Garrote", tal como lo probaron las invasiones militares
de Panamá y Grenada, mientras que con el gobierno nicaragüense
encabezado por el Frente Sandinista de Liberación Nacional, se desarrolló
la llamada guerra de baja intensidad que, además, de arrojar
la consecuencia de miles de muertos y heridos entre los habitantes de la
nación centroamericana, produjo la devastación económica
y social que se prolonga hasta la actualidad. Ya en el Santa Fe I se había
caracterizado a la gestión de Torrijos como "dictadura nacionalista
de extrema izquierda", reafirmándose en el Santa Fe II (que
fue dado a conocer en Agosto de 1988) que: ..."la situación panameña
tiene que estar resuelta para Enero de 1990". El asesinato, encubierto
como "accidente", que eliminó a Torrijos en Julio de 1981, habrá
de preceder a la intervención de las fuerzas armadas estadounidenses
en Diciembre de 1989, evidenciando que las propuestas contenidas en los
documentos de Santa Fe no eran ni son especulaciones de teóricos
vinculados al Partido Republicano, sino programas a ejecutarse al pie de
la letra por los sucesivos regímenes de Washington que responden
a esta organización partidaria.
...Los primeros documentos elaborados por los equipos de Reagan y Bush
- es necesario puntualizarlo- merecieron escaso interés por parte
de una dirigencia predominantemente ocupada en las cuestiones coyunturales
y electoralistas, pero que subestima o directamente desprecia lo relacionado
con el análisis pormenorizado y sistemático de las doctrinas
que sirven de sustentación a los programas de las grandes potencias
hacia América Latina. Esta sistematización de la política
del avestruz se ha reflejado, desgraciadamente, en la incapacidad para
ofrecer cursos alternativos de acción ante los imperios, cuyos profesionales,
analistas y teóricos dedican una extraordinaria cantidad de recursos
a la previsión de sus políticas de penetración y dominio
en los cinco continentes...".
Beba Balvé Carlos O. Suárez
Buenos Aires, Argentina, Mayo-Junio del 2.001
SANTA FE IV. EL FUTURO DE
LAS AMERICAS: TEMAS PARA EL NUEVO MILENIO
Lewis Arthur Tambs
Diplomático, Historiador, profesor en Arizona State University.
Nacido en San Diego, Estados Unidos, en Julio de 1927. PhD en San Francisco,
Standart Brands (1953-1954). Profesor en Caracas, Maracaibo, Venezuela
(1954-1957). Director del centro de Estudios Latinoamericanos (1972-1976)
. Embajador en Costa Rica (1985-1987). Autor de "Estados Unidosropa del
Este y Economía Soviética" (1975), "Política Interamericana
de los `80", publicado en Police Counsel, spring 1997, Estados Unidos.
Editores: Gordon Summer Jr.; Lewis Tambs.
Colaboradores: Rachel Ehrenfeld; David Foster; Sol Sanders; Gordon
Summer Jr.; Lewis Tambs.
Las Nueve "D"
DEFENSA
Esta "D" debe abordarse en su contexto
más amplio. Primero y ante todo, hay que discutirla en términos
estratégicos. Desgraciadamente, la administración Clinton
no ha logrado siquiera hacer un tibio intento a lo largo de los últimos
8 años. Pero lo importante es que nos enfrentamos con una burbuja
en el sistema desde el punto de vista intelectual, político y militar.
Es fundamental para nuestra seguridad nacional que corrijamos este vacío.
El resto del mundo, nuestros enemigos al igual que nuestros amigos, está
esperando.
El Hemisferio Occidental es la mitad
del mundo. La parte más septentrional del hemisferio está
ocupado por Estados Unidos y Canadá, pero si tomamos el ecuador
como línea divisoria, nos encontramos con México, América
Central, Panamá y, sobre todo, Colombia, Venezuela, Ecuador (el
ecuador atraviesa la capital, Quito). Pero ya se ha señalado que
son nuestros vecinos cercanos. Sin embargo, Estados Unidos persiste en
dar este hecho por sentado o en ignorarlo completamente. Esta es una situación
ante la cual dichos países se resienten o de la que sacan ventaja,
según las posibilidades de su política interna.
Desde la Segunda Guerra Mundial, hemos
tenido la suerte de contar con líderes en este Hemisferio que han
tenido una visión de la situación estratégica mejor
que la de nuestros propios estrategas centrados en el eje este-oeste. Hubo
notables excepciones, alentadas por los soviéticos y los chinos,
que hicieron todos los esfuerzos posibles por explotar nuestra miopía
estratégica: Fidel Castro, Allende y los Sandinistas, para mencionar
sólo unos pocos. Después de la desaparición de la
Unión Soviética, Fidel se quedó sin patrón.
Sin embargo, este vacío ha sido ampliamente llenado por los capitanes
de la droga de América del Sur, especialmente las FARC y el ELN
de Colombia.
Desde el punto de vista de la defensa
del hemisferio, hay buenas y malas noticias. Las buenas noticias son que
los diversos mecanismos para la defensa del hemisferio siguen en vigencia,
a pesar de estar seriamente dañados por los diversos intentos de
las administraciones Carter y Clinton por eliminarlos completamente. El
Tratado de Río (Tratado Interamericano de Asistencia Recíproca,
TIAR) sigue siendo viable. La Junta de Defensa Interamericana (IADB) sigue
funcionando. SOUTHCOM todavía es una institución válida,
a pesar de los cotidianos ataques de afuera - los comunistas- y de adentro,
el "políticamente correcto" Departamento de Defensa. La administración
Clinton mudó sus cuarteles de Panamá a Miami.
Sin un fuerte compromiso por parte
del próximo Presidente de los Estados Unidos, esta reducción
y marchitamiento llevará al fin de todas estas modalidades y otras
que las apoyan desde una perspectiva regional. Son los ladrillos básicos
para la defensa del hemisferio. Debería advertirse que nuestras
relaciones bilaterales con Canadá también son muy importantes,
pero la realidad es que los sucesivos gobiernos canadienses no han apoyado
la defensa hemisférica, sino que también están mirando
en dirección este-oeste, salvo en relación con las oportunidades
de obtener ganancias económicas en la parte sur del hemisferio.
En resumen, los canadienses quieren bailar, pero no están dispuestos
a pagar por ello.
Pero la cuestión clave cuando
se discute la defensa del hemisferio es: ¿Cuál es la amenaza?.
Como se discutió en Santa Fe I, II y III, antes Estados Unidos enfrentaba
una amenaza relativamente definida, que era comprensible para el americano
medio. En la actualidad, esta amenaza se ha vuelto infinitamente más
complicada y difícil de definir. Afortunadamente, algunos de los
viejos demonios siguen escupiendo fuego y pueden ser fácilmente
identificados. Fidel castro no ha cambiado las mañas. Quienes lo
alimentan son otros: los soviéticos han sido reemplazados por los
narcoterroristas. También, parecería que ha surgido en escena
una nueva amenaza al hemisferio de singular fuerza: los comunistas chinos.
Hicieron una aparición importante en Panamá y han reemplazado
a los soviéticos en el Caribe. Aunque no es tarea de este informe
hacer una profunda evaluación de los aspectos vinculados con la
inteligencia de la penetración china en el hemisferio, debe señalarse
que es un nuevo elemento.
Al mismo tiempo, los comunistas e
izquierdistas de Estados Unidos están en pleno avance. Siguen la
agenda establecida hace muchas décadas por Antonio Gramsci (1891-1937)
y otros para traer el comunismo a este hemisferio a través de los
muchos canales: la religión (la teología de la liberación)
la prensa, las instituciones educativas en su relación con la cultura
(el comunismo está vivito y coleando en las universidades del hemisferio)
y el sistema judicial. Los actuales esfuerzos de Gran Bretaña, Chile,
Argentina y el propio Estados Unidos (el caso Elián González
es clásico a este respecto) son indicios de hasta qué punto
están teniendo éxito en sus esfuerzos. Desde hace muchos
años, los comunistas se han dado cuenta de que el hemisferio occidental
es un premio estratégico sin par. Africa es otro, pero pierde importancia
cuando se lo compara con América del Sur en términos de recursos
naturales y ubicación estratégica, así como de potencial
humano.
En este momento de la historia, Estados
Unidos se encuentra en los primeros estadios de un desafío mayor
a nuestro sistema político, concretado en la penetración
de nuestro hemisferio. No está usando necesariamente medios militares
tradicionales. Por el contrario, están comprometidos en esfuerzos
no convencionales que son difíciles de enfrentar para nuestro país,
sobre todo cuando se entra en la zona de los derechos humanos, que ha sido
el bastión de los intentos de la izquierda para abortar todos los
esfuerzos tendientes a proteger la libertad del individuo en esta parte
del mundo.
Este problema se ha convertido en
el tema central de la izquierda frente a nuestros intentos por enfrentar
los problemas de droga en Colombia, Perú, Bolivia, etc. Los esfuerzos
de los comunistas por pintar las "guerras sucias" de Chile y Argentina
como sólo otro intento de la "derecha perversa" por reprimir a la
población civil, es un caso evidente de dejà vu. Sin
embargo, cuando un gobierno debidamente electo de un país trata
de protegerse de una insurgencia que está claramente apoyada por
las drogas y tiene una ideología izquierdista apoyada por la Cuba
comunista, ese gobierno se encuentra expuesto al ataque del Departamento
de Estado y la prensa liberal de Estados Unidos. Evidentemente, la Casa
Blanca de Clinton es el elemento clave de esta situación indignante.
Pero la amenaza no se da sólo
en el frente militar, como en Colombia. Es mucho más complicado.
La penetración económica es especialmente preocupante. Ante
todo, lo más evidente es la situación del Canal de Panamá,
donde Estados Unidos ha pagado para deshacerse del premio estratégico
más importante del hemisferio, sino del mundo. Al hacerlo, Estados
Unidos ha puesto su futuro económico a merced de una situación
política muy inestable e incierta. Los hechos son preocupantes:
Los dos puertos, en el extremo Atlántico y Pacífico del Canal,
están en manos de la compañía Hutchinson Whampoa,
una empresa que tiene vínculos muy estrechos con Beijing. Al mismo
tiempo, las compañías de China continental están entrando
en profundidad en los diversos puertos de la Cuenca del Caribe, que son
fundamentales para la economía de Estados Unidos, como Freeport
en Bahamas. Concurrentemente, descubrimos que los narcoterroristas están
lavando sus cientos de millones a través de nuestras instituciones
financieras, para no decir nada de las instituciones financieras de otros
países. Esto es, por cierto, una amenaza estratégica de enormes
proporciones, una amenaza sin precedentes y estamos mal equipados para
combatirla, en especial cuando el enemigo parece tener presencia en los
elementos más altos de nuestro gobierno. Los bárbaros están
en la puerta pero el problema es que no hay puerta.
Amenaza: Las Armas de Destrucción
Masiva (ADM) se consideran un elemento de amenaza fundamental a nuestra
seguridad nacional. Pero más preocupante es el hecho de que Estados
Unidos, y por cierto todo el hemisferio, está amenazado y lateralmente
en las garras de una ADM arraigada en nuestra cultura. ¡Las drogas!
. Hay un intenso debate en torno de cómo enfrentar esta amenaza
. (Este no es el ámbito para debatir la solución a dicha
insidiosa amenaza, es un tema político importante para la próxima
administración).
Les relaciones civiles-militares son
otro tema político capital. La realidad es que los militares de
América Latina, incluida Cuba comunista, juegan un papel importante
en la vida política y cultural de muchos, sino de todos los países.
El papel de los militares de Estados Unidos a lo largo del siglo pasado
ha consistido en ejercer una influencia moderadora en la educación
y formación de los militares de nuestros vecinos hemisféricos.
A pesar de los hechos, la extrema izquierda de Estados Unidos ha llevado
adelante una campaña para destruir este elemento de la seguridad
hemisférica. Se trata de las mismas personas que, trabajando conjuntamente
con los medios de comunicación y el Departamento de Estado, han
logrado asegurarse de que Estados Unidos no tenga presencia militar en
Panamá, en abierta violación a los tratados. Además,
de que nuestros programas de vigilancia de la droga en la región
andina y caribeña estén significativamente reducidos y de
que todos los esfuerzos por combatir la subversión y el terrorismo
están bloqueados.
El surgimiento de un militarismo izquierdista
en los países andinos finalmente está obteniendo un poco
de atención por parte de los medios, en la medida en que el "bolivarismo"
se convierte en grito de ataque de los comunistas y socialistas.
Cuando se considera las amenazas a
este hemisferio, no deben ignorarse los pronunciamientos chinos de "Guerra
Asimétrica". Las democracias frágiles del hemisferio son
especialmente vulnerables a esta amenaza. A continuación se plantean
los principales elementos geo-estratégicos que siguen siendo importantes
para la seguridad nacional de Estados Unidos:
1.- Control de los estrechos atlánticos,
2.-Uso del Canal de Panamá,
3.- Una ruta sureña segura alrededor del Cabo
de Hornos. (Todos estos están dentro del escenario estratégico
naval),
4.- Seguridad de que los países del hemisferio
no son hostiles a nuestras preocupaciones de seguridad nacional. Además,
que los recursos naturales del hemisferio estén disponibles para
responder a nuestras prioridades nacionales. Una "Doctrina Monroe", si
quieren.
China es el problema estratégico
más enojoso que enfrenta Estados Unidos. Combina todas las múltiples
dimensiones que cualquier observador estratégico serio debe considerar.
Para quienes se inician, señalamos que tiene una dimensión
interna muy importante. China, tanto comunista como taiwanesa, se ha insinuado
en nuestra situación interna desde el punto de vista económico,
el político- en todos los niveles, desde la Casa Blanca, al nivel
local- y se está comprometiendo cada vez más desde el punto
de vista cultural.
Si bien no es este el lugar para revisar
nuestras interrelaciones históricas, debe señalarse que el
pueblo norteamericano y sus representantes electos se están volviendo
cada vez más conscientes de la presencia de China y de su capacidad
para afectar a nuestro futuro. Aunque la conciencia norteamericana ha superado
la idea del "peligro amarillo" de los siglos pasados, los acontecimientos
de la Guerra de Corea, Vietnam, Taiwán y los recientes debates económicos
-WTO- han convertido nuestras relaciones con China (continental y Taiwán)
en un creciente tema de preocupación.
El tema no es sólo una preocupación
del hemisferio occidental, sino que debe ser considerado en términos
de estrategia global. Rusia es sólo una de estas preocupaciones.
También debe considerarse India, Pakistán y, por cierto,
todo el subcontinente. No se trata sólo de problemas geopolíticos,
sino de que los aspectos religiosos y culturales del Islam, el hinduismo
y todas las otras particularidades tribales emponzoñadas vuelven
cada vez más difícil el cálculo parta los encargados
de trazar políticas.
Volviendo a este hemisferio, ante
todo es preciso darse cuenta de que el problema debe ser examinado en términos
del Anillo del Pacífico y no sólo en relación con
el eje norte-sur. Los comunistas chinos están avanzando en un ancho
frente a través del anillo del pacífico. están sondeando
debilidades y vacíos y, cuando los encuentran, sacan ventaja agresivamente
de la situación. No es este el lugar para un inventario completo
de sus actividades y éxitos a la fecha, pero la lista es impresionante.
Tal vez lo más impresionante sea su penetración en Panamá
y las formas que llenaron el vacío creado por Estados Unidos. Ahora,
en todo sentido, controlan el "punto de estrangulación" estratégico
más importante del hemisferio. occidental, sino del mundo.
Tras haber logrado esto, están
avanzando hacia el Caribe, estableciendo un sólido vínculo
con Fidel Castro y apoyando esfuerzos por desestabilizar a todo el Bloque
Andino, especialmente Colombia. El sentido de "Guerra Irrestricta" se está
volviendo cada vez más claro. Nada está fuera de sus límites
si apoya sus metas estratégicas. Tal vez el arma más efectiva
sean las drogas, a las que sigue el lavado de dinero y la guerra cibernética
/ informática. Todos estos instrumentos están astutamente
ocultos y manipulados para disfrazar la verdadera agenda y país
que hay detrás del esfuerzo. Estados Unidos, y por cierto todas
las democracias del hemisferio , se encuentran en una tremenda desventaja
al enfrentarse con esta amenaza. Será el desafío de la próxima
administración dirigir la lucha contra ella.
Ya en 1996, documentos federales recientemente
dados a publicidad muestran que los comunistas chinos, en la tradición
del Sun-Tzu y su "Arte de la Guerra", tienen una estrategia de largo alcance
para obtener el control del Canal de Panamá. Es un paso importante
de la agresiva penetración en América Latina por parte de
China, como lo ejemplifica el apoyo de la República Popular China
a los insurgentes de Colombia y sus lazos cada vez más estrechos
con el castrista Chávez de Venezuela. Se está volviendo claro,
día tras día, que se propone extender su influencia por todo
el hemisferio. , incluidos Canadá y México. La próxima
administración necesariamente se verá forzada a enfrentar
el "problema chino". Es de la máxima importancia que el hemisferio
occidental no sea ignorado ni visto como un peón de negociación.
DROGAS
El pueblo norteamericano es el mayor recurso
natural de Estados Unidos. Sin embargo, el gobierno ha fracasado en combatir
esta creciente amenaza.
Dado que el narcoterrorismo no ha
sido reconocido como uno de los principales factores de muerte de los ciudadanos
norteamericanos en las últimas décadas, en forma de cocaína
y heroína, y dado que las organizaciones narcoterroristas no han
sido identificadas como la fuerza que impulsa la verdadera guerra química
desatada contra los ciudadanos norteamericanos y como la influencia más
corruptora de nuestra fibra moral, la llamada "guerra contra las drogas"
- ése recurso de boca para afuera de la administración Clinton
en forma de unos pocos miles de millones aquí y allá- sólo
logrará, como ha ocurrido hasta ahora, alimentar la corrupción
en aquellos países donde supuestamente estamos ayudando a combatir
este flagelo. Entre tanto, como aspecto ineluctable de cualquier sociedad,
la corrupción por medio de las drogas y, en última instancia,
el dinero de las drogas, puede sacarse ventaja hasta del sistema capitalista
y democrático más avanzado. Esta es una amenaza que Estados
Unidos no puede permitirse ignorar.
La Unión Soviética ha
dejado de existir y el terrorismo auspiciado por el Estado está
en declinación. El terrorismo, el tráfico de drogas y el
crimen organizado son reconocidos como amenazas globales para la sociedad
civil. Sin embargo, la comunidad internacional, encabezada por Estados
Unidos, sigue descuidando una amenaza todavía más insidiosa
planteada por la alianza entre organizaciones terroristas, traficantes
de drogas y crimen organizado, mejor conocida como narcoterrorismo.
Es difícil comprender por qué,
pero los norteamericanos encargados de trazar políticas parecen
incapaces de comprender que, por un lado, los enemigos ideológicos
de la democracia y la estabilidad y, por el otro, el delito en forma de
drogas, tráfico de armas y lavado de dinero, mezclado con el simple
oportunismo personal, pueden ir de la mano, a pesar de que, a veces, halla
pequeños conflictos internos.
Como el narcoterrorismo contemporáneo
ha sido ignorado, resulta chocante que, en la actualidad, las drogas y
el terrorismo se hayan vuelto interdependientes en un grado inimaginable,
incluso una década atrás. Desgraciadamente, muy poco se ha
hecho para destruir estas alianzas non sanctas o para anular el
problema de la droga.
El narcoterrorismo es una simbiosis
mortal que desgarra los elementos vitales de la civilización occidental,
no sólo de Estados Unidos. Más aún, desde sus comienzos
relativamente modestos hace unas décadas, el narcoterrorismo se
ha vuelto cada vez más global en su naturaleza, convirtiéndose
en una herramienta y un arma predilecta esgrimida contra occidente por
sus enemigos jurados. Para las sociedades cómodas, tolerantes y
absortas en sí mismas, es una revelación difícil de
aceptar el hecho de que tienen enemigos. Que estos adversarios usarán
tanto el terrorismo como el veneno de los narcóticos en su guerra
contra tales sociedades suena a pesadilla y paranoia. ¿Cómo
es posible? Sin duda, puñados aislados de criminales pueden hacerlo.
Sin embargo, quienes han estudiado el fenómeno del narcoterrorismo
dicen mucho más. Afirman que no se trata simplemente de unos pocos
individuos privados en guerra con occidente, Estados Unidos o su gobierno
legítimo; que hay mucho más que ganancias ilícitas
en juego.
Los estudiosos del narcoterrorismo
señalan que por lo menos durante varias décadas los gobiernos
han estado en el comercio de las drogas. Esto implica decir que en todo
sentido el narcoterrorismo se ha convertido en un fenómeno auspiciado
por el Estado, fenómeno que no prospera ni aumenta sin la protección
del Estado, una afirmación casi totalmente ignorada hasta la década
del ´70. Por cierto, la noción de que algunos estados auspiciaban
concretamente el terrorismo - dejando de lado por el momento los narcóticos-
era una afirmación escandalosa hace sólo unas décadas.
Ahora, el departamento de Estado ha "desintensificado" la retórica,
incluso cuando se refiere a tales estados; ya no se les identifica como
"Estados bribones", sólo son motivo de preocupación.
El narcoterrorismo ha sido ignorado
hasta ahora a causa de lo que se consideraban otras prioridades políticas.
Si esto prosigue, tendrá como resultado una mayor intensificación.
El anterior fracaso en reconocer el narcoterrorismo ha ayudado a crear
una infraestructura que funciona con tanto éxito e independencia,
que los países de mediano tamaño de nuestros días,
como Colombia, virtualmente ha abandonado la soberanía nacional
en manos de estos regímenes narcoterroristas. El legado de Clinton
en el campo de las drogas estará marcado por un profundo cambio
en la actitud del público hacia el uso ilegal de drogas y la drogadicción.
Esta transformación fue posible gracias a un movimiento bien organizado
y financiado a favor de la legalización, el cual disfrutó
de la aprobación tácita del Presidente "que no inhaló".
Como la mayoría de los expertos
en hacer cumplir la ley y en el trazado de políticas está
de acuerdo en que la "guerra contra las drogas" lanzado por Nixon en 1970
se ha perdido, el público se ha vuelto a la vez indiferente y escéptico
respecto de la disposición de las autoridades a enfrentar seriamente
el problema. Una red mundial creada por ricas organizaciones internacionales
con el único propósito de legalizar las drogas - que coincidentemente
legalizará miles de millones de narcodólares- se aprovechó
de estas dudas y gastó millones en propaganda para reducir el estigma
moral asociado con la drogadicción. Apuntó al arraigado sentido
de responsabilidad personal y propagó, en cambio, una mentalidad
de víctima, redefiniendo a los drogadictos como víctimas
de una enfermedad tratable. Este cambio no se produjo de la noche a la
mañana. Llevó dos administraciones Clinton. Pero, a menos
que se forme un liderazgo fuertemente comprometido y se hagan serios esfuerzos,
puede resultar imposible revertir las influencias económicas, sociales,
culturales y morales del movimiento en favor de la legalización
de las drogas en Estados Unidos y las consecuencias que ha tenido hasta
el momento la legalización de la "marihuana médica".
George Soros está entre las
figuras públicas más prominentes que prestan su voz - y su
respetabilidad- a la cacofonía de la legalización. El apoyo
financiero tanto como político y social del movimiento a favor de
la legalización viene de una amplia diversidad de gente y organizaciones:
George Soros, Robert McNamara y Walter Cronkite esté entre las figuras
públicas más prominentes que prestan sus voces - y su respetabilidad-
a la cacofonía de la legalización. La organización
Nacional para la Reforma de las Leyes de la Marihuana (NORML) , la organización
homosexual ACT-UP, la Fundación de las Políticas relativas
a Drogas, el Instituto Lindesmith, la RAND Corporation y el Instituto CATO,
la Unión Americana para la Libertad Civil, la Asociación
Americana de Abogados (ABA), la Fundación McArthur, el Fondo Siglo
XX, la Carneghie Corporation, la Fundación Soros, la Fundación
Ford, MCI y ETNIA. Entre los políticos se cuentan: el representante
Frank Barney (demócrata de Massachussets), el político demócrata
Charles Cobb, la ex Cirujana General Jocelyn y notables de Hollywood como
David Geffen y Richard Dreyfuss y los autores Michael Crichton, Cristopher
Lehmann-Haupt, John Le Carr, Jorge G. Castañeda y Gabriel García
Márquez, para nombrar unos pocos.
El movimiento a favor de la legalización
avanza en todos los frentes. Adaptándose a diferentes grupos de
votantes, transforma el tema según la audiencia. A los economistas
les dice que la prohibición simplemente no es eficiente desde el
punto de vista del costo. A los encargados de hacer cumplir la ley, les
señala que no hay nada peor para la ley que la falta de respeto
por la ley, que es lo que genera la guerra contra las drogas, de la misma
manera en que la Prohibición lo hizo en los años 20. A los
padres les dice que es mejor saber lo que sus hijos están haciendo
que forzarlos a los callejones secretos; mejor dejarles comprar sus drogas
"recreativas" en la cafetería de la esquina que en barrios dudosos.
Ante las personas preocupadas por la salud alega que la cocaína
es una fuente única "de vitaminas y minerales" (especialmente para
los pobres) y que la marihuana es un mágico calmante del dolor y
que su uso constituye un "derecho civil". Por cierto, las posibilidades
son infinitas para aquellos que quieren entrar en el negocio de decirles
a los norteamericanos cómo "reparar" su sociedad "hipócritamente
represiva!. "...Es importante considerar a las drogas un tema de derechos
humanos..." , afirmó el Director del Centro Lindesmith de Soros..."este
(las drogas) es un tema falso. La gente quiere cambiar su estado mental
porque no tiene empleo, se encuentra en estado de privación ...
y es mentira que la violencia sea causada por los drogadictos... el daño
surge de las leyes contra la droga, no de las drogas...". estas son
las voces actuales que tratan de establecer un nuevo clima intelectual.
Agregan que la desconfianza norteamericana a las drogas es una expresión
de sus obsesiones; la gente que se opone a las drogas, según esta
escuela de pensamiento, también se opone a aceptar el sexo, el rock
and roll, la diversión, la libertad y el amor.
El movimiento a favor de la legalización
está lejos de ganar la "guerra contra la guerra". Pero si los defensores
de la legalización triunfan, no sería la primera vez que
la persistente contracultura, conducida por individuos de elevada educación,
formados en instituciones de élite, con gran financiamiento y apoyados
por muchos miembros de los medios de comunicación, es capaz de revertir
creencias profundamente arraigadas y la voluntad de la mayoría del
pueblo norteamericano.
Pero los defensores de la legalización
de las drogas no se detiene en la "marihuana médica". La Fundación
de Políticas Relativas a las Drogas (DPF) con sede en Washington
y la Fundación Tides de San Francisco, que se benefician con largueza
del multimillonario Georges Soros, apoyan políticas alternativas
sobre drogas, en especial la "reducción del daño" y los programas
de intercambio de agujas, a través de los cuales financian la distribución
de equipos seguros para consumidores de crack: el equipo para el consumidor
"Piper (Crack) Smokers" que incluye parafernalia e instrucciones para "uso
seguro" y "cosas que no deben hacerse" y el panfleto "Shoot Smart, Shoot
Safe" (inyéctese bien, inyéctese con seguridad) que tiene
indicaciones "para inyectarse crack con seguridad". Este folleto parece
marcar un nuevo desarrollo en la campaña a favor de legalizar o
medicalizar las drogas ilegales. Además de instrucciones sobre "cómo
hacerlo", el folleto contiene fotos mostrando la forma correcta de inyectarse.
Una persona que nunca usó crack antes, encontrará instrucciones
muy útiles. Los equipos y las agujas gratis se distribuyen a través
de programas de intercambio de agujas de los Departamentos de Salud de
Filadelfia y Bridgeport.
Los incesantes esfuerzos y los muchos
millones de dólares de Soros han significado un gran cambio: respaldar
"medicalización", "despenalización" o "legalización"
de las drogas se ha convertido en la actitud políticamente correcta.
Hasta las políticas de drogas norteamericanas están ahora
más centradas en el "Tratamiento" que en la "guerra". Una señal
de tormenta: nuestros repetidos esfuerzos por obtener una directa condena
de la distribución de equipos de uso seguro de crack para el consumidor
por parte de Barry R. McCaffrey, el Zar Nacional de la Droga, fueron ignorados.
Soros ahora dice que no apoya la legalización
de las drogas. Lo que hace, según él, es ayudar "a combatir
los males de las leyes contra las drogas". Y dado que la prohibición
de las drogas no funciona, será más realista, afirma, ofrecérselas
a quienes las necesitan. Enseñar a los adictos la adecuada administración
de drogas ilegales, incluido el crack, reduciría su daño,
afirman Soros y sus activistas a favor de las drogas.
Esta creciente ofensiva contra la
guerra antidrogas se produce en un momento en que el público norteamericano
duda cada vez más; el actual Gobierno norteamericano se está
retirando de la guerra contra las drogas y el resto del mundo está
siguiendo el ejemplo de Estados Unidos.
El rostro del terrorismo -una amenaza
reconocida- ha cambiado desde el fin de la Guerra Fría y también
los métodos que Estados Unidos y otros países han desarrollado
para contenerlo y combatirlo. Algunos con más éxito que otros
y algunos que esperamos no averigüar. Pero dado que el narcoterroristas
no ha sido reconocido como uno de los principales factores de muerte de
los ciudadanos norteamericanos en las últimas dos décadas
- en la forma de cocaína y heroína- sigue siendo alusiva.
Las organizaciones narcoterroristas no hansido identificadas como la fuerza
que impulsa la verdadera guerra química desatada contra los ciudadanos
de Estados Unidos. Su contribución directa a la influencia más
corruptora de nuestra fibra moral, el uso de drogas, ha sido ignorada por
décadas y la llamada "guerra contra las drogas", esa política
de boca para afuera de la Administración en forma de unos pocos
miles de millones aquí y allá, sólo alimentará,
como lo hizo en el pasado -con otra ayuda norteamericana y extranjera y
ayuda de otras organizaciones internacionales, con pocas o ninguna condición
adjunta y todavía menos control de la puesta en práctica
y la responsabilidad del programa- la corrupción en los países
a los que supuestamente estamos ayudando a combatir este flagelo.
John Featherly, un ex funcionario
de alto nivel de la DEA, sugiere que Estados Unidos sabe quiénes
son los narcoterroristas: "Conocemos sus raíces, dónde viven,
dónde cultivan y producen las drogas, así como la forma en
que corrompen y a quiénes corrompen. Sin embargo, hacemos poco por
detenerlos. Si Estados Unidos se tomara con seriedad la "guerra contra
las drogas", daría los medios y fondos necesarios para librar realmente
una guerra contra las drogas en su fuente, usando métodos especiales
que el Gobierno tiene a su disposición. Pueden no ser los métodos
más populares, pero cumplirán la tarea y reducirán
a la mitad la cantidad de adictos que mueren, las infecciones de SIDA,
el delito y la degeneración moral de millones de norteamericanos.
Los beneficios en cuanto al costo de liberarnos de este flagelo van mucho
más lejos que el alboroto político por parte de quienes tienen
parte en el negocio. Sin embargo, queda claro que en todos los frentes
falta la voluntad política de combatir con seriedad este flagelo".
Décadas después de que
la guerrilla izquierdista colombiana adoptara el narcoterrorismo como su
medio principal para lograr sus objetivos políticos, sigue beneficiándose
de un extraño caso de "ceguera voluntaria" entre los norteamericanos
encargados de trazar políticas. A pesar de una aceptación
general del Zar de las drogas, Barry McCaffrey, mientras testificaba en
el Congreso y en muchas otras ocasiones que el problema de Colombia había
alcanzado proporciones de "emergencia", la administración Clinton
y el Congreso parecen incapaces de manejar la situación. Tanto las
soluciones ofrecidas por el Congreso como por la Secretaria de Estado,
Madeleine Albright para la guerra desatada en Colombia serían adecuadas
para un conflicto político, pero la lucha en Colombia no es de corte
político, sino por dinero y por el poder que éste da. Y está
librada por una despiadada organización delictiva internacional.
Por cierto, los poderosos tentáculos
de los narcoterroristas colombianos están amenazando con convertir
a la más antigua democracia sudamericana en su primera narcocracia,
planteando así una amenaza de seguridad para todo el continente.
Como todos lo sabemos, se ha cobrado decenas de miles de vidas de colombianos
inocentes, al par que corrompía las instituciones políticas
del país y arruinaba su economía. Sin embargo, en lugar de
plantear una guerra incondicional para liberar a Colombia de esta amenaza,
se ha optado por conversaciones de paz para resolver un conflicto criminal
y para tranquilizar a peligrosos criminales que se encubren bajo una agenda
política, la cual, si se la observa de cerca, revelaría un
plan de pesadilla tendiente a que criminales despiadados, en camino hacia
el Palacio Presidencial, impusieran un gobierno totalitario. Como es lógico,
los previos intentos norteamericanos de ayudar con las negociaciones han
fracasado y hay escasas expectativas de que la futura ayuda norteamericana
o la intervención diplomática cambien la situación.
En una declaración poco tomada
en cuenta pero verdaderamente reveladora de Mayo del 2.000, las FARC anunciaron
que iban a poner en vigencia su Ley General Nº 2, que impone impuestos
a los ricos. Sin embargo, las FARC se negaron a revelar su Ley General
Nº 1, que prometieron dar a conocer sólo cuando estén
en el poder. Claramente, llegar al poder no está fuera de su alcance,
considerando que controlan alrededor del 50% del país y que tienen
una fuerte presencia en las afueras de Bogotá. Y por lo que sabemos
de las FARC hasta ahora, es razonable suponer que cuando lleguen al poder,
si lo logran, su sistema de gobierno será totalitario, algo que
se cuidan de publicitar de antemano por temor a perder apoyo popular. Tal
vez, como condición para su próxima negociación con
ellos, Pastrana debería exigir que hicieran pública su Ley
Nº 1.
Las drogas ilegales proveen a los
narcoterroristas ingresos anuales que están entre los 750 y 1.000
millones de dólares sólo en Colombia . No es llamativo que
nieguen su compromiso en el comercio de drogas. Pero es sorprendente que
el Presidente Colombiano Andrés Pastrana apoye su declaración,
afirmando que "no hay pruebas de que las FARC sean narcotraficantes", en
una entrevista del año pasado al diario argentino "Clarín".
Por el contrario, Pastrana afirma: "...Las FARC siempre dijeron que están
interesadas en erradicar las plantaciones ilegales...". Y el Zar norteamericano
de la droga, McCaffrey, aunque señaló el vínculo entre
los traficantes de drogas y los guerrilleros, afirma que "sólo dos
tercios (de los terroristas) se benefician financieramente de esta asociación".
¿Por qué estas indignantes
declaraciones que desafían las pruebas y el sentido común?
¿En interés de quién se defiende esta ficción?
¿Por qué mantener vivo el mito de que hay diferencias entre
los terroristas y los traficantes de drogas en Colombia? ¿Por qué
darles respetabilidad y legitimidad, manteniendo la ficción de que
estos codiciosos delincuentes tienen una "agenda social y política"?
¿Alguien piensa realmente que cerrando los ojos a su compromiso
con las drogas los "socializaremos" y los atraeremos al escenario político
democrático?.
Muchos reconocen que la política
exterior norteamericana en América Latina a menudo ha fracasado.
La era posterior a la Guerra Fría exige que Washington, sobre todo
mantenga la apariencia de no interferir en los asuntos internos de otros
países, incluido el terrorismo interno. Por lo menos, esa sería
la política hasta que alguna crisis catastrófica impredecible
forzara a Washington a enfrentarse con la destrucción de la sociedad
civil por parte de organizaciones criminales en un país tan importante
como Colombia
Eso puede plantearse más temprano
que tarde. Según informa la Oficina General de Cuentas (GAO), las
Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) y el Ejército
de Liberación Nacional (ELN), es decir, las dos organizaciones narcoterroristas
guerrilleras colombianas, son responsables de la creciente producción
de heroína y cocaína en el país. Según proyecciones
de la GAO, la heroína de Colombia , que ya es la fuente principal
para el este de Estados Unidos, aumentará en un 50% en los próximos
dos años. Y las 165 toneladas de cocaína, que terminaron
en las calles de Estados Unidos en 1998, aumentarán, por lo menos,
a 250 toneladas en el año 2.001.
La amalgama de tráfico de drogas
y terrorismo empezó a principios de los años ´80 como
un matrimonio de conveniencia política. El incentivo económico
para la guerrilla izquierdista era claro: el dinero proveniente de la droga
le ofrecía los recursos para llevar adelante su revolución.
A cambio, los traficantes de drogas recibían protección de
los guerrilleros y asesinos formados para cumplir actos de intimidación.
Aunque los motivos de los dos parias eran diferentes, su meta común
era desestabilizar y socavar al gobierno. Pero hacía tiempo que
los llamados "rebeldes marxistas" habían reemplazado su agenda "social"
por el lucrativo negocio de las drogas. La negación de los cambios
que tuvieron lugar ha ayudado a los narcoterroristas a tomar el control
de más del 50% del territorio colombiano. Pero se nos dice que esta
pérdida fue un "Gesto de buena voluntad por parte de Pastrana" hacia
los rebeldes. Y según la Secretaria Albright, el amplio crecimiento
en la oferta de drogas no es causado por los narcoterroristas sino por
"nuestra (norteamericana) demanda de drogas". Tales negociaciones ayudan
a los narcoterroristas en su salvaje destrucción del país.
También ayudan a otros elementos de nuestra sociedad a pedir la
"legalización" de la droga. Es difícil pensar en una forma
mejor de terminar con la democracia en América que drogándola.
Y no hay alivio a la vista. Las sucesivas
negociaciones entre el Gobierno colombiano y las FARC nunca fueron significativas,
porque los rebeldes no tienen ninguna agenda real, salvo proseguir con
su aprovechamiento de las drogas para expander su poder político.
La realidad geopolítica es
que el tráfico de drogas reconoce cada vez menos fronteras nacionales.
La guerrilla colombiana amenaza regularmente con ejercer represalias en
los países vecinos dispuestos a ayudar a Estados Unidos a combatir
el tráfico de drogas. Para librar ineficazmente esta guerra en todo
el mundo, Estados Unidos ha gastado muchos millones, con una estrategia
en constante cambio y, en consecuencia, con muy pocos triunfos que exhibir.
Conocemos el profundo compromiso de los carteles colombianos en México
y la utilización que hacen de sus traficantes en México o
para mover grandes cantidades de su "producto" dentro de Estados Unidos.
Esta es la prueba de que la enfermedad del narcoterrorismo es internacional,
está creciendo, sus tentáculos se están expandiendo
en todo el Tercer Mundo e inflitrándose en la vida cotidiana de
los países industriales, sobre todo Estados Unidos.
Detener los asesinatos masivos, los
abusos de los derechos humanos y otras atrocidades fueron motivo suficiente
para ir a la guerra en Kosovo. Pero, en apariencia, condiciones similares
y hasta peores no justifican poner fin a una prolongada guerra perversa
que se ha cobrado decenas de miles de vidas en la última década,
ya ha corrompido y subvertido las instituciones democráticas en
toda la región y ha destruido y está destruyendo el sistema
de libre mercado, está desestabilizando y corrompiendo los sistemas
financieros en todas las Américas y planteando una creciente amenaza
a la estabilidad de la región. si bien es un aspecto ineluctable
de toda la sociedad, la corrupción por medio de las drogas y, en
última instancia, el dinero surgido de las drogas puede sacar ventaja
hasta del más avanzado y democrático sistema capitalista.
Esta es una amenaza que Estados Unidos no puede permitirse ignorar.
Nuestra meta debe ser un enérgico
esfuerzo para impedir que el narcoterrorismo desestabilice la región
y se produzca la colombianización de los países vecinos.