LA ESTRATEGIA NEOCOLONIAL DEL IMPERIO

El Documento Santa Fe IV
1° Parte

(Enero del 2.001)

INTRODUCCION

(Extracto)

"...Los lineamientos establecidos por los documentos de Santa Fe I y Santa Fe II Constituyeron en la década del `90 el estatuto que rigió las políticas de los gobiernos latinoamericanos y caribeños, a excepción de Cuba y parcialmente de la Nicaragüa Sandinista y del Panamá orientado por Omar Torrijos, determinando el reforzamiento hasta límites inimaginables de la subordinación política, económica, militar, cultural y mediática de los países del continente respecto a Estados Unidos. Los cuestionamientos fueron enfrentados por las administraciones norteamericanas con una violencia digna de la etapa del "Gran Garrote", tal como lo probaron las invasiones militares de Panamá y Grenada, mientras que con el gobierno nicaragüense encabezado por el Frente Sandinista de Liberación Nacional, se desarrolló la llamada guerra de baja intensidad que, además, de arrojar la consecuencia de miles de muertos y heridos entre los habitantes de la nación centroamericana, produjo la devastación económica y social que se prolonga hasta la actualidad. Ya en el Santa Fe I se había caracterizado a la gestión de Torrijos como "dictadura nacionalista de extrema izquierda", reafirmándose en el Santa Fe II (que fue dado a conocer en Agosto de 1988) que: ..."la situación panameña tiene que estar resuelta para Enero de 1990". El asesinato, encubierto como "accidente", que eliminó a Torrijos en Julio de 1981, habrá de preceder a la intervención de las fuerzas armadas estadounidenses en Diciembre de 1989, evidenciando que las propuestas contenidas en los documentos de Santa Fe no eran ni son especulaciones de teóricos vinculados al Partido Republicano, sino programas a ejecutarse al pie de la letra por los sucesivos regímenes de Washington que responden a esta organización partidaria.

...Los primeros documentos elaborados por los equipos de Reagan y Bush - es necesario puntualizarlo- merecieron escaso interés por parte de una dirigencia predominantemente ocupada en las cuestiones coyunturales y electoralistas, pero que subestima o directamente desprecia lo relacionado con el análisis pormenorizado y sistemático de las doctrinas que sirven de sustentación a los programas de las grandes potencias hacia América Latina. Esta sistematización de la política del avestruz se ha reflejado, desgraciadamente, en la incapacidad para ofrecer cursos alternativos de acción ante los imperios, cuyos profesionales, analistas y teóricos dedican una extraordinaria cantidad de recursos a la previsión de sus políticas de penetración y dominio en los cinco continentes...".

Beba Balvé Carlos O. Suárez
Buenos Aires, Argentina, Mayo-Junio del 2.001


SANTA FE IV. EL FUTURO DE LAS AMERICAS: TEMAS PARA EL NUEVO MILENIO

Lewis Arthur Tambs

Diplomático, Historiador, profesor en Arizona State University. Nacido en San Diego, Estados Unidos, en Julio de 1927. PhD en San Francisco, Standart Brands (1953-1954). Profesor en Caracas, Maracaibo, Venezuela (1954-1957). Director del centro de Estudios Latinoamericanos (1972-1976) . Embajador en Costa Rica (1985-1987). Autor de "Estados Unidosropa del Este y Economía Soviética" (1975), "Política Interamericana de los `80", publicado en Police Counsel, spring 1997, Estados Unidos.

Editores: Gordon Summer Jr.; Lewis Tambs.

Colaboradores: Rachel Ehrenfeld; David Foster; Sol Sanders; Gordon Summer Jr.; Lewis Tambs.

Las Nueve "D"

DEFENSA

    Esta "D" debe abordarse en su contexto más amplio. Primero y ante todo, hay que discutirla en términos estratégicos. Desgraciadamente, la administración Clinton no ha logrado siquiera hacer un tibio intento a lo largo de los últimos 8 años. Pero lo importante es que nos enfrentamos con una burbuja en el sistema desde el punto de vista intelectual, político y militar. Es fundamental para nuestra seguridad nacional que corrijamos este vacío. El resto del mundo, nuestros enemigos al igual que nuestros amigos, está esperando.
    El Hemisferio Occidental es la mitad del mundo. La parte más septentrional del hemisferio está ocupado por Estados Unidos y Canadá, pero si tomamos el ecuador como línea divisoria, nos encontramos con México, América Central, Panamá y, sobre todo, Colombia, Venezuela, Ecuador (el ecuador atraviesa la capital, Quito). Pero ya se ha señalado que son nuestros vecinos cercanos. Sin embargo, Estados Unidos persiste en dar este hecho por sentado o en ignorarlo completamente. Esta es una situación ante la cual dichos países se resienten o de la que sacan ventaja, según las posibilidades de su política interna.
    Desde la Segunda Guerra Mundial, hemos tenido la suerte de contar con líderes en este Hemisferio que han tenido una visión de la situación estratégica mejor que la de nuestros propios estrategas centrados en el eje este-oeste. Hubo notables excepciones, alentadas por los soviéticos y los chinos, que hicieron todos los esfuerzos posibles por explotar nuestra miopía estratégica: Fidel Castro, Allende y los Sandinistas, para mencionar sólo unos pocos. Después de la desaparición de la Unión Soviética, Fidel se quedó sin patrón. Sin embargo, este vacío ha sido ampliamente llenado por los capitanes de la droga de América del Sur, especialmente las FARC y el ELN de Colombia.
    Desde el punto de vista de la defensa del hemisferio, hay buenas y malas noticias. Las buenas noticias son que los diversos mecanismos para la defensa del hemisferio siguen en vigencia, a pesar de estar seriamente dañados por los diversos intentos de las administraciones Carter y Clinton por eliminarlos completamente. El Tratado de Río (Tratado Interamericano de Asistencia Recíproca, TIAR) sigue siendo viable. La Junta de Defensa Interamericana (IADB) sigue funcionando. SOUTHCOM todavía es una institución válida, a pesar de los cotidianos ataques de afuera - los comunistas- y de adentro, el "políticamente correcto" Departamento de Defensa. La administración Clinton mudó sus cuarteles de Panamá a Miami.
    Sin un fuerte compromiso por parte del próximo Presidente de los Estados Unidos, esta reducción y marchitamiento llevará al fin de todas estas modalidades y otras que las apoyan desde una perspectiva regional. Son los ladrillos básicos para la defensa del hemisferio. Debería advertirse que nuestras relaciones bilaterales con Canadá también son muy importantes, pero la realidad es que los sucesivos gobiernos canadienses no han apoyado la defensa hemisférica, sino que también están mirando en dirección este-oeste, salvo en relación con las oportunidades de obtener ganancias económicas en la parte sur del hemisferio. En resumen, los canadienses quieren bailar, pero no están dispuestos a pagar por ello.
    Pero la cuestión clave cuando se discute la defensa del hemisferio es: ¿Cuál es la amenaza?. Como se discutió en Santa Fe I, II y III, antes Estados Unidos enfrentaba una amenaza relativamente definida, que era comprensible para el americano medio. En la actualidad, esta amenaza se ha vuelto infinitamente más complicada y difícil de definir. Afortunadamente, algunos de los viejos demonios siguen escupiendo fuego y pueden ser fácilmente identificados. Fidel castro no ha cambiado las mañas. Quienes lo alimentan son otros: los soviéticos han sido reemplazados por los narcoterroristas. También, parecería que ha surgido en escena una nueva amenaza al hemisferio de singular fuerza: los comunistas chinos. Hicieron una aparición importante en Panamá y han reemplazado a los soviéticos en el Caribe. Aunque no es tarea de este informe hacer una profunda evaluación de los aspectos vinculados con la inteligencia de la penetración china en el hemisferio, debe señalarse que es un nuevo elemento.
    Al mismo tiempo, los comunistas e izquierdistas de Estados Unidos están en pleno avance. Siguen la agenda establecida hace muchas décadas por Antonio Gramsci (1891-1937) y otros para traer el comunismo a este hemisferio a través de los muchos canales: la religión (la teología de la liberación) la prensa, las instituciones educativas en su relación con la cultura (el comunismo está vivito y coleando en las universidades del hemisferio) y el sistema judicial. Los actuales esfuerzos de Gran Bretaña, Chile, Argentina y el propio Estados Unidos (el caso Elián González es clásico a este respecto) son indicios de hasta qué punto están teniendo éxito en sus esfuerzos. Desde hace muchos años, los comunistas se han dado cuenta de que el hemisferio occidental es un premio estratégico sin par. Africa es otro, pero pierde importancia cuando se lo compara con América del Sur en términos de recursos naturales y ubicación estratégica, así como de potencial humano.
    En este momento de la historia, Estados Unidos se encuentra en los primeros estadios de un desafío mayor a nuestro sistema político, concretado en la penetración de nuestro hemisferio. No está usando necesariamente medios militares tradicionales. Por el contrario, están comprometidos en esfuerzos no convencionales que son difíciles de enfrentar para nuestro país, sobre todo cuando se entra en la zona de los derechos humanos, que ha sido el bastión de los intentos de la izquierda para abortar todos los esfuerzos tendientes a proteger la libertad del individuo en esta parte del mundo.
    Este problema se ha convertido en el tema central de la izquierda frente a nuestros intentos por enfrentar los problemas de droga en Colombia, Perú, Bolivia, etc. Los esfuerzos de los comunistas por pintar las "guerras sucias" de Chile y Argentina como sólo otro intento de la "derecha perversa" por reprimir a la población civil, es un caso evidente de dejà vu. Sin embargo, cuando un gobierno debidamente electo de un país trata de protegerse de una insurgencia que está claramente apoyada por las drogas y tiene una ideología izquierdista apoyada por la Cuba comunista, ese gobierno se encuentra expuesto al ataque del Departamento de Estado y la prensa liberal de Estados Unidos. Evidentemente, la Casa Blanca de Clinton es el elemento clave de esta situación indignante.
    Pero la amenaza no se da sólo en el frente militar, como en Colombia. Es mucho más complicado. La penetración económica es especialmente preocupante. Ante todo, lo más evidente es la situación del Canal de Panamá, donde Estados Unidos ha pagado para deshacerse del premio estratégico más importante del hemisferio, sino del mundo. Al hacerlo, Estados Unidos ha puesto su futuro económico a merced de una situación política muy inestable e incierta. Los hechos son preocupantes: Los dos puertos, en el extremo Atlántico y Pacífico del Canal, están en manos de la compañía Hutchinson Whampoa, una empresa que tiene vínculos muy estrechos con Beijing. Al mismo tiempo, las compañías de China continental están entrando en profundidad en los diversos puertos de la Cuenca del Caribe, que son fundamentales para la economía de Estados Unidos, como Freeport en Bahamas. Concurrentemente, descubrimos que los narcoterroristas están lavando sus cientos de millones a través de nuestras instituciones financieras, para no decir nada de las instituciones financieras de otros países. Esto es, por cierto, una amenaza estratégica de enormes proporciones, una amenaza sin precedentes y estamos mal equipados para combatirla, en especial cuando el enemigo parece tener presencia en los elementos más altos de nuestro gobierno. Los bárbaros están en la puerta pero el problema es que no hay puerta.
    Amenaza: Las Armas de Destrucción Masiva (ADM) se consideran un elemento de amenaza fundamental a nuestra seguridad nacional. Pero más preocupante es el hecho de que Estados Unidos, y por cierto todo el hemisferio, está amenazado y lateralmente en las garras de una ADM arraigada en nuestra cultura. ¡Las drogas! . Hay un intenso debate en torno de cómo enfrentar esta amenaza . (Este no es el ámbito para debatir la solución a dicha insidiosa amenaza, es un tema político importante para la próxima administración).
    Les relaciones civiles-militares son otro tema político capital. La realidad es que los militares de América Latina, incluida Cuba comunista, juegan un papel importante en la vida política y cultural de muchos, sino de todos los países. El papel de los militares de Estados Unidos a lo largo del siglo pasado ha consistido en ejercer una influencia moderadora en la educación y formación de los militares de nuestros vecinos hemisféricos. A pesar de los hechos, la extrema izquierda de Estados Unidos ha llevado adelante una campaña para destruir este elemento de la seguridad hemisférica. Se trata de las mismas personas que, trabajando conjuntamente con los medios de comunicación y el Departamento de Estado, han logrado asegurarse de que Estados Unidos no tenga presencia militar en Panamá, en abierta violación a los tratados. Además, de que nuestros programas de vigilancia de la droga en la región andina y caribeña estén significativamente reducidos y de que todos los esfuerzos por combatir la subversión y el terrorismo están bloqueados.
    El surgimiento de un militarismo izquierdista en los países andinos finalmente está obteniendo un poco de atención por parte de los medios, en la medida en que el "bolivarismo" se convierte en grito de ataque de los comunistas y socialistas.
    Cuando se considera las amenazas a este hemisferio, no deben ignorarse los pronunciamientos chinos de "Guerra Asimétrica". Las democracias frágiles del hemisferio son especialmente vulnerables a esta amenaza. A continuación se plantean los principales elementos geo-estratégicos que siguen siendo importantes para la seguridad nacional de Estados Unidos:

1.- Control de los estrechos atlánticos,
2.-Uso del Canal de Panamá,
3.- Una ruta sureña segura alrededor del Cabo de Hornos. (Todos estos están dentro del escenario estratégico naval),
4.- Seguridad de que los países del hemisferio no son hostiles a nuestras preocupaciones de seguridad nacional. Además, que los recursos naturales del hemisferio estén disponibles para responder a nuestras prioridades nacionales. Una "Doctrina Monroe", si quieren.
    China es el problema estratégico más enojoso que enfrenta Estados Unidos. Combina todas las múltiples dimensiones que cualquier observador estratégico serio debe considerar. Para quienes se inician, señalamos que tiene una dimensión interna muy importante. China, tanto comunista como taiwanesa, se ha insinuado en nuestra situación interna desde el punto de vista económico, el político- en todos los niveles, desde la Casa Blanca, al nivel local- y se está comprometiendo cada vez más desde el punto de vista cultural.
    Si bien no es este el lugar para revisar nuestras interrelaciones históricas, debe señalarse que el pueblo norteamericano y sus representantes electos se están volviendo cada vez más conscientes de la presencia de China y de su capacidad para afectar a nuestro futuro. Aunque la conciencia norteamericana ha superado la idea del "peligro amarillo" de los siglos pasados, los acontecimientos de la Guerra de Corea, Vietnam, Taiwán y los recientes debates económicos -WTO- han convertido nuestras relaciones con China (continental y Taiwán) en un creciente tema de preocupación.
    El tema no es sólo una preocupación del hemisferio occidental, sino que debe ser considerado en términos de estrategia global. Rusia es sólo una de estas preocupaciones. También debe considerarse India, Pakistán y, por cierto, todo el subcontinente. No se trata sólo de problemas geopolíticos, sino de que los aspectos religiosos y culturales del Islam, el hinduismo y todas las otras particularidades tribales emponzoñadas vuelven cada vez más difícil el cálculo parta los encargados de trazar políticas.
    Volviendo a este hemisferio, ante todo es preciso darse cuenta de que el problema debe ser examinado en términos del Anillo del Pacífico y no sólo en relación con el eje norte-sur. Los comunistas chinos están avanzando en un ancho frente a través del anillo del pacífico. están sondeando debilidades y vacíos y, cuando los encuentran, sacan ventaja agresivamente de la situación. No es este el lugar para un inventario completo de sus actividades y éxitos a la fecha, pero la lista es impresionante. Tal vez lo más impresionante sea su penetración en Panamá y las formas que llenaron el vacío creado por Estados Unidos. Ahora, en todo sentido, controlan el "punto de estrangulación" estratégico más importante del hemisferio. occidental, sino del mundo.
    Tras haber logrado esto, están avanzando hacia el Caribe, estableciendo un sólido vínculo con Fidel Castro y apoyando esfuerzos por desestabilizar a todo el Bloque Andino, especialmente Colombia. El sentido de "Guerra Irrestricta" se está volviendo cada vez más claro. Nada está fuera de sus límites si apoya sus metas estratégicas. Tal vez el arma más efectiva sean las drogas, a las que sigue el lavado de dinero y la guerra cibernética / informática. Todos estos instrumentos están astutamente ocultos y manipulados para disfrazar la verdadera agenda y país que hay detrás del esfuerzo. Estados Unidos, y por cierto todas las democracias del hemisferio , se encuentran en una tremenda desventaja al enfrentarse con esta amenaza. Será el desafío de la próxima administración dirigir la lucha contra ella.
    Ya en 1996, documentos federales recientemente dados a publicidad muestran que los comunistas chinos, en la tradición del Sun-Tzu y su "Arte de la Guerra", tienen una estrategia de largo alcance para obtener el control del Canal de Panamá. Es un paso importante de la agresiva penetración en América Latina por parte de China, como lo ejemplifica el apoyo de la República Popular China a los insurgentes de Colombia y sus lazos cada vez más estrechos con el castrista Chávez de Venezuela. Se está volviendo claro, día tras día, que se propone extender su influencia por todo el hemisferio. , incluidos Canadá y México. La próxima administración necesariamente se verá forzada a enfrentar el "problema chino". Es de la máxima importancia que el hemisferio occidental no sea ignorado ni visto como un peón de negociación.

DROGAS

    El pueblo norteamericano es el mayor recurso natural de Estados Unidos. Sin embargo, el gobierno ha fracasado en combatir esta creciente amenaza.
    Dado que el narcoterrorismo no ha sido reconocido como uno de los principales factores de muerte de los ciudadanos norteamericanos en las últimas décadas, en forma de cocaína y heroína, y dado que las organizaciones narcoterroristas no han sido identificadas como la fuerza que impulsa la verdadera guerra química desatada contra los ciudadanos norteamericanos y como la influencia más corruptora de nuestra fibra moral, la llamada "guerra contra las drogas" - ése recurso de boca para afuera de la administración Clinton en forma de unos pocos miles de millones aquí y allá- sólo logrará, como ha ocurrido hasta ahora, alimentar la corrupción en aquellos países donde supuestamente estamos ayudando a combatir este flagelo. Entre tanto, como aspecto ineluctable de cualquier sociedad, la corrupción por medio de las drogas y, en última instancia, el dinero de las drogas, puede sacarse ventaja hasta del sistema capitalista y democrático más avanzado. Esta es una amenaza que Estados Unidos no puede permitirse ignorar.
    La Unión Soviética ha dejado de existir y el terrorismo auspiciado por el Estado está en declinación. El terrorismo, el tráfico de drogas y el crimen organizado son reconocidos como amenazas globales para la sociedad civil. Sin embargo, la comunidad internacional, encabezada por Estados Unidos, sigue descuidando una amenaza todavía más insidiosa planteada por la alianza entre organizaciones terroristas, traficantes de drogas y crimen organizado, mejor conocida como narcoterrorismo.
    Es difícil comprender por qué, pero los norteamericanos encargados de trazar políticas parecen incapaces de comprender que, por un lado, los enemigos ideológicos de la democracia y la estabilidad y, por el otro, el delito en forma de drogas, tráfico de armas y lavado de dinero, mezclado con el simple oportunismo personal, pueden ir de la mano, a pesar de que, a veces, halla pequeños conflictos internos.
    Como el narcoterrorismo contemporáneo ha sido ignorado, resulta chocante que, en la actualidad, las drogas y el terrorismo se hayan vuelto interdependientes en un grado inimaginable, incluso una década atrás. Desgraciadamente, muy poco se ha hecho para destruir estas alianzas non sanctas o para anular el problema de la droga.
    El narcoterrorismo es una simbiosis mortal que desgarra los elementos vitales de la civilización occidental, no sólo de Estados Unidos. Más aún, desde sus comienzos relativamente modestos hace unas décadas, el narcoterrorismo se ha vuelto cada vez más global en su naturaleza, convirtiéndose en una herramienta y un arma predilecta esgrimida contra occidente por sus enemigos jurados. Para las sociedades cómodas, tolerantes y absortas en sí mismas, es una revelación difícil de aceptar el hecho de que tienen enemigos. Que estos adversarios usarán tanto el terrorismo como el veneno de los narcóticos en su guerra contra tales sociedades suena a pesadilla y paranoia. ¿Cómo es posible? Sin duda, puñados aislados de criminales pueden hacerlo. Sin embargo, quienes han estudiado el fenómeno del narcoterrorismo dicen mucho más. Afirman que no se trata simplemente de unos pocos individuos privados en guerra con occidente, Estados Unidos o su gobierno legítimo; que hay mucho más que ganancias ilícitas en juego.
    Los estudiosos del narcoterrorismo señalan que por lo menos durante varias décadas los gobiernos han estado en el comercio de las drogas. Esto implica decir que en todo sentido el narcoterrorismo se ha convertido en un fenómeno auspiciado por el Estado, fenómeno que no prospera ni aumenta sin la protección del Estado, una afirmación casi totalmente ignorada hasta la década del ´70. Por cierto, la noción de que algunos estados auspiciaban concretamente el terrorismo - dejando de lado por el momento los narcóticos- era una afirmación escandalosa hace sólo unas décadas. Ahora, el departamento de Estado ha "desintensificado" la retórica, incluso cuando se refiere a tales estados; ya no se les identifica como "Estados bribones", sólo son motivo de preocupación.
    El narcoterrorismo ha sido ignorado hasta ahora a causa de lo que se consideraban otras prioridades políticas. Si esto prosigue, tendrá como resultado una mayor intensificación. El anterior fracaso en reconocer el narcoterrorismo ha ayudado a crear una infraestructura que funciona con tanto éxito e independencia, que los países de mediano tamaño de nuestros días, como Colombia, virtualmente ha abandonado la soberanía nacional en manos de estos regímenes narcoterroristas. El legado de Clinton en el campo de las drogas estará marcado por un profundo cambio en la actitud del público hacia el uso ilegal de drogas y la drogadicción. Esta transformación fue posible gracias a un movimiento bien organizado y financiado a favor de la legalización, el cual disfrutó de la aprobación tácita del Presidente "que no inhaló".
    Como la mayoría de los expertos en hacer cumplir la ley y en el trazado de políticas está de acuerdo en que la "guerra contra las drogas" lanzado por Nixon en 1970 se ha perdido, el público se ha vuelto a la vez indiferente y escéptico respecto de la disposición de las autoridades a enfrentar seriamente el problema. Una red mundial creada por ricas organizaciones internacionales con el único propósito de legalizar las drogas - que coincidentemente legalizará miles de millones de narcodólares- se aprovechó de estas dudas y gastó millones en propaganda para reducir el estigma moral asociado con la drogadicción. Apuntó al arraigado sentido de responsabilidad personal y propagó, en cambio, una mentalidad de víctima, redefiniendo a los drogadictos como víctimas de una enfermedad tratable. Este cambio no se produjo de la noche a la mañana. Llevó dos administraciones Clinton. Pero, a menos que se forme un liderazgo fuertemente comprometido y se hagan serios esfuerzos, puede resultar imposible revertir las influencias económicas, sociales, culturales y morales del movimiento en favor de la legalización de las drogas en Estados Unidos y las consecuencias que ha tenido hasta el momento la legalización de la "marihuana médica".
    George Soros está entre las figuras públicas más prominentes que prestan su voz - y su respetabilidad- a la cacofonía de la legalización. El apoyo financiero tanto como político y social del movimiento a favor de la legalización viene de una amplia diversidad de gente y organizaciones: George Soros, Robert McNamara y Walter Cronkite esté entre las figuras públicas más prominentes que prestan sus voces - y su respetabilidad- a la cacofonía de la legalización. La organización Nacional para la Reforma de las Leyes de la Marihuana (NORML) , la organización homosexual ACT-UP, la Fundación de las Políticas relativas a Drogas, el Instituto Lindesmith, la RAND Corporation y el Instituto CATO, la Unión Americana para la Libertad Civil, la Asociación Americana de Abogados (ABA), la Fundación McArthur, el Fondo Siglo XX, la Carneghie Corporation, la Fundación Soros, la Fundación Ford, MCI y ETNIA. Entre los políticos se cuentan: el representante Frank Barney (demócrata de Massachussets), el político demócrata Charles Cobb, la ex Cirujana General Jocelyn y notables de Hollywood como David Geffen y Richard Dreyfuss y los autores Michael Crichton, Cristopher Lehmann-Haupt, John Le Carr, Jorge G. Castañeda y Gabriel García Márquez, para nombrar unos pocos.
    El movimiento a favor de la legalización avanza en todos los frentes. Adaptándose a diferentes grupos de votantes, transforma el tema según la audiencia. A los economistas les dice que la prohibición simplemente no es eficiente desde el punto de vista del costo. A los encargados de hacer cumplir la ley, les señala que no hay nada peor para la ley que la falta de respeto por la ley, que es lo que genera la guerra contra las drogas, de la misma manera en que la Prohibición lo hizo en los años 20. A los padres les dice que es mejor saber lo que sus hijos están haciendo que forzarlos a los callejones secretos; mejor dejarles comprar sus drogas "recreativas" en la cafetería de la esquina que en barrios dudosos. Ante las personas preocupadas por la salud alega que la cocaína es una fuente única "de vitaminas y minerales" (especialmente para los pobres) y que la marihuana es un mágico calmante del dolor y que su uso constituye un "derecho civil". Por cierto, las posibilidades son infinitas para aquellos que quieren entrar en el negocio de decirles a los norteamericanos cómo "reparar" su sociedad "hipócritamente represiva!. "...Es importante considerar a las drogas un tema de derechos humanos..." , afirmó el Director del Centro Lindesmith de Soros..."este (las drogas) es un tema falso. La gente quiere cambiar su estado mental porque no tiene empleo, se encuentra en estado de privación ... y es mentira que la violencia sea causada por los drogadictos... el daño surge de las leyes contra la droga, no de las drogas...". estas son las voces actuales que tratan de establecer un nuevo clima intelectual. Agregan que la desconfianza norteamericana a las drogas es una expresión de sus obsesiones; la gente que se opone a las drogas, según esta escuela de pensamiento, también se opone a aceptar el sexo, el rock and roll, la diversión, la libertad y el amor.
    El movimiento a favor de la legalización está lejos de ganar la "guerra contra la guerra". Pero si los defensores de la legalización triunfan, no sería la primera vez que la persistente contracultura, conducida por individuos de elevada educación, formados en instituciones de élite, con gran financiamiento y apoyados por muchos miembros de los medios de comunicación, es capaz de revertir creencias profundamente arraigadas y la voluntad de la mayoría del pueblo norteamericano.
    Pero los defensores de la legalización de las drogas no se detiene en la "marihuana médica". La Fundación de Políticas Relativas a las Drogas (DPF) con sede en Washington y la Fundación Tides de San Francisco, que se benefician con largueza del multimillonario Georges Soros, apoyan políticas alternativas sobre drogas, en especial la "reducción del daño" y los programas de intercambio de agujas, a través de los cuales financian la distribución de equipos seguros para consumidores de crack: el equipo para el consumidor "Piper (Crack) Smokers" que incluye parafernalia e instrucciones para "uso seguro" y "cosas que no deben hacerse" y el panfleto "Shoot Smart, Shoot Safe" (inyéctese bien, inyéctese con seguridad) que tiene indicaciones "para inyectarse crack con seguridad". Este folleto parece marcar un nuevo desarrollo en la campaña a favor de legalizar o medicalizar las drogas ilegales. Además de instrucciones sobre "cómo hacerlo", el folleto contiene fotos mostrando la forma correcta de inyectarse. Una persona que nunca usó crack antes, encontrará instrucciones muy útiles. Los equipos y las agujas gratis se distribuyen a través de programas de intercambio de agujas de los Departamentos de Salud de Filadelfia y Bridgeport.
    Los incesantes esfuerzos y los muchos millones de dólares de Soros han significado un gran cambio: respaldar "medicalización", "despenalización" o "legalización" de las drogas se ha convertido en la actitud políticamente correcta. Hasta las políticas de drogas norteamericanas están ahora más centradas en el "Tratamiento" que en la "guerra". Una señal de tormenta: nuestros repetidos esfuerzos por obtener una directa condena de la distribución de equipos de uso seguro de crack para el consumidor por parte de Barry R. McCaffrey, el Zar Nacional de la Droga, fueron ignorados.
    Soros ahora dice que no apoya la legalización de las drogas. Lo que hace, según él, es ayudar "a combatir los males de las leyes contra las drogas". Y dado que la prohibición de las drogas no funciona, será más realista, afirma, ofrecérselas a quienes las necesitan. Enseñar a los adictos la adecuada administración de drogas ilegales, incluido el crack, reduciría su daño, afirman Soros y sus activistas a favor de las drogas.
    Esta creciente ofensiva contra la guerra antidrogas se produce en un momento en que el público norteamericano duda cada vez más; el actual Gobierno norteamericano se está retirando de la guerra contra las drogas y el resto del mundo está siguiendo el ejemplo de Estados Unidos.
    El rostro del terrorismo -una amenaza reconocida- ha cambiado desde el fin de la Guerra Fría y también los métodos que Estados Unidos y otros países han desarrollado para contenerlo y combatirlo. Algunos con más éxito que otros y algunos que esperamos no averigüar. Pero dado que el narcoterroristas no ha sido reconocido como uno de los principales factores de muerte de los ciudadanos norteamericanos en las últimas dos décadas - en la forma de cocaína y heroína- sigue siendo alusiva. Las organizaciones narcoterroristas no hansido identificadas como la fuerza que impulsa la verdadera guerra química desatada contra los ciudadanos de Estados Unidos. Su contribución directa a la influencia más corruptora de nuestra fibra moral, el uso de drogas, ha sido ignorada por décadas y la llamada "guerra contra las drogas", esa política de boca para afuera de la Administración en forma de unos pocos miles de millones aquí y allá, sólo alimentará, como lo hizo en el pasado -con otra ayuda norteamericana y extranjera y ayuda de otras organizaciones internacionales, con pocas o ninguna condición adjunta y todavía menos control de la puesta en práctica y la responsabilidad del programa- la corrupción en los países a los que supuestamente estamos ayudando a combatir este flagelo.
    John Featherly, un ex funcionario de alto nivel de la DEA, sugiere que Estados Unidos sabe quiénes son los narcoterroristas: "Conocemos sus raíces, dónde viven, dónde cultivan y producen las drogas, así como la forma en que corrompen y a quiénes corrompen. Sin embargo, hacemos poco por detenerlos. Si Estados Unidos se tomara con seriedad la "guerra contra las drogas", daría los medios y fondos necesarios para librar realmente una guerra contra las drogas en su fuente, usando métodos especiales que el Gobierno tiene a su disposición. Pueden no ser los métodos más populares, pero cumplirán la tarea y reducirán a la mitad la cantidad de adictos que mueren, las infecciones de SIDA, el delito y la degeneración moral de millones de norteamericanos. Los beneficios en cuanto al costo de liberarnos de este flagelo van mucho más lejos que el alboroto político por parte de quienes tienen parte en el negocio. Sin embargo, queda claro que en todos los frentes falta la voluntad política de combatir con seriedad este flagelo".
    Décadas después de que la guerrilla izquierdista colombiana adoptara el narcoterrorismo como su medio principal para lograr sus objetivos políticos, sigue beneficiándose de un extraño caso de "ceguera voluntaria" entre los norteamericanos encargados de trazar políticas. A pesar de una aceptación general del Zar de las drogas, Barry McCaffrey, mientras testificaba en el Congreso y en muchas otras ocasiones que el problema de Colombia había alcanzado proporciones de "emergencia", la administración Clinton y el Congreso parecen incapaces de manejar la situación. Tanto las soluciones ofrecidas por el Congreso como por la Secretaria de Estado, Madeleine Albright para la guerra desatada en Colombia serían adecuadas para un conflicto político, pero la lucha en Colombia no es de corte político, sino por dinero y por el poder que éste da. Y está librada por una despiadada organización delictiva internacional.
    Por cierto, los poderosos tentáculos de los narcoterroristas colombianos están amenazando con convertir a la más antigua democracia sudamericana en su primera narcocracia, planteando así una amenaza de seguridad para todo el continente. Como todos lo sabemos, se ha cobrado decenas de miles de vidas de colombianos inocentes, al par que corrompía las instituciones políticas del país y arruinaba su economía. Sin embargo, en lugar de plantear una guerra incondicional para liberar a Colombia de esta amenaza, se ha optado por conversaciones de paz para resolver un conflicto criminal y para tranquilizar a peligrosos criminales que se encubren bajo una agenda política, la cual, si se la observa de cerca, revelaría un plan de pesadilla tendiente a que criminales despiadados, en camino hacia el Palacio Presidencial, impusieran un gobierno totalitario. Como es lógico, los previos intentos norteamericanos de ayudar con las negociaciones han fracasado y hay escasas expectativas de que la futura ayuda norteamericana o la intervención diplomática cambien la situación.
    En una declaración poco tomada en cuenta pero verdaderamente reveladora de Mayo del 2.000, las FARC anunciaron que iban a poner en vigencia su Ley General Nº 2, que impone impuestos a los ricos. Sin embargo, las FARC se negaron a revelar su Ley General Nº 1, que prometieron dar a conocer sólo cuando estén en el poder. Claramente, llegar al poder no está fuera de su alcance, considerando que controlan alrededor del 50% del país y que tienen una fuerte presencia en las afueras de Bogotá. Y por lo que sabemos de las FARC hasta ahora, es razonable suponer que cuando lleguen al poder, si lo logran, su sistema de gobierno será totalitario, algo que se cuidan de publicitar de antemano por temor a perder apoyo popular. Tal vez, como condición para su próxima negociación con ellos, Pastrana debería exigir que hicieran pública su Ley Nº 1.
    Las drogas ilegales proveen a los narcoterroristas ingresos anuales que están entre los 750 y 1.000 millones de dólares sólo en Colombia . No es llamativo que nieguen su compromiso en el comercio de drogas. Pero es sorprendente que el Presidente Colombiano Andrés Pastrana apoye su declaración, afirmando que "no hay pruebas de que las FARC sean narcotraficantes", en una entrevista del año pasado al diario argentino "Clarín". Por el contrario, Pastrana afirma: "...Las FARC siempre dijeron que están interesadas en erradicar las plantaciones ilegales...". Y el Zar norteamericano de la droga, McCaffrey, aunque señaló el vínculo entre los traficantes de drogas y los guerrilleros, afirma que "sólo dos tercios (de los terroristas) se benefician financieramente de esta asociación".
    ¿Por qué estas indignantes declaraciones que desafían las pruebas y el sentido común? ¿En interés de quién se defiende esta ficción? ¿Por qué mantener vivo el mito de que hay diferencias entre los terroristas y los traficantes de drogas en Colombia? ¿Por qué darles respetabilidad y legitimidad, manteniendo la ficción de que estos codiciosos delincuentes tienen una "agenda social y política"? ¿Alguien piensa realmente que cerrando los ojos a su compromiso con las drogas los "socializaremos" y los atraeremos al escenario político democrático?.
    Muchos reconocen que la política exterior norteamericana en América Latina a menudo ha fracasado. La era posterior a la Guerra Fría exige que Washington, sobre todo mantenga la apariencia de no interferir en los asuntos internos de otros países, incluido el terrorismo interno. Por lo menos, esa sería la política hasta que alguna crisis catastrófica impredecible forzara a Washington a enfrentarse con la destrucción de la sociedad civil por parte de organizaciones criminales en un país tan importante como Colombia
    Eso puede plantearse más temprano que tarde. Según informa la Oficina General de Cuentas (GAO), las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) y el Ejército de Liberación Nacional (ELN), es decir, las dos organizaciones narcoterroristas guerrilleras colombianas, son responsables de la creciente producción de heroína y cocaína en el país. Según proyecciones de la GAO, la heroína de Colombia , que ya es la fuente principal para el este de Estados Unidos, aumentará en un 50% en los próximos dos años. Y las 165 toneladas de cocaína, que terminaron en las calles de Estados Unidos en 1998, aumentarán, por lo menos, a 250 toneladas en el año 2.001.
    La amalgama de tráfico de drogas y terrorismo empezó a principios de los años ´80 como un matrimonio de conveniencia política. El incentivo económico para la guerrilla izquierdista era claro: el dinero proveniente de la droga le ofrecía los recursos para llevar adelante su revolución. A cambio, los traficantes de drogas recibían protección de los guerrilleros y asesinos formados para cumplir actos de intimidación. Aunque los motivos de los dos parias eran diferentes, su meta común era desestabilizar y socavar al gobierno. Pero hacía tiempo que los llamados "rebeldes marxistas" habían reemplazado su agenda "social" por el lucrativo negocio de las drogas. La negación de los cambios que tuvieron lugar ha ayudado a los narcoterroristas a tomar el control de más del 50% del territorio colombiano. Pero se nos dice que esta pérdida fue un "Gesto de buena voluntad por parte de Pastrana" hacia los rebeldes. Y según la Secretaria Albright, el amplio crecimiento en la oferta de drogas no es causado por los narcoterroristas sino por "nuestra (norteamericana) demanda de drogas". Tales negociaciones ayudan a los narcoterroristas en su salvaje destrucción del país. También ayudan a otros elementos de nuestra sociedad a pedir la "legalización" de la droga. Es difícil pensar en una forma mejor de terminar con la democracia en América que drogándola.
    Y no hay alivio a la vista. Las sucesivas negociaciones entre el Gobierno colombiano y las FARC nunca fueron significativas, porque los rebeldes no tienen ninguna agenda real, salvo proseguir con su aprovechamiento de las drogas para expander su poder político.
    La realidad geopolítica es que el tráfico de drogas reconoce cada vez menos fronteras nacionales. La guerrilla colombiana amenaza regularmente con ejercer represalias en los países vecinos dispuestos a ayudar a Estados Unidos a combatir el tráfico de drogas. Para librar ineficazmente esta guerra en todo el mundo, Estados Unidos ha gastado muchos millones, con una estrategia en constante cambio y, en consecuencia, con muy pocos triunfos que exhibir. Conocemos el profundo compromiso de los carteles colombianos en México y la utilización que hacen de sus traficantes en México o para mover grandes cantidades de su "producto" dentro de Estados Unidos. Esta es la prueba de que la enfermedad del narcoterrorismo es internacional, está creciendo, sus tentáculos se están expandiendo en todo el Tercer Mundo e inflitrándose en la vida cotidiana de los países industriales, sobre todo Estados Unidos.
    Detener los asesinatos masivos, los abusos de los derechos humanos y otras atrocidades fueron motivo suficiente para ir a la guerra en Kosovo. Pero, en apariencia, condiciones similares y hasta peores no justifican poner fin a una prolongada guerra perversa que se ha cobrado decenas de miles de vidas en la última década, ya ha corrompido y subvertido las instituciones democráticas en toda la región y ha destruido y está destruyendo el sistema de libre mercado, está desestabilizando y corrompiendo los sistemas financieros en todas las Américas y planteando una creciente amenaza a la estabilidad de la región. si bien es un aspecto ineluctable de toda la sociedad, la corrupción por medio de las drogas y, en última instancia, el dinero surgido de las drogas puede sacar ventaja hasta del más avanzado y democrático sistema capitalista. Esta es una amenaza que Estados Unidos no puede permitirse ignorar.
    Nuestra meta debe ser un enérgico esfuerzo para impedir que el narcoterrorismo desestabilice la región y se produzca la colombianización de los países vecinos.

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