Raúl Pellegrín (FPMR)
Miguel Enrríquez (MIR)
José V. Levy (FPMR)

A SANGRE FRIA


    So pretexto de alguna extraña enfermedad, demencia temporal o senil decidimos inaugurar la primera revista de izquierda hecha exclusivamente para Internet. Una revista, que ha juicio de este colectivo, viene a llenar un espacio no ocupado por los medios de comunicación tradicionalmente de izquierda, que recoja el legado de cuarenta años de lucha por parte del pueblo y de sus vanguardias; una revista independiente, generacional y crítica del acontecer político-social de nuestro país. Durante los últimos 40 años, Chile ha deambulado por los más variados y exóticos proyectos de sociedad: "la revolución en libertad", democratacristiana; "la vía chilena al socialismo", de la Unidad Popular; "neoliberalismo de ultraderecha", por parte una dictadura militar; "crecimiento con igualdad... en la medida de lo posible", por medio de un conglomerado de centro político... ¡Todo esto en 40 años!
    En el periodo que abarca nuestra comprensión histórica, la izquierda chilena ha tenido un rol no poco relevante en la creación de una conciencia de clase y ha estimulando un discurso de contenido revolucionario entre sus vanguardias. De hecho la izquierda de los años 60s llevó al poder a un presidente de corte marxista, con un programa de reivindicaciones profundas en el acontecer socioeconómico de nuestro país. Con la llegada de la Unidad Popular al poder, la izquierda canalizó un periodo de nuestra historia que empezó a gestarse a fines del siglo XIX, con la incipiente organización del movimiento obrero, su fortalecimiento y estructuración por la vía de las reivindicaciones intra sistémica. Hasta el año 73, la izquierda chilena vivió los vaivenes de la guerra fría, en un eje formado por la ortodoxia comunista y la demagogia socialista. Los actores de aquellos años -los mismos de ahora- fracasaron en su intento de construir el socialismo por la vía institucional; impelidos por la irresponsable ingenuidad de no saber interpretar lo que el líder del Movimiento de Izquierda Revolucionario (MIR), Miguel Enrríquez, llamó: "la ley de hierro del capitalismo", el cual nunca permitirá cambios de fondo en la estructura capitalista. Los revolucionarios de la década del 70 fueron profetas desarmados, y en algunos casos charlatanes cobardes, pues "en la hora dura" dejaron abandonados a sus bases, obligando a Salvador Allende a seguir los pasos de su antecesor, José M. Balmaceda. Si se mira a la distancia, de no ser por los ribetes trágicos, la situación parece una comedia; ni el presidente y mucho menos sus `vanguardias` fueron capaces de oír la voz del pueblo, que en condiciones precarias pero consciente se encontraba dispuesto a defender los cambios que se venían gestando desde principios de siglo y que fueron señalados con lúcida claridad por el MIR, único actor, con más voluntad que realismo, que supo interpretar las condiciones del periodo. El resultado, miles de muertos, torturados y la implantación de un modelo mercantil-capitalista de nuevo cuño que retrotrajo a fojas cero todas las conquista que el pueblo había ganado en más de un siglo.
    A partir de la dictadura, producto de la brutal represión, la izquierda se repliega, haciendo mea culpa de sus errores tácticos. Por una parte el mundo socialista se divide, unos seguirán desde el exilio el camino de la socialdemocracia, otros, enarbolaran las banderas de la lucha popular y de masas por una salida rupturista, de esta táctica nacerá, con muerte prematura, el Movimiento 5 de Abril, grupo armado, que se propondría, entre otras cosas, "derrotar la dictadura, construir el socialismo en Chile y Latinoamérica". Es importante destacar, que un gran número de los que participaron en este engendro, pasó a engrosar la La Oficina, agencia  encargada de la "guerra sucia", por parte de los gobiernos PS-DC en la década del 90. Por otra parte en el mundo comunista, el año 1980, producto de la presión militante al interior del país y de lo que ellos llamaron "vacío histórico", se implanta la Rebelión Popular de Masas (RPM), cuyo hijo más destacado es el Frente Patriótico Manuel Rodríguez (FPMR). La creación del Frente, junto con su antecesor el MIR, constituyen dos de los hechos más destacados del periodo; ya que, en el caso del segundo, por primera vez en la historia, en forma seria, se pone en juego el monopolio de las armas en favor de las clases populares. El alto nivel de preparación, el estudio y efectividad de sus acciones político-militares, estimulan en el pueblo el concepto de Rodriguismo, como una nueva forma de entender y encarar la lucha popular; pero, el FPMR, adoleció de un gran defecto, nació anclado a ser el brazo armado de un partido político y por ende un instrumento dependiente de razonamientos ajenos a su realidad.
    A partir del año 87 en adelante, se empiezan gestar los acontecimientos que marcaran los hechos políticos que nos determinan hasta hoy día. Por una parte, la Democracia Cristiana y la Socialdemocracia agrupadas en la Alianza Democrática, producto de su incapacidad de conducir el movimiento social, avizoran con realismo la cada vez más confrontacional salida del conflicto político. Efectivamente, la presencia del FPMR, el Movimiento Juvenil Lautaro (MJL) han generado, a esa fecha, en forma incipiente, una nueva forma de lucha popular; la lucha de masas se hace cada vez más confrontacional y selectiva; esto hace advirtir el conglomerado PS-DC, un cambio de hegemonía en la conducción de la oposición, con una salida de carácter rupturista, en la cual ellos serían desplazados. Esto lleva a los actores de centro a plantear la posibilidad de dialogar con la dictadura, asumir la institucionalidad y encuadrarse en el marco férreo de la Constitución dictatorial. En el PC en tanto, las aguas no son menos turbulentas, Los sectores más conservadores dentro partido ven con miedo el fuerte arraigambre del Rodriguismo, lo que acelerará un conflicto latente en el PC desde que se implantó la RPM; por otra parte al interior del Frente, los cuadros combatientes más destacados están por sacarse la férrea camisa de fuerza que les impone el PC. El resultado, a finales del 87, el FPMR se divide, un grupo minoritario vuelve a las filas del partido, el que con el tiempo pasará a llamarse Movimiento Patriótico Manuel Rodríguez (MPMR); por otra parte, se crea el Frente Patriótico Manuel Rodríguez Autónomo (FPMR-A), quien continuará y junto con el MJL, serán los únicos en dimensionar los alcances de negociar con la dictadura y su significado. Fue una respuesta heroica, ingenua para algunos, pero significó el único hecho de realismo político de comienzo de los 90s. En cambio, las cúpulas partidistas de la oposición, incluido el PC, una vez más, no confiaron en el pueblo, negociando unos, acomodándose otros a la vía institucional que tanto les acomoda y les dá seguridad y supervivencia histórica.
    Al dar los primeros pasos por la década de los 90s, el panorama es desolador, producto de la transacción entre el Centro (DC y PS unificado) y la dictadura,  llega al poder Patricio Aylwin, el mismo que desde su sitial en el Senado, fuera uno de los mayores instigadores del golpe de Estado en contra de la UP. El conglomerado asumirá una cohabitación incestuosa con el militarismo y el empresariado, lo que hasta hoy día significará una camisa de fuerza por conservar toda la institucionalidad dictatorial. En la izquierda, el panorama no se ve menos alentador, el PC, olvidado ya de "su vacío histórico", trata inútilmente de limpiar su imagen para ser recibido en el pacto de Centro. Las pruebas de blancura que éste ofrece no son suficiente y sus antiguos socios, producto de la coyuntura internacional (caída de los socialismos "reales"), apuestan a su destrucción.
    Al finalizar la década de los 90s, el país transita por un supuesto eje unipolar, donde la mayoría estaría ideológicamente convencida en el sistema de libre mercado; donde las opciones estarían marcadas por una profundización del mismo (derecha pinochetista) y por el otro, una mayor regulación a los excesos del sistema (La Concertación). La izquierda, producto de su incapacidad de plantearse un proyecto político capaz de enfrentar con decisión el modelo, ha asumido un rol meramente testimonial, ajeno, ambiguo en sus definiciones tácticas y estratégicas; carente de un análisis realista y revolucionario, por parte -en gran medida- de los mismos que llevaron a Allende al poder y después postularon la RPM. Por otra parte, la sociedad civil comienza a manifestarse dentro de la marginalidad, carente de referentes confiables, la organización se vuelve primaria, comienza y termina en el grupo o el colectivo. Carecen de contenidos ideológicos fuertes pero intuyen el enemigo principal y la farsa de una casta gobernante que por más de 40 años ha llevado al país a la banca rota política y moral.
    Por otra parte, a fines del siglo que nos abandona, ha comenzado a tomar fuerza la resistencia Mapuche, este conflicto, cuyas raíces se pierden en la historia por más de 500 años, son y serán el elemento más importante de actual coyuntura insurreccional del país, y es a lo que los revolucionarios debemos prestar más atención, ya que sus alcances no pueden por el momento cuantificarse.
    Editar una revista de izquierda es tan sólo un pretexto, el pretexto de hablar sobre nosotros mismos, de nuestros sentimientos, de los que aun creemos en el cambio revolucionario y no nos conformamos con la ambivalencia de las tiendas y caciques tradicionales. Hoy en día todo lo que existe tiene olor a rancio, los mismos que ayer hablaron de revolución hoy firman el neoliberalismo; los mismos que propiciaron la RPM, se declaran "independientes" ante el principal continuador de la política económica dictadura; aquellos que enarbolan la figura de Miguel Enrríquez, juegan a la sobrevivencia del medio sin considerar los fines, etc.
    PRETEXTOSS es una invitación a soñar, a reflexionar la historia desde nuestro pasado reciente, con conciencia de clase, con conciencia revolucionaria. Queremos decir las cosas por su nombre, no esperamos puestos ni asientos de primera fila en alguna "convención de izquierda"; queremos seguir el ejemplo de aquellos que se mantuvieron firmes como Miguel Enrríquez, José Valenzuela Levy, Raúl Pellegrín y tantos otros que entregaron sus vidas o se mantienen en sus puestos de combate en forma anónima, a los que pensamos que en la estatua de Allende en vez de decir: "...Tengo fé en Chile y su destino...", debiera decir: "...Superarán otros hombres este momento gris y amargo...". Asemos un llamados a todos los que aun están de pié, los que claudicaron por 30 monedas de plata no nos interesan, los invitamos a soñar, a reinterpretar el mundo, a ser capaz cambiar el mundo, a sentir el deber de cambiar la realidad imperante... a sentir en lo más íntimo, la necesidad de que una flor pueda poseer el mundo.
Horacio Viscontti.
Director

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