Bolivia: Crónica del largo estallido campesino que se ha iniciado




    La biología ha podido antes con el General Bánzer, que la Justicia, esa eterna postergada en América Latina. Asumió su delfín, Jorge Quiroga, 41 años, vicepresidente, y esperanza de los "pitufos", los tecnócratas derechistas que le acompañan y aspiran desplazar a los viejos dinosaurios compañeros en los últimos 30 años de las fechorías del viejo déspota reciclado en constitucionalista. Y este cambio impuesto por la Naturaleza -la agonía de Bánzer-, encuentra a Bolivia sumida en fuertes tensiones internas, con un movimiento campesino en auge y diversos conflictos pendientes de solución.

Bánzer, se fue contra su voluntad

    El renunciante General Bánzer, hijo de militar, se formó también en la tristemente célebre Escuela de las Américas en la década de los 70. (El instituto militar norteamericano que instruyó) sobre la base de la doctrina de la "Seguridad Nacional" en el uso de la violencia, la guerra sucia y el terror para el control social de sus pueblos.)
    En 1971, con el apoyo de los sectores políticos derechistas y tradicionales, derrocó al gobierno del presidente Juan José Torres, un general que intentó un gobierno de izquierdas y de cambios en el país. (Más tarde, en otro crimen que formó parte del Plan Cóndor, Bánzer mandó asesinar a Torres cuando éste estaba exiliado en Buenos Aires.)
    En el 74, en autogolpe, se convirtió en dictador absoluto con poderes similares a los de Pinochet. Durante su gobierno, se estima que hubo mas de 300 ejecutados, 200 desaparecidos, 3.000 detenidos y miles de exiliados. En enero de 1974 ordenó la represión contra manifestantes que reclamaban por el aumento del costo de vida. La matanza fue conocida como "la masacre del valle" y dejó un saldo de entre 100 a 130 muertos. Derrocado a su vez en 1978 por otro golpe militar, Bánzer fundó en 1979 la Acción Nacionalista Democrática, la herramienta política para llegar al poder por los votos. Siete veces fracasó en ese intento. En 1997 lo consiguió con una alianza que incluyó a viejos adversarios políticos como el MIR (Movimiento de Izquierda Revolucionaria).
    Es oportuno tener en cuenta que en Bolivia -como en otras partes del planeta- las denominaciones de los grupos políticos, poco tienen que ver con los intereses que representan. No se conoce ningún caso de sinceridad en el que se hayan bautizado como APR (Agrupados para Robar), PNDV (Primeros nosotros, después veremos), FS ( Fuimos Socialistas) o similares...
    En el incompleto mandato que terminará el día 6, su gobierno estuvo sacudido por escándalos de corrupción, nepotismo, huelgas generales y un particular empeño en eliminar el ancestral cultivo de la coca, una clara imposición del gobierno norteamericano. Representante de los sectores e intereses que desde su fundación han gobernado el país, Bánzer dejará el gobierno en manos de quien -con fidelidad- ha venido desde muy joven formándose a su sombra: el vice presidente Jorge Quiroga. Bueno es entonces, que sepamos aunque sea someramente, quien es este personaje que accederá a la presidencia de Bolivia.

Made in USA

    Jorge Quiroga, aunque nació en Cochabamba en 1960, se formó en Estados Unidos. Estudió Ingeniería en la Universidad de Texas, y en la de Saint Edwards obtuvo una maestría en administración de empresas. Está casado con Virginia Gillum, una ciudadana norteamericana.
    Andinista de vocación, cuando regresó al país con 29 años, comenzó a escalar políticamente. Durante el gobierno de Jaime Paz Zamora, fue viceministro de finanzas. En ese cargo, impulsó la privatización de las empresas estatales. En 1995 fue elegido como subjefe de la ADN, el partido de Bánzer, convirtiéndose en su virtual delfín. Ha demostrado prudencia en temas de concertación nacional. Su rápido ascenso generó el recelo de los dinosaurios del partido, viejos compinches de Bánzer. Pero el "escalador", que se precia de haber ascendido al Illimani (6.000 metros de altura), cree que ya alcanzó una altura suficiente como para controlar estas desconfianzas.

El polvorín social

    Las viejas cuestiones sociales siguen presentes, como nunca, en la realidad boliviana. La nueva crisis se replanteó a partir del 21 de junio pasado, cuando una parte importante del campesinado inició un nuevo bloqueo de carreteras.
    El gobierno de Bánzer intentó una ofensiva de despeje con el ejército y la policía. Los campesinos consiguen de todos modos atrincherarse en Achacachi, a 95 km. de La Paz. Se suceden los roces con los militares y las detenciones de campesinos. El 28, nuevos enfrentamientos y muere un campesino y tres resultan heridos por disparos. El gobierno inicia un juicio criminal contra "El Mallku", ("El Cóndor"), reconocido líder sindical.
    En El Alto, campesinos golpean al arzobispo. Muere Isabel Quispe, campesina que había resultado herida de bala. "El Mallku" presenta un nuevo pliego de 45 puntos al gobierno. En julio, el conflicto se radicaliza. Y un ampliado campesino instruye cercar La Paz y saquear mercados. El gobierno lanza un ultimátum. Aunque los medios de prensa "habituales" de América Latina y Europa lo hayan ignorado en su momento, entre los días 12 y 16 de julio, la situación en Bolivia estuvo al borde de la tragedia.
    En Achacachi, entre 25 y 30 mil campesinos armados con hondas, dinamita y algunas armas de fuego, se constituyeron en un "ejército" aymará, dispuesto a enfrentarse con los militares. Ocho campesinos resultan heridos, pero las posiciones se mantienen intransigentes. Con Bánzer ya en Estados Unidos, gravemente enfermo, el gobierno decide negociar. Felipe Quispe "El Mallku", conforma una inesperada alianza con sus rivales políticos: Evo Morales, líder de los cocaleros del Chapare y Oscar Olivera, dirigente de la Coordinadora de Movilizaciones Unica Nacional (Comunal). El pliego se refuerza con demandas sociales más amplias: la defensa de los recursos en hidrocarburos, rechazo al Código Tributario, y anulación de la Reforma Educativa. (En Bolivia se han descubierto enormes yacimientos de gas, con reservas que la convierten en el segundo país más rico en gas del continente.)
    El riesgo es que esa enorme riqueza sea entregada a través de convenios perjudiciales para el interés de Bolivia. Se sabe que el actual gobierno ha ofrecido la provisión regular de gas a Estados Unidos. La organización Transparencia Internacional tiene a Bolivia como el país más corrupto de América Latina, lo que hace albergar pocas esperanzas en el manejo de la formidable riqueza natural, en beneficio del pueblo boliviano.

Una nueva tregua

    En las últimas horas, un plenario ampliado de campesinos en El Alto, consideró la propuesta del gobierno. Las autoridades, apenas admiten una cuarta parte de los puntos presentados por los campesinos. Todos ellos vinculados con el desarrollo agrario de La Paz. Ni uno solo de los temas políticos, que representaban la mitad del pliego. Muchos ni se mencionan, otros "quedan a estudio". Pero aún ante tan magro resultado los campesinos decidieron una tregua, pero ésta solo será una postergación de una lucha que ya no tiene retroceso.
    El movimiento campesino boliviano fue capaz de forjar desde sus bases las principales demandas. La gran asamblea de mas de 5.000 campesinos en Achacachi el sábado 7 de julio, demuestra que de las expectativas se ha pasado a las realidades. De momento hay dos tendencias: una que actúa en los hechos, desconoce los retenes policiales, las alcaldías y las autoridades políticas. Otra que procura concertar y dialogar con las autoridades. Pero aún reconociendo estas diferencias, la verdadera disputa de fondo -como explica el analista boliviano Gustavo Adolfo Morales- está "entre un sector minoritario que maneja el país desde su fundación, y una mayoría, los pueblos indígenas que buscan ser reconocidos como actores de desarrollo y con diferentes propuestas de construcción de este Estado nación." La pelea por los espacios de poder es una disputa política por mejores condiciones de vida y por la posibilidad de autodeterminación que se viene gestando en el país desde la década de los 70, pero que tomó cuerpo desde 1992, cuando se conmemoraban los 500 años de la invasión europea.
    Puede afirmarse que más allá de los resultados coyunturales en este tránsito de Bánzer a Quiroga, en Bolivia está en marcha un proceso iniciado por los pueblos indígenas y el campesinado, contra un Estado que sistemáticamente les ha ignorado y que en la práctica, jamás reconoció su aporte al país.

La unidad, tan difícil como necesaria

    Ahora todo depende de que el proceso de crecimiento de las bases campesinas que en muchos casos ha determinado a sus dirigentes, se afiance y supere los enfrentamientos personales de sus líderes. También de su habilidad para tejer alianza con otros sectores sociales urbanos, castigados por las mismas políticas. Es un proceso incipiente, complejo y difícil. Pero que representa a un sector que definitivamente quiere ser escuchado. El documento de la Confederación Sindical Unica de Trabajadores Campesinos de Bolivia pregunta: "¿Cuántos indígenas más tendrán que morir para que sus demandas sean atendidas? ¿Cuántas viudas y huérfanos deben existir? ¿Cuántos campesinos deben llegar a la cárcel para que sus reclamos sean tomados en cuenta?
    Bánzer dejará el gobierno a Jorge Quiroga. Es posible que la intransigencia deje paso a un diálogo mas abierto. No cabe esperar milagros, pero es posible que el nuevo presidente advierta que está pisando un polvorín y que su estallido puede acabar con él y con los intereses que representa. Aunque más no sea por eso, cabe esperar prudencia y algunos acuerdos. De todos modos, eso no detendrá el proceso campesino en marcha. Será sólo una etapa del largo camino iniciado.

Revista Koeyu Latinoamericano

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