DOLOR, ORGULLO Y FIESTA

 

Compañeros, hoy estamos

otra vez en estos pozos

que son casi un panteón

lo cual nos llena de gozo.

 

No queremos encender

hogueras, que aún hay pavesas,

pero tampoco olvidar

cosas tan graves como estas.

 

Por eso una vez al año,

sin faltar nunca a la cita,

venimos a honrar los muertos

porque eso les rehabilita.

 

Ni es un acto religioso

ni es de negar devoción.

Si murieron por España

venir es obligación.

 

Ellos hicieron camino

para poder avanzar.

¡Qué fácil se anda el camino

sin tener que desbrozar!

 

Y hoy la juventud camina

aunque alguno se rezague.

Siempre habrá alguien en la vida

Que en las caminatas pare.

 

Lucharon por las ideas

orgullosos de su hacer.

El jugarse así la vida

lo hicieron ellos deber.

 

Y la vida la empeñaron

y por nosotros murieron

Mártires les llaman unos

otros rojos les dijeron.

 

Pero es obviamente claro

que su vida la ofrecieron

para que España estuviera

mejor que la recibieron.

 

Nunca quisieron la guerra.

Todos amaban la paz.

Querían cambiar las cosas

a base de negociar.

 

Sabían que era difícil

y labor muy delicada.

Perder por eso la vida

no les importaba nada.

 

Sus ideas no aceptaban

un grupo de ricachones.

No quisieron negociar

y anularon sus acciones.

Más no fue en el Parlamento,

que es donde debía ser,

Aquí callaron a muchos

en los Pozos de Caudé.

 

Pero ellos eran semilla

y aquí en la tierra quedó.
Le ha costado mucho tiempo 
pero al final germinó.

 

Y vino la democracia

que algo débil si nació.

Mas la juventud serena

la cuidó y fortaleció.

 

Sabemos que este proceso

se gestó en el treinta y seis.

Erais pocos escogidos,

valientes sí que lo erais.

 

Y lo pagasteis muy caro

el magnífico proyecto,

pues segaron vuestras vidas

para ahogar el movimiento.

 

Derramaron vuestra sangre

por los montes y trigales.

La vida sí os la quitaron

pero no los ideales.

 

Y hoy recuerdan estos hechos

sin odio y también sin ira

los mayores que lo vieron

y la juventud activa.

 

Por eso, muertos queridos,

orgullo de familiares,

descansad en vuestras tumbas

convertidas en altares.

 

Que aquella cobarde guerra,

llena de deslealtades

vistió de luto los pueblos,

las aldeas y ciudades.

 

Por eso, queridos muertos,

héroes nuestros que sois,

estamos muy orgullosos,

queremos que lo sepáis.

 

Que España ya está cambiando

y ha de cambiar mucho más

pues solo hablan ya las personas,

las armas no hablarán más.

 

Y como llorar no cabe

en un acto tan leal,

un aplauso a nuestros muertos

y otro a la Internacional. 

 

 

(Miguel Hernández Sánchez)