EN DEFENSA DE LA REVOLUCIÓN BOLIVARIANA DE VENEZUELA
La Revolución Bolivariana no ha tenido un sólo día de descanso desde el triunfo electoral del chavismo en 1998. Desde que estuvo claro que su política sería en favor del pueblo en detrimento de multinacionales y oligarquía venezolana, motines callejeros golpistas, intentos de golpe de Estado, sabotajes económicos y calumnias mediáticas, con la permanente injerencia y promoción de estos crímenes por parte del imperialismo, se han sucedido sin interrupción en la República Bolivariana de Venezuela.
Los ataques han arreciado más si cabe desde el triunfo electoral de la ultraderecha el 6 de diciembre de 2015. La nueva mayoría parlamentaria no ha tardado nada en comenzar las tareas de eliminación y supresión de las conquistas revolucionarias del pueblo venezolano y en promulgar leyes para devolver empresas nacionalizadas y latifundios a capitalistas y terratenientes acaparadores de la riqueza.
Pretenden incluso desposeer al pueblo de las viviendas otorgadas por la revolución, imitando así los desahucios en el estado español; poner a los trabajadores en precario absoluto, como han hecho los partidos mayoritarios españoles con sus contrarreformas laborales.
La guinda del pastel es la llamada Ley de Amnistía, en realidad un bodrio legal de impunidad para los mercenarios y criminales que han regado con sangre las calles de Venezuela en sus intentonas golpistas contrarrevolucionarias. Ha sido declarada inconstitucional, pero ya han anunciado los parlamentarios al servicio del imperialismo que intentarán ponerla en marcha al coste que sea.
La ultraderecha y sus aliados del capitalismo imperialista ya han demostrado que no respetan ninguna legalidad ni democracia cuando se trata de derrocar al proceso revolucionario. En estos días asistimos a una reedición de las algaradas antidemocráticas, que tanta sangre del pueblo costaron en anteriores intentos, para deponer por la fuerza al gobierno revolucionario. Y de nuevo asistimos a la complicidad de los medios de comunicación con el golpismo, calumniando a la República Bolivariana y magnificando las intentonas golpistas para que parezcan obra del pueblo cuando no son más que motines protagonizados por los cachorros de la oligarquía y los paramilitares imperialistas.
Las instancias internacionales manejadas por Estados Unidos también juegan un papel estelar, como la Organización de Estados Americanos, con sus hipócritas cláusulas democráticas que sólo aplican a gobiernos populares y, cómo no, los demagogos sin escrúpulos, también se suman a la fiesta de la difamación reaccionaria, siempre al servicio del capital y disfrazando sus arribismo de presunta preocupación por las libertades.
La meta última es borrar toda huella revolucionaria en Venezuela, empezando por el derrocamiento del presidente democráticamente elegido, Nicolás Maduro. Quieren girar hacia atrás la rueda de la historia para continuar explotando eternamente a las clases trabajadoras y sojuzgar al pueblo de manera permanente. Ni que decir tiene que la solidaridad con la Revolución Bolivariana haremos lo imposible por impedir que esto suceda. La República Bolivariana de Venezuela es el espejo en el que se miran los pueblos del mundo y en él contemplan una política solidaria, hacia el socialismo como superación del horror capitalista, en contraposición al canibalismo económico neoliberal. Porque el futuro de la Revolución Bolivariana, de la humanidad entera, depende de la solidaridad de todos nosotros.
Madrid 01 de Mayo de 2016