Una lección de democracia Carmen Morente, Plataforma Simón Bolívar de Granada. 3 de diciembre de 2007 Amigas y amigos: como corresponde he estado toda la noche sin dormir, pendiente de las llamadas telefónicas que tenía previstas me hicieran desde Caracas, para seguir con fidelidad los resultados del Referéndum sobre la Reforma Constitucional. La primera llamada la recibí a las 4 de la madrugada y la segunda, a las 6. Desde el movimiento de solidaridad – y para los que tengan memoria -, hemos vivido en las últimas semanas, la violencia mediática de mayor nivel y altura, superior a la vivida cuando el golpe de 2002, desde 1998. No soy persona que se deje amedrentar pero estaba espantada –sigo espantada-, por la brutalidad desarrollada desde los medios de comunicación. A veces me siento como una mota de arena en medio del más inmenso de los océanos durante una terrible tempestad. Y lo peor de todo es que mi espalda se resiente. El alma, no, pero la espalda, sí. Las tensiones y situaciones de violencia que han tenido que soportar, a precio de algunas vidas, incluso, nuestras hermanas y hermanos del pueblo bolivariano de Venezuela, son de imaginar. Vaya para ellas y para ellos mi primer pensamiento y sentimiento de solidaridad incombustible, más grande en estos momentos en los que más la necesitan. Mi pensamiento y sentimiento también para mi madre, que habrá estado toda la noche oyendo la radio, preocupada y en las últimas horas, alarmada por las noticias, esperando, haciendo tiempo para llamarme por teléfono y preguntarme angustiada, ¿te has enterado?, ¿qué pasará ahora? Los años, y la experiencia de la II República, pesan, seguro, mucho en estos momentos. Una lección de democracia es la primera conclusión que saco de los resultados del Referéndum. ¿Os podéis imaginar lo que hubiera ocurrido si por semejante margen de diferencia hubiera ganado el SÍ? Ahora las calles de Caracas y las ciudades y hasta el último rincón de nuestro amado país, serían un infierno. Mi felicitación y solidaridad con el Presidente de la República Bolivariana de Venezuela, con el Comando Zamora, con el CNE. En Venezuela se vive una democracia plena, inédita, tan extraordinaria, que ha consentido a los que difamaron y bombardearon la Constitución de 1999, agarrarse a ella para conseguir su primera pírrica victoria. En estos momentos problemáticos, en las primeras declaraciones oficiales, incluso, ha habido tiempo para las familias de los presos y rehenes colombianos, de ambos lados del conflicto armado; reafirmando la voluntad de seguir en la mediación para llevar a buen puerto el Acuerdo Humanitario y la paz en Colombia. Así es esta Revolución a la que tanto amamos, portadora de unos valores éticos de primer orden. “Por ahora”, ha vuelto a decir el Presidente, acostumbrado a que la historia, periódicamente, zarandee sus impulsos y objetivos. Hace tan sólo unos días, hablando con un compañero boliviano, en el programa Por los Caminos de la Patria Grande, sobre la situación en Bolivia, me comentaba en plan sarcástico, “Nunca pensé, Carmencita, que tú eras de las que se pensaban que las revoluciones se hacían a besos”. Acepté la broma de buen humor. Era mucho lo que la Reforma Constitucional planteaba, y sigue planteando, ¿no? De ahí el furor y violencia de la campaña desarrollada contra ella, fuera y dentro de Venezuela. Ahora habrá que proseguir por el mismo camino pero con mayor cautela y lentitud. Al menos eso es lo que yo pienso en estos momentos. Una lección de democracia que al fascismo venezolano no educará en convicciones democráticas. Y por eso hay que estar pendientes porque lo más difícil puede venir a partir de hoy mismo. Ahí estaremos nosotras y nosotros, las y los internacionalistas. Para las duras y las maduras, como dice el refrán. Como estuvieron, en otro momento histórico, miles de hombres y mujeres de todo el mundo, que llegaron a la España de la II República, para defenderla contra la agresión fascista internacional, ofreciendo todo lo que su juventud implicaba. Haceros llegar estas primeras bocanadas de reflexiones porque hacerlo supone un alivio tras una interminable noche y porque guardar lo que se siente es, al menos para mí, el peor de los métodos. Ya habrá tiempo en las próximas horas, me digo, cuando quizás desaparezca algo el dolor de espalda, para indagar en las causas de cada uno de los aspectos que han conducido a los resultados del 2D, para hacer “prospección” de lo que puede venir en el futuro y cómo comportarnos ante los nuevos retos. Dentro de un rato, “las chicas de oro” de la Simón Bolívar nos marchamos a pegar carteles al Campus Universitario La Cartuja, anunciando los actos públicos que incluye el desarrollo del V Encuentro Estatal de Solidaridad con la Venezuela Bolivariana. Para proseguir luego haciendo otras muchas cosas, con el objetivo de que todas y todos los que vengan a Granada, para participar en el V Encuentro, tengan las mejores condiciones para realizar su trabajo. ¡Mano a la obra! Cartelitos y cinta de pintor, que hay que regresar cuanto antes a casa para preparar la comida. Un abrazo fraternal desde la ciudad del desamparo, ¡Rompiendo Cercos. Uniendo Pueblos!
¡Por el Socialismo del Siglo XXI! |