Un año de gobierno popular e indígena en Bolivia
Soldepaz-Pachakuti.
Enero de 2007

 

Hace un año...comentarios racistas y despectivos se ensoñeraban de muchos diarios europeos, y el recurso a la vestimenta del primer Presidente Indio de Bolivia servía de excusa para disfrazar las posturas inmovilistas de los intereses colonialistas.

¿que no gusta la palabrita colonialista? Pues de qué otro modo podría calificarse la defensa a ultranza de los beneficios demostradamente ilegales, ilegítimos y saqueadores de muchas empresas en territorio boliviano?. Qué mejor demostración de los mismos el que ninguna empresa se haya querido quedar fuera, tras los meses decretados de negociación, y todas-toditas hayan firmado contratos, ventajosos sin duda, pero con "un poco" de mayor compensación al país en el que operan?

Hace un año una fiesta popular intensa aquejaba a Bolivia, y los discursos del Presidente en el Palacio, en la Plaza San Francisco, y en el recinto sagrado de Tiwanaco, mostraban además de un compromiso irrestricto, una simbología de difícil comprensión para nuestras concepciones occidentalizadas.

De las tres promesas centrales, de los tres compromisos asumidos de los dinámicos movimientos sociales de Bolivia,

  1. la nacionalización del gas, motivo de las "guerras del gas" y defenestración popular de Sánchez de Losada, por motivos sangrientos, y de Carlos Mesa, por motivos dubitativos,

  2. la convocatoria de Constituyente, y

  3. la búsqueda de justicia para con los asesinatos de Sánchez de Losada...los tres han tenido un grado importante de cumplimiento.

Y eso es seguramente motivo de que las estimaciones y encuestas sigan mostrando un amplísimo apoyo al Presidente y su gestión: no hay costumbre de que las promesas se cumplan, y por otro lado en el mundo indígena "la mentira" es un concepto impensable.

Hace un año un "indio en la corte de Madrid" recordaba levemente aspectos torpes de nuestra historia colonial, y la respuestas mediática y gubernamental seguía siendo igual de torpe y colonial, centrada en la supuesta defensa de multinacionales supuestamente españolas y sus "externalidades" en Bolivia. (ingeniero Marc Gavaldá, libros sobre desafueros de Repsol en Bolivia).

Un año después aquel presidente que ya no lidera huelgas de hambre, que ya no padece cárcel por las movilizaciones, ha realizado una gestión que ha logrado aumentar el grado de comprensión, estima y prestigio de Bolivia y sus gentes. Ha fortalecido al estado y ha ganado legitimidad en la población.

Un prestigio internacional conseguido con paciente firmeza, con rigor y con mucho pragmatismo: Tanto que no ha dudado en "cargarse" a ministros prestigiosos y coherentes, como el de Hidrocarburos, para lograr acuerdos seguramente que moderados con los países cuyos gobiernos se consideran meros gestores de intereses de empresas transnacionales.

Y el estado va bien, en el sentido macroeconómico, con un 5% de superávit, las reservas se han multiplicado, la alfabetización cobra cuerpo central, junto a operaciones milagro, y atenciones en salud en lugares recónditos, con la colaboración inestimable de Cuba y Venezuela.

Algunos consideran que las medidas de Evo Morales son meramente simbólicas, y que no afectan al corazón de la desigualdad boliviana. Y que la confrontación en la Asamblea Constituyente, y la amenaza separatista de la oligarquía cruceña es muy fuerte. Y sí, es muy fuerte. Ningún cambio se da con toda la amabilidad y sin resistencias.

Otros, seguramente que con total legitimidad moral y política (como el ex-ministro mencionado Solís Rada) denuncian el mantenimiento de tropas bolivianas en Haití, y sobre todo sectores populares (con alcaldes como el de Achacachi a la cabeza) siguen confrontando, en la calle, a los derechistas atrincherados en algunas prefecturas, por su persistencia en poner en entredicho la legitimidad de los cambios, y tratar de imponer desde sus despachos un des-orden que favorezca la disgregación y confrontación de regiones ricas con regiones pobres.

Sí, en efecto, la confrontación no es sólo en despachos de petroleras y terratenientes, en palacio y en Congreso, sino, como siempre, en la calle. ¿Acaso podría ser de otra forma si de transformaciones se trata?

La pretensión liderada por Evo Morales de refundar el país tiene asideros en las medidas y rumbo tomado. La capacidad de hablar con voz propia en el escenario internacional, y no doblar la cerviz como hasta ahora, ni en la Moncloa o la Zarzuela, ni ante Fox o ante Uribe, ni ante Bush, tiene un afecto multiplicador y digno ante millones de desheredados.

La medida esbozada por el gobierno español de que para abril la gente boliviana precisaría visado para entrar a España, podría tener la misma respuesta dada el primero de enero para ciudadanos estadounidenses: ustedes nos piden visado, nosotros también , medida de reciprocidad indígena. Y eso ¿sería bueno o sería negativo para "los intereses" españoles?

Evo cumple año de gobierno, arropado por una campaña que ha logrado potencia, para candidatearle al premio Nóbel de la Paz. Pero sobre todo, como resultado de muchas, muchísimas rebeldías desconocidas de Bolivia, Evo encarna en el presente muchos, muchísimos anhelos preservados en el tiempo desde la rebelión de Tupac Katari. Aquel que dijo mientras los españoles lo descuartizaban: volveré y seré millones.

En buena hora será arropar esas expectativas, de muchos millones, y felicitar mañana lunes, a todos los Pueblos de Bolivia, que estarán celebrando Fiesta, por muchos y buenos motivos.