Entrevista al investigador Daniel Hernández:
Necesitamos una TV que esté al servicio de los valores socialistas
María Mercedes Cobo
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MinCI. 26 de marzo de 2007

 

Para Hernández “no se puede ver la televisión al margen del contexto social en el que nos hemos formado y vivido; la responsabilidad no sólo es del Estado sino también de los usuarios. En realidad necesitamos una televisión que exprese la soberanía del pueblo”

El investigador de la comunicación Daniel Hernández plantea la necesidad de seguir discutiendo el tema de la televisión que necesitamos. Desmonta el discurso televisivo y esboza las líneas que debe abordar una nueva programación.

El economista, filósofo, docente universitario y diputado a la Asamblea Nacional está convencido de que la televisión que necesitamos debe estar al servicio de valores socialistas (solidaridad, unidad nacional, bienestar colectivo, entre otros).

¿Qué se ha encontrado en todos los foros de discusión sobre la televisión que queremos y necesitamos, a propósito de la decisión gubernamental de no renovar la concesión a RCTV?

Yo creo que se está abriendo un aspecto más amplio del debate. Esta discusión sobre el problema de la comunicación en Venezuela viene de atrás, en el momento en el que comenzó a debatirse el tema de la Ley de Responsabilidad Social en Radio y Televisión, pero lastimosamente no tuvo mucha continuidad; ahora, con la decisión gubernamental de no renovar la concesión al canal 2, se vuelve a poner la discusión en el tapete aspectos jurídicos y legales desconocidos por la sociedad venezolana, ya que se está abordando los temas del uso del espacio radioeléctrico y las telecomunicaciones.

Considero que es un debate que nos ha tomado por sorpresa, porque evidencia que nunca hubo una discusión seria sobre el problema de las telecomunicaciones, no hubo un Plan Nacional en esta materia, tarea que en este momento lleva adelante el Ministerio del Poder Popular para las Telecomunicaciones y la Informática, pero ¿por qué este preámbulo para precisarte la respuesta? Porque pienso que en los foros realizados en el interior del país nos hemos encontrado con muchas dudas por parte de la gente. Por eso estamos convencidos de que la comunicación es un problema de todos que atraviesa transversalmente toda la sociedad y tiene que ver con los valores, la conciencia política, y la conciencia social.

Estoy convencido que la televisión forma parte de la vida cotidiana de la sociedad, y existe la creencia de que no comporta valores ideológicos, cargas políticas e intereses económicos, sino que es entretenimiento, y esto es una trampa que logró su enganche. En consecuencia, debemos seguir trabajando arduamente para aclararle a la gente muchas dudas, sobre todo, asuntos como qué es una concesión y la función del Estado de administrar el espectro radioeléctrico.

Entonces, ¿hace falta una mayor conciencia del verdadero sentido de la programación que transmite la televisión?

Claro, porque de alguna u otra forma, no se puede ver la televisión al margen del contexto social en el que nos hemos formado y vivido. Además, se nos presenta el hecho de unir esfuerzos para hacer una nueva televisión y la única manera de avanzar, es producir otro tipo de contenidos. En realidad es un problema complejo.

Si bien hace falta una mayor conciencia con respecto a la intención de los contenidos televisivos, ¿la gente sí expresa la necesidad de verse reflejada en esa programación?

Sí. Aunque la responsabilidad no sólo es del Estado, sino también de los usuarios. Los mecanismos de participación no han sido los más adecuados; recordemos que todavía estamos en una sociedad que pasó mucho tiempo educada cuidadosamente en la pasividad, aceptación, resignación, y en el reconocimiento de su condición de dominado. No es un proceso que se rompe fácilmente. Ciertamente, existe resistencia al cambio en algunos sectores, en ocasiones no se comprende la importancia de hacer una nueva televisión. Definitivamente, necesitamos construir una nueva cultura, nuevos valores e indudablemente una nueva comunicación.

¿Y cómo se pronuncia el Poder Constituyente (los usuarios en este caso) ante el poder constituido?

Recordemos que todo eso está atravesado por la construcción de una nueva conciencia, otra escala de valores y prácticas sociales, que debe expresarse en los contenidos de la comunicación. Habría que comenzar a decir que se requiere de una verdadera comunicación, y la televisión que nosotros tenemos no está hecha para eso. Nos cuesta mucho comprender que debe transformarse la comunicación para lograr un cambio transversal de la sociedad. Se trata de una transformación de todo lo que tiene impacto con el mundo espiritual del hombre: el conocimiento, la propia ciencia, el arte, la estética y la lúdica.

No podemos cambiar la televisión como un hecho externo a la sociedad, como un hecho que no tiene nada que ver con las prácticas sociales, porque caemos en una política mediática, la misma política que criticamos. Caigamos en cuenta que la comunicación expresa la vida y la conciencia. No se avanza si no se involucra a toda la sociedad. Hay que transformar la conciencia para cuestionar todo lo que traemos de atrás, en ese contexto es que podemos plantear una nueva televisión.

De acuerdo a todo esto, ¿cuál es la televisión que queremos y necesitamos?

La primera forma de participación del hombre se logra con sus ideas; en realidad necesitamos una televisión que exprese la soberanía del pueblo, el Poder Comunal y el Poder Popular. Necesitamos también una televisión de servicio público.

Necesitamos una televisión que esté al servicio de valores socialistas, la soberanía, independencia, solidaridad, unidad nacional, bienestar colectivo, desprendimiento, disciplina y austeridad, esos valores tienen que construirse. Deben expresarse de manera artística con una nueva estética que muestre la condición humana, que muestre la capacidad del hombre de poseer valores sublimes pero también perversos. En el mensaje artístico, la forma no es independiente del contenido, la forma es el contenido en sí mismo, entonces habría que ampliar y masificar el debate.