Hay que detener la Guerra-Interminable en Colombia
Javier Arjona
(internacionalista). Enero de 2008

 

Para detener la guerra en Colombia, habría que detener a los guerreristas, justamente lo contrario de lo que se propicia desde el palacio de Nariño.

Resulta que un ministro de exteriores (Fernando Araujo, que ocupa ese puesto como reflejo condicionado del presidente, a la hora de sustituir con rapidez a la anterior ministra, María Consuelo Araujo, salpicada por el escándalo familiar de sus relaciones con el paramilitarismo y el narcotráfico, y señalado él mismo por escándalos de corrupción en Barranquilla) ha lanzado a los cuatro vientos la orden de que haya concentraciones el 4 de febrero, supuestamente contra las FARC.

Y que la embajadora en Madrid, señora Sanín, ha convocado también a la calle... a sus funcionarios, a sus policías numerosos, y a aquellos incautos inmigrantes que deseen adherirse al reforzamiento de la guerra, y apoyar los enormes beneficios que esta genera, con el sacrificio de la mayoría de la población.

Y aunque resulte inaudito que un gobierno convoque movilizaciones en otros países (eso sería motivo de fulminante expulsión si alguien convocara o participara en acciones similares en Colombia), lo que está detrás es la determinación de Más Guerra en que está embarcado el presidente Uribe, el Señor de las Sombras, según la biografía de F. Garavito y Joseph Contreras, donde se esbozan algunas de las complicidades de Uribe con el narcotráfico y los paramilitares, y cómo por ese motivo estaría en la Lista de los EEUU de los implicados. (Lista que servirá, seguramente, para su procesamiento cuando ya no sea útil a los intereses de Estados Unidos, algo parecido al rol jugado por Fujimori, que pasó de ser protegido socio preferencial, a maldito asesino encarcelado).

Y lo que no está detrás, sino delante y explícito, es que la forzada convocatoria del 4-F tiene el apoyo singular del paramilitarismo, como puede verse en las noticias de prensa y en sus páginas web: Por ejemplo del capo máximo, el mono Mancuso, considerado el enlace de la N´drangueta calabresa, la nueva mafia que tomó ventaja de la vieja cosa-nostra, para asegurar el tráfico de drogas e influencias entre Colombia y Europa y USA.

Un personaje con miles de muertes confesadas, pero que tuvo "el acierto" de negociar con Uribe, para convenir que no hubiera extradición a Estados Unidos, y por unos meses de supuesto arresto domiciliario, ser "perdonado" por el terror propiciado en todo el territorio colombiano...

El señor de la motosierra y la embajadora convocan, pues, concentración en la puerta del Sol, mientras que las Víctimas de la guerra, incluidos los familiares de los rehenes y prisioneros de las FARC, se confrontan con el gobierno de Uribe, que solo promete rescatar a sus familiares... como cadáveres...

Frente a ello, se han convocado otras marchas, y con otros contenidos contrarios: el intercambio humanitario, la búsqueda de la Paz.

Y así, la Alcaldía de Bogotá ha organizado Conciertos por el canje humanitario, y la CUT y el Polo han convocado en la Plaza Bolívar contra la guerra y el militarismo, rechazando la marcha del odio de Uribe.

Un poderoso Movimiento Nacional de Víctimas se ha conformado para rechazar la connivencia del presidente Uribe con el paramilitarismo, al tiempo que 40 congresistas del partido uribista han sido encarcelados o llamados a indagatoria por sus vínculos con los asesinos paramilitares con los que su presidente logra acuerdos de tipo politico, legaliza su desmesurado robo de tierras, y les prepara estatus político para que , ya sin intermediarios, puedan entrar en los palacios de Congreso y Gobierno.

Ese Movimiento de Victimas de Crímenes de Estado ha dicho que rechaza la marcha de la muerte, del incremento de la guerra, que ha convocado Uribe, y propician otras Marchas, que ayuden a la Paz, que faciliten intercambios entre los numerosos rehenes de una y otra parte, y que penalicen los crímenes de lesa humanidad cometidos antes, cometidos ahora, y planificados para después, por las fuerzas militares y paramilitares.

Un modelo singularmente opuesto es el que se ha propiciado desde el país vecino de Venezuela: a manera de ejemplo podría ponerse la resolución de un hecho puntual como el asalto a una sucursal del BBVA en Caracas: sin muertos, con intervención decisiva de las autoridades venezolanas: el mismo caso, en Colombia, habría propiciado una veintena de muertos, y el aumento indefinido del rencor.

Venezuela está siendo extremadamente generosa, a petición de organizaciones y familiares de presos colombianos, para aportar a la búsqueda de la paz en el vecindario, a contracorriente del lenguaje ofensivo, y de las acciones traicioneras de Uribe, como se demostró a final de año, cuando varios representantes de gobiernos llegaron hasta Villavicencio para apoyar la entrega de rehenes, y Uribe (según el testimonio de las propias liberadas) mandó bombardear la zona para evitar su liberación...

Son dos modelos opuestos de resolución de conflictos: en uno su presidente ha indultado a todos los participantes en el golpe de estado de 2002, donde incluso se llegó a volar al fiscal general que investigaba las responsabilidades...en otro Uribe tiene encarcelados a 6.700 presos y presos del movimiento social y político.

En el país más peligroso del mundo para ejercer el sindicalismo, según la OIT, hay numerosas sentencias de condena de la Corte Interamericana, pero los asesinatos continúan cada día. Las desapariciones, el robo de tierras, el desplazamiento millonario de pobladores, el exilio forzado de líderes sociales, y la expulsión de otros pobladores por la crisis económica provocada por la alta inversión en la Guerra...

Muchos de esos inmigrantes llegan a distintas zonas del estado español, buscándose la vida: es a ellos a los que se dirige la embajadora, el ministro y el presidente, buscando una connivencia humillante: que los mismos que propiciaron su salida del país, ahora sean bendecidos por sus víctimas en una plaza española, para seguir provocando mayor desastre en las hermosas tierras colombianas.

Sería comparable con el caso de la emigración española en los sesenta: como si el gobierno de Franco de la época pidiera a los inmigrantes en Alemania, en Francia, en Bélgica..que se manifestaran para apoyar su política de exterminio.