Golpe de estado militar y patronal en Venezuela
Ricardo Gayol, Presidente de Yolocamba Solidaridad. 13 de abril de 2002

 

"Qué triste suena la lluvia en los techos de cartón", dice una vieja canción reivindicativa del grupo venezolano "Los Guaraguao". Así deben sentirse ahora los pobres en Venezuela que son la inmensa mayoría, y que para nada se identifican con este Golpe de Estado. Un Golpe Militar y Patronal contra el legítimo gobierno de Venezuela.

Creo que debemos aclarar algunas cosas, para tratar de entender este asunto un poco mejor. Al menos esta es mi intención:

La llamada "huelga general" era en realidad un Paro Patronal, es decir, una huelga promovida y alentada por los propios empresarios. Muchos de ellos, actuando como verdaderos delincuentes, amenazaron a sus trabajadores y trabajadoras con represalias en sus empleos si no secundaban la huelga. Los trabajadores de las empresas privadas, que para nada ven los beneficios de una reforma económica e institucional promovida desde dentro del Estado por Hugo Chávez, no tienen muchas alternativas; la Revolución Bolivariana (de efectos a largo plazo) no puede resolver con la inmediatez deseada los problemas de tantas familias de trabajadores y trabajadoras, que al final acaban vendiendo a la dominante clase empresarial no sólo su fuerza de trabajo, sino también su propia ideología, su pensamiento crítico propio de su condición social, por la pura necesidad de sobrevivir.

Nadie se puede creer que de pronto se produjo un estallido social, liderado por los trabajadores, al estilo romántico y utópico de la Revolución Francesa, que congregó a las multitudes para pedir la cabeza del tirano. Eso es un cuento chino. ¿Quién se puede creer que un golpe militar, el acuerdo entre tantos altos cargos militares y su connivencia con los medios de comunicación y los empresarios, resultó ser una cosa espontánea, maravillosa, guiada por un espíritu cívico envidiable, por una enorme sensibilidad humana y por el odio hacia un terrible dictador asesino que mantenía a su pueblo bajo esclavitud para su mayor gloria? Eso es un cuento de hadas. Este golpe militar y empresarial lleva mucho tiempo fraguándose. Y el gobierno venezolano lo sabía, por eso lo denunció tantas veces públicamente (aunque la prensa europea jamás lo publicó). Para los poderosos de Venezuela antes de llegar Chávez, aquí hay demasiados intereses en juego, y no podían permitir que un loco con ansias de autoproclamada Liberación Bolivariana, pudiera ponerse en medio.

Y sólo voy a citar dos de los muchos argumentos evidentes por los que el gobierno de Chávez y sus reformas de calado político, social, económico e institucional, y con repercusión internacional no eran bien vistos ni por los empresarios de su país ni por muchos otros países poderosos de Europa y Norteamérica: por una parte el petróleo venezolano, que explotaban Estados Unidos y Francia a precio de guante mojado, mientras el suyo propio, más costoso de producir, se mantiene como reserva. Por otra parte, el Plan Colombia supuestamente contra el narcotráfico y ahora también contra el terrorismo, que en realidad encierra un suculento negocio ilegal de tráfico de drogas, y otro legal de comercialización de armas, que según Bush es la clave de la resurrección de la economía de Estados Unidos.  (...)

Hugo Chávez tuvo presión desde el exterior y el interior de su país desde el momento en que ganó las elecciones. La prensa internacional viene satanizándolo desde hace demasiado tiempo. A Chávez ya le habían salido cuernos y rabo desde que proclamó sus reformas, especialmente la nacionalización de la explotación petrolífera que estaba entonces en la absoluta quiebra. Era cuestión de tiempo, simplemente, calar sobre la opinión pública internacional y sobre parte de la venezolana, para justificar la intervención pacífica o armada contra el gobierno de Chávez. Como sucede con todo.

Esto es muy parecido a lo que sucedió en Santiago de Chile cuando derrocaron a Allende: movilizaciones sociales manipuladas, una huelga general promovida por los empresarios que colapsa el país, unos medios de comunicación distorsionadores de toda realidad, y el asedio a la casa presidencial mientras la "comunidad internacional" mira hacia otro lado, o hace como que no ve nada. (...)

Pero aquí siempre hay alguien que influye bastante sobre la opinión pública como Boris Izaguirre, el genuino representante de la frivolidad más absoluta (que no sólo la representa, sino que la promueve y la envuelve en un manto de pseudo-progresismo socialdemócrata). Yo siempre he simpatizado con él en algunas cosas, sobre todo por su forma sensata y combativa de defender los derechos de los homosexuales; pero, claro, esto no es todo. Boris dice que Hugo Chávez es un payaso. Por lo visto este particular ciudadano se cree que no da más espectáculo que Chávez, ni más bochornoso, al estilo de la farándula neo-folklórica española. Si tanto le preocupa su pueblo, que se quede a ayudarlo, que más lo necesita que los europeos saber lo que hay en la jet-set o lo que se lleva ahora en Miami o en París.

Los medios de comunicación han buscado la opinión de la Iglesia, que en Venezuela es bastante reaccionaria, y más papista que el propio Vojtyla. Y también de los empresarios. Y de los oyentes conectados a las emisoras de radio a través de Internet o lectores de periódicos digitales, que como pueden imaginarse, se trata de personas bastante más acomodadas que la gran mayoría empobrecida de su pueblo.

Esto ha sido un Golpe de Estado militar y patronal en toda regla, perpetrado con absoluta impunidad. Pero, claro, muy suave y lenta, con el arma mediática de la publicidad y los medios de comunicación, fundamentalmente las cadenas privadas de televisión de Venezuela, de capital norteamericano, y en manos de la patronal. ¿Qué les dice que sea un empresario, el jefe de todos los empresarios venezolanos, quien lidere las sendas del "retorno" a la democracia en ese país? ¿Dónde hemos visto eso antes? (...)