Fragmentos del
Discurso de José Vicente Rangel
en la toma de posesión del nuevo Gobierno

 

Señor Presidente, los que dejamos el Gobierno no dejamos la Revolución.

Salimos del Gobierno para difundir y defender desde la calle el socialismo, y estaremos en los nuevos destinos que la vida nos depare, aún más cerca del proceso bolivariano de redención social.

Puede tener la seguridad, señor Presidente, de que los que hoy salimos del Gobierno, cuyo cambio usted decidió en ejercicio de una atribución inherente al cargo que ejerce, y dado que comienza un nuevo período constitucional, jamás desertaremos de la lucha, jamás nos pasaremos al enemigo y jamás nos convertiremos en tránsfugas, todos pertenecemos a la estirpe de los que no están en la política para medrar y traficar, somos parte de los que hacen política fundada en principios, con transparencia y con la mística requerida para no desmayar y ser fieles a los ideales de progreso, libertad, auténtica democracia y plena soberanía.

Quienes ejercimos cargos en el último Gabinete (...) —y no me importa pecar de inmodestia al decirlo— integramos un equipo ministerial de los mejores y más idóneos que ha tenido Venezuela. Sus características son, primero, la lealtad; segundo la capacidad y en tercer lugar —siendo el primero este elemento—, la honestidad; algo así como las tres virtudes de una auténtica política de servicio público.

Hemos sido algo más (...) que políticos y funcionarios, somos auténticos seres humanos que están en la política y participamos de este proceso revolucionario porque creemos en el ser humano, en sus valores eternos, y porque además somos expresión de lo que alguien llamó “el subsuelo de la Patria”, que salió a la luz el 4 de febrero y que no volverá a las tinieblas, al igual que todo el pueblo venezolano.

Si no entendemos la razón de ser, señor Presidente, de lo que nos inspira, (...) si no se entiende por qué se lucha no se asumirá a plenitud la causa por la cual uno puede llegar a dar la vida.

En lo personal, señor Presidente, lo acompañé en delicadas y complejas situaciones, lo entendí en su agónica pasión venezolana, en su profundo amor al pueblo, en su fe irreductible en los humildes. Nunca antes estuvo en Miraflores alguien con más sensibilidad social y voluntad de servir a la mayoría de los venezolanos que usted. (...) se lo repito en público, sin sombra de lisonja, usted y yo y todos mis compañeros —los que se van y los que vienen— pertenecemos a la categoría de los que no prostituyen la relación personal ni ceden ante el halago. El reconocimiento que le hago es producto de una convicción firmemente arraigada en mí, proveniente del compromiso ideológico más que del compromiso personal.

(...) Para finalizar, una consideración muy personal. Entrego la Vicepresidencia de la República, cargo que ejercí durante cuatro años, al compañero Jorge Rodríguez.

La vida tiene inescrutables designios, jamás imaginé este momento que me trae a la memoria la figura de un muchacho transido de dolor y de coraje, que pronunció la oración fúnebre en el Aula Magna de la Universidad Central ante el cadáver de su padre (...) El insigne combatiente por la libertad, la dignidad y la lucha social, Jorge Rodríguez, bestialmente asesinado, bestialmente asesinado en los sótanos de una de las policías de la democracia representativa de la Cuarta República.

Ese mismo muchacho creció rindiendo anualmente tributo al padre en el Cementerio General del Sur; y a él lo acompañé año tras año a aquella tumba abierta al dolor y a la esperanza. (...) Es como si el tiempo retrocediera y el recuerdo se avivara, para decirnos con la claridad del tañir de una campana que en efecto estamos viviendo tiempos nuevos, que cuando el pasado de muerte retorna convertido en vida, es en creación, en renacer de esperanza; nada se ha perdido, y que el sacrificio germinó en el surco de unos ideales que jamás prescribieron.

Cada quien a partir de ahora, al combate, al trabajo, al cumplimiento del deber en los escenarios que en lo sucesivo nos toque actuar, no nos vamos —repito— nos quedamos, vinculados política e ideológicamente a un proceso que es vida y reivindicación de la mayoría del pueblo venezolano, y tenga usted presente, señor Presidente, la seguridad de que si se repitieran situaciones críticas que pudieran afectar el proceso revolucionario, democrático y constitucional como ocurrió el 11 de abril y cuando el sabotaje petrolero y otros episodios similares, estaremos en la primera fila, enfrentando al enemigo y corriendo cualquier riesgo, el riesgo que sea.

Cada quien a luchar contra la corrupción, contra el burocratismo, por el poder popular y por la Patria socialista.

¡Hasta la victoria siempre, Comandante!