Fragmentos del
Discurso de Jorge Rodríguez
en la toma de posesión del nuevo Gobierno

 

Perdónenme la disonancia pero hoy no es un día para la celebración, no es un día para el regocijo fácil, para la distensión ni para el bostezo, no. Hoy es día de un grave compromiso que asumimos quienes ingresamos a engrosar las filas del equipo del Gobierno nacional y todo aquél que se sienta en condiciones para provocar el avance de la Revolución.

Hoy es un día de asunción de grave responsabilidad, de levantamiento de banderas y de aprestarnos a la conquista de metas titánicas. Afortunadamente a eso ya estamos acostumbrados, afortunadamente ya tenemos un suficiente entrenamiento pero, (...) debemos mantener esa atención porque estamos obligados, porque estamos comprometidos y porque el pueblo nos ha mandado un mensaje claro una y otra vez —y ese es el mensaje que levantamos— para construir una Patria socialista, para llevar adelante la Revolución Bolivariana, para darle al pueblo lo que necesita: al pueblo lo que es del pueblo.

No ha sido fácil llegar hasta aquí, no ha sido fácil para la Revolución Bolivariana conquistar los espacios de construcción que ha logrado, (...) levantados con minucia, con cuidado, con meticulosidad y sobre todo con paciencia; con paciencia para mantener los cauces que la Constitución nos exige, con paciencia para enfrentar los ataques arteros, las agresiones, los insultos, los vilipendios, las calumnias; con paciencia para enfrentarnos al imperio más poderoso que haya conocido la humanidad y a ese imperio esta Revolución Bolivariana, este pueblo, este país le dijo: “¡No!”, y los pueblos del mundo, poco a poco, pero cada vez con menos pausa, se suman a esa palabra, a ese vocablo, a esa voz de resistencia: “¡No!”, no más al imperialismo, no más al control sobre nuestro pueblo, no más seguirlo subyugando.

El 3 de diciembre del año 2006 hubo un mensaje, un mensaje claro (...) la voz del pueblo que se expresó y nos obliga a avanzar, (...) a ser más eficientes, (...) a resolver los tremendos problemas con los que aún contamos en la sociedad venezolana, fue la voz de ese pueblo que ha tenido paciencia, que nos ha acompañado, con parsimonia pero con firmeza, y ese pueblo nos exige a los funcionarios que nos dediquemos las 24 horas del día, los 365 días del año para convertir a Venezuela en un Estado de felicidad, en un país de iguales, en un país de incluidos, en un país de paz, en un país de democracia.

(...) ya se va a instalar seguramente la mentira, la calumnia, el vilipendio, el insulto, la agresión contra la verdad. (...) Ya han aparecido unas voces por allí acerca de que el Gobierno venezolano atenta contra la libertad de expresión, cierra canales de televisión; voces internas y voces de afuera.

¿De qué estamos hablando? En el caso concreto de ese canal de televisión, ¿el Gobierno Bolivariano está cerrando un canal de televisión?, ¿está violentando la libertad de expresión? Ni siquiera está revocando una concesión. Y me voy a permitir —ya que no soy abogado, pero las letras sí me gustan— leerles lo que significa la palabra “concesión” según el diccionario de la Real Academia Española, en perfecto castellano y en su acepción número cuarto, “concesión” quiere decir: “Negocio jurídico por el cual la administración cede a una persona facultades de uso privativo de una pertenencia del dominio público o la gestión de un servicio público en plazo determinado bajo ciertas condiciones”.

(...) Y el espacio radioeléctrico les pertenece a todos los venezolanos, y lo administran todos los venezolanos a través del Gobierno que los venezolanos eligieron, (...) el espacio radioeléctrico no está para insultar, para convocar al magnicidio, para convocar a la guerra civil, para convocar al insulto, al vilipendio, al maltrato de las personas; el espacio radioeléctrico está para informar, para comunicar, para instruir, para entretener.

Aun cuando las condiciones naturales para que ese espacio radioeléctrico pudiera ser administrado fueron violadas de manera consuetudinaria, insisto en que el Gobierno con muchísima paciencia esperó el plazo para que la concesión que le fue otorgada a un determinado canal se venciera.

¿Cómo es eso de que se violenta la libertad de expresión si la idea es exactamente lo contrario?, que ese espacio sirva para que todos nos expresemos más, no solamente el Gobierno sino también la empresa privada, sino también las producciones independientes, sino también los canales y los medios alternativos que están floreciendo por todo el país.

¿Cómo es eso de que la libertad de expresión es propiedad de algunos y de otros no? Si algo ha defendido este Gobierno son las libertades individuales, las libertades civiles, y sobre todo la libertad de expresión. El único medio de comunicación que fue cerrado en estos ocho años de Gobierno fue Venezolana de Televisión, en la noche trágica del 11 de abril.

Con José Vicente Rangel me unen lazos desde siempre, desde antes que naciera, desde antes que pensara existir estaba José Vicente con mi papá recorriendo los caminos de Venezuela.

Por cierto, ahora lo puedo decir, José Vicente: la primera vez que voté en mi vida, en el año 83 (...) Acababa de cumplir 18 años y voté (...) por José Vicente Rangel en la tarjeta de la Liga Socialista.

(...) cuando comenzó el escrutinio, e íbamos a contar los votos, mi voto no apareció nunca. Y tampoco había ningún observador internacional a quien hacerle la queja, en esa oportunidad. Digo que mi voto no apareció nunca porque no apareció ninguno para José Vicente.

Pero cada 25 de julio, desde hace 30 años, José Vicente acude a la tumba de Jorge Rodríguez a expresarle su solidaridad, su presencia, su amistad, su palabra, sus lágrimas, su alegría. (...) Y no solamente honrando la memoria de Jorge Rodríguez, honrando la memoria de Fabricio Ojeda, de Alberto Lovera, de Víctor Soto Rojas, de Márquez Finol, del Chema Saer, de Argimiro Gabaldón. (...)

El 31 de julio del año 2003 José Vicente dijo: «En el muro donde figuran cientos de nombres de desaparecidos, en el memorial del cementerio de Santiago de Chile, está escrito este sencillo poema en homenaje a las víctimas de la dictadura: “Todo mi amor está aquí y se ha quedado pegado a las rocas, al mar, a las montañas”».

Así se lo decimos a él, que está aquí, pegado a este proceso, pegado a esta construcción, pegado a esta Revolución, pegado a este Gobierno por los siglos de los siglos y hasta el infinito día en que nuestros hijos y los hijos de nuestros hijos podrán ver un país distinto, el país con el que siempre soñamos.

(...) El infinito es el límite, y hacia allá vamos en este esfuerzo de construcción. Muchísimas gracias.