Embajador Arévalo Méndez responde a Aznar: Nada hay que aclarar sobre caso de RCTV Embajada de la República Bolivariana de Venezuela en España. 29 de enero de 2007 Arévalo Méndez Romero, embajador de la República Bolivariana de Venezuela en España, rechazó los comentarios recientes del ex presidente del Gobierno español, José Maria Aznar, respecto a la decisión del Gobierno venezolano de no renovar la concesión del espectro radioeléctrico a la televisora Radio Caracas Televisión (RCTV). Indicó que “nada agregaremos a sus comentarios pues además de intrascendentes y vacíos refrendan una posición tomada por el señor Aznar desde el rechazo del presidente Chávez a su propuesta de sumarse al grupo de los grandes”, y añadió que “nada hay que aclarar al respecto” pues “es potestad del Estado, como es natural en cualquier país democrático del mundo, prorrogar o conferir otro uso a la frecuencia asignada, y los propietarios se esa televisora saben -porque así la aceptaron en el año 1987- que la concesión en cuestión tiene una duración de veinte años”. Precisó que “no ignora el señor Aznar, aunque quiera hacerlo ver, que desde ese canal se llama diariamente, cual ritual de acoso a la sociedad venezolana, a la ruptura del orden constitucional, a los pronunciamientos militares y, por si fuera poco, al asesinato del presidente Chávez. Bueno es entonces preguntarse si existe algún Estado que renuncie a cumplir con las obligaciones que la norma le impone en materia de preservar la paz social y el rechazo insoslayable al racismo, la intolerancia, el individualismo y demás contravalores que en ese canal se exaltan y practican”. Recordó que tras el golpe de Estado de abril de 2002 “uno de los capataces de esa criminal maniobra comentó con orgullo tan pendenciero como efímero: los militares no tuvimos que disparar un tiro para lograr el poder… los medios lo hicieron por nosotros. Parecer que estos son los medios que le gustan al señor Aznar”. Concluye su respuesta afirmando que “no cede ni cederá el Gobierno venezolano, por mandato constitucional y por decisión de la mayoría popular expresada en infinidad de ocasiones electorales, en su empeño de dejar atrás los vicios inveterados de castas económicas que utilizando el chantaje mediático convirtieron a la institución presidencial en cárcel política. Así que ni la ilusión de Las Azores ni la talonera de mister Murdoch harán mella en nuestra voluntad de adecentar, al fin, a una prole oligárquica enferma de poder”. |