Comunicado:
La mentira permanente contra la Revolución Bolivariana
Plataforma Bolivariana de Madrid. 17 de febrero de 2014

 

Mientras escribimos estas líneas los partidos políticos de la oposición, vinculados a sectores de población minoritarios que no se resignan a perder sus privilegios económicos, incompatibles con el bienestar social del pueblo, perpetran motines golpistas callejeros. El fin es lograr por la fuerza el regreso al pasado oligárquico de protectorado petrolero de Estados Unidos, que la mayoría de los venezolanos les negaron en la urnas. ¡Nunca lo conseguirán!


Es ya una matriz de opinión dominante en las multinacionales de la información afirmar que Venezuela se encuentra sumida en una profunda crisis económica, cuya responsabilidad recae por entero, ni que decir tiene, sobre el gobierno y la propia Revolución Bolivariana en última instancia. Pero con la misma insistencia con que se repite machaconamente este lugar común, es desmentido con rotundidad por los hechos y por el propio pueblo venezolano.

La República Bolivariana de Venezuela ha incrementado durante 2013 su producto interior bruto un uno por ciento, exiguo sí, comparado con el crecimiento en otros ejercicios económicos, pero ingente comparado con la debacle social y económica que atraviesa el Estado español. Este uno por ciento, sin embargo, da continuidad a la racha de crecimiento positivo inaugurada en el 2004, y sostenida hasta nuestros días salvo los peores años de la crisis mundial como fueron el 2009 y el 2010.

Pero más allá de cifras macroeconómicas es incuestionable que el pueblo venezolano ha experimentado mejorías notables en su nivel de vida, en salud, educación y cultura como rubros fundamentales, certificadas año tras año por organismos internacionales como la propia ONU. Baste citar la cifra de desempleo del 8% en el 2013 y compararla de nuevo con el mundo feliz del futuro que nos vende el gobierno español un día sí y otro también.

Por supuesto que la Revolución Bolivariana enfrenta problemas importantes, tanto en el terreno de la economía, caso de la inflación, como en lo social, por ejemplo en el tema de la inseguridad ciudadana. Con todo, no hay ni punto de comparación respecto del régimen de la antigua Cuarta República, donde la oligarquía gobernante mantenía al pueblo en la completa ignorancia, con un 22 por ciento de analfabetismo; la inseguridad personal era tan espeluznante que ni se atrevían a registrarla y los índices inflacionarios llegaron a extremos exorbitantes durante el mandato de Rafael Caldera predecesor de Hugo Chávez en la presidencia del país.

A la prensa oligárquica estos datos comparativos no le interesan lo más mínimo porque dejan al desnudo la endeblez de sus argumentos contrarrevolucionarios. Para ellos la presunta debacle empieza con el chavismo, culpable de todos los males del país. Sin embargo nuevamente los hechos se encargan de desmontar de raíz la acusación. Existe un plan de sabotaje económico contra Venezuela complementado con un plan político desestabilizador del país, para derrocar de una vez y por todas el proyecto revolucionario.

La burguesía venezolana se adhiere mayoritariamente y con entusiasmo a las dos caras de tan siniestra moneda. Los estudiantes de clase media alta organizan algaradas “contras” en algunas universidades y fuera de ellas para sembrar el caos y desorden que posibiliten y justifiquen una posible “solución” por la fuerza, ya sea interna, golpe de estado, o externa, mediante intervención militar; lo podemos ver estos días con los sucesos de la ciudad de Mérida.

Los capitalistas imponen el desabastecimiento económico, el acaparamiento, la desinversión y la especulación tan altamente lucrativa para ellos como dañina contra las clases trabajadoras. Más de 100.000 especuladores viajaron al exterior en el 2013 con el fin de lucrarse con las disposiciones cambiarias que el gobierno dispuso para satisfacer las necesidades básicas de la población. Necesidades por desgracia aún dependientes del comercio exterior la mayoría de ellas, puesto que el monocultivo petrolero no puede sustituirse en el corto lapso de tiempo revolucionario.

Ambos comportamientos son magnificados y difundidos al mundo entero por los medios de masas capitalistas que funcionan al dictado de los grandes centros del imperialismo; presentan a los niños de papá universitarios como luchadores contra una presunta tiranía y a sus mayores como sufridos empresarios que se desviven por sacar a su país de la ruina, esforzándose en vano frente a la ineptitud del gobierno revolucionario y su irresponsable política económica. Ambas actitudes se benefician también de la magnanimidad de la revolución que tiende la mano generosamente a las antaño clase dominantes para que contribuyan al engrandecimiento de su nación. Cientos de casos de especulación y acaparamiento quedan impunes después de ser descubiertos, mientras que los motines callejeros de niño bien, a veces con desenlaces sangrientos, apenas son castigados como deben…

Ello induce a estos agentes sociales de la regresión a seguir con sus agresiones; muerden la mano conciliatoria del pueblo, demostrando que lejos de querer aportar a la construcción de su país lo que pretenden es volver a los tiempos de que gozaban sus privilegios al amparo y servicio político del imperialismo, factor político otrora determinante en la escena venezolana, sin ser molestados por nadie… De más esta decir que no lo conseguirán, pues más temprano que tarde, el pueblo de Venezuela, que sabe perfectamente lo que no quiere, empuñará por fin sin componendas las riendas de su destino, posibilidad brindada históricamente por la Revolución Bolivariana.