Procesos, conquistas y resistencias en Nuestra América
bajo el punto de vista de un cineasta comprometido

Coloquio con Carlos Azpúrua
Plataforma Bolivariana
. 23 de octubre de 2009

 

Tras la proyección del interesante documental América tiene alma, organizada por la Embajada de la República Bolivariana de Venezuela, el día 19 en Casa de América, Plataforma Bolivariana con el apoyo de la representación diplomática, programamos un coloquio con el cineasta, que tuvo lugar el Jueves 22 de octubre, en el salón de actos del Club de Amigos de la UNESCO de Madrid

Activa sobre la imagen para ampliarlaPara introducir el coloquio proyectamos el documental de este cineasta Terrorismo mediático: Guerras de cuarta generación[*], producido por la Villa del Cine de Venezuela.

Tras la proyección del documental se estableció un debate con el público asistente y, al final del mismo, el acto fue cerrado con la intervención de la cantante pemona Elena Gil, que interpretó tres canciones del folclore tradicional venezolano.

El documental exhibido presenta la manipulación de los medios de información privados y los grandes consorcios de comunicaciones, como una amenaza para la gobernabilidad de países como Ecuador, Nicaragua, Venezuela, Honduras o Bolivia, entre otros estados con procesos de consolidación de la democracia participativa, y pone en evidencia la verdadera concepción de la Sociedad Interamericana de Prensa (SIP), organismo que desde su creación se convirtió en un aparato de la Agencia Central de Inteligencia, obedeciendo los intereses políticos y mercantilistas de las grandes corporaciones informativas de Estados Unidos.

El documental es una contribución más para entender lo que representa la SIP, que bajo la excusa de defender la libertad de expresión, desarrolla campañas de difamación y descrédito contra la soberanía y la estabilidad de los pueblos de Nuestra América, a través de la manipulación de la verdad y la distorsión de la percepción social de la realidad.


[*] Información:

Martín Van Creveld profesor de la Universidad Hebrea de Jerusalén publicó en 1991 un libro titulado La Transformación de la Guerra, en el que afirma que en un futuro el control de la población se hará mediante la propaganda y el terror; asimismo, prevé la transformación de los ejércitos regulares y de los métodos de combate convencionales, para sustituirlos por conflictos de baja intensidad o guerras asimétricas.

Este libro se convertiría en la base de la teoría de la guerra de cuarta generación, Fourth Generation Warfare, término usado por los analistas y estrategas militares para describir la última fase de la guerra en la era de la tecnología informática y de las comunicaciones globalizadas.

La formulación esta teoría  se atribuye a William Lind y cuatro oficiales del Ejército y la Marina de los Estados Unidos, que en 1989 elaboraron un documento titulado El rostro cambiante de la guerra: hacia la cuarta generación. Posteriormente, el concepto fue asociado a la guerra asimétrica como una hipótesis de conflicto emergente de la etapa posterior a la guerra fría, aunque algunos analistas fijan su punto de partida con los atentados del 11 de septiembre en EEUU y el desarrollo de la guerra contraterrorista.

Desaparecida la Unión Soviética, como enemigo estratégico del Capitalismo en el campo internacional, la guerra contraterrorista se centra en las acciones contra un enemigo universal diseminado por todo el planeta: el terrorismo.

La guerra de cuarta generación se complementa con el uso del terrorismo mediatizado, es decir, operaciones psicológicas mediáticas orientadas al aprovechamiento social, político y militar de las acciones terroristas como estrategia y forma avanzada de manipulación y control social. El desarrollo tecnológico e informático, la globalización del mensaje y la capacidad para influir en la opinión pública mundial, convierten a la guerra psicológica mediática en el arma estratégica dominante de la guerra de cuarta generación.

La guerra psicológica o guerra sin fusiles, emplea de forma planificada la propaganda y la acción psicológica orientadas a direccionar conductas, en la búsqueda de objetivos de control social, político o militar, sin recurrir al uso de la armas; los ejércitos son sustituidos por grupos operativos descentralizados especialistas en insurgencia y contrainsurgencia y por expertos en comunicación y psicología de masas.

A diferencia de la guerra convencional, la guerra de cuarta generación se desarrolla en escenarios combinados, ejecutada por pequeños centros de comando y planificación, pequeños grupos operativos dotados de gran movilidad y de tecnología de última generación, con el objetivo de detonar desenlaces sociales y políticos, mediante operaciones de guerra psicológica, con violencia social extrema y sin orden aparente de continuidad.

La guerra psicológica busca el control de la opinión utilizando como instrumento el aparato mediático compuesto por las redacciones se los periódicos y las emisoras de radio y televisión, que manipulan mediante el bombardeo mediático para controlar y apoderarse de la conducta social: El campo de batalla está en el interior del cerebro humano, donde se destruye el pensamiento reflexivo para sustituirlo por la alienación controlada, una sucesión de imágenes sin resolución de tiempo y espacio.