Comunicado de las organizaciones y los colectivos sociales y políticos solidarios con la Revolución Bolivariana, ante el nuevo intento de golpe de estado en Venezuela

 

Con anterioridad a los comicios presidenciales del 14 de abril las élites oligárquicas venezolanas, en connivencia con intereses económicos y políticos transnacionales, planificaron una estrategia para desarrollar un golpe de Estado lento, que entre otras acciones incluía el desabastecimiento alimentario y los sabotajes energéticos para crear el descontento entre la población y abonar una posterior rebelión ciudadana.

El resultado de las votaciones es claro: Nicolás Maduro ha sido elegido Presidente de la República Bolivariana de Venezuela con el 50,8% de los votos, 1,8% (265.256) más que el candidato de la derecha neoliberal y esta diferencia es lo suficientemente amplia como para ser irreversible ante cualquier auditoría electoral.

En otros procesos electorales recientes, como en los casos de EEUU, Chile, Alemania, Corea del Sur, entre otros, el margen porcentual entre el candidato ganador y el situado en segundo lugar ha sido similar o significativamente menor, sin que por ello se cuestionen los resultados: Obama obtuvo el 51% de los votos en las elecciones de 2012 y, en caso de Bush, fue proclamado presidente en su primer mandato con el 47% de los votos (menos que los conseguidos por Al Gore) y en el segundo con el 50,7%; Piñera es presidente de Chile con el 51,6% de los votos (2% más sobre lo conseguido por Eduardo Frei); Park Geun-hye gano la presidencia de Corea del Sur con el 51% de los votos; Felipe Calderón fue proclamado presidente de México con una diferencia de sólo 0,6% sobre López Obrador. Si nos fijamos en los cancilleres, primeros ministros o jefes de gobierno europeos, Ángela Merkel obtuvo sólo el 33,8% de los votos en la últimas elecciones federales, David Cameron fue investido con el 36% en 2010 y Rajoy tiene mayoría absoluta en el Parlamento con el apoyo de sólo el 44% del electorado.

Venezuela cuenta con el sistema de votación y recuento más avanzado, preciso y verificable del mundo, reconocido por diferentes órganos internacionales, donde son auditadas al final del escrutinio y de forma aleatoria, más de la mitad de las máquinas de votación de cada centro electoral. El proceso electoral venezolano ha contado antes, durante y después con la presencia de observadores nacionales, acompañantes internacionales y técnicos de todas las opciones políticas que han constatado su transparencia.

Es, por tanto, evidente la inconsistencia de la denuncia de fraude de la oposición neoliberal, así como la puesta en marcha de la segunda fase del golpe de Estado lento, consistente en la convocatoria de protestas y caceroladas, manifestaciones para tener a la gente en la calle, ataques a la credibilidad de los órganos de control ciudadano (Consejo Nacional Electoral, Tribunal Supremo de Justicia, Defensoría del Pueblo, Fiscalía General del Estado...), buscar graves enfrentamientos callejeros que generen muertos y destrozos en las instalaciones estratégicas y de interés social, difusión por parte de los mal llamados medios de comunicación del “descontento” de la población mientras silencian o minimizan los daños causados por las acciones vandálicas.

En estos momentos, la violencia generada en esta segunda fase ha dejado como resultado siete personas muertas y más de 60 heridas; el incendio de tres sedes del Partido Socialista Unido de Venezuela, ocho Centros de Diagnóstico Integral (atacando la medicina popular y a los médicos cubanos) y tres centros Mercal de abastecimiento popular; además del hostigamiento a las instalaciones de PDVSA, a los representantes del poder ciudadano y electoral y a las personas beneficiadas por la Gran Misión Vivienda, algunos de cuyos núcleos fueron rodeados con caceroladas. La violencia se dirige no sólo contra las instituciones del Estado, sino contra los logros obtenidos por la población humilde del país, lo que pone en evidencia su carácter fascista.

A causa de todo esto, mostramos nuestra indignación hacia la cobertura mediática que se está dando en el Estado español sobre las elecciones venezolanas y las acciones fascistas de la oposición, pues objetivamente se sitúan junto a la desestabilización, ocultando información, manipulando datos e imágenes, y negando así la voz de la legitimidad democrática y la legalidad constitucional y, por tanto, convirtiéndose en factores del golpe de Estado lento.

Por estos motivos, Plataforma Bolivariana de Solidaridad con Venezuela de Madrid y las organizaciones y colectivos solidarios con la Revolución Bolivariana, hacemos un llamamiento a secundar las acciones que se programen en defensa de la Revolución Bolivariana y el reconocimiento de Nicolás Maduro como legítimo presidente elegido por el pueblo venezolano.

¡No al golpe de Estado!
¡Viva la Revolución Bolivariana!

Madrid, 17 de abril de 2013