INFORME SOBRE LA SITUACIÓN POLÍTICA Y VALORACIÓN DE LOS RESULTADOS ELECTORALES

El 14 de marzo despertamos de la pesadilla que han representado los cuatro años de gobierno del PP con mayoría absoluta, pero al mismo tiempo hemos visto cómo IU sufría un fuerte descenso electoral, del que apenas hemos podido salvar el escaño de EUPV y 2 escaños en Madrid, además de los 2 escaños obtenidos por ICV-EUiA. No sólo no hemos crecido, sino que hemos perdido los 3 escaños de Andalucía, el de Asturias y 1 de Madrid. De este modo, si bien hemos conseguido el objetivo de la derrota del PP, el objetivo de reforzar la izquierda habría fracasado estrepitosamente de no haber sido por el espectacular aumento de ERC en Catalunya, de 1 a 8 escaños. Es importante analizar cómo se ha llegado a esa situación. para orientar nuestra actuación a partir de la misma.

El terremoto político ocurrido al final de la campaña electoral, al desenmascararse las manipulaciones del PP a raíz del abominable atentado terrorista del 11M contra la clase trabajadora madrileña, reverdeció la indignación contra quienes nos habían metido en la guerra que aparecía como telón de fondo del atentado, estimulando a millones de electores a acudir a las urnas para votar por un cambio político. Sin embargo, y a pesar de que IU había trabajado consecuentemente por la paz, las libertades, los derechos sociales y el federalismo, contra la política belicista, autoritaria, antisocial y centralista del PP, no sólo no ha recibido una parte significativa de tales nuevos votos, que se han dirigido fundamentalmente al PSOE y a ERC, sino que incluso ha perdido parte de los votos que retuvo en el descalabro electoral de hace 4 años. La referencia al "voto útil" debería, en todo caso, hacernos reflexionar por qué tanta gente de izquierdas no ha considerado útil votar a IU.

Lo cierto es que la campaña electoral no ha ayudado a situar a IU como referente de la izquierda. IU se presentaba con un programa electoral escasamente debatido y aprobado exclusivamente por la Presidencia Federal, en el que había notables ausencias, como la exigencia de derogación de la Ley de Partidos, que habría ayudado a diferenciar nuestro perfil de un PSOE que apoyó dicha Ley antidemocrática. Y se insistía en hablar de una "unidad de la izquierda" en la que se incluía al PSOE a pesar de su claro posicionamiento en el centro y el escoramiento a la derecha de sus propuestas económicas.

Y para colmo, a raíz del atentado del 11M la dirección federal de IU se dedicó a abogar por una "unidad de las fuerzas democráticas" en las que incluía al PP obviando su política contraria a la paz y las libertades. Asumió el mismo jueves a pies juntillas la tesis del gobierno atribuyendo sin pruebas el atentado a ETA, y cayó en la trampa de renunciar ingenuamente a sus espacios electorales en los medios de comunicación públicos, quedando inerme ante las manipulaciones del gobierno del PP. El viernes por la mañana continuaba pidiendo el apoyo a un gobierno que se empeñaba en ignorar la condena de quienes habían sido ilegalizados precisamente por sus presuntos vínculos con ETA, y en minimizar los indicios que apuntaban a Al Qaeda. Cuando reaccionó llamando correctamente a unir el rechazo a la guerra al del terrorismo, lo hizo tardíamente y sin capacidad para aparecer de forma diferenciada en la manifestación de apoyo a las víctimas, en vez de compartiendo pancarta con los representantes del partido de la guerra. Ciertamente se sumó el sábado, junto al PSOE, a la oleada popular que denunciaba el intento de golpe de estado mediático, pero en el contexto de una jornada de reflexión en que su protagonismo estaba necesariamente difuminado. A la hora de votar, quienes llenaron las urnas para forzar un cambio político que arrojara al basurero de la historia a quienes nos habían metido en una guerra y hecho de la mentira su norma de conducta depositaron su voto a quien aparecía como su posible sustituto, y no a quienes en unos momentos decisivos no habían sabido aparecer como alternativa firme de izquierdas al pensamiento único de la "guerra contra el terrorismo".

A partir de esta situación, ¿qué hacer? Criticar sin reparos los errores cometidos, evitar tanto la resignación a la subalternitat respecto al PSOE como la resignación a realizar una travesía del desierto en solitario como PCE o IU, y trabajar sin descanso por la unidad de las izquierdas, las de verdad. Comenzando por la unidad en el seno de EUPV e IU: nadie sobra entre nosotros. Pero yendo más allá de IU: para desarrollar un polo fuerte de izquierdas que evite el escoramiento del PSOE a la derecha es necesario contar con otras fuerzas políticas y sociales, comenzando por las que han obtenido representación parlamentaria, como ERC, BNG y CHA: un eventual grupo parlamentario que las uniera superaría la diferencia que separa al PSOE de la mayoría absoluta, condicionándole de una forma que no podría hacer IU sóla. Pero ese polo de izquierdas sólo podrá configurarse de forma sólida alrededor de un programa común de acción en el Parlamento y en la movilización social, en el impulso de la cual debe centrarse la actividad de nuestro Partido.

A tal efecto, es fundamental impulsar la movilización social, y muy especialmente en apoyo al regreso de Iraq de las tropas de ocupación. El regreso de las tropas españolas puede ser un importante catalizador de un movimiento orientado al desmoronamiento de la política imperialista, e incluso antes de la toma de posesión del nuevo gobierno se están produciendo ya presiones contrarias que deben ser contrarrestadas por la movilización social, la cual habría de exigir el retorno inmediato de las tropas: no debe haber ni un muerto más por una ocupación ilegítima derivada de una guerra igualmente ilegítima, inmoral e injusta.

Deberemos igualmente apoyar, desde el Parlamento, la calle y las aulas, la derogación de las leyes involucionistas y privatizadoras en la enseñanza, y también en la sanidad y la vivienda, así como luchar por parar la degradación de los servicios sociales. Y exigir la supresión de todas las medidas de restricción de las libertades democráticas que se han impuesto en el último período, como la Ley de Partidos y la reforma del Código Penal, impulsando el diálogo como vía de resolución de los conflictos políticos y respetando que todas las opciones políticas puedan expresarse legalmente de forma pacífica y democrática.

Habrá también que apoyar que llas necesidades de agua se resuelvan con medidas racionales, de ahorro y respetuosas del medio ambiente, descartando el transvase del Ebro pero también el transvase Xúquer-Vinalopó, en el marco de una Nueva Cultura del Agua y en la perspectiva de un desarrollo sostenible, que requerirá también una política de transporte que priorize un ferrocarril público, social y sostenible frente a proyectos elitistas y agresivos para el medio ambiente como el AVE.

Al mismo tiempo, habrá que apoyar las reformas de los Estatutos en la perspectiva de un federalismo plurinacional y republicano que reconozca y se asiente sobre la autodeterminación de los pueblos, removiendo los obstáculos su libre y solidaria cooperación entre sí y con todos los pueblos del mundo.

Asimismo, habrá que apoyar e impulsar la lucha sindical en defensa de los derechos laborales, por un empleo estable y contra cualquier forma de recortes sociales, y en particular de las pensiones. Para ello será importante que el Congreso de CC.OO. se cierre con un acuerdo que permita la convivencia democrática en su seno, reforzando su unidad como instrumento de la clase trabajadora en defensa de sus intereses.

Finalmente, hay que trabajar por que en las elecciones europeas de junio, lejos de ratificarse una Constitución que consagra las políticas neoliberales y refuerza el militarismo, se abra un Proceso Constituyente que permita la construcción de una Europa social, democrática y de paz. Para ello deberemos esforzarnos por unir al máximo de fuerzas en dicha perspectiva alternativa.

En definitiva, la nueva situación política que se abre con el resultado de las elecciones del 14 de marzo debe estimularnos a trabajar para superar nuestras deficiencias e impulsar el deseado cambio político y social y la autoorganización social que tan decisiva ha sido para abrir la puerta de la paz, las libertades y los derechos sociales. Autoorganización social cuyo impulso, debemos recordar, es la tarea central de los comunistas, cuya organización en el Partido, superando la situación actual, es esencial.

(se aprueba como un texto abierto al debate y a las aportaciones en la Asamblea del PCPV de València del 6 de abril)
Comité Local de València del PCPV
23 de marzo de 2004