EXPOSICION “PRESAS DE FRANCO
Valencia, 5 de junio de 2008

Intervención de Marga Sanz, secretaria general del PCPV y miembro del Patronato de la FIM, en la rueda de prensa de presentación de la exposición

La exposición itinerante de la Fundación de Investigaciones Marxista que hoy se inaugura en Valencia ha sido posible por la colaboración inestimable de la Universidad de Valencia, por la imprescindible aportación del Institut Universitari d’Estudis de la Dona para imprimir una proyección valenciana a la exposición. A todos ellos, nuestro público agradecimiento.

La FIM es una entidad privada de carácter cultural promovida por el Partido Comunista de España. Con la realización de este proyecto ha querido contribuir a la recuperación de la Memoria Democrática del Siglo XX, abriendo un campo novedoso en la investigación memorialista como es el universo penitenciario representado por las mujeres presas en las cárceles franquistas.

La Historia femenina de la represión es un elemento fundamental en la recuperación de la memoria democrática, porque permite la aproximación a las experiencias, los lugares y a la memoria femenina de la represión, específicamente de la represión carcelaria.

La exposición acerca a la cotidianeidad de las mujeres en las cárceles, sus avatares, miedos, contradicciones, dolor y sacrificios, pero también a la dignidad de su lucha y de su resistencia, de unas mujeres comprometidas con el ideal y la legalidad republicana, que recibieron un doble castigo por la dictadura: como mujeres y como rojas.

El oscurantismo que volvió a instaurarse tras el golpe franquista del 36, desde un planteamiento patriarcal y misógino, no podía permitir el modelo de mujer que estas militantes comprometidas representaban, un modelo confrontado al estereotipo de mujer-esposa-madre recluida en el hogar, apartada de lo público y sometida a la autoridad del varón que propugnaban. Una mujer, que debía ser pieza clave en la transmisión de los valores del nacional-catolicismo a través de las estructuras familiares.

Por ello las mujeres son una pieza clave en el ámbito de la represión franquista: republicanas, comunistas, anarquistas…rojas, debían ser castigadas ejemplarmente: campañas de “reeducación” para limpiarlas el alma, apartarlas de los hijos para que pudieran crecer fuera de sus influencias o chantajearlas con ellos, vejaciones, humillaciones…...para forzar su sumisión. En sus expedientes sumariales aparecen, junto a las acusaciones políticas, juicios morales descalificatorios, falsos, para desacreditarlas: se las acusa de prostitutas, de organizar orgías, conducta licenciosa, vivir amancebadas…

El golpe fascista tuvo consecuencias inmediatas en los avances de los derechos de la Mujer que la 2ª República había puesto en marcha, derechos absolutamente normales en nuestro tiempo (derecho al sufragio, acceso a la cultura, maternidad controlada, derecho al aborto, independencia jurídica respecto al marido…), pero transgresores hasta el extremo en los parámetros políticos, culturales y religiosos imperantes en aquel momento. Precisamente, un aspecto que destaca de uno de los testimonios recogidos en esta exposición es la muy variada extracción de clase de las mujeres encarceladas: clase obrera, capas medías, burguesía ilustrada… mujeres que habían iniciado el camino de su propia liberación, de su independencia, desde una sociedad mas libre y permisiva y desde el compromiso social.

La República, que significó un avance decisivo para la modernización, la regeneración política, social y cultural, y para las transformaciones sociales, sufrió con el golde del general Franco un retroceso que no solo se manifestó en la esfera política, sino que abarcó a todo el ámbito civilizatorio.

Es la investigación y el conocimiento de estas experiencias de toda una generación de represaliadas políticas lo que nos aproxima al papel de la mujer en la lucha por la libertad en todo el Estado, rescatándola de ese papel subsidiario que la historia oficial le ha hecho jugar, y reconocerle un espacio público, propio, en la oposición política al franquismo, con su resistencia en las cárceles, pero también con esa red de solidaridad que tejió como “mujer de preso” vital para la supervivencia en el interior de las prisiones y de las familias represaliadas y que contribuyó decisivamente al descrédito creciente de la Dictadura en nuestra sociedad y en el mundo exterior.

Es con el trabajo callado de personas así que ha sido posible la democracia en la que vivimos, que nunca fue regalada, sino producto del esfuerzo y del sufrimiento de mucha gente.