Refundar la política

MARGA SANZ*

En doce años, el Partido Popular ha tenido tiempo más que suficiente de desmontar todos y cada uno de los servicios básicos, de saquear las arcas públicas para llenar los bolsillos a propios y ajenos, de abandonar la industria y a sus trabajadores y trabajadoras y, finalmente, de comprometer el futuro de las próximas generaciones extenuando el territorio.

Ha sido, para los valencianos y valencianas de izquierdas, una década de derrotas, sí, pero también de acumulación de fuerzas. De encuentro entre sindicatos y partidos con movimientos nuevos y no tan nuevos. De análisis y de movilización. Un trabajo anónimo de miles de mujeres y hombres nadando a contracorriente de la propaganda oficial y de la radiotelevisión pública secuestrada por la derecha.

La conclusión es que esta vez no podemos defraudar las expectativas, y eso pasa por crear una verdadera democracia. La construcción de una alternativa real que responda a los nuevos retos, un proyecto de transformación desde los cimientos. Porque ceñir el cambio a reemplazar a unos por otros sin que nada varíe significaría reeditar viejos errores que nos abocaron a esta situación.

En primer lugar, las Corts y la Generalitat han de abrir sus puertas para expulsar la corrupción y el nepotismo, pero, también, para introducir la verdadera voluntad popular. Para extirpar el caciquismo y sustituirlo por la participación activa. Porque las ciudadanas y los ciudadanos comprometidos no quieren que se les gobierne, sino que se les ceda el protagonismo. Y eso es imposible si las decisiones siguen tomándose a las órdenes de determinadas empresas constructoras.

Por eso, la austeridad ha de regir el quehacer diario de un nuevo Ejecutivo. La megalomanía y los proyectos faraónicos explican las carencias que adolecen la educación y la sanidad pública. Y el derroche en la visita papal se hace moralmente insoportable cuando analizamos la falta de seguridad en el metro de Valencia. Pero también el pillaje y la rapiña de quienes esperan su turno en los juzgados revelan dónde ha ido a parar buena parte de los impuestos. La presión social ha de erradicar el derroche y la exhibición de lo superfluo.

La participación y la austeridad serán la base de una nueva forma de hacer política. El detonador que reconducirá las prioridades de gobierno hacia las verdaderas necesidades sociales. Y para ello es imprescindible conquistar nuevos derechos de ciudadanía, empezando por el de una existencia digna. La Generalitat debe garantizar unos ingresos suficientes para erradicar, en primer lugar, la pobreza, pero también para impedir la precariedad, la temporalidad, la subcontratación y, en definitiva, la explotación salvaje del capitalismo. Una renta básica que, junto a un sistema único de educación y sanidad pública, de calidad y universal, garantice la emancipación de todos y todas.

Pero nuestra responsabilidad actual va más allá de la realidad inmediata. Es inaplazable asumir que los actos de hoy comprometen el mañana. El actual crecimiento, con el consumo de energía y agua que implica, impone un futuro de carencias. Tenemos la obligación de ceder el mundo a las próximas generaciones, como mínimo, tal y como lo encontramos. Si no es así, estaremos dilapidando unos recursos que no nos pertenecen.

Éste es el compromiso que el Partit Comunista del País Valencià impulsará en Esquerra Unida y el punto de encuentro con quienes quieran compartir nuestra ilusión. Refundar la política sobre la base de la participación, la austeridad, el bienestar social y la sostenibilidad. Y junto a ello, el estímulo para favorecer una nueva conciencia en el conjunto de la sociedad. El fin del pensamiento único que ahoga las voluntades para maniatar la crítica.

Un desafío que la 9.ª asamblea de EUPV convertirá en la propuesta política que vertebre el cambio a partir de mayo de 2007. Los ejes que, desde la experiencia adquirida en nuestros 20 años de historia, nos permitirán afrontar con garantías el futuro próximo. Y, para lograrlo, la pluralidad de nuestra formación es un elemento fundamental. La garantía que permite situar a EUPV a la cabeza de las expectativas de transformación que anhelan los sectores sociales castigados por las políticas neoliberales.

*Secretaria general del PCPV.