DOCUMENTO POLÍTICO

 

GUIÓN:

  1. Prólogo.
  2.  

  3. La situación internacional.
  4.  

  5. La situación en España:
    1. El gobierno del PP.
    2. Las contradicciones del PSOE.
    3. La situación sociolaboral: la lucha por las 35 horas.
    4. La crisis del Estado de las Autonomías.

     

  6. La situación en el País Valenciano:

    1. Situación socioeconómica y medioambiental.
    2. Situación política: las fuerzas con presencia.
    3. Situación cultural: el conflicto de la lengua.

 

  1. Perspectivas del País Valenciano en el marco de la federalización.

 

6. La convergencia de la izquierda social y política en el País Valencià:

6.1. Sujeto plural.

6.2. El PCPV y el mundo del trabajo: la fase neoliberal y la desestructuración de las clases sociales.

6.3. Exigencias de la revalorización del trabajo.

6.4. El trabajo de los comunistas en el movimiento obrero.

6.5. El trabajo de los comunistas en los nuevos movimientos sociales:

- El movimiento ciudadano.

- El movimiento feminista.

- Movimientos de solidaridad internacionalista.

- Movimientos pacifistas.

- Movimientos ecologistas.

- Movimiento de liberación sexual.

6.6. La unidad de acción de la izquierda.

 

 

 

 

 

 

Para empezar, nada mejor que el último párrafo del Manifiesto Comunista:

"Tiemblan, si quieren, las clases gobernantes, ante la perspectiva de una revolución comunista. Los proletarios con ella, no tienen nada que perder, como no sean sus cadenas. Tienen, en cambio, un mundo entero por ganar."

 

  1. Prólogo:
  2.  

    En el VII Congreso del PCPV de junio de 1996 se aprobó la "Propuesta del PCPV para la izquierda valenciana". Los contenidos estratégicos de este documento (su Prólogo, el apartado sobre La inserción federal del País Valenciano y la parte final de la Perspectiva unitaria de la izquierda valenciana) continúan vigentes, y son el marco en el cual se inserta este documento.

     

    Así, señalamos como nuestros objetivos una humanidad sin clases ni Estados, una Europa socialista y una República Federal que garantice el derecho de autodeterminación.

     

    Al mismo tiempo, reafirmamos la necesidad de un partido comunista como organización revolucionaria que utiliza métodos de análisis científicos en la tradición del Manifiesto Comunista de Marx y Engels, éramos y somos conscientes que el sujeto revolucionario no se reduce al sector de la clase obrera que representa el Partido, sino que es plural, y señalábamos así la necesidad de que nuestra perspectiva socializadora, anticapitalista y antiautoriataia, integrara las aportaciones emancipadoras de los movimientos de Izquierda Unida, el sindicalismo de clase, el cooperativismo, el pacifismo, el ecologismo, el feminismo, los movimientos por la liberación sexual, la solidaridad internacionalista y los movimientos de emancipación nacional.

     

    Así mismo, propugnábamos la libre inserción federal del País Valenciano en los terrenos cultural, político, económico y ecológico en el ámbito de los Países Catalanes, España, Europa, el Mediterráneo y la humanidad, así como la potenciación del catalán como lengua propia del País Valenciano en el marco del respeto a su pluralidad cultural y comarcal.

     

    En este marco, tenemos que analizar los cambios producidos en los últimos tres años en la situación internacional, española y valenciana, avanzar en nuestras propuestas de federalización en el marco de la política desarrollada por el PCE e IU, y proponer herramientas de avance para la convergencia de la izquierda social y política en el País Valenciano como camino para su transformación emancipadora.

     

  3. La situación internacional.
  4.  

    Nos encontramos ante el Imperialismo como etapa superior del capitalismo. Etapa caracterizada por una concentración de la producción y del capital que tienden a crear monopolios y duopolios que dominan la economía, por la fusión del capital bancario con el capital industrial que hace surgir una oligarquía financiera y por la exportación del capital en lugar de la exportación de la producción. Todo esto tiene como consecuencias la multiplicación de las guerras imperialistas debido a las contradicciones inherentes a esta fase del capitalismo, la formación de movimientos anticapitalistas y revolucionarios con mayor fuerza en los "eslabones débiles de la cadena", es decir, países poco desarrollados como los sudamericanos y africanos. Por último la formación de una aristocracia trabajadora en los países imperialistas, corrompida y alejada de los trabajadores que desarrolla una mentalidad nacionalista y oportunista.

     

    En 1996 nos encontrábamos en plena ofensiva del neoliberalismo, que pretendía añadir a la libre circulación mundial de mercancías y capital la privatización de los servicios sociales y la desregulación de las relaciones laborales, haciendo del mercado el único regulador económico después del hundimiento en los países del este europeo del sistema de planificación estatal centralizada. Y ya entonces denunciábamos tanto sus nocivas consecuencias para el bienestar de la mayoría de la humanidad como la fragilidad de una mundialización que agudizaba la separación, incluso geográfica, entre una producción fragmentada y un consumo radicalmente desigual, agudizando la contradicción entre una mayor socialización de las fuerzas productivas, fruto del desarrollo tecnoeconómico, y una mayor concentración de la propiedad privada de los medios de producción. Proceso que no se ha limitado a la industria, sino que se ha extendido a una agricultura transgénica, y en algún caso híbrida, que al impedir la replantación de la semilla incrementa la dependencia de la periferia respecto del centro. La insostenibilidad del desarrollo y el incremento de la represión política interna e internacional de los marginados y explotados eran las consecuencias previsibles, en un mundo unipolar donde, desaparecido el contrapeso y la amenaza que para el capitalismo era la URSS y los demás países no capitalistas del Este de Europa, había quedado agotada la mera estrategia de conquista de derechos sociales administrados por el Estado, quedando como única superpotencia los EEUU.

     

    Hoy, nuestras predicciones se han visto confirmadas. La crisis financiera en cascada, que se ha extendido a partir de determinados países semiperiféricos precariamente industrializados, ha mostrado la falta de solidez del modelo neoliberal de desarrollo. Y la insatisfacción en sectores muy amplios de las poblaciones, desde los países marginados, que generan una emigración desesperada, hasta los países del Centro, ha llevado a retrocesos electorales generalizados de los defensores más acérrimos del neoliberalismo: de los republicanos norteamericanos a los conservadores británicos, de los democristianos alemanes a la derecha francesa e italiana, las fuerzas que proclamaban la panacea del mercado y un desmontaje salvaje de las prestaciones sociales han perdido posiciones electorales y en muchos casos el gobierno de los respectivos Estados.

     

    En este contexto, el último proyecto internacional del neoliberalismo, un Acuerdo Multilateral de Inversiones (AMI) que obligaba a los Estados a prosternarse frente las inversiones de las multinacionales, parece haber entrado en vía muerta por la oposición no solamente de muchos Estados de la Periferia sino también de algunos Estados del Centro, como Francia e Italia, gobernadas las dos por gobiernos de izquierdas.

     

    Ciertamente, el neoliberalismo no ha sido derrotado. No ha abandonado sus proyectos (como el AMI), continua apoyándose en la globalización financiera para impulsar la desregulación social y laboral, y sus tesis centrales continúan impregnando el pensamiento "único" dominando en los medios multitudinarios de comunicación. Pero se extienden y enquistan las grietas de este "pensamiento único" (aprovechando las posibilidades plurales de nuevas tecnologías como la de Internet), sus proyectos encuentran más y más dificultades para imponerse, y comienzan a darse las condiciones para pasar de resistencias locales contra el neoliberalismo a una ofensiva global contra el mismo.

     

    Por otro lado, las agresiones imperialistas han continuado emmascarándose como acciones "humanitarias" en defensa de los derechos humanos. Pero si hasta hace poco estas agresiones contaban sistemáticamente con la cobertura de la ONU, que les daba una apariencia de legitimidad, actualmente esta cobertura ha comenzado a tambalearse, y el gobierno norteamericano ha recurrido a acciones unilaterales de amenaza o agresión que no han recibido el apoyo global de la ONU, aunque sí el de sus acólitos, y el déficit democrático de la ONU ha imposibilitado su condena de acciones criminales del gobierno norteamericano que, como la destrucción de una fábrica de medicinas en Sudán, y el bombardeo de Irak y Yugoslavia, son una vulneración flagrante del derecho internacional.

     

    En estas condiciones se desarrollan diferentes alternativas al neoliberalismo.

     

    Por un lado, diferentes opciones socialdemócratas sin cuestionar el sistema capitalista, después que en una serie de países han colaborado al desmontaje neoliberal de las prestaciones sociales, defienden total o parcialmente las conquistas del llamado "Estado del bienestar" o propugnaban un capitalismo "de rostro humano" en el ámbito doméstico, mientras mantenían su sumisión a las instituciones de la globalización neoliberal y imperialista (el FMI, la OTAN, el futuro Banco Central Europeo,) donde se concentra el poder político y económico sustraído al control democrático de la ciudadanía.

     

    Por otro lado, cabe prestar atención a las nuevas fuerzas emergentes, y muy especialmente a la situación de África, donde se abren esperanzas emancipadoras desde el Sahara a Sudáfrica, no sin contradicciones ni obstáculos a superar. Si la guerra de liberación del Congo-Zaire pareció que llevaba a una nueva acomodación en el área de influencia norteamericana, el gobierno de Kabila, al salirse del guión, ha tenido que padecer un intento de derrocamiento que no ha triunfado, y una amplia zona del sur y centro de África parece empezar a desligarse del control del imperialismo bajo el liderato moral de Nelson Mandela.

     

    Durante este último periodo se han producido también importantes movilizaciones obreras, del Centro a la Periferia, contra las políticas neoliberales. Podemos destacar por su transcendencia la huelga general en Corea del Sur por los derechos laborales y sindicales, la huelga general en Nicaragua contra la política económica de su gobierno, la "huelga del pueblo" en Puerto Rico contra la privatización de la telefónica y la jornada de movilización obrera en Rusia por una salida política de su bancarrota.

     

    También se han ido abriendo paso nuevas formas de acción política y social basadas en la autoorganización social como las que el PCE ha propugnado en el marco de IU. En Latinoamérica estas han ido desarrollándose desde Chiapas a Brasil, donde el Movimiento de los Sin Tierra ha sabido construir, a partir de la rebeldía de los desheredados, un tejido social y productivo alternativo.

     

    A partir de todas estas experiencias se han ido desarrollando redes de resistencia y acción global contra el neoliberalismo, a partir de los Encuentros Intercontinentales para la humanidad y contra el neoliberalismo, del Movimiento Europeo contra Maastricht o de la Acción Global de los Pueblos que coordina movimientos sociales de todo el mundo.

     

    Y se desarrollan también forums de encuentro de fuerzas políticas de izquierdas, como los Encuentros Europeos de fuerzas progresistas y de izquierda o el Forum de Sao Paulo, los cuales permiten ir elaborando alternativas políticas globales frente al neoliberalismo. Es fundamental, como ya probó IU en su V Asamblea Federal impulsar (a partir del Grupo Parlamentario Europeo de IUE-IVN y del Foro de la Nueva Izquierda Europea) la creación de una fuerza política a escala europea. Asimismo, se ha de avanzar en la coordinación europea de las fuerzas sociales y sindicales. En la era de la globalización de la alternativa socialista, en este sentido un nuevo internacionalismo és una condición indispensable de cambio.

     

    En este marco los partidos comunistas, dentro de una gran heterogeneidad de situaciones, sin ningún centro dirigente y con diferentes planteamientos específicos, venimos jugando un doble papel.

     

    Por un lado, la lucha teórica y ideológica, con una crítica global del sistema capitalista que, a partir de la común metodología marxista, intenta incorporar y sintetizar diferentes aportaciones de la lucha popular. Para el desarrollo de esta crítica global es fundamental desarrollar la intercomunicación y coordinación entre los diferentes partidos comunistas y fuerzas revolucionarias de todo el mundo y entre estas y los diferentes movimientos políticos y sociales alternativos. Por ello los comunistas valencianos no renunciamos junto con otras fuerzas a recomponer una nueva Internacional.

     

    Por otro lado, impulsando la movilización social y el desarrollo de experiencias unitarias progresistas y de izquierdas en cada país: de Sudáfrica a Rusia, de España a la India, de Colombia a Filipinas, los partidos comunistas trabajan en el seno de frentes unitarios de características muy diferentes, pero con la común voluntad de unir a todos los que luchan por la emancipación frente al neoliberalismo y el imperialismo.

     

    En este marco, se dan múltiples experiencias de participación comunista en diversos gobiernos, en Francia, Italia (en una lamentable situación de división), Rusia, Sudáfrica y algunos landers alemanes. Congratulándonos de que se haya conseguido romper en una serie de casos el veto y la marginación a la que anteriormente se había intentado someter a los comunistas, eso genera situaciones más complejas en que cabe saber articular la defensa cotidiana de los intereses populares en la gestión gubernamental y la conexión y impulso de los movimientos sociales para una crítica global del sistema.

     

     

  5. LA SITUACIÓN EN ESPAÑA
  6.  

    3.1. El gobierno del PP.

     

    Las elecciones generales de 1996 marcaron el final de las mayorías del PSOE y el triunfo relativo del PP que necesitaba, sin embargo, del apoyo de la derecha nacionalista del PNV, CiU y CC para poder gobernar. Este triunfo solo relativo del PP les obliga a pactar con las fuerzas nacionalistas periféricas y a reorientar de forma muy significativa los planteamientos del Partido Popular en materia autonómica, incluyendo mecanismos insolidarios por lo que afecta al financiamiento.

     

    Del periodo de gobierno del PP a nivel estatal cabe decir que ha gozado de la parte alcista del ciclo económico, hecho que le ha permitido ofrecer a la opinión pública unos resultados falazmente positivos en el orden macroeconómico y en algunos aspectos de tipo social. Efectivamente, durante este periodo hay un crecimiento importante de la economía española que permite cuadrar las grandes cifras macroeconómicas, con la gran ayuda de las privatizaciones, y entrar, de esta forma, en los países europeos que cumplen las condiciones impuestas por Maastricht para acceder a la moneda única. Dicho crecimiento económico ha repercutido apenas en las clases más desfavorecidas. En el mismo sentido, nos encontramos con un incremento del empleo que produce un descenso significativo de la tasa de paro de nuestro país aunque sin dejar de ser el farolillo de cola de los países de la UE en cuanto a tasa de paro. Esta bonanza económica, no enturbiada aún de manera significativa por la crisis internacional de los países asiáticos, Rusia y Sudamérica, acompañada de una significativa "paz social" son los grandes trampolines desde los cuales el PP pretende consolidarse como gobierno e iniciar su pretendida "larga marcha" hacia el centro político.

     

    El PP durante este periodo ha profundizado la política de privatizaciones que ya había iniciado el PSOE en los últimos años de gobierno. Toda propiedad colectiva que sea rentable y de beneficios se convierte en susceptible de ser privatizada bajo la falacia justificativa de que el sistema privado funciona mejor que el público, cuando en realidad el PP solo ha privatizado empresas que funcionaban con producción de beneficios cuando eran públicas. Es el caso de Repsol, Argentaria, Telefónica, Endesa, etc. empresas que siempre reportaban beneficios al Estado y donde los dividendos de la privatización se han empleado para llevar a término técnicas de "ingeniería financiera" y así reducir nominalmente el déficit público exigido por el Tratado de Maastricht.

     

    Las privatizaciones, además de ser "pan para hoy y hambre para mañana", introducen otra problemática: son empresas con carácter multinacional, de sectores estratégicos como la comunicación o la energía. Cuando dejan de depender del Estado en la toma de sus decisiones estratégicas, el Estado comienza a depender de ellas en muchos aspectos. Así hemos visto recientemente como se han concedido para España 450.000 millones de ptas. al FMI para defender las inversiones americanas de estas empresas y grandes bancos. Estamos viendo como los Presupuestos de 1999 contemplan la concesión a las eléctricas de más de 1 billón de ptas. para modificar la Ley del Sector Eléctrico. Vimos hace poco como se favorecía a una empresa de comunicación en la televisión digital vinculada a Telefónica con tal de crear un lobby privado de comunicación vinculado al PP.

     

    A nivel de política exterior una cosa caracteriza al gobierno del PP por encima de cualquier otra: el seguidismo de la política norteamericana. Seguidismo que se vio de forma descarada en la relación política entre España y Cuba, últimamente amortiguada como consecuencia posiblemente de la muerte de Mas Canosa y de la visita del Papa a Cuba. Seguidismo sin duda en las crisis vividas entre EEUU y el gobierno iraquí donde la posición del gobierno español ha estado vergonzosa por su sumisión total a los intereses de los Estados Unidos.

     

    El gobierno del PP se ha destacado también por su menosprecio a los parados. A pesar de la disminución de la tasa de cobertura de protección a los parados del 59’6% en el 92 al 37’9% en 1996 durante los gobiernos de Felipe González, el gobierno del señor Aznar, aunque disminuye el paro y la presión económica que suponen estas prestaciones en los gastos públicos, prefiere mantener el bajo porcentaje de cobertura a los parados. En los Presupuestos de 1999 el tema ya es escandaloso. El gobierno del PP no solamente ya no aporta ningún recurso público para proteger a los parados sino que piensa destinar 260.000 millones de ptas. procedentes del INEM, es decir de los salarios de los trabajadores, a financiar las bonificaciones de las cuotas a la Seguridad Social concedidas a los empresarios, contraviniendo el carácter finalista de estas cotizaciones: la protección a la desocupación. Tenemos que recordar que esta finalidad está garantizada de forma específica en el artículo 41 de la Constitución. El tema es todavía más escandaloso si tenemos en cuenta que de cada 100 personas paradas sólo 37 tienen derecho a prestación por desempleo en cualquiera de sus variantes. Poco más de una de cada tres personas.

     

    3.2. Las contradicciones del PSOE.

     

    El periodo que analizamos ha sido el final de la hegemonía electoral del PSOE que gozaba desde el triunfo en las elecciones generales de 1982. Cabe recordar que al final de los periodos de gobierno del PSOE, tras rechazar las sucesivas ofertas de apoyo de IU, eligieron el respaldo de CiU por la fal ta de mayoría absoluta en las elecciones de 1993. Dos aspectos convienen recordar sucintamente de este último periodo de gobierno del PSOE: en primer lugar la derechización sin contemplaciones de las formas de gobierno que fueron contestadas parcialmente desde el movimiento sindical: reducción de la protección al paro, aumento de las formas de contratos "basura" y introducción de las Empresas de Trabajo Temporal, incapacidad de aplicar la LOGSE de una forma satisfactoria y sumisión total a los criterios macroeconómicos neoliberales de Maastricht.

     

    En segundo lugar cabe destacar las nefastas formas de hacer política del gobierno plasmadas en los temas de terrorismo de Estado (caso GAL) y de corrupción que cada vez aparece como más generalizada (Filesa, Roldán, Urralburu, AVE, etc.) y vinculada a la misma columna vertebral del PSOE.

     

    La pérdida del gobierno estatal, que va ir precedida de la pérdida de la mayoría de los gobiernos autonómicos y de muchos gobiernos municipales, supuso un fuerte drama en un partido cada vez más pegado al poder. Si a eso le añadimos las espadas de Damocles que a nivel judicial continúan colgando sobre Felipe González por casos de terrorismo de Estado y de corrupción, se entenderá fácilmente su dimisión en el marco del último Congreso del PSOE. Lo sustituye Joaquín Almunia que impone la elección del candidato para las legislativas mediante unas primarias, mecanismo pensado para consolidarse frente al partido como nuevo secretario general. Las cosas no van como estaban previstas y aparece un tercer personaje en juego: José Borrell, que en un principio parecía querer personificar un espíritu de renovación del PSOE que parecía dominante en sus bases. Parece bastante evidente que la trilogía Borrell-Almunia-González no estaba prevista en la mente de nadie, ni en los mismos estatutos del partido. Habrá que esperar y ver el resultado de este mecanismo que, visto desde lejos, parece un proceso de transición del post-felipismo hacia otra forma política que hoy todavía desconocemos, si bien ya puede constatarse el desinflamiento del "efecto Borrell" mientras avanza la búsqueda desesperada del centro político, con la única meta de alcanzar otra vez el poder perdido.

     

    En efecto, si la aparición de José Borrell en escena supuso la posibilidad de que las cosas cambiaran en el espacio político de la izquierda en el sentido de avanzar hacia una mayor colaboración y trabajo en común como pasaba en otros países como Francia, Suecia, Finlandia, etc., las cosas pronto han venido a desengañar a los más optimistas. El PSOE continua manteniendo lo esencial de su política de destrucción de cualquier fuerza política que pueda crecer a su izquierda, impulsando los mecanismos de hacer avanzar a España hacia un sistema bipartidista donde no quepa ninguno más que ellos y el PP. La última propuesta del PSOE de cambiar la ley electoral municipal para escoger directamente al alcalde va en esta dirección y es un misil en la línea de flotación del pluralismo. De otra parte, continúan las OPAs hostiles. Históricamente se comenzó con los Partidos Socialistas Nacionalistas, se continuó con el Partido Socialista Popular para entrar a continuación en la órbita comunista con el Partido de los Trabajadores de Santiago Carrillo. El último episodio de este proceso és Nueva Izquierda diseñada por la órbita próxima a Felipe González con el objetivo básico de reconquistar el millón de votos que el PSOE perdió en manos de Izquierda Unida.

     

    Pero, aunque hay sobradas razones históricas y actuales que nos aconsejan no pactar con el PSOE, la realidad de la base electoral que sustenta a este partido, compuesta en su mayoría por la clase trabajadora, nos obliga a dirigir hacia estos sectores de población nuestro mensaje político y desde la máxima prudencia, establecer y mantener relaciones con este partido para, si fuera posible, establecer acuerdos programáticos que sirvan para avanzar por la izquierda tanto en las instituciones como en la sociedad. Desde esta convicción se formuló la propuesta de "unidad de acción de la izquierda" en las últimas asambleas de IU y de EUPV así como en el pasado congreso del PCE.

     

     

     

    3.3. La situación sociolaboral y la lucha por las 35 horas.

     

    El periodo que analizamos se caracteriza por una pésima situación sociolaboral pese a la bonanza económica. Los datos son contundentes: somos el país de la Unión Europea con una tasa de paro más alta. La EPA del tercer trimestre de 1998 daba un nivel de paro en España del 18’55% teniendo una tasa de actividad muy baja, solo el 50’25%, inferior en unos seis puntos a la media europea. Tenemos también el nivel de precariedad laboral más elevado de toda la UE. La Epa del tercer trimestre de este año indica que los contratos temporales continúan estando por encima del 33% de los totales (a pesar de todas las reformas laborales y las subvenciones a los empresarios). Como consecuencia y colofón lógico de esta temporalidad en la contratación, el nivel de siniestralidad laboral español también es el más alto de toda Europa.

     

    Esta situación ha supuesto una debilitación de la capacidad movilizadora y negociadora de los sindicatos. Con tasas tan altas de paro, el miedo al despido cuelga encima de los trabajadores como una espada de Damocles. La elevada tasa de trabajo en precario convierte la afiliación a los sindicatos de clase en algo clandestino entre todos estos trabajadores que ven como su contrato no será renovado a la mínima sospecha de afiliación sindical. La acción sindical se ha desarrollado en este marco difícil en los últimos años. Una acción sindical presidida además de por la clásica negociación de los convenios colectivos, por la negociación de temas fundamentales a nivel global como la reforma de las pensiones o los cambios en la contratación laboral. Puede afirmarse que los años en que ha gobernado el PP han sido los años de menos conflictividad laboral. Como és lógico, la relativa paz sociolaboral ha sido uno de los elementos claves a la hora de estabilizar al gobierno del PP y de desarrollar su sueño de dar una imagen política de centro. Pocas fotos "centran" más al PP que la firma de acuerdos con los sindicatos máxime cuando permanecen en la opinión pública el recuerdo de las movilizaciones sindicales realizadas durante los gobiernos del PSOE.

     

    El PCE e IU manifestaron su clara oposición a dos acuerdos importantes entre el gobierno y los sindicatos: el acuerdo de pensiones y la reforma laboral. En el tema de las pensiones és muy fácil argumentar y continuar afirmando que los acuerdos supusieron un recorte de las mismas en un país donde el sistema de pensiones está muy lejos de alcanzar los niveles de protección medios de la Unión Europea. Entendíamos y continuamos entendiendo que no era correcto aquel planteamiento. Los resultados ya los estamos viendo: el aumento de las pensiones medias, que fue del 6’3% en 1994 y del 5’7% en 1995, se ha visto recortado a un crecimiento del 3’9% en 1997 y hasta a un 1’9% en el primer trimestre de 1998. No podemos olvidar que en España el 70% de las pensiones de jubilación se encuentran por debajo del Salario Mínimo Interprofesional.

     

    En el tema de la reforma laboral los resultados obtenidos en el acuerdo permiten ya un primer análisis: a pesar de los recursos dedicados a estimular, financiar y potenciar la contratación estable, el porcentaje de contratación temporal continua estando alrededor del 33% a finales de 1998, cantidad prácticamente idéntica a cuando se firmó el acuerdo. Dicho de otra forma: la reforma laboral no ha conseguido disminuir ni en un punto el porcentaje de precariedad que padece nuestro país. Por otra parte, el hecho de que sea rentable a los empresarios despedir a un trabajador "estable" respecto a las cantidades percibidas por su contratación, obliga al Estado a destinar cantidades crecientes de recursos para continuar manteniendo y financiando estos contratos estables dedicando hasta recursos finalistas de protección al desempleo como se contempla en los PGE-99. Por otra parte, según datos del mismo Ministerio de Trabajo, las compensaciones por despido por "causas objetivas" habían disminuido ya un 19’3% a los tres meses de la Reforma Laboral demostrando los efectos perversos de esta reforma sobre la facilidad de despedir de los empresarios y la pérdida de derechos de los trabajadores.

     

    En estas condiciones, la necesidad de medidas alternativas para conseguir un incremento de empleo estable se ha hecho más y más evidente. En este marco, la lucha por la jornada laboral de 35 horas semanales ha adquirido un carácter central. Después de algunas dudas iniciales, esta reivindicación, y la comprensión de la necesidad de una Ley para generalizarla, se ha abierto camino en el conjunto de la izquierda y de los sindicatos de clase, creando unas mejores condiciones para el trabajo conjunto para este objetivo.

     

    Y no menos importante es la lucha por evitar la parasitación del trabajo llevada a cabo por parte de las Empresas de Trabajo Temporal que están adquiriendo un peso cada vez mayor dentro del mercado laboral y que están cambiando las relaciones entre empleado y empresario. Las ETTs están consiguiendo rebajar al mínimo la dignidad laboral de los trabajadores mediante contrataciones temporales basura que obligan a cobrar salarios inferiores a los estipulados, realizar tareas de elevado riesgo que no corresponden al tipo de contratación, creación de listas negras de trabajadores que reivindican sus derechos y un largo etcétera. Todo esto acompañado de la amenaza constante del despido inmediato y la imposibilidad de volver a encontrar trabajo. Nuestro objetivo es conseguir la desaparición de este tipo de empresas y sensibilizar a la sociedad para que no vuelvan a ocurrir retrocesos tan flagrantes de los derechos de los trabajadores.

     

    3.4. La crisis del Estado de las Autonomías.

     

    Diferentes acontecimientos han hecho estallar una crisis del Estado de las Autonomías contemplado en la Constitución de 1978.Esta situación que se ha agudizado a raíz de la nueva situación en Euskadi tras el acuerdo de Lizarra y la tregua de ETA ha desbloqueado la reclamación conjunta del derecho de autodeterminación (apoyado por IU/EB y el EPK), para una importante mayoría de la población vasca.

     

    En la actual situación, el consenso constitucional sobre la forma de Estado ha dejado lugar a la confrontación de diferentes posiciones:

     

    Las fuerzas nacionalistas españolas (PP, PSOE) se cierran en la defensa de la Constitución de 1978 que niega la soberanía de los diferentes pueblos de España y su derecho de autodeterminación. La propuesta federal del PSOE se sitúa en este marco.

     

    Determinadas fuerzas nacionalistas periféricas (EH, ERC, …) propugnan directamente la independencia de Euskadi o Cataluña.

     

    Otras fuerzas nacionalistas periféricas (CiU, PNV, BNG) propugnan un desarrollo asimétrico del Estado hacia una Confederación, aparentemente entre Euskadi, Cataluña y Galicia y el resto de España.

     

    Izquierda Unida propugna una reforma constitucional que reconociendo el derecho de autodeterminación de cada pueblo de España pueda dar lugar, a partir de su libre decisión, a un Estado Federal democrático, plurinacional y solidario.

     

    Sin embargo, a medio término la evolución del Estado Español puede oscilar, previsiblemente, entre dos vías:

     

    Si la defensa acérrima de la "unidad de España" en los términos actuales bloquea una reforma constitucional, la presión de las naciones periféricas para su soberanía puede llevar a una evolución asimétrica del Estado de las Autonomías como sucesivos desgarros como resultado de la conjunción de las fuerzas centrípetas y centrífugas, dando paso a una relación confederal de hecho entre las partes desgarradas y el resto.

     

    Por el contrario, la única posibilidad de mantener la unidad de los pueblos de España a medio término por medios pacíficos es un pacto para la reforma constitucional que reconociendo la soberanía de cada uno de ellos los estimule a su libre y solidaria unión federal.

     

    Esta segunda és no solamente la vía que más conviene a la clase trabajadora y demás sectores populares de los pueblos de España, sino la única vía que, dada la correlación de fuerzas existentes, puede permitir que el pueblo valenciano consiga su soberanía.

     

  7. LA SITUACIÓN EN EL PAÍS VALENCIANO.

 

4.1. Situación socioeconómica y medioambiental.

 

El País Valenciano es una zona poco desarrollada de la Unión Europea como lo demuestra el hecho de que no alcance (aunque por muy poca diferencia) el 75% del PIB de media de la Unión Europea (hecho que, por otra parte, le permite acceder a los Fondos de Desarrollo Regional (FEDER) de la UE). Hay, sin embargo, algún elemento que matiza eso. El País Valenciano es una de las zonas del Estado Español con un nivel más elevado de economía sumergida que no se contabiliza en las estadísticas oficiales. Sectores industriales como el calzado, el juguete, el textil y el mismo turismo tienen partes importantes de su producción sumergida a nivel fiscal, laboral y económico.

 

La economía de nuestro país se ha transformado en menos de medio siglo de una economía basada fundamentalmente en la agricultura, con componentes significativos de agricultura de exportación como son los cítricos, en una economía industrial y de servicios donde el turismo tiene un peso muy importante. Pero en el sector industrial cabe destacar una profunda transformación o reconversión: desaparición de sectores tradicionales como la siderurgia de Sagunto, pérdida de peso progresivo del sector textil de las comarcas centrales y de la madera en la comarca de Horta Sud, acompañada por una submersión de sectores muy importantes de la industria del juguete y del calzado. La gestión del territorio llevada a cabo por el gobierno del PP és nefasta y retrograda. La política forestal recuerda a la del franquismo, con actuaciones muy impactantes, sometidas a intereses económicos tradicionalmente nada respetuosos con el medio natural (grandes empresas del sector, maderistas, cazadores, intereses particulares de los municipios). Se sigue repoblando con especies inadecuadas que propagan más los incendios, se utiliza maquinaria pesada en obras muy agresivas, como pistas y cortafuegos que tienen un gran impacto visual y aceleran la erosión con la pérdida de suelos. Se siguen usando criterios de rentabilidad económica, no siendo ese el valor fundamental del bosque valenciano, instalado sobre un medio muy seco.

 

La red de Espacios protegidos es insuficiente en número, extensión y nivel de protección (parques de papel). Tanto dentro como fuera de ellos, desaparecen especies protegidas o de valor ambiental. La política de la UE que favorece el abandono de ciertos cultivos lleva a la desertización y a la pérdida de paisajes tradicionales.

 

No hay política de ahorro del agua. El derroche en su gestión es evidente tanto a nivel público como privado. No se cumple la normativa sobre depuración de aguas residuales; si se hiciera, no habría necesidad de realizar costosos trasvases de otras cuencas. Aumenta la contaminación del agua causada por la agricultura tecnológica y la industria, con graves riesgos para la salud humana, sin que haya sanciones a los responsables. La gestión de las cuencas hidrográficas (Ebro, Júcar y Segura) és oscurantista y nada democrática, no existiendo una cooperación real entre CCAA y fomentándose interesadamente la rivalidad y la insolidaridad entre sus habitantes.

 

Tampoco hay una política de ahorro energético: El PV és dependiente energéticamente de fuentes contaminantes y no renovables (nuclear y petróleo sobre todo). Existe una concentración monopolística del sector, favorecida por la Administración estatal y autonómica. Se va a pagar cantidades desorbitadas por una supuesta adaptación a la competencia, cuando las empresas debían perder toda subvención o ser sancionadas por no favorecer la producción de energías alternativas, renovables y no contaminantes, para las que el PV reúne buenas condiciones. Además, así la producción de energía se puede desconcentrar: edificios públicos y viviendas podrían ser autosuficientes y desengancharse del recibo de la luz. En cambio la propia Administración (como el Ayuntamiento de Valencia y las famosas farolas de Rita o la absurda iluminación de autopistas y autovías en pleno campo), derrocha en el gasto energético y produce una contaminación lumínica nocturna que perturba los ritmos vitales de los seres vivos y nos roba la visión del cielo nocturno. La política de transportes és insostenible ecológicamente. Se potencia el automóvil y la carretera frente al transporte público, el transporte privado compartido, la bicicleta o el peatón. La construcción de vías rápidas como el III Cinturón de Ronda y la prolongación de Blasco Ibáñez destruirá paisajes y barrios populares en la ciudad de Valencia. El transporte público está sometido a criterios de rentabilidad económica y no social. El AVE és un gran error y un despilfarro económico que impide cualquier otra inversión ferroviaria.

 

La gestión de los residuos ha llegado al colapso. Los vertederos clausurados son una bomba de relojería que está contaminando el aire, el agua y la tierra. Los nuevos vertederos son las futuras bombas, cuya gestión, además se privatiza. No se hace prácticamente nada para educar y concienciar a la población y a las empresas públicas y privadas en la necesidad de REDUCIR, REUTILIZAR, RECICLAR.

 

El urbanismo está en manos de intereses especulativos, lejos de las necesidades reales de la población. Tenemos unos pueblos y ciudades cada vez más feos, insostenibles, masificados, contaminados y ruidosos, donde el automóvil arrincona y somete a ciclistas y peatones. El desarrollo urbano se basa en la especulación, la corrupción y el blanqueo de dinero, sin una planificación democrática. Cada vez se piensa menos en espacios públicos, verdes, educativos, sanitarios o culturales. Asistimos a una destrucción generalizada de barrios históricos y populares, edificios singulares y paisajes agrarios.

 

El País Valenciano padece un déficit importante de infraestructuras de transporte. La reciente inauguración de la autovía Valencia-Madrid es una muestra del retardo mencionado. Continuamos con una autopista de peaje, la A-7, que es la verdadera columna vertebral que articula el País Valenciano y que está poco empleada como consecuencia de su carácter privado. Las infraestructuras ferroviarias son obsoletas. Tenemos un Euromed que enlaza Alicante con Barcelona con tramos de vía sin doblar. La conexión de Alicante hacia el Sur no está ni electrificada. El tramo Valencia-Madrid de velocidad alta no se acaba nunca. La línea Sagunto-Zaragoza está abandonada con tramos donde el tren no puede pasas de 30 Km./h por falta de mantenimiento. En medio de todas estas deficiencias el gobierno valenciano se dedica a pedir una inversión de 400.000 millones de ptas. para construir el AVE Valencia-Madrid para conseguir llegar media hora antes a Madrid que en los trenes proyectados de velocidad alta. Por el contrario, las comarcas del interior presentan un déficit vital de transporte público y de conexión entre ellas. Para vertebrar internamente el País Valenciano, hay que potenciar las líneas de ferrocarril de proximidad como las de Xàtiva-Alcoi, Gandia-Denia, etc.

 

La situación sociolaboral del País Valenciano es claramente peor que la media del Estado. Aunque la tasa de paro ha bajado últimamente más que en España y se sitúa en el 16’76% según la EPA del tercer trimestre del 98, esta continúa siendo mucho más elevada que la media de la Unión Europea. La precariedad en el trabajo es alarmante: diversos estudios sindicales han situado la precariedad en la contratación laboral por encima del 40%, más de siete puntos por encima de la media estatal. También es más alta la siniestralidad laboral que en el resto de España, en buena parte como consecuencia de padecer una mayor precariedad, posiblemente también como consecuencia del importante papel que en esta Comunidad tiene la construcción, que és el sector con mayor índice de siniestralidad de todos los sectores económicos, y también uno de los que con más precariedad se trabaja, tanto en la modalidad de contratos (subcontratas a autónomos), como falta de medidas de seguridad. Así mismo, cuando se analizan los niveles salariales nos encontramos que los salarios medios de los trabajadores valencianos son claramente inferiores a la media estatal.

 

No podemos terminar este apartado sin criticar con rotundidad el proceso de privatización de los grandes servicios que se esta produciendo estos últimos años con el gobierno del Partido Popular, profundizando el proceso abierto por el PSOE, desmantelando algunos servicios públicos, minando otros y favoreciendo en todos los casos intereses privados frecuentemente vinculados al partido gobernante. Privatización de la enseñanza potenciando y aumentando las concertaciones de los centros privados, sobretodo confesionales. Privatización de la Sanidad como el hospital de Alzira como hecho emblemático y el aumento de subvenciones a las clínicas privadas mediante el plan de choque. Privatización de servicios públicos creados en los años anteriores como el caso de las ITV, del Centro Verde, de Egevasa, etc. Privatización de las formas y modos de gestión de los servicios sociales. Contra esta dinámica privatizadora se ha alzado una resistencia creciente de plataformas unitarias y organizaciones sociales que es fundamental potenciar.

 

4.2 Situación política: las fuerzas en presencia.

 

Cuando nos planteamos la situación de las formaciones políticas del País Valenciano és necesario referirse en primer lugar a las fuerzas de la derecha: PP y UV. A los rasgos de la derecha a nivel estatal hay que añadir dos elementos diferenciadores:

 

En primer lugar una vinculación de la derecha valenciana con el caciquismo tradicional como se pone de manifiesto de forma dramática en muchas comarcas. Si A eso le añadimos la preocupante tendencia y el crecimiento de la corrupción patente en casos como el del exconseller Cartagena, la crisis del ayuntamiento de Orihuela, las recalificaciones de terrenos privados del Conseller Farnós para el ayuntamiento de Benicàssim, etc., tenemos que llegar a la conclusión que, más allá de la estudiada y diseñada imagen televisiva del Presidente Zaplana, el PP esconde una mezcla de caciquismo, autoritarismo y corrupción que le hace estar totalmente alejado e imposibilitado del pretendido viaje-peregrinación hacia el centro político.

 

Unión Valenciana, formación nacida de los planteamientos más irredentes del secesionismo lingüístico, ha intentado evolucionar a lo largo de estos últimos años hacia una formación de carácter centrista y regionalista con alguna ilusión nacionalista. Parece claro que en estos momentos hay una cierta contradicción entre sus planteamientos del último congreso y su origen y base sociológicas.

 

El PSPV entró en crisis una vez se perdieron las elecciones autonómicas y en muchas partes municipales de 1995. Crisis manifestada en el relevo traumático y no consolidado del secretario general. Crisis manifestada en la dimisión de los primeros miembros de las listas autonómicas de Valencia y Alicante. Durante este periodo el PSPV ha intentado en algún caso hacer olvidar su derechismo en los gobiernos central, autonómico y local, resaltando el tono aparentemente de izquierdas de sus declaraciones y propuestas electoralistas sin dejar de dirigirse nunca a nivel sociológico al centro político, verdadero objetivo estratégico del PSPV. A destacar también la incapacidad del PSPV de mantener unas relaciones normales con las formaciones políticas a su izquierda. Malaventuradamente la tentación felipista del PSOE y del PSPV de deglutir o destrozar todo lo que haya a su izquierda no ha desaparecido y se manifiesta también en el País Valenciano aunque con alguna peculiaridad.

 

4.3. Situación cultural: el conflicto de la lengua.

 

Uno de los temas más importantes que han estado en el centro del debate político durante el último año ha sido el tema de la lengua. En el debate sobre el estado de la Comunidad de 1997, el presidente Zaplana se sacó el conejo del sombrero al pedir un dictamen al Consell Valencià de Cultura con tal de resolver el "problema de la lengua". Hay que decir en primer lugar que el problema del valenciano es un problema creado al final de los años setenta para poner freno a la voluntad autonómica del País Valenciano. Hay que dejar de manifiesto que si el problema continúa siendo problema és debido a la falta de voluntad y decisión de los gobiernos del PSPV que durante doce años han sido incapaces de resolver el problema mediante la legislación y medidas adecuadas. Tenemos que recordar como Esquerra Unida pedía al gobierno en 1993 transferir por ley al Institut Interuniversitari de Filología las competencias en materia lingüística. Malogradamente las indecisiones y debilidades del PSOE permitieron al PP plantear una propuesta como la mencionada.

 

Desde el comienzo Esquerra Unida mantuvo una posición y unas condiciones frente al tema que creemos importante recordar:

 

"a) Cualquier acuerdo sobre el valenciano ha de contemplar de forma nítida y clara la unidad de la lengua catalana y ha de ser sometida a los criterios científicos imperantes de la romanística internacional.

b) El organismo encargado de dictaminar sobre nuestra lengua y su normativa ha de tener una presencia significativa y mayoritaria de personas con reconocido prestigio científico, vinculadas con las instancias universitarias valencianas especializadas en filología y el apoyo de las universidades valencianas.

 

c) Este organismo deberá tener la necesaria proyección exterior tanto a nivel de otras comunidades que hablen la misma lengua como a nivel estatal e internacional.

 

d) El posible organismo que se cree no ha de estar sometido a los avatares políticos ni directamente a los resultados electorales con tal de conseguir que el tema de la normativización del valenciano pase de ser un problema político para convertirse en eso que siempre debería haber sido: un problema de carácter científico y filológico.

 

Si se cumplen estas condiciones, que hoy no pueden de ninguna forma garantizar y sospechamos que va por caminos contrarios a los indicados, sería muy positivo conseguir un acuerdo que defenderíamos con claridad. Ya es hora que la sociedad valenciana deje de discutir si hablamos valenciano o catalán y avance seriamente en la normalización del uso de nuestra lengua en la escuela, los medios de comunicación, la calle, etc. Hay que reconocer que la falta de acuerdo en este tema ha sido el peor obstáculo para avanzar en el uso social del valenciano".

 

Si el dictamen del CVC tenía elementos dudosos que obligaron a que los dos miembros de EUPV se abstuvieran, la ley de creación de la Academia Valenciana de Cultura tenía ya elementos claramente negativos y nos obligó a votar en contra. No sabemos si al final se conseguirá un acuerdo entre el PP y el PSPV que permita que la AVL tenga académicos y pueda comenzar a funcionar. En cualquier caso parece claro que el problema del valenciano no será resuelto con "el acuerdo histórico" y otros adjetivos grandilocuentes con que fue calificado. Sea cual sea el resultado, los planteamientos de EUPV son claros: defensa de la unidad de la lengua, búsqueda de unas instancias normativizadoras con carácter académico y científico, potenciación del uso del valenciano, búsqueda de líneas de colaboración con otras Comunidades Autónomas que tienen la misma lengua que nosotros.

 

5. PERSPECTIVAS DEL PAÍS VALENCIANO EN EL MARCO DE LA FEDERALIZACIÓN.

 

No se trata de repetir lo que ya se dice sobre La inserción federal del País Valenciano en la "Propuesta del PCPV para la izquierda valenciana", sino de avanzar propuestas en este marco y en el de la propuesta de Estado Federal democrático, plurinacional y solidario formulado por el PCE y por IU.

 

Nuestra propuesta federal tiene un componente importante que arranca de la autonomía local. Y aquí hay que situar la propuesta de comarcalización, en un doble sentido: como una forma de articular la pluralidad territorial del País Valenciano, y como una forma de articular los municipios entre sí, con una coordinación de recursos que permita mejorar los servicios públicos ofertados a la ciudadanía.

 

Se trataría de suprimir las provincias y, por tanto, las Diputaciones, pasando sus competencias a órganos democráticos de ámbito comarcal. Esta propuesta se enmarca en la propuesta de reforma constitucional para el Estado Federal, pero en tanto esta no se realice se podrían fusionar las provincias de Castellón, Valencia y Alicante en tanto que una reforma del Estatuto establece formalmente los órganos comarcales.

 

Cabe subrayar que el proceso de constitución de estos órganos comarcales se debería de hacer a partir de la libre elección de los municipios. Es decir, de la misma forma que el Estado Federal se ha de constituir como resultado de la libre unión de las diferentes Comunidades, los órganos comarcales se deberían de constituir como resultado de la libre unión de municipios, como una plasmación local del ejercicio del derecho de autodeterminación.

 

Habrá que al mismo tiempo que impulsar instituciones comunes en el área lingüístico-cultural catalana con competencias específicas para gestionar el patrimonio cultural que compartimos. Un ejemplo es el desarrollo normativo de la lengua catalana, que con tal de evitar la desmembración lingüística debería de hacerse de forma unitaria, integrando las especificidades de las diferentes hablas, como ahora las del valenciano. También en este terreno la federación és el mejor procedimiento para conjugar unidad y pluralidad.

 

En esta perspectiva hay que enmarcar la propuesta de EUPV de un organismo normativo unificado dependiente del Instituto Joan Lluís Vives que articula las Universidades de todo el ámbito lingüístico, organismo de carácter federal que debería de asumir las competencias que actualmente corresponden al Institut d’Estudis Catalans, sin perjuicio de que en cada Comunidad pueda haber organismos específicos (como el Instituto Interuniversitario de Filología Valenciana) para asesorar y dictaminar en materia lingüística.

 

Esta propuesta, en cualquier caso, debería de ser entendida como transitoria, hasta que, en el marco del Estado Federal y de la Unión Europea, se puedan crear instituciones compartidas de los países de lengua catalana con competencias culturales de mayor alcance, con representación tanto del País Valenciano, Cataluña y las Islas Baleares como de la Franja de Aragón, el Rosellón y el Alguer.

 

Naturalmente, estos no son los únicos países con los cuales habrá que establecer relaciones de cooperación federal desde el País Valenciano. Aparte de las relaciones federales generales en el ámbito del Estado Español y en su caso de la Unión Europea, habrá que establecer otras relaciones específicas para problemas específicos.

 

Por ejemplo, habrá que establecer relaciones de cooperación en los marcos hidrográficos compartidos. Aunque consideremos que haya que priorizar el ahorro del consumo de agua en lugar de recurrir a grandes obras hidráulicas como los transvases, lo cierto es que actualmente tenemos recursos hídricos compartidos si más no con Murcia y Castilla-La Mancha. Y, en lugar de recurrir sistemáticamente a la mediación o la decisión por los órganos centrales del Estado Español, habría que establecer también federalmente órganos comunes de cooperación para la gestión conjunta de estos recursos.

 

Además, nuestro federalismo se orienta a la libre cooperación global entre los pueblos sin cerrarse en marcos apriorísticos, ni del Estado Español (como se hace patente en las propuestas para el terreno lingüístico-cultural) ni tan solo de la Unión Europea: problemas como los ecológicos no conocen fronteras. Y el pueblo valenciano tiene, en particular, problemas ecológicos compartidos con el resto de los pueblos alrededor del Mediterráneo, ámbito en el cual habría que abordar la gestión conjunta de estos problemas. Problemas ecológicos, hay que recordar, que son inseparables de los problemas sociales, y que han de abordarse en el marco de un desarrollo sostenible, armónico y solidario de las diferentes riberas del Mediterráneo.

 

Nuestro federalismo, en el fondo, entronca con nuestro internacionalismo, y se orienta a la cooperación libre y solidaria entre todos los pueblos.

 

6. LA CONVERGENCIA DE LA IZQUIERDA SOCIAL Y POLÍTICA EN EL PAÍS VALENCIÀ

 

6.1. Sujeto plural:

Como venimos afirmando el sujeto de la transformación es plural: la consolidación de un bloque social de progreso parte del supuesto que el sujeto de la transformación radical es policromo y diverso. La clase social continúa siendo el elemento clave de nuestro análisis económico-político y de la metamorfosis real necesaria, pero la conciencia de pertenencia a la clase se desdibuja hoy más que nunca por la fragmentación y alienación que sufre la clase trabajadora y porque también es un hecho la aparición en la escena política, en los últimos años con más fuerza, de otros sujetos del cambio: movimientos anti-sistema de las Periferias (Zapatistas, los Sin Tierra de Brasil...), étnicos, mujeres, ecologistas, emigrantes, subproletariado, excluidos…

 

Nuestro Partido nunca ha gozado de la exclusiva en la lucha por la emancipación. La propia heterogeneidad de la clase obrera incrementada actualmente por el propio desarrollo del capitalismo ha producido respuestas diversas. Esa diversidad no es un obstáculo, al contrario, es un valor añadido. Por ello hemos venido incorporando a nuestro bagaje las aportaciones surgidas en otros espacios de reflexión y de lucha, que hoy asumimos como nuestras pues forman ya parte intrínseca de nuestro discurso y de nuestro trabajo político, al tiempo que aportamos a la constitución de ese sujeto transformador colectivo lo mejor de nuestra historia. Para superar el capitalismo que hoy diseña y planifica su dominio a escala planetaria estructurando por arriba al tiempo que desarticula por abajo -la clase obrera y zonas necesariamente marginales-, que coloniza las conciencias e induce a la mayoría a aceptar como inevitable el orden que impone, necesitamos seguir avanzando en la consolidación de la nueva síntesis emancipadora de los comunistas con otras fuerzas radicalmente transformadoras, y enriqueciendo nuestros análisis de la realidad social y de nuestra praxis cotidiana con las aportaciones que, surgidas en otros espacios también revolucionarios, están conformando junto a nosotros el eje vertebrador de la alternativa roja-verde-violeta, antimilitarista y antietnocentrista. Pero no se trata de que meramente sumemos fuerzas, sino que las simbioticemos: la política que hoy asume el Partido configura una alternativa global, no limitada al componente rojo, pues recoge una propuesta de transformación revolucionaria a todas y cada una de las dominaciones que ejerce el sistema, y en todos los ámbitos. No obstante, las propuestas del Partido no conforman la única vía para la emancipación y de hecho deben ser continuamente ampliadas y consolidadas día a día y dialécticamente con las aportaciones que realicemos mediante nuestro trabajo en los movimientos sociales, al tiempo que propagamos la política del Partido en esos colectivos, combinando el respeto a su independencia con la búsqueda de la hegemonía de nuestras propuestas como miembros del PCPV. Un Partido Comunista cohesionado, que no renuncia a sus señas de identidad, que amplía cada vez más su acervo teórico y su campo de acción es la mejor garantía de que la alternativa emancipatoria llegue a buen puerto.

6.2. El PCPV y el mundo del trabajo: la fase neoliberal y la desestructuración de las clases sociales:

El trabajo es el eje central de nuestro proceso de constitución como seres humanos, pues la transformación de la naturaleza mediante el trabajo es la base de nuestra socialización. A través de los cambios sufridos en la historia, que han dado lugar a los distintos modos de producción, el trabajo ha sido y sigue siendo el factor fundamental para la transformación social.

 

Ahora bien, en nuestros días el capitalismo ha experimentado una serie de transformaciones modificando algunos aspectos fundamentales: la mundialización del sistema productivo y de las relaciones sociales y la generación de nuevas formas de organización del trabajo. Hasta tal punto el capitalismo se transforma, que para muchos ideólogos esto ha supuesto la difuminación, cuando no eliminación, de las clases sociales y la desactivación del motor de la historia: la lucha de las clases. Los cánticos al fin de la historia van en ese sentido: la actual moda ideológica adoptada por ciertos intelectuales, que ha calado entre la clase media progresista, pone en tela de juicio la existencia misma de la clase social considerándola un constructo cultural caduco, inservible, frente a nuevos conceptos como identidades sociales, ciudadanía...

 

Pero la afirmación y constatación de la existencia de las clases sociales antagónicas -a pesar del descenso de la conciencia de clase y del desdibujamiento de la lucha de clases, fundamentalmente en las sociedades de capitalismo avanzado, en el sentido de la desactivación de los grandes conflictos frente a los movimientos corporativos, del individualismo, del ascenso de categorías sociales intermedias, de la extensión de la democracia política puramente representativa- y de la confirmación de que esas clases surgen y se mantienen en base a las relaciones de explotación y dominación en función de las relaciones de propiedad de los medios necesarios para producir (capital y tecnología frente a fuerza de trabajo), sigue siendo hoy un hecho incuestionable. Y la superación de la división de la sociedad en clases -el igualitarismo radical en relación con el control sobre los recursos productivos de la sociedad y el excedente producido socialmente- es la condición sine qua non para la libertad, la democracia y la autorealización.

 

El modelo anterior fordista-taylorista se basa en la gran empresa articulada en torno a la cadena de montaje dirigida a la producción de bienes en grandes cantidades con una división rígida entre las tareas de diseño-dirección y la ejecución de las tareas estandarizadas y preestablecidas por las instancias organizadoras. La implicación de los trabajadores en el proceso no se consideraba necesaria y de hecho no se producía, por lo que la conciencia de explotación en el corazón mismo del proceso productivo aparecía con nitidez: el trabajo era absolutamente monótono y alienante, y los trabajadores experimentaban los mismos sentimientos de grupo ante el capataz y ante el patrón. Si la lucha de clases no se resolvió en ese modelo a favor de la clase trabajadora se debió en buena parte a las medidas amortiguadoras del keynesianismo aplicadas por el Estado.

 

Pero el desarrollo de nuevas tecnologías requiere un nuevo modo de organización de la producción: la creación de estructuras productivas flexibles y con mayor capacidad de adaptación y la descentralización del proceso productivo vinculadas a la incorporación de nuevas tecnologías más sofisticadas cada vez facilitan la subcontratación y la externalización de trabajos concretos, con lo que se consigue reducir la fuerza de trabajo directa y la segmentación de la clase trabajadora a la que se exige cada vez más una implicación subjetiva en el proceso productivo. Ante la ineficacia de los principios taylorianos, se impone la potenciación de la autonomía responsable de los trabajadores directos, que conduce a un principio de organización superior para poder poner en marcha nuevas tecnologías, que suponen la necesidad de usar toda la inteligencia y cualidades creativas de los trabajadores cooperando con directivos e ingenieros, es la solución por implicación negociada a la crisis fordista, en el modelo llamado toyotista. Pero con esta modalidad tecno-organizativa aparece una nueva contradicción interna: la implicación de los trabajadores establece límites internos, en la propia empresa, a la flexibilidad laboral, lo que agudiza la crisis del neoliberalismo.

 

Este nuevo modelo fomenta la competitividad entre los trabajadores, que tienen categorías laborales más diferenciadas, fracturando la conciencia de grupo explotado frente al capital. Así, se intenta integrar a los trabajadores y trabajadoras con una determinada cualificación en las políticas empresariales de las multinacionales. Son las nuevas políticas de "recursos humanos", en las que parece que los trabajadores y las trabajadoras participen de la organización del trabajo, pero siempre asumiendo los criterios de "competitividad" y "rentabilidad", interpretando la empresa como una entidad unificadora de intereses entre capitalistas y trabajadores. Para salvaguardar sus conquistas salariales y condiciones laborales, tales trabajadores y trabajadoras no dudan en asumir los proyectos de las multinacionales como propios, colaborando con las direcciones industriales.

 

Pero no sólo la complejidad del proceso de producción a nivel técnico y la implicación de los trabajadores en estos sectores punta se produce junto a las todavía necesarias cadenas de montaje fordistas y junto a la necesidad de mantenimiento del cinturón periférico basado en un mercado de trabajo clandestino, fuera de cualquier regulación contractual y por ello también de control sindical. Así, el nuevo modelo empresa-mundo (en el doble sentido geográfico y emocional -el trabajador es inducido a considerar la empresa como algo propio, que pasa a formar parte de su vida, desdibujando la frontera ocio-vida privada-trabajo-) se apoya en empresas con organización rígida taylorista y producción en cadena fordista en condiciones de sobreexplotación más clásica, y necesita para su funcionamiento de un paro estructural estable, frente a la tendencia al pleno empleo del modelo anterior, cuya dinámica social descansaba en el pacto entre capital y trabajo: paz social a cambio de salarios estables y cobertura en caso de desempleo, pensiones, y demás prestaciones sociales administradas por el Estado.

 

Las principales consecuencias de la aplicación de este modelo emergente son:

 

-Incremento del paro: las nuevas políticas económicas se apoyan en el crecimiento del paro para posibilitar la reducción del coste de la fuerza del trabajo (el papel clásico del ejército de reserva) para justificar políticas de flexibilidad laboral que destruyen las conquistas históricas de los trabajadores, justificar la reorientación del gasto público hacia el sector privado, premiando a los "creadores de empleo", fraccionar a la clase obrera impidiendo la toma de conciencia de ‘clase para sí’ (la representación) y conducir el papel y los objetivos de los sindicatos a la baja.

 

-La desestabilización y desregulación del mercado laboral y la consecuente segmentación más agudizada de la clase trabajadora, reestructurando radicalmente la fuerza de trabajo. La precarización de las condiciones laborales con la aparición y aplicación de fórmulas de empleo cada vez más diversas, incrementando el empleo precario y la heterogeneidad creciente de la clase trabajadora. Las empresas de trabajo temporal, las ETT, son un significativo ejemplo de este nuevo modelo desregulado y prácticamente opaco a cualquier control.

 

-La creciente incidencia en el mercado laboral del autoempleo, que implica una mayor desprotección sindical, incremento del individualismo y desestructuración social, que en la mayoría de los casos son simples espacios para la externalización de costes de las empresas sin ningún tipo de responsabilidad por parte de éstas, lo que viene a ser una variante de subcontratación clandestina.

 

-La consolidación del estrato de clase de los gestores y ejecutivos de las grandes empresas. Esos gestores, que no son necesariamente propietarios, ejercen un trabajo de dominación: entre otras funciones eligen los métodos de presión física y psíquica sobre los trabajadores subordinados, favorecen su división, procuran romper sus formas de resistencia, ponen al servicio del capital la innovación en técnicas de producción y gestión, generadas socialmente, es decir realizan funciones imprescindibles para el funcionamiento rentable del sistema.

 

Las fronteras de clase se hacen así borrosas:

 

Por una parte puede considerarse a la "aristocracia obrera" como beneficiarios de la explotación –algunos investigadores al servicio de multinacionales y profesionales liberales, gestores/asesores de la pequeña burguesía capitalista y elites del sistema político- que aunque no formen propiamente parte de la clase dominante sufren de forma muy significativa una inversión de la conciencia de clase y subjetivamente pueden identificar sus intereses con los de la clase dominante.

 

Por otra parte, su progresiva perdida de inserción en el mercado controlado por las transnacionales hace que pequeños comerciantes, dueños de pequeños talleres, jóvenes con altos niveles de estudio, agricultores sometidos a los imperativos de la industrialización de la agricultura en grandes extensiones, se vean abocados a una confluencia de intereses con la clase subordinada.

Este nuevo modelo ha producido el incremento de grupos de trabajadores básicamente compuesto por mujeres y jóvenes que realizan trabajos no cualificados, mal remunerados y sin derechos sociales. Los adultos varones de mas de 45 años expulsados de su lugar de trabajo por las reestructuraciones de las empresas, las mujeres y los jóvenes que luchan por incorporarse a este mercado de trabajo, y, cada vez más, los inmigrantes, son los colectivos sobre los que recae básicamente esta nueva forma de la ya vieja explotación capitalista junto a la pérdida de referentes políticos, el auge del individualismo, la despolitización, y el consumismo.

 

Si esta és la situación en el sector industrial y postindustrial y en el sector servicios, la situación laboral de los trabajadores agrícolas, se desarrolla en un marco de condiciones de capitalismo en fase de acumulación primitiva, con contratos de trabajo, en algunos casos (recogedores de naranja, y no todos), en el régimen especial agrario los que no dan ninguna garantía de posibilidad de subsistencia, ya que la gente trabaja y, por tanto cobra, cuando el empresario lo necesita. En el peor de los casos, y és para todo el resto de trabajos del campo, los "contratos" son verbales día a día. Estas condiciones laborales específicas del campo provocan el abandono progresivo del sector por parte de la gente que ha venido trabajando desde casi toda la vida, en el campo y el cambio de sector o rama donde las condiciones económico-laborales garantizan una mayor estabilidad en el trabajo y por tanto unos ingresos más continuos que hacen posible una mejor calidad de vida. De aquí se desprende que al campo vayan a trabajar las personas más necesitadas que no tienen opción a otro puesto de trabajo como pueda ser el de mujeres, los jóvenes, los menos calificados, los inmigrantes y todos aquellos que no pueden por otro motivo insertarse en los otros sectores y que realizan todos los trabajos más duros y en las peores condiciones que pueden existir hoy en día. Todo esto, conlleva el que se agraven más las malas condiciones en las que se trabaja quedando muy difícil la posibilidad de solución. Es por esto que otros trabajadores, los que tienen posibilidad, optan por comprarse o alquilar alguna parcela de tierra, o continuar llevando las tierras heredadas según el caso, para tener, si la cosecha lo permite, otro ingreso aparte de los jornales que posibilite una mejor existencia.

La aplicación de la política que dicta el oligopolio internacional profundiza las fracturas sociales, incrementa la exclusión social - la dualización de la sociedad, la sociedad de los dos tercios. - y desestructura los vínculos sociales básicos, las identidades tradicionales del movimiento obrero y la perdida de los valores tradicionales de la izquierda, debilitando su capacidad de organización y respuesta, al tiempo que los Estados democráticos se deshacen de su papel de ‘administrar el bien común’ y se posicionan nítidamente como los representantes de los intereses de la clase dominante.

En los países de la Periferia la fragmentación de los distintos enclaves geopolíticos es también un hecho y una tendencia. Como hemos visto la mundialización económica establece una mayor heterogeneidad (desarrollo desigual) entre las distintas regiones. Así mientras con la aplicación de los drásticos programas de ‘ajuste estructural’ y las políticas de choque del FMI y del Banco Mundial algunos países ‘en vías de desarrollo’ se han industrializado, otros, los componentes del Cuarto Mundo, quedan desconectados de los circuitos económicos internacionales. Cuando sus estructuras tradicionales han sido rotas por las relaciones coloniales, y cuando los medios de comunicación muestran los estilos de vida del privilegiado Norte, los flujos migratorios, en condiciones que todos conocemos, para salir de la pobreza y la falta de futuro son y seguirán siendo un hecho imparable. Señalando que en la mayoría de los casos la huida lo es también de Estados autoritarios que cortan de raíz cualquier tipo de disidencia.

 

La crisis ecológica, consecuencia del modo de producción y consumo que, diseñado en el Centro del sistema mundial, nos afecta a todos y más a las Periferias -por sus características estructurales económicas, políticas y sociales-, a las que somete a nuevas modalidades de dominación, crea nuevas contradicciones al modo de producir actual y también conflictos entre distintos sectores de la clase trabajadora, cuyos intereses a corto plazo pueden aparecer subjetivamente contradictorios con sus intereses vitales y de clase a largo plazo.

La lucha por un ecosistema habitable es, pues, una razón más para rechazar y enfrentarse a esta nueva fase de universalización capitalista, a este productivismo y a este estilo de vida que nos impone el beneficio del oligopolio mundial. El ecologismo hoy configura, junto a la lucha contra todas las formas de explotación y contra todos los fenómenos de marginación, un elemento constituyente básico de la alternativa revolucionaria.

 

Pero ante la involución del estado social a la que asistimos es necesario ir avanzando mas allá del "Estado del bienestar", es necesario profundizar en la estrategia de consecución de mas derechos y mayor poder de los ciudadanos. Ante la ofensiva global, la respuesta no puede ser fragmentada y no puede limitarse a consolidar lo que se pueda de la fase anterior. Si bien hay que preservar las conquistas de los derechos sociales y extenderlas a todos los seres humanos, es necesario avanzar en la conquista de poderes sociales, en las formas de autogestión e intervención, dotarse de formas de actuación menos delegantes, ampliar las de participación más directa. Nuestra alternativa al neoliberalismo no es ni el estatalismo ni la mera delegación en instancias institucionalizadas, sino el desarrollo de la democracia participativa y de la autorganización social, con la perspectiva de alcanzar nuestro objetivo como comunistas: una humanidad sin clases y sin estados.

Así el PCPV continúa planteándose como objetivo el socialismo, a través de la autogestión individual y colectiva y de la propiedad social de los medios de producción colectivos como base para una planificación democrática y la consecución de una sociedad comunista. Ello implica un mayor esfuerzo en profundizar todos los aspectos democrático-participativos a todos los niveles, trasladando la política del partido a todos nuestros ámbitos de actuación y también ampliar esos ámbitos, que no pueden quedar reducidos a la vida orgánica del Partido y a los movimientos sociales tradicionales.

6.3. La revalorización del trabajo tal y como afirmamos en el Manifiesto del PCE para la izquierda exige:

1- impulsar una política de pleno empleo, estable y de calidad, ecológicamente sostenible. En ese sentido hay que luchar por conseguir la reducción de la jornada laboral, impulsando la participación activa de los trabajadores para mejorar las condiciones de trabajo e incidir en la organización y planificación democrática del mismo. Para ello hay que impulsar la lucha, junto a los demás compañeros de E.U. y los sindicatos de clase, por la consecución de la jornada laboral de 35 horas por ley (ILP) sin reducción salarial y la eliminación paralela de las horas extraordinarias, el incremento de medidas de salud laboral y la reducción drástica de la siniestralidad laboral, íntimamente conectada al tipo de contratos no estables. Asimismo, el camino para aumentar la estabilidad contractual pasa por una penalización y endurecimiento significativo de las cotizaciones sociales de los contratos temporales y una mejor reglamentación de los mismos con la finalidad de hacer más difícil y menos o nada rentable el uso de este tipo de contratación por parte de la patronal.

 

También hay que conseguir la erradicación de las empresas de trabajo temporal, las ETTs. verdaderos proveedores de fuerza de trabajo en condiciones pre-capitalistas. Por ampliar el poder contractual de los trabajadores, por la profundización y expansión de los derechos sindicales, contra la precarización y la exclusión, por el reconocimiento legal de los derechos de los emigrantes. Por la redefinición del trabajo socialmente necesario y por compartir entre los dos sexos el trabajo domestico, en un marco que no sea el de unidades domesticas subproletarizadas, sino como espacio de cooperación de adultos fuera del mercado de trabajo frente al modelo de eficacia mercantil traducida por salario, proponer la eficiencia social: redistribuir el tiempo de trabajo, flexibilizar horarios...

 

2- reivindicar la plena incorporación de las mujeres al trabajo asalariado, en igualdad de condiciones reales con los varones. La nueva situación dificulta la incorporación de las mujeres al mercado laboral y cuando esta se produce siempre es en condiciones de subordinación. El neoliberalismo profundiza este papel subalterno y lo aprovecha para incrementar beneficios al considerar a las mujeres como el principal grupo de amortiguación, subcontratando con menores salarios y sin protección sindical. Y si esto es evidente en los países en vías de desarrollo, en los países industrializados, las mujeres también desempeñan funciones de amortiguación al formar el sector de la clase trabajadora donde más abunda el trabajo clandestino, muchas veces realizado en el propio domicilio, (sector del calzado, de marroquinería,...) y el más temporal (los almacenes de naranja, la industria conservera...). Continua siendo el sector servicios, que es el mas desregulado, el más feminizado, porque es también el menos sindicado y reivindicativo. Dados los bajos índices de natalidad, la nueva política pronatalista (reproducción de la fuerza de trabajo que el capital necesita), que disuade a las mujeres a incorporarse al trabajo asalariado tiene paradójicamente que ser combinada con la incorporación de la mujer al mercado para aumentar al flexibilidad del mismo a la baja. A pesar de lo cual sobre las mujeres previsiblemente, incluso las que consigan incorporarse al mercado de trabajo, continuara recayendo la mayor parte del trabajo voluntario, no remunerado, reactivando los papeles tradicionales, al anemizar los presupuestos del gasto social del Estado.

 

Con lo que se reproduce para las mujeres la situación de doble desventaja en un círculo difícil de romper: las desventajas en el centro de trabajo vuelven a las mujeres más dependientes del sueldo-poder del marido y la carga doméstica opera como un obstáculo para la incorporación, la permanencia y la promoción en el mercado de trabajo, acentuándose la discriminación y la dominación.

 

La prioritaria lucha por la incorporación de las mujeres al mercado laboral, tiene para nosotros tres objetivos fundamentales: dar cumplimiento para la mitad de la población al fundamental de los derechos sociales, posibilitar el abandono de una vez por todas de los papeles de subordinación y sumisión que históricamente se les ha asignado e incorporar a un sector básico de la clase trabajadora a la lucha no solo por las mejoras salariales, sino por el cambio radical de este modo de producción. No podemos olvidar, además, que la reproducción ideológica es uno de los papeles clave de las mujeres como madres y educadoras. Así en lugar de grupo de amortiguación a la baja de los derechos sociales, podrán constituir un elemento fundamental en la unificación de la clase, a condición de que tomen conciencia de sus derechos y de su potencial revolucionario, y esa es una tarea prioritaria para los comunistas, directamente en los centros de trabajo y a través de la lucha sindical.

3- la solidaridad internacionalista por la conquista y extensión de los derechos y poderes sociales a todo la humanidad forma parte de nuestra definición como comunistas. Si bien es cierto que las periferias capitalistas tienen caracteres específicos respecto a las formas de dominación y explotación, coexistiendo con formas semiproletarizadas, el nuevo liberalismo uniformiza cada vez más las regiones del planeta imponiendo la lógica del beneficio, si exceptuamos el caso de África central convirtiendo extensos territorios en campos de refugiados-desplazados que viven en campamentos de las NN.UU, los llamados países ‘obsoletos’. Por ello es necesario aunar la lucha de clases del Centro con las de las Periferias, con los partidos comunistas y con movimientos populares anti-sistema, para una radical defensa de los tejidos productivos locales y del medio ambiente concreto. La regulación de los flujos migratorios para, como en el caso anterior, mantener el precio de la fuerza de trabajo a la baja solo podrán beneficiar al capital si no se respetan los derechos sociales de los trabajadores inmigrantes. Si bien nuestro objetivo es, junto a los hombres y mujeres de las Periferias, eliminar las condiciones que producen la inmigración económica forzosa, el más inmediato es luchar por los plenos derechos de ciudadanía de todos los inmigrantes, por sus condiciones de trabajo en igualdad con los trabajadores del país de acogida. La eliminación de las fronteras, junto a los Estados y sus ejércitos es evidentemente el objetivo final.

 

4- Denunciar y combatir que la insostenibilidad ecológica del sistema dominante, agravada en su nueva fase de expansión, producirá a corto plazo, si no se toman medidas drásticas inmediatas, el colapso del planeta. La destrucción socioambiental a escala planetaria implica necesariamente la radical y decidida apuesta por un desarrollo equitativo y sostenible, que exige la desaceleración del crecimiento económico y del consumo de los recursos biofísicos, escasos y no renovables, el reparto igualitario y la descentralización y democratización. Reducir nuestros niveles y tipos de producción y de consumo ya que estos suponen necesariamente la externalización de la explotación social y de los daños crecientes a los ecosistemas periféricos. La existencia de limites finitos en los recursos naturales del planeta supone una barrera objetiva a la globalización, por mucho que se presenten como disfunciones corregibles dentro de la propia lógica interna del sistema.

 

6.4. El trabajo de los comunistas en el movimiento obrero.

 

Ante la situación de desestructuración e incremento de la alienación de la clase trabajadora, que aparece atomizada y con intereses de mera supervivencia, con posiciones individualistas y debilitados los lazos de solidaridad de clase que posibilitaban la acción colectiva reivindicativa y transformadora, el objetivo prioritario e inaplazable es profundizar en nuestro trabajo en el movimiento obrero para reconstituir la unidad de la clase en torno a sus intereses reales hoy oscurecidos bajo el alud de nuevas modalidades de explotación y dominio y plantear de nuevo las estrategias para alcanzar el fin propuesto, que evidentemente no pueden limitarse a recuperar el pasado inmediato, por dos razones: porque la explotación, aunque edulcorada con participaciones en el reparto de la tarta, se daba en el anterior modelo, y porque precisamente dentro de los sindicatos de clase en los que centramos nuestro trabajo, fundamentalmente CC.OO. , se ha derivado hacia posiciones meramente defensivas de ciertos derechos adquiridos cuando no de subordinación a los poderes económicos. En ese sentido, la sustitución de Nicolás Redondo en la UGT y la eliminación de Marcelino Camacho de la dirección de CC.OO. fueron fruto de las presiones del sistema capitalista. La pretendida ‘inevitabilidad’ de la situación sociolaboral que padecemos junto a la falta de alternativas reales, que proclama y articula el Pensamiento Único, ha calado en las cúpulas sindicales. Es necesario avanzar hacia un sindicalismo socio-político que defienda los intereses de los trabajadores pero sin limitarse a disputar la compraventa de la fuerza de trabajo, debe disputar la gestión misma de la empresa, desde la organización del trabajo hasta el destino de los beneficios. Un sindicalismo democrático, participativo, asambleario y socio-político que articule la defensa de los intereses de los trabajadores, incluyendo los más inmediatos (trabajo digno, estabilidad, protección social) pero sin perder de vista las metas a medio plazo: una nueva forma de producir, de distribuir y de consumir, un trabajo socialmente útil en condiciones autogestionadas, superadoras de la opresión de genero y ecológicamente sostenibles, un nuevo modo de vida.

 

Por ello, a pesar de las circunstancias adversas -la situación objetiva de la clase subordinada y la perdida de identidad y de valores transformadores de las burocracias sindicales, sustentada en el hecho de que una parte importante de la afiliación a los Sindicatos mayoritarios está formada por quienes mantienen condiciones laborales más favorables en empresas grandes- no podemos renunciar a seguir trabajando en los sindicatos mayoritarios en tanto que aglutinan al mayor numero de trabajadores sindicados y no podemos dejar las organizaciones mayoritarias en manos de quienes no sostienen alternativas coherentes, porque supondría impedir que nuestro trabajo llegara a la mayoría de la clase trabajadora sindicada. Por ello el trabajo de los comunistas en el movimiento obrero tendrá una doble dimensión: hacia la recuperación de un sindicalismo participativo, democrático y plural, hacia su mayor implantación, su fortalecimiento y su unidad de acción.

 

Hoy somos conscientes de que, pese a la crisis ideológica de CC.OO. , es ahí donde específicamente podemos desarrollar sindicalmente la política del Partido, por la sencilla razón de que son esas características que hemos apuntado como señas de un sindicalismo necesario las que CC.OO. reclama en sus principios y en sus documentos, y porque por ello, y por lealtad a los trabajadores y las trabajadoras que nos han depositado su confianza, la mayoría de nosotros y nosotras continuamos trabajando sindicalmente en él. Queremos que CC.OO. vuelva a ser lo que dice ser. Por ello, los problemas de CC.OO. no nos son ajenos y, con un pleno respeto a su independencia, aplaudimos los esfuerzos de su sector crítico por construir una nueva mayoría sindical democrática que refuerce su unidad y pluralidad y potencie su capacidad movilizadora y negociadora estimulando la participación de la población trabajadora.

 

No obstante, constatamos que las direcciones de los sindicatos mayoritarios han caído en la burocratización, atendiendo más a criterios de financiación de la propia organización y de sostenimiento del diálogo social en consonancia con el discurso neoliberal, que a criterios de lucha de la clase obrera para alcanzar sus objetivos. Esta situación ha conllevado que las actuaciones de la dirección de CC.OO. con respecto a la militancia comunista hayan sido radicales y extremas: expulsiones, sanciones, purgas, ostracismo y exclusiones. Esta situación ha llevado a parte de nuestra militancia a plantearse el trabajo sindical en otras organizaciones, como STE, CGT o PUT, para poder seguir realizando trabajo sindical como comunistas. Ello se corresponde también con una situación real de pluralidad sindical en el seno de la clase trabajadora; y el partido no puede renunciar a incidir en sus distintos sectores organizados. Por todo ello, éste es un trabajo valioso que debe ser apoyado políticamente, orientándolo en cada caso a organizaciones cuya implantación permita llegar a la clase obrera. Por ello, lo importante es la coordinación de todos los comunistas en el trabajo sindical para fortalecer el sindicalismo de clase, no perdiendo parcelas de influencia, sino ganando nuevas.

 

La autonomía del Partido y de las organizaciones sindicales nos lleva a plantearnos que nuestra actuación no debe quedar reducida a los limites y planteamientos de los sindicatos; hemos de proponer e impulsar la política del partido en los centros de trabajo, pues nuestro trabajo en el Movimiento Obrero no se agota en el trabajo mediado a través del sindicato, abarca aspectos muchos mas amplios que hay que ligar al marco laboral, su concreción será variada y múltiple, trasladando las líneas políticas elaboradas por las Secretarias de MO. del Partido directamente en los centros de trabajo, con una práctica orientada a elevar el nivel de conciencia de los trabajadores y trabajadoras, desde la lucha por el traspaso de rentas de los capitalistas a la clase trabajadora hasta la acción por la superación del sistema capitalista.

 

Es urgente definir nuestra política con la necesaria nitidez para que pueda ser defendida por todos, sin desatender el objetivo de organizar un movimiento de parados y de trabajadores en precario -en ese sentido la política del PCF y los sindicatos donde tiene mayor implantación es un ejemplo a seguir-, junto a otras organizaciones sociales y sindicales. El Partido debe tomar las medidas organizativas necesarias tendentes a impulsar la acción y coordinación de forma que todos los comunistas trabajemos en la misma dirección, propiciando la convergencia de todas las organizaciones sindicales de clase. Para conseguir la unidad de la clase trabajadora en su lucha contra el modo de producción dominante, los primeros en trabajar coordinados por la convergencia sindical debemos ser nosotros, la crisis civilizatoria a la que asistimos y la opción por un modo de producir y vivir alternativo exige que nos responsabilicemos en fundir los diversos campos de actuación en una política de clase global, evitando diferencias artificiales en el conjunto cohesionado del Partido.

 

Para ello es fundamental que todos los Comités Comarcales elijan un responsable de Movimiento Obrero que se coordine con la correspondiente secretaría de País, y que se constituyan Agrupaciones de Empresa, Centro de Trabajo o Sector siempre que las condiciones lo requieran.

 

6.5. El trabajo de los comunistas en los nuevos movimientos sociales:

 

El bloque social anticapitalista tiene como protagonistas esenciales tanto el trabajo asalariado con sus diversas articulaciones como los nuevos MMSS que emergen de las contradicciones cualitativas del sistema a las que dan respuesta (ecologistas, mujeres, pacifismo). La formación de un Bloque Social Alternativo y de un proyecto alternativo deben avanzar mediante una practica social que incida en la mutación de las formas de producción y reproducción, en la dialéctica reivindicación-transformación.

 

La aparición de los nuevos movimientos transformadores es paralela a la desestructuración de la clase obrera y fragmentación social y aunque parezca que la identidad de los nuevos actores sociales no es consistente con la identidad de clase, pues en muchos casos el paso de la posición estructural (clase) a la subjetivización (posibilidad de acción colectiva) esta mediado por el modo de vida y otras construcciones superpuestas que producen una identidad sociocultural que parece no construirse en función de esta, no por ello la amplia y ampliada clase trabajadora esta ausente de la base de estos nuevos actores, si bien no tienen sus reivindicaciones un referente socioeconómico preciso: se refieren a un escenario de opresión institucional.

 

Ello se debe a que su base social es plural, compuesta básicamente por profesionales y trabajadores cualificados del sector servicios, en su mayoría pertenecientes al sector público, y por los llamados grupos frontera. Tienen por tanto una inserción productiva ambigua o están constituidos por grupos periféricos ajenos al mercado de trabajo, y actúan en el terreno de la reproducción social: relaciones de género, étnicos, culturales, pacifismo, barrios, derechos de ciudadanía, más que demandas económicas sensu stricto, y la mayoría centra sus objetivos en temas concretos y específicos.

 

Aunque los nuevos movimientos sean pues transversales a los distintos y amplios segmentos de la clase, compuestos por grupos sociales distintos al proletariado industrial, los mas globalistas y radicales expresan necesidades y culturas encaminados no a una mejor gestión del sistema sino a su superación. No podemos considerarlos como meros ‘aliados de clase’ porque por su crítica radical al modelo de vida y valores dominantes (como en el caso del feminismo-ecologismo-pacifismo) se constituyen en protagonistas, junto al M.O. en parte integrante del nuevo bloque social alternativo, ocupando-construyendo un espacio intermedio entre la sociedad civil y las instituciones. Ya que se trata de articular un poder social y de potenciar el crecimiento de espacios democráticos de acción directa, con capacidad de intervención en la transformación de la economía, en la cultura política de gestión ambiental y del territorio, objetivos intermedios pero necesarios para la consecución de la alternativa al sistema, nuestro trabajo en los MMSS debe encaminarse a aportar los aspectos de "globalidad" frente a algunas percepciones parciales y fragmentadas, y sin duda a la politización de dichos movimientos: ir mas allá de la demanda concreta, activando nuevas modalidades de acción colectiva en esa estrategia de consecución de poderes sociales hacia la democracia directa: la autogestión social. Participar en los movimientos sociales alternativos es crear y potenciar núcleos y redes de poder social, nuestra tarea prioritaria. En los movimientos sociales los y las comunistas han de aportar una visión científica y anticapitalista y transmitir los valores socialistas.

 

En este sentido, una de las funciones fundamentales del PCPV es fomentar la aparición y desarrollo de movimientos sociales alternativos.

 

Y es también adoptar de nuevo antiguas formas de intervención directa del Partido: si la característica de los nuevos actores es actuar, es ‘estar ahí’, para nosotros puede significar retomar de nuevo la calle y ya que el trabajo institucional lo realizamos con otros compañeros a través de E.U. es la mejor forma de propagar nuestra política como PCPV y como EUPV sobre todo en espacios marginales, cada vez más amplios.

 

Sería conveniente potenciar nuestros medios de comunicación públicos, intentando llegar a los lugares donde no tengamos presencia.

 

Hay que señalar que desde las instituciones se pretende potenciar al voluntariado asistencial, que ni es integral ni es político pero que integra en el sistema y cumple así una función política de primera magnitud, bajo la coartada de la solidaridad transfiere a la sociedad civil responsabilidades que son funciones estrictas del Estado.

 

Sin señalar limites ficticios entre los distintos MMSS podemos señalar cinco grandes grupos en los que centrar nuestra acción política:

 

El movimiento ciudadano

 

Dado que las ciudades son microcosmos donde se reproduce la lucha de clases en sus aspectos económicos, sociales, políticos y culturales, también se ven afectadas por los cambios que se producen a nivel global en la división del trabajo, en la organización de la producción y el desarrollo de las nuevas tecnologías de las comunicaciones: la crisis de las ciudades y las áreas metropolitanas es un hecho caracterizado por la explosión en la urbanización (especulación) y la dispersión de la clase obrera. Si pensamos globalmente para actuar localmente es también porque lo global se autoreproduce en lo local, en el espacio urbano.

 

Las ciudades se reestructuran en función de las nuevas necesidades a las que se subordinan los intereses de la mayoría de los ciudadanos. La cuidad y sus zonas periféricas con formas de vida propias, como es el caso de L’Horta que circunda Valencia, como espacio de vida social se debilita para convertirse en centros de nudos de transportes y comunicaciones en un contexto de nuevas áreas económicas, ampliaciones de puertos y aeropuertos. La necesidad de vías de transporte rápidas construye cinturones que parten las ciudades en zonas privilegiadas y en guetos suburbanos, y la creación en éstos de ‘centros de logística’ empeoran la calidad de vida a niveles de inhabitabilidad. La potenciación constante del transporte privado frente al transporte publico incrementa la contaminación medioambiental hasta niveles de alto riesgo. La inversión pública se centra en la financiación de esas infraestructuras (privatización de beneficios sociales) y disminuye las inversiones en otras partidas: incremento de la fragmentación y dualización del tejido social. La pobreza crece al mismo ritmo que los barrios marginales, el espacio donde se vive día a día el paro, la exclusión, la falta de horizontes.

 

Las nuevas formas de distribución comercial basadas en las grandes superficies controladas por las transnacionales, en detrimento de la compra en el barrio, se producen junto a un crecimiento urbano periférico sin planificación racional, sin infraestructuras y/o rompiendo espacios naturales próximos para urbanizaciones de alto nivel. La realidad es que sufrimos un modelo de crecimiento urbano insostenible social y ecológicamente. Las AAVV, el movimiento ciudadano más clásico que cuenta con una tradición de lucha en la que el Partido desempeño y aun desempeña un papel importante, han conseguido aumentar el equipamiento, los espacios verdes, servicios de educación y salud, pero una vez y en parte conseguidas algunas mejoras en la calidad de los servicios e infraestructuras de los barrios populares la nueva ofensiva neoliberal ha sometido de nuevo al espacio urbano a nuevas agresiones. Por ello es necesario profundizar de nuevo en el trabajo y en un replanteamiento de las ciudades unido al modelo de sociedad que queremos como espacio privilegiado de actuación de los ciudadanos; para ello hay que unir la gestión institucional en los ayuntamientos y en las vocalías de distrito (dentro de EU) con el trabajo que realizan las AAVV y las Plataformas ciudadanas en la creación de tejido social, como espacio de desarrollo democrático. Hay que recuperar la ciudad como centro de la actividad política de los ciudadanos, y para ello avanzar en la gestión directa de instalaciones y patrimonio colectivo y desarrollo de elementos de economía social, avanzando también en nuevas formas de solidaridad: inmigrantes, cooperación con otras ciudades de la periferia... incremento de la conciencia social y de posiciones y actuaciones más allá del campanario yendo del trabajo colectivo por la mejora de las condiciones de vida en el barrio, por mayor participación en la política concreta y cercana, por incremento de la autogestión en los espacios políticos más próximos, a la conciencia de la necesidad de extensión de esas formas de participación colectiva y de exigencia de calidad de vida, de alternativas para todos, universalizadas y respetuosas con las características concretas de cada cultura. Supone también aquí dar el salto cualitativo que supone el paso de los derechos a los poderes, también en la vida cotidiana, como en el trabajo.

 

Por ello consideramos básico seguir trabajando en el movimiento ciudadano más tradicional e implicar cada vez a mas camaradas para recuperar sus valores alternativos, con una participación cotidiana y comprometida en la creación de conciencia social ciudadana combinado con el trabajo institucional a través de EUPV.

 

El trabajo en el movimiento ciudadano no queda circunscrito solo a las AA.VV. Debe incluir nuestra participación en las APAs junto a los trabajadores de la enseñanza por la consecución y el mantenimiento la escuela publica de calidad, la participación en la gestión de los centros educativos y la cooperación con los maestros en la educación para la paz, la cooperación, por la implantación en la escuela de los valores de genero y los pluriculturales.

 

Asociaciones consumeristas, Okupas, Plataformas, Movimientos de Renovación Pedagógica... Las tareas en organizaciones con relaciones más estables y estructuradas sirven además de soporte, cuando no son directamente las impulsoras de movilizaciones por temas concretos, presionando a los poderes públicos para la satisfacción de demandas concretas y puntuales y que sirve también para la coordinación informal y solidaria de todos los barrios y sectores, recuperar el terreno urbano como espacio para la cultura, las relaciones comunales, la calidad de vida, la solidaridad y la transformación.

Nuestro trabajo en estos movimientos ha de ser especialmente intenso e ideológico, pues no podemos olvidar que con demasiada frecuencia se utilizan estas plataformas para movilizar al pueblo alrededor de consignas racistas, xenófobas o excluyentes por otras razones (padres y madres de alumnos manifestándose para excluir de escuelas a niños y niñas enfermas de SIDA por ejemplo), fenómenos a los que los y las militantes de nuestro partido se han de enfrentar con coherencia y energía.

 

El movimiento feminista:

 

La aportación principal de las mujeres como genero a la lucha por la emancipación de la humanidad es la lucha contra el Patriarcado. La reproducción física de los individuos tiene lugar en el modo de producción doméstico: la comunidad domestica es el único sistema económico y social que dirige y controla esta reproducción física y la reproducción social en todas sus formas mediante el intercambio-comercio de las mujeres a través del matrimonio y sus códigos. El Patriarcado transversaliza todos los modos de producción y en el capitalismo el sistema de supremacía masculina funciona como sistema de control económico, social, cultural y político. La lucha contra la dominación patriarcal es para nosotras las y los comunistas, dentro del marco teórico y de la praxis del marxismo revolucionario, uno de los ejes básicos de vertebración de nuestra actividad política. El capitalismo y el patriarcado se interrelacionan necesariamente mediante la división sexual del trabajo, como un proceso integral, que produce en las mujeres la doble explotación, como trabajadoras y como reproductoras. Por ello es necesario analizar nuestra teoría política también desde la perspectiva de genero, contribuyendo a la construcción subjetiva y social de una nueva configuración a partir de la resignificacion de la historia, la sociedad, la cultura y de la política desde y con las mujeres.

 

El discurso y la practica violeta apunta también al centro de gravedad del sistema dominante. Por ello la defensa del feminismo, de los valores de la diferencia en el marco de la igualdad y la implicación de las comunistas en la lucha de los colectivos feministas es una tarea prioritaria.

Movimientos de solidaridad internacionalista:

 

Constatamos que, al tiempo que en este año que se cumple el cincuenta aniversario de la Declaración Universal de los Derechos Humanos, estos no amparan a la inmensa mayoría de la población, constatamos también el cinismo de las declaraciones oficiales. Luchar por la extensión de los Derechos Humanos es un paso fundamental para poder seguir avanzando en la emancipación de todos los seres humanos. Pero si bien es un primer paso, hay que seguir profundizando y trabajando para su ampliación: los llamados derechos de ‘tercera generación’ (los sociales y medioambientales).

 

Debemos continuar y generalizar nuestro trabajo de sensibilización y protesta contra la Europa del capital, lo que hemos llamado la maastrichtzación de Europa, contra la Europa fortaleza expresada en los acuerdos de Schegen, y por el derecho de asilo.

Conjugamos nuestro trabajo solidario desde la dialéctica de la igualdad y el derecho a ser diferente, con el reconocimiento de la diversidad, por ello nuestra exigencia de protección legal y social de las minorías, de los grupos étnicos, frente a la uniformización y a la guetizacion.

 

Apostamos por extender y potenciar las REAs, las Redes de Economía Alternativa, cuyo objetivo es posibilitar las economías cooperativas y en algunos casos autóctonas, basadas en valorar las materias primas no con precio de mercado sino en función del trabajo social incorporado en su consecución, y en formas de producción de no explotación y de equilibrio medioambiental, y fuera de los circuitos de distribución convencionales.

Ya apuntamos al comienzo de este apartado el interés del Estado y sus instituciones en el control y manejo de algunos movimientos sociales, fundamentalmente las ONGs. La Ley de Cooperación Internacional para el Desarrollo, aprobada por el Congreso de los Diputados el 18 de junio de 1998 gestada en el Ministerio de Asuntos Sociales cuando la responsable era Cristina Alberdi es el instrumento jurídico-político para la intervención estatal en asuntos que, si quisiera, podría abordar directamente: hay suficientes organismos internacionales para la erradicación de la pobreza. Pero mediante la política de subvenciones a los proyectos presentados, controla y discrimina y evidentemente selecciona, invadiendo así un espacio de solidaridad de la sociedad civil, de pueblo a pueblo. La cooperación y la solidaridad se devalúan y cuando no sirven de tapadera a negocios inconfesables -con fondos FAD se ha sufragado la compra de armas por los estados beneficiarios de dichos fondos-, o se transforman en prestamos a devolver y cuyo destino es la compra de productos del país de origen- se convierten en el mejor de los casos en vendas y tiritas a los destrozos que ocasionan las políticas de ajuste estructural del FMI y el Banco Mundial. Hay excepciones, pero contadas.

Por otra parte no debemos ignorar que las ONGs pueden ser ciertamente vehículos e instrumentos de acceso y potenciación de las relaciones entre pueblos y entre grupos, pero también pueden ser, y de hecho en no pocos casos son, magníficos pretextos para desde los gobiernos privatizar los recursos de trabajo social, atención a marginados, etc. Es decir, pretextos para descargar al Estado de sus obligaciones sociales con las capas más desasistidas. Tampoco debemos ignorar que las ONGs carecen de posibilidad de atacar a las causas de los problemas limitando su acción en el mejor de los casos a una asistencia individualizada, que en ciertos y numerosos casos se parece más a la caridad y beneficencia que a la acción social responsable.

 

Por eso en la cooperación internacionalista tiene que tener un papel decisivo la ‘contraparte’ con la que se desarrolla el proyecto. En una perspectiva como la nuestra la cooperación internacional solo puede contemplarse desde el trabajo de concienciación y sensibilización en el Norte coordinados con los movimientos populares y transformadores del Sur; para ello es imprescindible la participación directa de los implicados en los proyectos, en su diseño, gestión y seguimiento; cooperar es trabajar juntos, no exportar caridad.

Respecto a la AOD (Ayuda Oficial al Desarrollo) exigimos la máxima transparencia en todos los procesos de adjudicación, la no creación de dependencia en los países receptores, la asignación máxima de recursos a los países ‘obsoletos’, la protección de los ecosistemas, el respeto a las culturas indígenas y la promoción de las mujeres.

 

Nos pronunciamos a favor de la tasa Tobin que grava las transacciones especulativas sobre los mercados de divisas (y la participación en la asociación europea que está en fase de constitución ATTAC: Acción para una Tasa Tobin de Ayuda a los Ciudadanos) que supone un freno a la especulación internacional al tasar las rentas del capital, sancionar los paraísos fiscales, impedir la generalización de los fondos de pensiones. Se trata en resumen de recuperar espacios perdidos para la democracia en beneficio del capital especulativo.

 

Participar en Plataformas como el ‘O’7 y más’ y ser parte activa y dinamizadora de los Comités de solidaridad que vehiculan la solidaridad con los pueblos que sufren crueles bloqueos en función de su no encaje en el tablero internacional, como el caso de Cuba y Libia, y el de consecuencias mas dramáticas para la población dado su sistema político como es el de Irak, son y deben seguir siendo objeto de nuestro trabajo político de denuncia y de oposición radical. Así como participar en la campaña para el referéndum en el Sahara en las condiciones que expresa el Frente Polisario, la denuncia de la situación del pueblo Kurdo, y otros pueblos desplazados...

 

Movimientos Pacifistas:

 

Nuestra apuesta por la paz y la desmilitarización y el desarrollo de una cultura de la convivencia pacifica entre los distintos pueblos nos ha llevado a impulsar una campaña a nivel estatal contra la OTAN, campaña que estará vigente hasta conseguir la desaparición de esta estructura militar transnacional al servicio de los intereses estratégicos del Nuevo Orden Internacional. Pero no es sólo la batalla contra esta policía internacional, luchamos también contra la militarización de la sociedad y contra el servicio militar obligatorio que parece próximo a su fin y denunciamos junto a otros colectivos la campaña que el Ministerio de Defensa ha diseñado para los escolares con vistas a su futura inserción en el nuevo ejercito profesional (aprovechando la falta de puestos de trabajo en el sector civil). Defendemos la insumisión como forma radical de desobediencia civil por la paz, exigimos su despenalización y abogamos por la liberación de estos presos de conciencia, cuyo único delito es no querer aprender a matar. Así como por la disminución y posterior supresión de los gastos militares en la perspectiva de la eliminación de las fuerzas armadas en cualquier modalidad, nacional o internacional. Una ONU independiente y reformulada debería ser la encargada de resolver pacíficamente los posibles conflictos, según establecen los objetivos para la que fue creada, en el marco de una política de no beligerancia activa.

Participaremos en todos los foros que denuncien y luchen contra esas intervenciones militares enmascaradas en ocasiones de intervenciones humanitarias, el ultimo diseño para consumo tranquilizador del imperialismo.

Movimientos Ecologistas:

 

La búsqueda de modelos de desarrollo alternativos que incorporen la recuperación y protección de los ecosistemas del País Valencià es tarea prioritaria que impulsaremos directamente desde el Partido y participando activamente en aquellos colectivos ecologistas que desde una perspectiva global diseñan una nueva forma de producción y un nuevo estilo de consumo y en definitiva un modo de vida alternativo sustentable ecológicamente. Y mientras tanto lucharemos por introducir la cultura de las RRR (reducir, reutilizar y reciclar), la defensa del modelo de desarrollo sostenible, la exigencia de la aplicación de los acuerdos internacionales (de Río, de Kyoto, de Copenhague) y de una política ecológica radical, superando las contradicciones entre necesidades globales y demandas especificas de determinados sectores. Es fundamental por ello apostar decididamente por un modelo de economía alternativo, desmitificando los indicadores macroeconómicos como el PIB que nada dicen sobre el reparto de esa riqueza, los costes ecológicos de su producción y que no aportan índice alguno sobre la calidad de vida de la mayoría: salud, acceso a bienes básicos, esperanza de vida, calidad del trabajo y del ocio, es decir aquellos factores que sí tienen que ver con el progreso real de los seres humanos, e introduciendo otros conceptos más globales como el IDH (Índice de Desarrollo Humano). La opción por una sostenibilidad de las sociedades implica la necesidad de nuestra actuación decidida en los colectivos ecologistas.

 

Movimiento de liberación sexual:

Siendo nuestro proyecto comunista la emancipación de todas las personas oprimidas, es de estricta necesidad y justicia el todas y todos los comunistas asumamos la defensa del libre desarrollo de la afectividad humana, rechazando de plano los criterios economicistas que hoy obligan a la sociedad bienpensante a promocionar, bajo pena de exclusión social, la familia tradicional burguesa.

Dichos criterios junto con un ataque constante de la Iglesia Católica así como el enraizado machismo de nuestra sociedad, construyen un marco de fuerte agresividad y opresión para los colectivos de gays, lesbianas y transexuales que conducen en un alto índice de casos a la desesperación, la doble vida y la reclusión en ghetos.

Todas y todos los comunistas debemos asumir como tarea propia la denuncia y lucha contra la violencia homófoba que va desde el mero, aunque humillante, ataque verbal hasta la agresión física con resultado de muerte.

Por todo ello se hace imprescindible la adhesión de los y las comunistas a la lucha por el libre desarrollo de la afectividad en cada uno de los individuos, así como la plena equiparación de derechos entre todas las personas sea cual fuere su orientación sexual.

 

6.6. La unidad de acción de la Izquierda:

 

El trabajo que como comunistas consideramos prioritario y que responde a una tradición asentada en nuestro quehacer político está enfocado a conseguir una alianza entre los sectores más conscientes de la sociedad dispuestos a luchar por su transformación. EUPV, nuestro fundamental proyecto estratégico, responde a la necesidad de articular y desarrollar un movimiento político y social para la transformación social.

 

A partir de EUPV, hemos de ser los primeros propulsores de la unidad de acción de la izquierda en la búsqueda del triunfo de políticas concretas que propugnamos y que solos no tenemos fuerzas suficientes para llevarlas a término. Hemos de recordar que los mejores momentos del PCE a lo largo de su historia han sido aquéllos en los cuáles, después de definir un objetivo con claridad, ha sabido abrirse sin temor a toda la izquierda. Fue el caso de la república con el Frente Popular y de la Junta Democrática al final del franquismo.

 

Pero la unidad de acción de la izquierda quiere decir ponerse de acuerdo para hacer, para plantearse cosas en concreto. Es un planteamiento a la ofensiva para conseguir objetivos definidos. Por el contrario, la unión de las izquierdas que predican tanto Nueva Izquierda como el PSOE son planteamientos electoralistas frente al PP, sin ofrecer alternativas a su política neoliberal, y por tanto, lejos de lo que propugnamos nosotros desde EUPV. Solo así se puede entender que cuando se le ofrece al PSOE un programa de izquierdas para convergen de forma unitaria antes o después de las elecciones mira a otro lado y recuerda que objetivo estratégico radica en competir con el PP por el espacio de centro. Solo así puede entenderse la respuesta negativa tanto del PSOE a nivel estatal como del PSPV a nivel autonómico a cualquier acuerdo con IU o EUPV antes de las elecciones.

 

Nuestro Partido tiene como tarea central trabajar por el ascenso de la conciencia social y política de la mayoría de la sociedad. Pero las mayorías sociales incrementan su conciencia cuando ésta llega a ser conciencia práctica, es decir, acción consciente. Por eso, la movilización social y la lucha por la hegemonía en el terreno de las ideas no son tareas separadas, sino profundamente interconectadas: esta será la vía para avanzar en la izquierdización de nuestra sociedad de la que habla la Asamblea de EUPV como base para la unidad de acción de las izquierdas.

 

 

 

ANEXO: apartados de la PROPUESTA DEL PCPV PARA LA IZQUIERDA VALENCIANA aprobada por el VII Congreso que continúan vigentes

 

PRÓLOGO

 

El PCE en su XIV Congreso, ha aprobado un "MANIFIESTO DEL PCE PARA LA IZQUIERDA" en el cual se concluye:

 

Nuestra finalidad como comunistas és una humanidad pacífica y solidaria, en armonía consigo misma y con la naturaleza, sin clases y sin Estados.

 

Planteamos como objetivos de la izquierda para Europa un socialismo a través de la autogestión individual y colectiva y de la propiedad social de los medios de producción colectivos como base para una planificación democrática.

 

Proponer como alternativa progresista en el Estado Español una democracia política y social, basada en una república federal con una perspectiva solidaria por encima de fronteras y que garantice el derecho a la autodeterminación de todos sus pueblos.

 

Que para la consecución de estos objetivos és necesaria una organización revolucionaria que utilice métodos de análisis científicos y que fomente el debate sobre los procesos de transformación social, impulse movimientos sociales emancipatorios para la construcción de la alternativa global al sistema capitalista y promueva en cada ámbito una amplia unidad del conjunto de las fuerzas progresistas y obreras.

 

Nuestra perspectiva socializadora ha de ser al mismo tiempo anticapitalista y antiautoritaria, fundiendo las tradiciones comunista y libertaria con las aportaciones de los movimientos actuales en una nueva síntesis emancipadora:

 

- Defendemos que un movimiento político de izquierdas (como Esquerra Unida) trabaje por la socialización del Estado, disolviéndolo en la sociedad mediante un proceso de federalización y de control y la revocabilidad de todos los cargos públicos, desde los ayuntamientos al jefe del Estado.

 

- Propugnamos que el sindicalismo, como organización sociopolítica de los trabajadores y las trabajadoras, supere en su dinámica reivindicativa tanto las fronteras del Mercado (compraventa de la fuerza del trabajo) como la tutela del Estado, dando soporte al cooperativismo y trabajando por una democratización autogestionaria de la empresa que socialice la toma de decisiones poniendo su planificación interna en armonía con los intereses ecológicos del conjunto de la humanidad.

 

- Impulsamos un pacifismo que apunte a liberar la humanidad del militarismo, superando la utilización de métodos coactivos para el tratamiento de las contradicciones entre los pueblos y permitiendo así la socialización de la humanidad en libertad.

 

- Trabajamos para fundir el ecologismo y el comunismo en un proyecto que rechace tanto el despilfarro contaminador basado en la seudolibertad de mercado como en el supuesto papel salvador del Estado: los instrumentos coactivos del Estado, el armamento y la guerra, son elementos e instrumentos contaminadores de primer orden como las centrales nucleares y las incineradoras; nuestra alternativa ha de ser la sociedad consciente y pacífica organizada para evitar los efectos destructivos de la acumulación de acciones individuales inconexas.

 

- Sostenemos un feminismo que tiene delante de sí el reto de reivindicar los valores humanos afectivos minusvalorados como femeninos, socializándolos para el conjunto de la humanidad frente a la agresividad autoritaria machista y patriarcal.

 

- Damos apoyo a los movimientos para la liberación sexual como palancas para liberar el potencial socializador del sexo, promoviendo la realización social del individuo y reivindicando el valor de la comunicación humana tanto frente al fetichismo mercantilista del sexo como frente a su represión puritana y homofóbica.

 

- Abogamos porque los movimientos de emancipación nacional realicen su potencial liberador de manera que su reivindicación de autodeterminación no se oriente a construir nuevas estructuras estatales, sino a la libre inserción de sus pueblos en una humanidad pacífica sin ejércitos ni fronteras.

 

Estos son los objetivos y las tareas que tiene delante de sí el PCE, nuestro partido, como un instrumento de acción política de la izquierda alternativa e impulsor de un proceso de confluencia de la misma. Un partido organizado sobre la base de un federalismo democrático, cuyos miembros reflexionan y debaten libremente y actúan unidos en todos los ámbitos y a todos los niveles de la sociedad, dentro de diversos movimientos políticos y sociales, fijando autónomamente sus posiciones en cada uno de ellos, e inequívocamente comprometidos en el ámbito del Estado Español con la alternativa política que representa Izquierda Unida.

 

El PCPV formula sus propuestas para la izquierda valenciana dentro de este marco, atendiendo a las condiciones específicas del País Valenciano y a sus relaciones con los demás pueblos de España y del mundo.

 

Estas propuestas no son ni pretenden ser alternativas programáticas detalladas, que corresponde elaborar en otras instancias, sino líneas estratégicas para la actuación política, social y cultural en el ámbito del País Valenciano.

 

 

LA INSERCION FEDERAL DEL PAIS VALENCIANO

Lejos de cualquier aislacionismo, nuestra opción federal supone impulsar la libre colaboración desde el País Valenciano con los demás pueblos, a partir de las relaciones existentes con ellos, en el terreno cultural, político y económico, entendiendo que és a través de estas relaciones como se desarrolla la identidad del País Valenciano.

 

Así, el desarrollo cultural del País Valenciano exige fortalecer sus relaciones con el conjunto de pueblos con los que comparte una lengua propia como vehículo de una cultura común: los países y pueblos de lengua catalana, a

los que podemos referirnos de forma abreviada como Países Catalanes.

 

Igualmente, el País Valenciano está sometido con el conjunto de los pueblos de España a un mismo Estado, y por tanto a unas determinadas relaciones políticas de dominación de clase, y ha compartido con ellos la lucha por la democracia.

 

Y el País Valenciano desarrolla primordialmente su actividad económica en el marco capitalista de la Unión Europea, sin perjuicio de su apertura a las relaciones culturales y económicas en la cuenca mediterránea y con el resto del mundo.

 

Estos marcos de relación no hay que considerarlos de forma estática y cerrada: para muchos valencianos y valencianas, los elementos cultural-nacionales comunes constituyen un embrión de un área nacionalitaria compartida con Cataluña, Las Islas Baleares i otros pueblos; las relaciones económicas llegan más allá de la Unión Europea (dentro del sistema capitalista mundial) y el desarrollo político de esta apunta a un marco de relaciones políticas más amplio que el Estado Español; y el conocimiento del castellano, que históricamente ha sido nativo en unas comarcas del País Valenciano e impuesto en otras a través de un proceso de sustitución lingüista, resulta hoy una herramienta de comunicación cultural no solo dentro del Estado Español sino también con otros pueblos del mundo. En cualquier caso, habrá que trabajar por un País Valenciano que desde su propia identidad se abra al conjunto de la humanidad, deslindando lo que son vías de colaboración que conviene desarrollar y lo que son relaciones de dominación que hay que superar.

 

Por eso, el modelo lingüístico que proponemos para el Estado Español ha de implicar la absoluta igualdad de derechos de las diversas lenguas que se hablan, sin que ninguna de estas tenga una posición dominante ni legalmente privilegiada. Un modelo que garantice a cualquier ciudadano del Estado el derecho a dirigirse a cualquier instancia administrativa en su lengua de origen (castellano, catalán, euskera, galaico). Asumiendo este modelo a nivel interno y

proponiéndolo para EUPV.

 

Así mismo, el PCPV se compromete a luchar para frenar e invertir el proceso de sustitución lingüista a que se encuentra sometida la lengua propia del pueblo valenciano, y colaborar en su normalización, es decir, en la recuperación de todas sus funciones y ámbitos de uso público y privado como primera lengua dentro de su territorio histórico, y propondrá las medidas legales necesarias para conseguir este objetivo. Igualmente, potenciaremos en las comarcas castellano-hablantes el acervo cultural inmerso en este idioma.

 

Pero el País Valenciano se inserta en la humanidad a través de una serie de mediaciones articuladas, de ámbitos para la transformación social.

 

Así, nos consideramos parte de la izquierda de los Países Catalanes, con el conjunto de la cual queremos mantener relaciones estables de cooperación, en tanto que compartimos un proyecto de recomposición cultural de nuestros pueblos a partir de la lengua que nos es común, proyecto para el que reivindicamos que también en el País Valenciano nuestra habla propia, el valenciano, sea reconocida oficialmente como un conjunto de variantes de la lengua catalana.

 

Nos consideramos parte de la izquierda de España, ámbito en el que compartimos dentro del PCE y Izquierda Unida su proyecto de Estado Federal, como proyecto de unión solidaria entre sus pueblos apoyado en su libre autodeterminación, toda vez que solamente el reconocimiento del derecho a la separación posibilita la libre unión que propugnamos. Un proyecto basado en la solidaridad social y económica y en relaciones de igualdad entre las diferentes lenguas y culturas de sus pueblos, un Estado Federal en el cual el catalán ha de ser una lengua tan oficial como cualquier otra.

 

Nos consideramos parte de la izquierda de Europa, de dentro y fuera de la Unión Europea; una Europa que queremos que sea de los pueblos, y en la que queremos que nuestro pueblo participe con su lengua y cultura en condiciones de igualdad con cualquier otro. Una izquierda europea en la que queremos articularnos para trabajar por la construcción solidaria de Europa, desarrollando mecanismos colectivos de decisión y actuando conjuntamente tanto en las instituciones europeas como en los movimientos sociales, entendiendo que movimientos como el sindical, ecologista o pacifista han de articularse inexcusablemente en el ámbito europeo frente a la rapiña capitalista, constituyendo componentes fundamentales de la alternativa global a la misma que hemos de promover.

 

Nos consideramos parte de la izquierda mediterránea, con la que hemos de luchar conjuntamente contra toda clase de racismo, contra la contaminación ecológica y militar de un mar que habría de unirnos y no separarnos, y por un desarrollo sostenible y equilibrado de sus diferentes orillas.

 

Y por encima de todo nos consideramos parte de la izquierda mundial, impulsando la solidaridad de los trabajadores y los pueblos explotados, oprimidos o marginados frente al capitalismo y a cualquier forma de imperialismo.

 

Nuestra propuesta política para el País Valenciano és su inserción federal en la humanidad desde su libertad, sin cerrarse en marcos predeterminados. Así pues, nuestro proyecto federal no és solo un proyecto de transformación del Estado Español, sino un proyecto de relación con los otros pueblos que viven en él, con los otros pueblos de habla catalana, pertenecientes o no al actual Estado Español, y con los demás pueblos europeos, pertenecientes o no a la actual Comunidad Europea. Así mismo, entendemos la federalidad como una forma de

organizar la convivencia entre los valencianos respetando la pluralidad de sus comarcas.

 

Partiendo de nuestra realidad como País Valenciano propugnaremos una política de recuperación lingüística de las comarcas valencianohablantes hasta conseguir que sea el catalán la primera lengua, y elaboraremos las propuestas necesarias para conseguir que, progresivamente, el catalán se convierta en la segunda lengua en las comarcas de habla castellana. Así mismo, la recuperación y potenciación de cada una de las diversas formas de expresión cultural del País Valenciano será tarea prioritaria, desde el respeto a su pluralidad nacional.

 

A nivel socioeconómico, lucharemos para cambiar el estado actual que divide el País Valenciano en comarcas pobres y ricas. Nuestra política tenderá a repartir y descentralizar las áreas de crecimiento y desarrollo con el fin de superar los desequilibrios existentes. Habrá de ser la Administración Pública la que, desde sus actuaciones, ejerza de motor económico para eliminar las desigualdades territoriales y sociales del País Valenciano.

 

Somos conscientes de que el ámbito político estatal en el que nos movemos actualmente és el del Estado Español, razón por la que su federalización, desarrollando y modificando la Constitución, és una condición imprescindible para cualquier ejercicio del derecho a la autodeterminación del País Valenciano. Pero al mismo tiempo entendemos que el proceso de construcción europea ha de relativizar las fronteras estatales, facilitando una mayor flexibilidad en las relaciones entre los pueblos europeos, así como entre los pueblos del área mediterránea, que tienen lazos culturales con el nuestro. Por eso, nuestro proyecto político desde el País Valenciano ha de contemplar diferentes ámbitos de articulación.

 

Pero nuestra propuesta política para el área lingüística catalana y para Europa no és la construcción de nuevos Estados, sino la superación de las trabas que los actuales Estados suponen para la libre colaboración entre sus pueblos.

 

Así, desde nuestra posición comunista queremos conectar con el europeísmo y el nacionalismo de izquierdas, hacia un futuro en el que habiéndose superado el capitalismo y el imperialismo la relación entre los pueblos no se base en la fuerza, sino en la libre colaboración desde la propia identidad cultural de todos ellos.

 

 

 

PERSPECTIVA UNITARIA DE LA IZQUIERDA VALENCIANA

 

Entre los elementos de definición y caracterización de nuestro proyecto unitario, hay que destacar por su importancia los siguientes:

 

a) La búsqueda de un desarrollo económico del País Valenciano que de una parte pueda satisfacer las aspiraciones del movimiento obrero y campesino de nuestro país de un trabajo y unos servicios públicos estables y de calidad y, de otra parte, que incorpore de forma decidida la recuperación, el ahorro y la protección medioambiental dentro del marco general de un desarrollo sostenible

ecológicamente.

 

b) La defensa del valencianismo político y de los derechos nacionales del País Valenciano trabajando decididamente por la vertebración y la construcción de nuestro país como uno de los rasgos característicos de cualquier propuesta que se quiera hacer desde la izquierda.

 

c) La defensa del feminismo y de los valores de la feminidad, la cotidianidad y el tiempo de las mujeres siendo conscientes que ningún proyecto liberador podrá construirse perpetuando la actual situación de discriminación y marginación de la mitad de la población valenciana.

 

d) La lucha pacifista y antimilitarista es una importante aportación a la superación de un sistema injusto. Las políticas progresistas en el País Valenciano no pueden ignorar este componente de peso en la configuración en la apuesta para el futuro.

e) La solidaridad con todos los pueblos explotados u oprimidos por los grandes capitales y las instituciones militaristas de cualquier tipo de imperialismo.