Desde hace ya tiempo, diariamente encontramos en los medios de comunicación alguna noticia relacionada con malos tratos a las mujeres. El maltrato a mujeres es una realidad general y extendida a toda la sociedad.
Es un fenómeno social, con raíces y causas vinculadas a nuestra cultura, organización social y reparto de poderes públicos y privados. No es un fenómeno exclusivo de nuestro país, sino que tiene una perspectiva universal, constatada por organismos internacionales como la ONU, el Parlamento de Estrasburgo y el Consejo de Europa, entre otros.
La cifra de mueres asesinadas es muy alto, solo en 1997 fue de 91 contabilizados, de los cuáles el 98% habían presentado denuncia y estaban en proceso de separación.
Muchas mujeres retiran las denuncias antes del juicio por miedo y bajo amenazas, siendo difícil no hacerlo mientras se comparte el mismo domicilio. También es difícil muchas veces probar los hechos, ya que se producen en la intimidad y sin testigos, o los mismos muchas veces o quieren personarse en el juicio.
Por tanto es necesaria la reforma legislativa y aplicar de forma efectiva las leyes existentes. Además otro de los factores es la falta de preparación de las fuerzas de seguridad y la pasividad de los juzgados (jueces, fiscales).
Es necesaria una campaña de concienciación social más la modificación de la ley 1/1996 de 10 de Enero de Asistencia Jurídica Gratuita en su Artículo 6-3º, añadiendo "incluida la defensa en los juicio de faltas por agresiones y malos tratos". Así como la existencia de Juzgados especializados en violencia doméstica y con una formación específica, y la creación de una Fiscalía especial contra malos tratos y agresiones.
La superación de esta situación junto a otros problemas que padecemos las mujeres pasa porque el Estado asuma su compromiso de reparto, solidaridad, atención y prevención hasta conseguir una sociedad de Bienestar. Es necesario incorporar políticas que construyan esa sociedad, objetivo irrenunciable para la izquierda, mediante: