LAS RELACIONES DEL PC E IU: NECESIDAD Y AUTONOMÍA
Julián Marcelo

IU no es el primer pacto del PC. Desde su nacimiento, el PC ha pactado en la República, en la Guerra y durante la dictadura con fuerzas proletarias y burguesas de izquierda, de centro y hasta de derecha, según la situación. Ha seguido así las enseñanzas más firmes de Marx, Engels y Lenin. Lo difícil es saber cuándo, con quién y cómo se debe pactar o no para mantener el objetivo último de los comunistas a través de todos los pactos, o sea suprimir la sociedad de clases.

IU es un acuerdo con un origen pacifista (contra la OTAN) ligeramente antiimperialista- y con una historia antimonopolista suavemente anticapitalista. Dos matices que son el fruto en ambos casos de un peso importante de los comunistas en su seno. Representa la clásica alianza entre los partidos del proletariado y de la parte más desclasada de la pequeña burguesía y por esto se considera como una alianza estratégica para las transformaciones revolucionadas de la producción. Otros pactos para transformaciones intermedias de la sociedad dependen de la situación: se han realizado y se realizarán con los sectores mayoritarios de la pequeña burguesía (representados por los socialistas), con las burguesías nacionalistas y con la burguesía nacional (representada por diversas fuerzas centristas). Esto es obvio. Lo importante es saber si hay que ir ahora hacia frentes antifascistas con programas amplios o si estamos en vísperas revolucionarias que hay que preparar con programas estrictos. Por una parte está clara la subida del fascismo y del racismo (Francia, Austria, Bélgica, Alemania, España, etc.) y la necesidad de gobiernos 'de izquierda' para contrarrestados. Por otra parte se va perfilando una creciente brecha en la actual globalización como fase superior del capitalismo, provocada por las nuevas tecnologías o fuerzas productivas que éste no sabe dominar. Brecha que empieza a poner nerviosos a los explotadores con las burbujas bursátiles y a reorganizar la resistencia de los explotados tanto en los países ricos (con las grandes protestas de Seattle, Washington, Davos o Londres) como en los pobres (guerrillas latinoamericanas, tensiones africanas).

Lo importante es qué tienen que hacer los comunistas en esos pactos, y sobre todo en el acuerdo con IU, Pueden verse así 4 actitudes claramente definidas:

1. Todavía hay gente en el PC que quieren acabar con las siglas del PC ante el 'fracaso' del partido. Estos renovadores son restos de la burguesía arrastrada por la oleada revolucionaria de la salida del franquismo; lo mejor es que vayan donde estén más a gusto.

2. Algunos quieren utilizar el poder del PC para ocupar puestos dentro de IU. Por tanto quieren que los anteriores se queden para maniobrar con ellos y resolver otros problemas, incluso situaciones personales; lo mejor es dejar que se desenmascaren todas las corrupciones que se van viendo y que arruinan política y económicamente a IU.

3. Otros creen que hay que disolver o salirse de una IU que no sólo no 'gana' elecciones, sino que corrompe a los revolucionados e impide la revolución. Sus intenciones serán buenas, pero pueden hacer retroceder décadas la organización y la lucha.

4. Sin santificar ninguna sigla, muchos seguimos creyendo que IU cumple un papel real de representación de clases, gane o no elecciones. No hay que disolverla, ni abandonada, ni utilizarla, ni dejarse arrastrar por ella, ni dejar que elimine al PC. Sólo hay que saber cual es el papel de cada cual. Los comunistas tienen que seguir orientando a las masas proletarias hacia su liberación revolucionaria. Para conseguido, pueden hacer un largo trecho con otras fuerzas, más o menos estables y representativas, que sólo piden transformaciones sociales limitadas. Ambas políticas y programas no se estorban, a condición de no querer embarullarlos. Los comunistas han de jugar limpio, dentro del PC y dentro de IU, con unas relaciones que en lo esencial definen sus programas respectivos, a falta de retoques.