IX CONGRESO DEL PCPV
A. Prólogo.
B. Análisis de la situación actual:
B.1. El contexto Internacional.
B.2. La situación en España.
B.3. La situación en el País Valenciano.
C. La via democrática al comunismo:
C.1. La necesidad de la opción comunista.
C.2. La construcción democrática del socialismo.
C.3. Nuestra propuesta federal.
C.4. Bases programáticas para una democracia avanzada.
D. Las fuerzas motrices de la transformación social:
D.1. El trabajo comunista en el movimiento obrero.
D.2. El trabajo comunista en los nuevos movimientos sociales.
D.3. La convergencia de la izquierda: EUPV y la Entesa en el País Valenciano.
D.4. ¿Que PCPV necesitamos?.
"Tiemblan, si quieren, las clases governantes,ante
la perspectiva de una revolución comunista. Los proletarios, con
ella, no tienen nada a perder, como no sean sus cadenas. Tienen, en cambio,un
mundo entero para ganar".
En el VII Congreso del PCPV de junio de 1996 se aprobó la "Propuesta del PCPV para la izquierda valenciana". En el VIII Congreso del PCPV declaramos que los contenidos estratégicos de este documento (el Prólogo, el apartado sobre La inserción federal del País Valenciano y la parte final de la Perspectiva unitaria de la izquierda valenciana) continuaban vigentes, desarrollamos nuestra propuesta federal y analizamos los cambios producidos en el mundo del trabajo; todo esto es el marco en el que se inserta este documento.
Así, señalabamos como nuestros objetivos una humanidad sin clases ni Estados, una Europa socialista y una República Federal que garantizara el derecho de autodeterminación.
Al mismo tiempo, reafirmando la necesidad de un partido comunista como organización revolucionaria que utilice métodos de análisis científico en la tradición del Manifiesto Comunista de Marx y Engels, éramos y somos conscientes que el sujeto revolucionario no se reduce al sector de la clase obrera que representa el Partido, sino que es plural, y señalábamos así la necesidad de que nuestra perspectiva socializadora, anticapitalista y antiautoritaria, integrara las aportaciones emancipatorias del movimiento de Esquerra Unida, el sindicalismo de clase, el cooperativismo, el pacifismo, el ecologismo, el feminismo, los movimientos por la liberación sexual, la solidaridad internacionalista y los movimientos de emancipación nacional.
Así mismo, propugnábamos la libre inserción federal del País Valenciano en los terrenos cultural, político, económico y ecológico en el ámbito de los Paises Catalanes, España, Europa, el Mediterráneo y la humanidad, así como la potenciación del catalán como lengua propia del País Valenciano en el marco del respeto a su pluralidad cultural y comarcal.
En este marco, hemos de analizar los cambios producidos
en los últimos tres años en la situación internacional,
española y valenciana, avanzar en nuestras propuestas de federalizació
en el marco de la política desarrollada por el PCE e IU, y proponer
herramientas de avance para la convergencia de la izquierda social y política
en el País Valenciano como camino para su transformación
emancipatoria.
B. ANÁLISIS DE LA SITUACIÓN ACTUAL
B.1. EL CONTEXTO INTERNACIONAL
En el proceso de desarrollo del imperialismo como fase superior del capitalismo nos encontramos con un salto cualitativo del mismo: la globalización financiera, con el incremento de los flujos libres de capital, que ha ido acompañada de la implantación y reforzamiento a nivel mundial del núcleo duro neoliberal con el desmantelamiento progresivo del "estado de bienestar", la reducción del gasto público y de los salarios, la precarización del mercado laboral y la creación de nuevos espacios de decisión política al margen de los Estados, inmunes a cualquier tipo de control público. Este proceso pretende legitimarse por el llamado pensamiento único, la ideología hoy dominante que aglutina a las fuerzas pro-capitalistas en el poder, se denominen conservadoras o "socialdemócratas", impuesta a lo largo y ancho del Planeta mediante consensos entre las cúpulas dirigentes en los países del Norte y mediante la inestimable ayuda del FMI y BM en los periféricos. Desde el establecimiento de un sistema internacional unipolar, con la degradación y el hundimiento de los países del antiguo bloque soviético y el debilitamiento de las fuerzas progresistas europeas, el bloque dominante cuenta además con libertad para crear situaciones prebélicas y de guerra abierta allí donde sus intereses económicos y geoestratégicos lo demanden, como en el caso de Yugoslavia y de Afganistán, generando un militarismo global. El proyecto de instalación de un escudo antimisiles en los EE.UU. es uno de los ejes claves de esta globalización armamentista.
Así, después de los atentados padecidos en los propios EE.UU., de una dimensión desconocida hasta ahora por su población, el gobierno Bush se lanza en compañía del "laborista" británico Blair, y con el paraguas de una OTAN unánime, a una campaña militar de bombardeo sistemático sobre Afganistán, donde estallan no sólo las bombas de racimo sobre los civiles afganos sino las normas vigentes del Derecho Internacional, los acuerdos de la Convención de Ginebra y los derechos humanos más elementales.
Esta creciente ofensiva militar sirve también para el recorte de las libertades y derechos de todos los ciudadanos del mundo ante el empuje del totalitarismo imperialista: el intento del gobierno británico de suspender el habeas corpus, la suspensión de las garantías constitucionales en los EE.UU. para los extranjeros (detención sin cargos de extranjeros que pasan a disposición de tribunales militares secretos) a la que algunas instancias locales se oponen y en general una política maniquea en virtud de la cual todos los que no alabemos la nueva pax norteamericana somos sospechosos de colaborar con el terrorismo. El control y censura de los medios de comunicación, la vía libre explícita y pública a la CIA para el asesinato político, el intento de control de Internet... forman parte ya del escenario político presente.
Al tiempo se avala y legitima la política terrorista del Estado de Israel, bloqueando las tibias resoluciones de condena de la ONU, y negándose a apoyar la condena a este Estado en la Conferencia contra el Racismo celebrada recientemente en Durban. Después de dos años de Intifada los palestinos sufren los ataques militares de la potencia ocupante y el aplazamiento sine die de una solución negociada a sus legítimos derechos. La agresión militar del ejército israeli sobre la mayoría de ciudades y campos de refugiados palestinos, la brutalidad que supone destruir cualquier infraestructura de la Autoridad Palestina, de su cultura, de sus infraestructuras básicas, las matanzas de Jenin y otras ciudades hacen nos hacen recordar cada vez mas el comportamiento de los nazis constra los judios, comunistas y etnias minoritarias, adquiriendo el caracter de flagrante genocidio.
Y esto son dos ejemplos a los que hay que añadir las nuevas amenazas y las guerras de baja intensidad a las que están sometidas extensas zonas y países, desde África hasta Asia y América. Los resultados combinados de las presiones militares y las políticas económicas de ajuste estructural impuestas generan la negación de los derechos sociales para las mayorías, un número creciente de expulsados del sistema, desplazados, refugiados y oleadas de emigrantes ("espaldas mojadas", ocupantes de pateras...) en busca de la simple supervivencia, los cuales, si consiguen llegar a sus destinos en el Norte, pasan a formar parte de una ciudadanía clandestina sin papeles y sin derechos.
Las dificultades para la consolidación de un Tribunal Penal Internacional con garantías democráticas para poder juzgar y en su caso condenar a los responsables de crímenes contra la humanidad y genocidios (como Pinochet) es también un exponente del nivel de desarticulación y debilidad de la democracia a nivel global, mientras prosperan tribunales ad hoc sin garantías de imparcialidad (como el tribunal de La Haya que juzga a Milosevic pero no a Solana).
En Europa la entrada en vigor de la moneda única no ha ido acompañada de la homogeneización de las normativas sociales laborales y fiscales, pilares necesarios de la construcción social europea, primándose el componente monetarista al servicio del capital. Al tiempo que se ha renunciado a mantener la autonomía y la defensa de la paz frente al belicismo norteamericano, las libertades democráticas se ven amenazadas por la promulgación de leyes de excepción en la supuesta lucha contra el terrorismo.
A pesar de la implantación del modelo económico neoliberal y del auge del autoritarismo creciente que le acompaña, se pueden observar fisuras (el bloqueo de Cuba, la ruptura del acuerdo del protocolo de Kyoto, o su apoyo incondicional a Israel, en solitario) que rompen el consenso en el bloque dominante, y en algunas ocasiones la hegemonía de los EE.UU., aunque fortalecida después de los atentados del 11 de septiembre, queda mermada.
Por otra parte, la crisis económica abierta en el caso de Japón y larvada en los EE.UU. y en Europa pone en entredicho el principal axioma neoliberal: que el mercado libre y la libre competencia, eliminados los obstáculos de la intervención estatal, crearían equilibrio y crecimiento sin límite superándose las crisis cíclicas del sistema. Pero la recesión económica y la reducción de las previsiones de crecimiento es un fenómeno que afecta en mayor o menor medida a las economías del Centro del sistema. Y el caso de Argentina sometida a continuas medidas de ajuste y privatización de bienes y servicios públicos demuestra cómo las políticas económicas dictadas desde el BM y el FMI para los países de la periferia solo sirven para la pauperización de la población, el enriquecimiento sin límite de la clase dominante y las multinacionales y la corrupción de sus gobernantes, cómplices de esas políticas.
La globalización capitalista empuja hacia un incremento de la inmigración, con consecuencias de desarraigo, y que si no se aborda con una política adecuada, de defensa irrestricta de los derechos humanos, solidaridad entre los pueblos y planificación para un desarrollo equilibrado y sostenible de todos los paises, puede llevar a un enfrentamiento entre sectores populares que genera un caldo de cultivo para el racismo y nuevas formas de fascismo.
El rechazo que genera esta situación se plasma en el desarrollo internacional del Movimiento contra la Globalización capitalista, que a la vez que ataca al núcleo del sistema pone de manifiesto sus consecuencias más perniciosas, generando consensos alternativos, de los que participamos, a favor de medidas contra las mismas, como el gravamen de las transacciones financieras especulativas o la anulación de la deuda externa de los países empobrecidos. Frente a un movimiento ampliamente plural y estructurado en redes horizontales sin un centro dirigente, que utiliza la desobediencia civil no violenta como forma de actuación más característica y que ha emprendido la elaboración colectiva de alternativas a partir del Foro Social Mundial de Porto Alegre, la respuesta del poder capitalista ha sido, como ha quedado de manifiesto en Barcelona y Génova, la provocación policial. La brutalidad de la represión policial fue de tal calibre que permitió su desenmascaramiento, abriendo así paso a un nuevo consenso democrático en defensa de las libertades. Esta defensa de las libertades ha pasado a primer plano ante las amenazas autoritarias que provienen del vendaval militarista.
En este marco heterogéneo los partidos comunistas
vienen a jugar un doble papel: por un lado el desarrollo de la lucha teórica
e ideológica, partiendo de la común metodología marxista
para incorporar y sintentizar las diferentes aportaciones de la lucha popular,
y por otro impulsando la movilización social y el desarrollo de
experiencias unitarias progresistas y de izquierdas en cada país,
trabajando en frentes unitarios con el objetivo común de avanzar
en la emancipación de todos los seres humanos.
Si el gobierno del PP durante su primera legislatura, con mayoría simple, se caracterizó por una profundización de las políticas neoliberales y privatizadoras acompañadas de una dinámica de negociación con los interlocutores sociales y de las Comunidades Autónomas, a partir de su victoria por mayoría absoluta en las elecciones generales del 2000 se produjo un giro hacia una práctica prepotente de imposición unilateral con crecientes signos de autoritarismo: el aznarazo contra los derechos laborales, la negación de las libertades políticas de los "sin papeles", la condecoración póstuma a un torturador, la negativa a condenar en el Congreso de los Diputados el golpe de Franco, la descalificación de los discrepantes, incluidos la Conferencia Espiscopal y la Audiencia Nacional cuando no se pliegan a sus designios, la brutalidad policiaca frente a las movilizaciones de Barcelona 2001 contra el Banco Mundial, la ley de los servicios de inteligencia, la imposición de la prórroga del concierto económico vasco, la pretensión kafquiana de un control de Internet mediante su proyecto de Ley de Servicios a la Sociedad de la Información y la imposición de una Ley Orgánica de Universidades (LOU) contra la voluntad de estas y de su autonomía, de poderes establecida en la Constitución, al tiempo que proliferan los signos de corrupción electoral y económica, como los asuntos Piqué, Matas y Gescartera.
El paisaje de fondo en el orbe político nacional es el de un llamado Pacto Antiterrorista entre el PSOE y el PP, que es utilizado como la coartada perfecta para una reforma del Código Penal que tiende a criminalizar a los jóvenes y cualquier atisbo de movilización social, suprimiendo derechos democráticos esenciales y haciendo aún más estrecho el margen de la libertad de expresión. De un pacto que está ya provocando la tensión interna y la fragmentación de los socialistas y que ha dejado en un lugar patético a las direcciones de CCOO y UGT, que lo han apoyado aunque no lo han suscrito, sin debate interno alguno, con la contestación en el caso de la primera de federaciones como la de Euskadi y Cataluña. De un pacto que precisamente de lo que no dice nada concreto es de cómo acabar con el terrorismo. Esto es, el panorama que envuelve a las agresiones contra la clase obrera es, coherentemente, el de la eliminación de los instrumentos principales de lucha de la clase obrera.
Esta dinámica, iniciada antes del 11 de septiembre, encaja perfectamente en los vientos autoritarios y belicistas que recorren el mundo después de este día, en particular en lo relativo a la aplicación de la lógica de la guerra a la lucha contra el terrorismo, criminalizando a personas, movimientos y asociaciones no por su actuación sino por la eventual coincidencia de sus objetivos con los de ETA, aniquilando así el Estado de Derecho.
Ante esta situación, la respuesta política y social ha sido contradictoria: si antes de las elecciones generales se inicio un potente movimiento por la Ley de las 35 horas, que tuvo una fecha importante con la presentación de la correspondiente Iniciativa Legislativa Popular con más de medio millón de firmas, después el movimiento se ha diluido, al tiempo que los escasos resultados al respecto de la negociación colectiva mostraban la necesidad de la Ley, con un cambio de la correlación de fuerzas que la haga posible. Y si ha habido luchas ejemplares y victoriosas como la de los trabajadores y trabajadoras de SINTEL contra las perversas consecuencias de la privatización de Telefónica, la imposición por decreto de una Reforma Laboral que facilitaba aún más la precarización tuvo una respuesta sindical débil, con ausencia de una movilización general en un contexto de rompimiento de la unidad sindical por un acuerdo de pensiones insuficiente. Y la relativa atonía sindical estaba acompañada por una actitud de contemporización de la dirección del PSOE que en lugar de ejercer como oposición iba a remolque del PP en cuestiones de política internacional, económica y respecto de Euskadi.
Esto, con todo, no es una fatalidad. El movimiento contra la LOU ha demostrado la posibilidad de unir, en defensa de la Universidad Pública y de su autonomía, lo que antes llamabamos las fuerzas del trabajo y de la cultura, desde rectores a estudiantes, los sindicatos y las fuerzas políticas de la oposición democrática. También, y ante el agotamiento del Estado de las Autonomias y de la amenaza del neocentralismo del PP, se levantan diversas propuestas de Estado Federal, desde IU y desde el PSOE. Asimismo, solo la de IU plantea una libre unión federal de los pueblos, a partir del respeto a su derecho a la autodeterminación, que aparece de manera perentoria como condición, a partir del cese de la violencia terrorista de ETA y de un cambio de la Constitución que elimine la coacción militar en el artículo 8 en relación a la "integridad territorial", para una una resolución democrática del conflicto nacional en Euskadi. De la misma manera, la supeditación de la dirección del PSOE al belicismo otanista recorta su capacidad de defensa de las libertades cívicas constitucionales, amenazadas por los mismos que falazmente se presentan como abanderados de una Constitución que han incumplido siempre en lo que hace a los derechos sociales, quieren recortar ahora en lo relativo a los derechos políticos, y solo defienden en los puntos antidemocráticos de la estructura del Estado impuestos en la transición bajo la coacción de los llamados poderes fácticos.
En este contexto, és esencial que el movimiento
obrero recupere su unidad y combatividad para encabezar la lucha por la
defensa de los derechos sociales y políticos de la clase trabajadora
y del conjunto de la ciudadanía. Asimismo, IU tiene una especial
responsabilidad para conjugar la tarea parlamentaria de posición
y la movilización social, única forma de impulsar la unidad
de acción de la izquierda contra el autoritarismo y el neoliberalismo
del PP, por la Paz, la Libertad, las 35 horas y el
Estado Federal.
B.3. LA SITUACIÓN EN EL PAÍS VALENCIANO
El PaÍs Valenciano sufre los problemas generales derivados de la situación internacional y de la política del PP en el Estado Español, con consecuencias muy negativas para la clase trabajadora y la ciudadania valenciana. En particular, el paro en una industria en crisis y la precarización laboral son superiores a las medias estatales y europeas, con un elevado nivel de economía sumergida y de siniestralidad laboral y salarios inferiores. La privatización de los servicios públicos pone los fondos públicos al servicio de intereses privados (en la enseñanza, la sanidad y la asistencia social). Las restricciones a la inmigración han llevado a una gestión caótica y agravado las necesidades de mano de obra en el campo valenciano. Y continua el deterioro medioambiental: al arrasamiento de los montes por los incendios (favorecida por una repoblación inadecuada y combatida con medidas agresivas que incrementan la erosión), a la destrucción de zonas húmedas y del patrimonio histórico urbano y rural (insuficientemente protegidos y amenazados por la especulación urbanística), al colapso en la gestión de los residuos (expresión de un crecimiento descontrolado y desequilibrado y de la ausencia de una política ecológica de reducción, reutilización y reciclaje) y al despilfarro energético (en el transporte o en la contaminación lumínica nocturna) y del agua (contaminada con graves riesgos para la salud y priorizando el ocio sobre las necesidades básicas), se añaden las amenazas de un AVE que no resolverá las necesidades reales de transporte público de la población y del destructivo macro-trasvase previsto en el mal llamado Plan Hidrológico Nacional. Debemos dar todo nuestro apoyo al Plan Director de Infraestructuras Ferroviarias para nuestra comunidad, elaborado por organizaciones sociales, sindicales y ecologistas en contraposición al mensaje único del AVE.
Pero conviene añadir, por una parte, que el PP en algunos casos aplica primero en el País Valenciano las políticas antisociales y autoritarias que después exporta al resto del Estado, como se hizo patente con el Hospital de Alzira financiado con fondos públicos y entregado a la gestión privada, con la utilización de la TVV a la mayor gloria de los gobernantes, en la negación de la Plaza de Toros de Valencia para los actos previstos por Acció Cultural del País Valencià, en el intento de impedir el ejercicio de la libertad de manifestación ante la reunión del Banco Africano de Desarrollo, desacatando incluso una resolución judicial como pasaría poco después en Barcelona (hechos que por repetitivos son sintomáticos del menosprecio de las libertades constitucionales), en el proyecto de Ley de Consejos Sociales que prefiguraba el ataque a la autonomía universitaria generalizado en la LOU y en el copo de los representantes institucionales en las Cajas de Ahorro. Así mismo, la sumisión a los jefes norteamericanos amenaza la seguridad del pueblo valenciano ofreciendo Bétera para una base de la OTAN y llega a extremos tan grotescos como llevar al Ministro de Agricultura y al Presidente de la Generalitat a justificar las medidas proteccionistas que coartan la exportación de las clementinas valencianas. Contra estas agresiones se ha levantado una resistencia creciente de plataformas unitarias y organizaciones sociales que configuran potencialmente un tejido social alternativo.
Por otra parte, el desbarajuste financiero de la Generalitat Valenciana, enlodada en una política de obras faraónicas que despilfarra los fondos públicos y de captación de voluntades con los mismos, le ha llevado a un endeudamiento desmesurado (el País Valenciano es la CC.AA. con mayor endeudamiento por cápita de toda España) que ya no puede esconder más con la centrifugación de la deuda a los organismos autónomos como las Universidades. Esta situación hace temer por el futuro de la financiación de los servicios públicos, así como por la solvencia de un acuerdo como el PAVACE firmado entre los sindicatos y la patronal que tiene previstas inversiones a termino medio, convirtiendo así en papel mojado el supuesto acuerdo por la jornada de 35 horas en el sector público del que se ha excluido de entrada, con una discriminación difícilmente justificable, a los trabajadores y trabajadoras de la enseñanza y la sanidad.
El gobierno de Eduardo Zaplana está padeciendo continuos casos de corrupción política y económica (caso Cartagena, IVEX, Terra Mítica) aunque ciertamente no tiene un coste electoral significante quizás porque aún mantienen ese "halo" de honestidad que machaconamente nos repiten en los medios de comunicación dominados por el poder.
Con todo, el PP mantiene una hegemonía política en el conjunto del País Valenciano, apoyada en su control generalizado de las instituciones y en los conflictos internos que han sacudido a las fuerzas de oposición, después de haber fagotizado la base electoral del blaverismo a costa de asumir la defensa de la irracionalidad anticatalanista. Frente a esta hegemonía se plantean dos alternativas. Por una parte, el intento de disputarle el espacio de centro en el que el PP pretende enmascarar su derechismo, como hacen las direcciones del PSOE y del BNV, sin mirar bien la sobresaturación de este espacio. Por otra parte, la propuesta de Entesa de la izquierda y el valencianismo formulada por EUPV, que pretende desarrollar un polo de izquierdas aglutinando a todos los colectivos que se situen en este campo, sin renunciar a atraer al mismo a otros colectivos progresistas. La constitución de la Mesa por la Entesa és un primer paso en esta dirección.
En consonancia con nuestro proyecto estratégico de EUPV, enmarcado en el proyecto federal de IU, el PCPV defenderá que la Mesa por la Entesa signifique la confluencia de varias organizaciones políticas, colectivos y organizaciones sociales en una misma coalición electoral bajo un programa de izquierdas único, en contraposición a que la Mesa por la Entesa se convierta en una organización política por sí misma.
Esta alternativa, para cuajar y consolidarse, para ser algo más que una simple respuesta coyuntural de carácter estrictamente electoral, ha de ser el resultado de un proceso de unidad de acción en la calle y en todos los ámbitos contra las políticas de carácter derechista (las aplique quién las aplique). No puede ser una respuesta dictada por la debilidad de las fuerzas que la integran: los comunistas no podemos lñimitarnos, y creemos que EU tampoco, a plantear alternativas exclusivamente electorales. Si lo que pretendemos es combatir y derrotar la hegemonia del PP en el País Valenciano, hemos de remitirnos a lo que significa el concepto de hegemonia. Una expresión de esta hegemonia del PP és su mayoría absoluta en las Cortes Valencianas y en muchos ayuntamientos. Pero el término "hegemonia" nos remite a todo un conjunto de valores y pautas éticas, culturales, ideológicas, etc... propagadas masívamente y difundidas por los grandes medios de comunicación, tanto los controlados por el PP como por el PSOE, y que han sido asumidas por amplios sectores de la población, que son los del neoliberalismo imperante, y que han hecho posible y hacen posible este dominio político del PP.
Hay que hacer mención especial al movimiento
por la normalización lingüística y cultural,
que ha situado en primer plano la reivindicación del "requisito
lingüístico": algo tan elemental como que para impartir la
docencia en una Comunidad con dos lenguas oficiales se requiera competencia
en las dos. Esta reivindicación, que se deriva de la legislación
vigente, ha sido aceptada teóricamente por la Generalitat, pero
tanto esto como el supuesto "pacto por la lengua" con el PSOE carecen de
credibilidad cuando el PP continúa oponiéndose a aquello
más débil, como que en la Universidad el profesorado haya
de someterse a la evaluación de su conocimiento del valenciano.
Y cuando la TVV, con una programación chapucera, continua en unos
niveles mínimos de utilización del valenciano incumpliendo
su propósito fundacional. En este contexto se produce la constitución
de la Academia Valenciana de la Lengua, falta de autoridad académica,
y que si solo podía obtener credibilidad si actua respetando la
unidad de la lengua catalana en coordinación con el Instituto Interuniversitario
de Filología Valenciana y el Institut d'Estudis Catalans, ha sido
incapaz de frenar la irracionalidad cultural del Consell de la Generalitat,
que se ha expresado nuevamente recortando con criterios localistas un curriculum
de literatura valenciana que no quiere reconocer como parte inseparable
de la literatura catalana. Esta prepotencia gubernamental al servicio de
la incultura se encuentra, pero, con una firme resistencia en el seno del
mundo de la cultura, desde las Universidades a las Escuelas y desde los
representantes de los trabajadores y trabajadoras de TVV a los de la enseñanza.
También en este terreno es en la unión de las fuerzas del
trabajo y de la cultura donde radica la esperanza del desarrollo cultural
del País Valenciano.
C. LA VIA DEMOCRÁTICA AL COMUNISMO
C.1. LA NECESIDAD DE LA OPCIÓN COMUNISTA
En este inicio de siglo, ha de ser un objetivo primordial del PCPV volver a hacer de la cuestión comunista una cuestiÓn central en el País Valenciano y, como parte del PCE y del movimiento comunista internacional, en España, en Europa y en el mundo. Es decir, en nuestro caso, hemos de conseguir que los y las comunistas y nuestro partido seamos vistos como necesarios por los valencianos y valencianas. Pero la necesidad de la opción comunista és la necesidad de la completa emancipación de la clase trabajadora, como condición para la emancipación del conjunto de la humanidad de toda forma de explotación y opresión, reconciliándose con si misma y con la naturaleza con la realización del comunismo.
Ahora hace 10 años que paramos el intento de disolver nuestro partido, pero a pesar de impedirlo hemos tenido que hacer frente a maniobras para aislarnos reduciéndonos a una fuerza testimonial y sobre todo frente a políticas contrarias a la clase trabajadora que teniendo como objetivo atacar sus conquistas, sus condiciones de vida y su combatividad, necesitaban golpear también a nuestro Partido (directamente y a través de EUPV), representante de sus intereses, proclamando de forma interesada nuestra obsolencia.
Pero el PCPV, al tiempo que contribuye al mantenimiento de la memoria histórica, es un partido que reafirma la relación entre el desarrollo de la política y el desarrollo de la cultura, entre nuevos medios y tecnologias de la comunicación de masas y democracia, a indiviualizar más exactamente el peso y el papel de los trabajadores intelectuales como nueva fuerza ascendente en el proceso productivo y de la lucha por la transformación social. Es decir, un partido que ha teorizado sobre las grandes innovaciones de este final de siglo, evitando tanto las visiones míticas del socialismo como las liquidacionistas de nuestro patrimonio y aspiraciones revolucionarias.
En este Congreso los y las comunistas hemos de hacer público más que nunca nuestra apuesta por una planificación democrática frente a la tiranía del mercado, por la calidad del desarrollo frente al simple crecimiento cuantitativo, por completar la democracia representativa con formas de participación directa en la gestión de los asuntos públicos. Los y las comunistas no nos resignamos a concebir la sociedad capitalista como el punto final de la historia humana y por eso continuamos trabajando y luchando para dar valor y validez a las antiguas y actuales esperanzas de los/as explotados/as, de los/as oprimidos/as y a todas las fuerzas que tratan de materializar estos objetivos, haciendose promotores de las soluciones reales y posibles en el País Valenciano, España, la UE y el mundo entero. El PCPV tiene la obligación de volver a poner en el centro del debate político la cuestión comunista y por tanto la transición al socialismo, no solo en lo que hace a la distribución de la riqueza, sino interviniendo en el terreno del proceso de acumulación y gestión de la economía (planificación democrática y poder obrero en las empresas).
Nuestro Partido nunca ha gozado de la exclusividad
en la lucha por la emancipación. La propia hetereogeneidad de la
clase obrera incrementada ahora por el propio desarrollo del capitalismo
ha producido respuestas diversas. Esta diversidad no es un obstáculo,
al contrario, es un valor añadido. Por eso hemos venido incorporando
a nuestro equipaje las aportaciones surgidas en otros espacios de reflexión
y de lucha, que hoy asumimos como nuestros pues forman parte intrínseca
ya de nuestro discurso y de nuestro trabajo político, al tiempo
que aportan a la constitución de ese sujeto transformador colectivo
lo mejor de nuestra historia: un nuevo impulso democrático para
la construcción del socialismo, asumiendo que la emancipación
social ha de ser protagonizada por el conjunto de la clase trabajadora
autoorganizada.
C.2. LA CONSTRUCCIÓN DEMOCRÁTICA DEL SOCIALISMO
La via democrática al socialismo hoy ha de significar para los y las comunistas, la puesta al día tanto de los análisis de las relaciones entre la estructura y la superestructura capitalista y liberal, como de nuestra estrategia para unir a la clase trabajadora para conseguir reformas graduales de intervención en la producción y en la vida social alcanzando una democracia avanzada que abra paso a una transformación revolucionaria de la sociedad hacia el socialismo.
Esta via ha de tener como uno de los puntos fundamentales el diálogo entre las fuerzas de la izquierda, populares y democráticas, representadas por partidos comunistas, verdes, socialistas, sindicatos de clase, así como los movimientos sociales de base. La lucha social marcará en cada momento el grado de colaboración entre nosotros y estas fuerzas, haciendo que sea más o menos estable dependiendo del grado de coincidencia política o de aglutinamiento de fuerzas que nos marque el mismo proceso de lucha. Las colaboraciones de comunistas y socialistas en diferentes países de Europa como Francia, Alemania, Polonia o Noruega y en ciertas CC.AA. debemos verlas en un primer plano como la necesidad de la socialdemocracia de complementar su mayoría minoritaria en los respectivos parlamentos para llevar adelante su labor de Gobierno. En un segundo plano, debemos analizar estas alianzas, en algunos de los casos como la falta de unanimidad de la socialdemocracia alrededor de la "tercera via", donde determinados sectores se dan cuenta de la insuficiencia de las soluciones no estructurales; pero teniendo en cuenta siempre que la socialdemocracia ni cuestiona ni cuestionaria ni lo cuestionará a medio plazo el sistema capitalista, en contraposición con nuestra lucha por el socialismo.
Ante la involución del Estado Social a la que asistimos es necesario ir avanzando más allá del "Estado del Bienestar", es necesario profundizar en la estrategia de consecución de más derechos y mayor poder de la ciudadanía. Ante la ofensiva global, la respuesta no puede ser fragmentada y no puede limitarse a consolidar lo que se pueda de la fase anterior. Si bien hay que preservar las conquistas de los derechos sociales y extenderlos a todos los seres humanos, es necesario avanzar en la conquista de poderes sociales, en las formas de autogestión e intervención obrera en las empresas, dotarse de formas de actuación menos delegantes, ampliando las de participación más directa. Nuestra alternativa al neoliberalismo no és ni el estatalismo ni la mera delegación en instancias institucionalizadas, sino el desarrollo de la democracia participativa y de la autoorganización social, en la perspectiva de conseguir nuestro objetivo como comunistas: una humanidad sin clases y sin estados. Y es en esa perspectiva comunista, en la que desarrollamos nuestra via democrática al socialismo.
La multiculturalidad y la universalización del genero humano son intrínsecos a la sociedad que queremos construir, abierta al contacto con otras realidades que configuran una sociedad de mestizaje, de intercambio y de mutuo reconocimiento.
La sociedad socialista pretende perpetuar las diferentes formas de vida presentes en la Tierra, protegiendo la biodiversidad y evitando la degradación del planeta.
Así, el PCPV lucha para conseguir el objetivo
del socialismo, mediante la propiedad social de los medios de producción
colectivos como base para una planificación democrática de
la economía consiguiendo su autogestión colectiva como herramienta
de transición hacia una sociedad comunista. Esto implica un mayor
esfuerzo en profundizar todos los aspectos democráticos-participativos
a todos los niveles, trasladando la política del partido a todos
nuestros ámbitos de actuación y también ampliar esos
ámbitos, que no pueden quedar reducidos a la vida orgánica
de los Partidos y a los movimientos sociales tradicionales.
C.3. NUESTRA PROPUESTA FEDERAL
Nuestra propuesta federal tiene un componente importante que arranca de la autonomía local. Y aquí conviene situar la propuesta de comarcalización, en un doble sentido: como una forma de articular la pluralidad territorial del País Valenciano, y como una forma de articular los municipios entre si, con una coordinación de recursos que permita mejorar los servicios públicos ofrecidos a la ciudadanía.
Se trataría de suprimir las provincias y, por tanto, las Diputaciones, pasando sus competencias a órganos democráticos de ámbito comarcal. Esta propuesta se enmarca en la propuesta de reforma constitucional para el Estado Federal, comenzando por la reforma del Senado como Cámara Terrirorial, pero en tanto esta no se realice se podrian fusionar las provincias de Castellón, Valencia y Alicante en tanto que una reforma del Estatuto establece formalmente los órganos comarcales. Estos órganos se constituirán como resultado de la libre unión de los municipios, plasmando localmente el derecho a la autodeterminación.
Será conveniente al mismo tiempo impulsar instituciones comunes en el área lingüístico-cultural catalana con competencias específicas para gestionar el patrimonio cultural que compartimos. Un ejemplo és el desarrollo normativo de la lengua catalana, que con el fin de evitar la desmembración lingüística debería hacerse de forma unitaria, integrando las especificidades de las diferentes hablas, como las del valenciano. También en este terreno la federación es el mejor procedimiento para conjugar unidad y pluralidad.
En esta perspectiva conviene enmarcar la propuesta de EUPV de un organismo normativo unificado dependiente del Instituto Juan Luís Vives que articula las Universidades de todo el ámbito lingüístico, organismo de carácter federal que debería asumir las competencias que actualmente corresponden al Institut d'Estudis Catalans, sin perjuicio de que en cada Comunidad pueda haber organismos específicos (como ahora el Instituto Interuniversitario de Filología Valenciana) para asesorar y dictaminar en materia lingüística. Es por eso que el PCPV apoya la actitud vigilante de EUPV respecto al funcionamiento de la Academia Valenciana de la Lengua, falta, como hemos dicho con anterioridad, de autoridad académica.
Será conveniente establecer relaciones específicas para problemas específicos. Así hemos de dar mucha importancia al establecimientos de relaciones de cooperación en los marcos hidrográficos compartidos. Aunque consideramos que hay que priorizar en el ahorro del consumo del agua en lugar de recurrir a grandes obras hidráulicas como los trasvases, siendo el Plan Hidrológico Nacional un perfecto ejemplo, lo cierto es que actualmente tenemos recursos hídricos compartidos como mínimo con Murcia y Castilla La Mancha. Sería conveniente establecer también federalmente órganos comunes de cooperación para la gestión conjunta de estos recursos.
El pueblo valenciano también tiene problemas
ecológicos compartidos con el resto de pueblos alrededor del Mediterráneo,
ámbito en el que sería conveniente abordar la gestión
conjunta de estos problemas. Problemas ecológicos, hay que recordarlo,
que son inapartables de los problemas sociales, y que han de abordarse
en el marco de un desarrollo sostenible, armónico y solidario de
las diferentes riberas del Mediterráneo.
C.4. BASES PROGRAMÁTICAS PARA UNA DEMOCRACIA AVANZADA
El PCPV trabaja para un modelo nuevo de producir riqueza y distribuirla a partir de una revalorización de todos los recursos sociales y económicos. La alternativa comunista se fundamenta en avanzar hacia el pleno empleo y la calidad de vida en una democracia avanzada, sentando las bases de un nuevo modelo de producción.
La planificación de la gestión económica y la participación en la misma de los diversos sectores sociales es un elemento clave en la articulación de nuestra alternativa. Esta planificación, impulsada por el Estado según el artículo 149, apartado 1 de la Constitución, ha de coger a todos los sectores económicos, a los presupuestos del Estado y de las autonomias, a la investigación tecnológica y a su utilización, así como a la enseñanza técnico-profesional.
Nuestro programa en materia económica se centra en promover las transformaciones estructurales necesarias para avanzar en la consecución de los objetivos ya reiterados de pleno empleo y mejora de la calidad de vida. En este terreno de reformas revolucionarias, debería abordarse:
a. El desarrollo de empresas públicas en sectores clave para la economía, su profunda reforma y su desarrollo mediante un control social de las mismas, articulando la participación de la clase trabajadora en su gestión, así como de las organizaciones sociales, la ciudadanía y el mismo Estado.
b. Creación de un sector financiero público, competitivo y diversificado, como instrumento de la planificación de la economía y entidad financiera de red pública. Esta red financiera pública se formaría mediante la nacionalización de la banca privada, conjuntamente con las actuales cajas de ahorro que mantendrian su carácter diferencial.
c. Impulso real y popular de un sector social de la economía, mediante las cooperativas, las sociedades anónimas laborales, etc.
d. Planificación de la investigación tecnológica, para saber qué investigar y empujar al sector privado a utilizar estos resultados.
Esta via democrática al socialismo incluiría también unas medidas laborales y sociales que se plasmarian en los siguientes puntos:
1.- Impulsar una política de pleno empleo, estable y de calidad, ecológicamente sostenible. En este sentido habrá que luchar para conseguir la reducción de la jornada laboral a 35 horas por ley, sin reducción salarial y con la eliminación paralela de las horas extraordinarias, el incremento de las medidas de salud laboral y la drástica reducción de la siniestralidad laboral, íntimamente ligada a contratos no estables, impulsando la participación activa de los trabajadores para mejorar las condiciones de trabajo e incidir en la organización y planificación democrática del mismo. Así mismo, el camino para aumentar la estabilidad contractual pasa por una penalización y endurecimiento significativo de las cotizaciones sociales de los contratos temporales y una mejor reglamentación de los mismos con el fin de hacer más difícil y menos o nada rentable el uso de este tipo de contratación por parte de la patronal.
También hay que conseguir la erradicación de las empresas de trabajo temporal, las ETTs, verdaderas proveedoras de fuerza de trabajo en condiciones pre-capitalistas. Así como luchar por ampliar el poder contractual de los trabajadores, por la profundización y expansión de los derechos sindicales, contra la precarización y la exclusión, por el reconocimiento legal de los derechos de los emigrantes.
2.- Reivindicar la incorporación total de las mujeres al trabajo remunerado, en igualdad de condiciones reales con los varones, con tres objetivos fundamentales: dar cumplimiento para la mitad de la población el más fundamental de los derechos sociales, posibilitar el abandono de los papeles de subordinación y sumisión que históricamente se les ha asignado e incorporar a un sector básico de la clase trabajadora a la lucha no solo por las mejoras salariales, sino por el cambio radical de este modo de producción. No podemos olvidar, además, que la reproducción ideológica és uno de los papeles clave de las mujeres como madres y educadoras. Así en lugar de grupo de amortiguamiento a la baja de los derechos sociales, podran constituir un elemento fundamental en la unificación de clase, a condición de que tomen conciencia de sus derechos y de su potencial revolucionario, y esta es una tarea prioritaria para los y las comunistas, directamente en los centros de trabajo y mediante la lucha sindical.
3.- La solidaridad internacionalista por la conquista y extensión de los derechos y poderes sociales a toda la humanidad forma parte de nuestra definición como comunistas. Por eso es necesario juntar la lucha de clases del Centro con las de las Periferias, con los partidos comunistas y con movimientos populares anti-sistema, para una radical defensa de los tejidos productivos locales y del medio ambiente concreto. La regulación de los flujos migratorios para, como en el caso anterior, mantener el precio de la fuerza de trabajo a la baja solo podrá beneficiar al capital si no se respetan los derechos sociales de los trabajadores inmigrantes. Si bien nuestro objetivo es, junto a los hombres y mujeres de las Periferias, eliminar las condiciones que producen la inmigración económica forzada, lo más inmediato es luchar por los derechos plenos de ciudadanía de todas las personas inmigrantes, por sus condiciones de trabajo en igualdad con los trabajadores del país de acogida. La eliminación de las fronteras junto a los Estados y sus ejércitos és claramente el objetivo final.
4.- Denunciar y combatir que la insostenibilidad
ecológica del sistema dominante, agravada en su nueva fase de expansión,
producirá a corto plazo, si no se toman medidas drásticas
inmediatas, el colapso del planeta. La destrucción socioambiental
a escala planetaria implica necesariamente la radical y decidida apuesta
por un desarrollo equitativo y sostenible, que exige la desaceleración
del crecimiento económico y del consumo de los recursos biofísicos,
escasos y no renovables, su reparto igualitario y su descentralización
y democratización. Reducir nuestros niveles y tipo de producción
y de consumo, ya que estos suponen necesariamente la externalización
de la explotación social y de daños crecientes a los ecosistemas
periféricos. La existencia sin límites finitos en los recursos
naturales del planeta supone una barrera objetiva a la globalización,
por mucho que se presenten como disfunciones corregibles dentro de la lógica
propia del sistema.
D. LAS FUERZAS MOTRICES DE LA TRANSFORMACIÓN SOCIAL
Una de las tareas que como comunistas consideramos prioritaria y que responde a una tradición asentada en nuestro quehacer político está enfocada a conseguir una alianza entre los sectores más dinámicos de la sociedad dispuesta a luchar por su transformación. Nuestra organización ha elaborado y desarrollado un concepto que expresa de manera inequívoca esa voluntad de transformación:
La Construcción de la Alternativa. Alternativa al modelo económico, social, político y cultural dominante. Es decir la superación del Capitalismo y el avance hacia el Socialismo como plena realización de los Derechos Humanos.
Para la consecución de estos objetivos es necesaria la Unidad de Acción de la Izquierda, buscando la convergencia entre las diferentes tradiciones históricas de la izquierda (comunistas, socialistas, republicanos, anarquistas) y las nuevas culturas y sujetos emancipatorios (ecologistas, pacifistas, feministas ...). Este Bloque Social, Crítico y Alternativo es la concreción de lo que hemos definido como la alianza Rojo-Verde-Violeta.
Pero la Unidad de Acción de la Izquierda,
como apuesta estratégica cada vez más necesaria y teniendo
en cuenta la pluralidad del Nuevo Sujeto Revolucionario no puede verse
reducida a acuerdos entre cúpulas políticas, al hilo de los
procesos electorales o de sus resultados. Por el contrario debe ser una
estrategia de largo aliento, que parta de las bases, ciudadanos y colectivos
(de abajo-arriba) y que parta de la Movilización Social Sostenida
-en torno a propuestas, reivindicaciones y contenidos programáticos-.
D.1. EL TRABAJO COMUNISTA EN EL MOVIMENTO OBRERO
El carácter central de la clase trabajadora en la lucha por la transformación de la sociedad capitalista ha quedado bastante difuminado en los últimos años. Factores diversos han contribuido a ello, por una parte la fuerte campaña ideológica desatada por la derecha económica, aprovechando el derrumbe del bloque del este de Europa, simbolizada por la caída del "muro de Berlín". Por otra, la propia incapacidad de una parte de la izquierda sociopolítica para resituarse en la nueva realidad, sin perder la conciencia de su propia identidad y el papel que debe jugar en la batalla.
Es preciso superar la concepción arcaica que identifica clase obrera con trabajad@r asalariad@ insertado en un proceso de producción concreto, exclusivamente, dejando fuera de la "clase" a las personas de su entorno familiar quienes, por no estar en condiciones de vender su fuerza de trabajo, no participan directamente en proceso productivo alguno; l@s compañer@s sentimentales de trabajador@s y sus hij@s, l@s cuales se han visto históricamente abocados a jugar un papel subsidiario a remolque de las luchas obreras (únicas consideradas de clase), cuando no obligados a luchar sectorialmente e incluso de manera confrontada a la propia clase, para poder superar el status secundario -caso de la mujer- al que eran, contradictoriamente, constreñidas por esta. Hoy se ha hecho claramente evidente que las luchas parciales de los sujetos emergentes -estudiantes, ecologistas, feminismo, antiglobalización, etc., son partes de un todo y que la clase obrera es plural en su composición, siendo constatada esta afirmación a través de las evidencias que la agudización de las contradicciones sociales en el proceso de "globalización económica" al que nos enfrentamos, nos ofrece.
Lo que acostumbra a llamarse globalización es una nueva fase del imperialismo en la que se han agudizado de forma brutal los mecanismos de explotación de las capas populares de todos los países y se ha vaciado de contenido la democracia, incluso entendida ésta en su significación más propiamente liberal. Las grandes corporaciones transnacionales aumentan su influencia en el poder político de los estados, no eliminándolo como se dice, sino usándolo de manera directa para sus intereses: suprimiendo derechos sociales, costes laborales, desmantelando servicios públicos, apropiándose de empresas estatales, anulando leyes de protección del medio ambiente y cualesquiera otras que supongan una traba para la penetración de los mercados. Paralelamente, las oligarquías financieras internacionales han impuesto por doquier su visión del mundo, impregnando con ella a amplios sectores de la izquierda y del movimiento obrero tradicional. Han conseguido fragmentar la clase obrera en la mayoría de los países, enfrentando a trabajadores nacionales con trabajadores inmigrantes, trabajadores en huelga o en lucha por sus derechos con el resto de trabajadores a los que se engloba en el concepto indeterminado de consumidores, empleados públicos contra los demás ciudadanos, trabajadores fijos con precarios, etc. Al mismo tiempo, el gran capital despliega una política de clase de una gran dureza y concentra todos sus mecanismos de opresión y ganancia. Han logrado que una parte considerable de lo que era intelectualidad de izquierdas asuma como adecuación del pensamiento progresista a la nueva época lo que no es más que la viejísima ideología justificativa del expolio de la inmensa mayoría de la población por el cada vez más reducido club de los multimillonarios. Han pretendido que la ciudadanía metabolice como propios los intereses de una minoría. Así, algunas de las organizaciones que luchan contra la globalización neoliberal, no lo hacen contra sus causas sino contra sus efectos, obviando la raíz del problema: el intento del capital de apropiarse del máximo de plusvalías imponiendo su ley en todo el mundo; reprimiendo, incluso de forma brutal, a aquellos movimientos e incluso Estados que le hagan frente de forma clara.
Desde el momento en que la izquierda política pierde el bloque social que la sustenta, lo que en lenguaje clásico llamábamos su contenido de clase, es decir, cuando ha dejado de alertar, informar y formar a las bases en la inevitable lucha entre las distintas clases sociales que tienen intereses diametralmente opuestos, pierde también su espina dorsal, se desorienta y termina diluyendo sus perfiles; es entonces cuando se autojustifica y aspira a diferenciarse de manera puramente nominal de la derecha por discrepancias de matiz, asumiendo en cambio el modelo productivo y social que siempre defendió la derecha y renunciando a su dimensión sociopolítica alternativa. Es necesario que conservando y afianzando nuestro proyecto político estratégico que es EUPV, el PCPV se dirija de forma natural, clara y directa a la clase obrera con sus propios postulados ideológicos. Y no sólo a través de los centros de trabajo o en nuestra participación en los sindicatos de clase, sino también en los diferentes movimientos sociales como militantes del PCPV.
La reconstrucción de la izquierda, la reconstrucción del movimiento obrero en consecuencia, ha de arrancar de la comprensión de la nueva realidad a la que nos enfrentamos, pero con nuestras propias herramientas de conocimiento, no asumiendo las que nos impone el sistema, que no tienen nada de nuevas. La clase obrera tiene que ser la espina dorsal del conjunto de movimientos sociales alternativos -movimiento feminista, ecologista, pacifista, de jóvenes, de solidaridad, cristianos de base, colectivos de parados, de liberación sexual, etc-, aunque éstos abarquen también a otros sectores sociales, en la medida en que todos ellos han de encararse por fuerza con la contradicción principal del sistema capitalista de una forma u otra. Es necesario sublevarse contra la globalización presentada como una especie de fenómeno natural que en nada depende de la voluntad humana. Hay que respaldar cada una de las luchas que se verifiquen en cada uno de los lugares en defensa de derechos sociales y unir los esfuerzos de unas y otras, en la medida en que las agresiones tienen siempre la misma orientación y también son los mismos en el fondo los objetivos de la lucha. Pensar globalmente y actuar localmente.
El movimiento obrero tiene la obligación de recuperar la orientación política de transformación del sistema. Hoy el reformismo está incapacitado para hacer avanzar a los trabajadores y la sociedad en general, porque no es posible el avance de los derechos de los trabajadores si no se atacan los fundamentos en los que se sustenta la sociedad capitalista, porque en la defensa de cada derecho social, en la lucha por su conquista, se hallan implicados intereses esenciales de las oligarquías dominantes. No cuestionarse el capitalismo lleva al movimiento obrero al languidecimiento, al desprestigio entre los trabajadores y trabajadoras, a la mera y triste negociación de que las agresiones del capital contra la población sean lo menos traumáticas posible, y ello con una fuerza decreciente y con cada vez menor legitimidad democrática.
El movimiento obrero debe recuperar su orientación anticapitalista, reconstruirse sobre la base de las nuevas realidades sociales y unir sus esfuerzos en la lucha por cada uno de los derechos que se pretenden arrebatar en cada empresa, en cada pueblo, en cada administración pública... en la lucha por recobrar la ofensiva, por conquistar nuevos derechos.
En definitiva, hablamos de un rearme ideológico
de nuestra clase, que no surgirá de forma espontánea o gratuita,
sino que necesitará de la intervención consciente y activa
de activistas politizados, con una clara postura anticapitalista y de transformación
social, combinada con una estrategia sindical alternativa tanto en la movilización
como en la organización democrática de la lucha. Así,
l@s militantes comunistas que participan en las organizaciones sindicales
de clase deberán trabajar en el seno de estas por difundir la política
del partido, por supuesto desde la más absoluta lealtad con las
organizaciones, pero sin renunciar a hacer llegar nuestras propuestas a
la mayoría de afiliad@s a las mismas. En cada organización
sindical de clase, en cada una de sus estructuras l@s militantes comunistas
deben elevar su voz, presentando las propuestas del partido, adaptando
su discurso a la realidad objetiva del ámbito de que se trate. Pero
sabiendo aunar estas voces cuando el debate en el seno del sindicato lo
demande. El PCPV consideramos que los sindicatos no deben ser correa de
trasmisión de ningún partido, pero ello no debe traducirse
en la carencia absoluta de referentes ideológicos, camuflada las
más de las veces con vagas y etéreas proclamas de pretendido
carácter izquierdista. La convicción de que los sindicatos
solo deben depender de sus propias reflexiones y acuerdos y el respeto
a esta norma nos permiten trabajar con normalidad en los diversos sindicatos
de clase, y específicamente en CC.OO., buscando llegar a la mayoría
de la clase trabajadora sindicada e impulsando la afiliación sindical
de la mayoría de los trabajadores y trabajadoras.
D.2. EL TRABAJO COMUNISTA EN LOS MOVIMIENTOS SOCIALES
Los nuevos movimientos sociales alternativos tienden a ser más globales y radicales, buscando la superación del sistema más que una mejor gestión del mismo. En el PCPV debemos participar activamente en aquellos movimientos sociales importantes para nosotros bien por su carácter alternativo, bien por la proximidad de sus propuestas a las nuestras, bien por su implantación social, aportando nuestros propuestas y valores políticos y nuestro potencial de lucha social para conseguir un mundo más justo.
En la actual situación mundial, el bloque social anticapitalista tiene como protagonistas esenciales tanto el trabajo asalariado con sus diversas articulaciones, como los nuevos movimientos sociales que emergen de las contradicciones cualitativas del sistema a las que dan respuesta (ecologismo, feminismo, pacifismo, liberación sexual, antiglobalización capitalista). La formación de un Bloque Social Alternativo y de un proyecto alternativo deben avanzar mediante una práctica social que incida en la mutación de las formas de producción y reproducción, en la dialéctica reivindicación - transformación.
El Movimiento Ciudadano
Las Asociaciones de Vecinos son un movimiento ciudadano que cuenta con una prolongada tradición de lucha (donde el Partido desempeñó y desempeña un papel importante) por un replanteamiento de las ciudades unido al modelo de sociedad que queremos, como espacio necesario de actuación de los ciudadanos y ciudadanas.
Es por eso que vemos con simpatia e interés las plataformas "Salvem" (Salvem el Botànic, Salvem el Cabanyal, Salvem el Benacantil ...), donde alrededor de propuestas concretas se han puesto en marcha importantes movimientos ciudadanos, que con formas de actuación originales y decididas están de momento parando los pies al PP y a su afán especulador.
Este trabajo ciudadano debe ir unido a nuestra participación en las Asociaciones de Madres y Padres de Alumnos junto a los enseñantes, luchando por una escuela pública de calidad que eduque en los valores de género, pluriculturales, solidarios y por la paz, y capacite al alumnado en la autoestima y el respeto a la diversidad.
Asímismo, debemos participar en las Asociaciones y Plataformas en defensa de la Enseñanza y de la Sanidad Pública, así como trabajar por la mejora de los Servicios Sociales públicos.
Movimiento Pacifista
Nuestra apuesta por la paz, la desmilitarización y el desarrollo de una cultura de la convivencia pacífica entre los distintos pueblos, nos ha llevado a apoyar una campaña contra la OTAN y específicamente contra su futura sede en Bétera, así como por una ONU independiente y capaz de resolver pacíficamente los conflictos bélicos existentes.
Movimiento Feminista
La aportación principal de las mujeres como género a la lucha por la emancipación de la humanidad es la lucha contra el Patriarcado. La reproducción física de los individuos tiene lugar dentro del modo de producción doméstico-patriarcal: la comunidad doméstica es el sistema económico y social que dirige y controla directamente esta reproducción física y social en todas sus formas mediante el intercambio de las mujeres a través del matrimonio y sus códigos. El Patriarcado transversaliza así todos los modos de producción, y en el capitalismo el sistema de supremacia masculina funciona como sistema de control económico, social, cultural y político. La lucha contra la dominación patriarcal es para nosotras las personas comunistas, dentro del marco teórico y de la praxis del marxismo revolucionario, uno de los ejes básicos de vertebración de nuestra actividad política. El capitalismo y el patriarcado se interrelacionan necesariamente mediante la división sexual del trabajo, como un proceso integral, que produce en las mujeres la doble explotación, como trabajadoras y como reproductoras. Por ello es necesario analizar nuestra teoría política también desde la perspectiva de género, contribuyendo a la constitución subjetiva y social de una nueva configuración a partir de la resignificación de la historia, la sociedad, la cultura y la política desde y con las mujeres.
El discurso y la práctica violeta apunta también al centro de gravedad del sistema dominante. Por ello la defensa del feminismo, de sus valores diferenciados en la perspectiva de una igualdad efectiva y la implicación de los y las comunistas en la lucha de los colectivos feministas es una tarea prioritaria.
Movimiento Ecologista
La búsqueda de modelos de desarrollo alternativos que incorporen la recuperación y protección de los ecosistemas del País Valencià es tarea prioritaria que impulsaremos directamente desde el Partido y participando activamente en aquellos colectivos ecologistas que desde una perspectiva global diseñan una nueva forma de producción, un nuevo estilo de consumo y en definitiva un modo de vida alternativo ecológicamente sustentable. Y mientras tanto, lucharemos por introducir la cultura de las RRR (reducir, reutilizar y reciclar), la seguridad alimentaria, la defensa de un desarrollo sostenible, la exigencia de la aplicación de los acuerdos internacionales (de Rio, de Kyoto, de Copenhague) y de una política ecológica radical, superando las contradicciones entre necesidades globales y demandas específicas de determinados sectores. Hay que prestar gran antención a los problemas de inseguridad alimentaria que sólo se pueden resolver en mercados locales, no globalizados, de alimentos producidos de forma ecológica e integrada. Es fundamental por ello apostar decididamente por un modelo de economía alternativo, desmitificando los indicadores macroeconómicos como el PIB que nada dicen sobre el reparto de la riqueza y los costes ecológicos de su producción ni aportan índice alguno sobre la calidad de vida de la mayoría: salud, acceso a bienes básicos, esperanza de vida, calidad del trabajo y del ocio, es decir, aquellos factores que sí tienen que ver con el progreso real de los seres humanos, e introduciendo en su lugar otros conceptos más globales como el IDH (Índice de Desarrollo Humano). Nuestra opción por una sostenibilidad de las sociedades implica, en definitiva, la necesidad de nuestra actuación decidida dentro de los colectivos ecologistas.
Movimiento de liberación sexual
Siendo nuestro proyecto comunista la emancipación de todas las personas oprimidas, es de estricta necesidad y justicia el que todas y todos los comunistas asumamos la defensa del libre desarrollo de la afectividad humana, rechazando de plano la reducción de ésta al marco de la familia tradicional.
Dichos criterios, junto con un ataque constante de la Jerarquía de la Iglesia Católica, así como el enraizado machismo de nuestra sociedad, generan un marco de fuerte agresividad y opresión sobre los colectivos de gays, lesbianas y transexuales, que conducen en una alta proporción de casos a la desesperación, la doble vida y la reclusión en ghetos.
Todas y todos los comunistas debemos asumir como tarea propia la denuncia y lucha contra la violencia homófoba que va desde el mero, aunque humillante, ataque verbal hasta la agresión física con resultado de muerte.
Por todo ello, se hace imprescindible la adhesión de los y las comunistas a la lucha por el libre desarrollo de la afectividad en cada uno de los indiviuos, así como la plena equiparación de derechos entre todas las personas, sea cual fuere su orientación sexual.
Movimiento contra la globalización capitalista
Este pujante movimiento se ha venido caracterizando por su capacidad de iniciativa en la acción y en la elaboración de propuestas alternativas, con un fuerte núcleo anticapitalista y antiautoritario, al tiempo que enarbola reivindicaciones frente a las consecuencias más sangrantes del capitalismo que le permiten englobar también en la movilización a sectores que no cuestionan aún dicho sistema.
Nuestro trabajo debe orientarse a reforzar el componente anticapitalista y antiautoritario del movimiento, que apunta hacia la sociedad alternativa por la que luchamos los comunistas, al tiempo que mantenemos e impulsamos el carácter amplio y unitario de las movilizaciones y de las plataformas y foros alrededor de las mismas.
Actualmente pasa también a primer plano la
defensa de la libertad de expresión y manifestación del movimiento
frente a los intentos de reprimirlo y criminalizarlo desde el poder. Para
ello, y sin perjuicio de apoyar la legitimidad de la desobediencia civil
no violenta, hay que promover movilizaciones amplias, unitarias y consensuadas,
evitando las provocaciones que, estimuladas desde el poder, promueven el
vandalismo para intentar justificar la criminalización del conjunto
del movimiento, y en general de toda posición alternativa al sistema.
D.3. LA CONVERGENCIA DE LA IZQUIERDA: EUPV Y L'ENTESA AL PAÍS VALENCIÀ
El trabajo que como comunistas consideramos prioritario y que responde a una tradición asentada en nuestro quehacer político está enfocado a conseguir una alianza entre los sectores más dinámicos de la sociedad dispuestos a luchar por su transformación. EUPV, nuestro proyecto estratégico, pretende dar respuesta a la necesidad de articular y desarrollar un movimiento político y social para la transformación social.
Hemos de ser los primeros propulsores de la unidad de acción de la izquierda en la búsqueda del triunfo de políticas concretas que propugnamos, y que solos no tenemos fuerzas suficientes para llevarlas a término. Hemos de recordar que los mejores momentos del Partido a lo largo de su historia han sido aquéllos en los cuáles, después de definir con claridad sus objetivos, ha sabido abrirse sin temor a toda la izquierda y a la sociedad, como se dio en los casos de la república con el Frente Popular y en el franquismo con el Pacto por La Libertad que se concretó con la creación de la Junta Democrática y posteriormente la Taula de Forces Polítiques i Sindicals al final de la dictadura.
Hoy, 16 años después de la creación de EU, los y las comunistas tenemos que reafirmar una vez más que éste es un proceso que no tiene vuelta atrás, que los triunfos o fracasos de EU son los triunfos o fracasos del PCPV, y que debemos apostar por hacer de EU el referente de la izquierda más activa y más dinámica.
La estrategia política ejercida desde el Poder, tanto por la derecha como por el PSOE, de fomentar y apoyar el bipartidísmo, ha ido ganando espacio con el paso de los años, tanto a nivel Estatal como en el ámbito del P.V., reduciendo a la mínima expresión al resto de fuerzas políticas excepto a las de carácter nacionalista como es el caso del BNG en Galicia o CIU en Catalunya y el PNV en Euzkadi. En cuanto a IU y EU se refiere, es evidente que la estrategia bipartidista ha jugado su papel, y se intenta seguir jugando con la nueva "Ley de Partidos", cuyo objetivo és implantar de una vez por todas el bipartidismo, aislando toda fuerza que tenga o aspire a tener carácter alternativo.
Hoy, con una derecha centralista y depredadora del medio ambiente hegemónica en las instituciones y en sectores sociales importantes de la sociedad, tanto a nivel de España como del País Valencià, es necesario retomar la iniciativa con el objetivo de desplazar al PP del poder, y es en este contexto que surge la idea de L'Entesa en el P.V., con el objetivo de aglutinar alrededor de un programa alternativo de gobierno, a todas las fuerzas políticas de izquierda con planteamientos sociales avanzados y de defensa de la ecología y de las libertades nacionales. Parece evidente que no todos los partidos van a estar en la mísma predisposición, en parte porque sus estrategias son otras (a nuestro entender equivocadas, si se quiere derrotar a la derecha, y hacer políticas distintas a las practicadas hasta el momento); también puede influir la "fuerza" electoral que se tiene o se "cree" que tendrán, y por tanto habría que establecer dos niveles: 1º Ofrecimiento de L'entesa a las fuerzas sociales y ciudadanas, (sindicatos y movimientos ciudadanos) como portavoz de sus reivindicaciones, simultáneamente, trabajo conjunto en la calle con plataformas en defensa de los sevicios públicos(enseñanza, sanidad y servicios sociales) con el protagonismo que les corresponde a los movimientos sociales. Iniciativas conjuntas en Ayuntamientos, Diputaciones y Corts Valencianes en defensa de la Unidad Lingüíistica, Reforma de L'Estatut, etc. que ayuden a conformar una acción común de la izquierda, y con las fuerzas dispuestas a elaborar un programa común que converja en una Entesa electoral para la elecciones municipales y Autonómicas del 2003. Establecer puentes que faciliten acuerdos postelectorales con aquellas fuerzas que coincidiendo en aspectos del programa, prefieran medirse electoralmente. Debemos por tanto ofrecer L'Entesa sin exclusiones a priori, la única condición al margen por supuesto de la voluntad de cada fuerza en participar debe ser el PROGRAMA.
Una de las tareas que como comunistas consideramos prioritaria y que responde a una tradición asentada en nuestro quehacer político está enfocada a conseguir una alianza entre los sectores más dinámicos de la sociedad dispuesta a luchar por su transformación.
Nuestra organización ha elaborado y desarrollado un concepto que expresa de manera inequívoca esa voluntad de transformación: La Construcción de la alternativa. Alternativa al modelo económico, social, político y cultural dominante. Es decir la superación del Capitalismo y el avance hacia el Socialismo como plena realización de los Derechos Humanos.
Para la consecución de estos objetivos es necesaria la Unidad de Acción de la Izquierda, buscando la convergencia entre las diferentes tradiciones históricas de la izquierda (comunistas, socialistas, republicanos, anarquistas) y las nuevas culturas y sujetos emancipatorios (ecologistas, pacifistas, feministas ...). Este Bloque Social, Crítico y Alternativo es la concreción de lo que hemos definido como la alianza Rojo-Verde-Violeta.
Pero la Unidad de Acción de la Izquierda, como apuesta estratégica cada vez más necesaria y teniendo en cuenta la pluralidad del Nuevo Sujeto Revolucionario no puede verse reducida a acuerdos entre direcciones políticas, al hilo de los procesos electorales o de sus resultados. Por el contrario, debe ser una estratégia de largo aliento, que parta de las bases, ciudadanos y colectivos, y que parta de la Movilización Social Sostenida en torno a propuestas, reivindicaciones y contenidos programáticos.
La Movilización Social Sostenida es un instrumento de creación de conciencia colectiva, de rebeldia social frente a la calma y paz social tan destructora para cualquier proyecto de transformación social. En este sentido movilizador debe concebirse la Unidad de Acción de la Izquierda, entendida como medio para avanzar haci políticas concretas de izquierda, explicitadas en un programa.
El Programa es la síntesis, el elemento aglutinador de esa pluralidad de la izquierda transformadora, así como un compromiso, un contrato que se va articulando en los diferentes espacios de elaboración colectiva, en constante contacto con la sociedad. El Programa y los valores que sustenta son un elemento fundamental para sellar acuerdos y alianzas.
La Unidad de Acción de la Izquierda conlleva implicita la creación de contrapoderes sociales, mediante la vertebración de la sociedad, así como el rearme ideológico y la construcción de un sistema de valores alternativos, tan necesarios en la creación de un nuevo sujeto social y político.
En las instituciones, la izquierda transformadora debe servir de vehículo de la presión social, de la lucha social, de los conflictos que existan en determinados momentos.
Optar por la Unidad de Acción de la Izquierda obliga a los comunistas a volcarse en el trabajo en la sociedad, en los movimientos sociales, en el movimiento obrero. Exige también volcarse en el trabajo dentro de EU y luchar por abrir la organización a la participación ciudadana tanto en las asambleas locales como en las áreas de elaboración.
Asímismo obliga a una permanente predisposición para establecer diálogos, acuerdos y acciones conjuntas con fuerzas políticas, sociales y culturales transformadoras o alternativas desde el respeto y la autonomía de cada organización, tejiendo la Unidad de Acción en torno a la movilización, a la propuesta programática concreta y no en torno a siglas o apriorismos.
En el País Valenciano, los y las comunistas debemos articular la alternativa al modelo político, económico, social y cultural que representa el modelo capitalista. En primer lugar desde nuestra apuesta por Esquerra Unida como movimiento político-social, del cual el Partido Comunista debe ser la columna vertebral.
En segundo lugar volcándonos en el trabajo en la sociedad, en el movimiento obrero y en los movimientos sociales. Particular importancia reviste el trabajo en el movimiento obrero, en los sindicatos, sobre todo en CCOO, y directamente en los centros de trabajo. Por otra parte, a tono con lo planteado por el XVI Congreso del PCE, es imprescindible una participación activa de los comunistas y de todas las organizaciones del partido en el movimiento antiglobalización, ya tan rico en experiencias y luchas. Desde nuestro trabajo en el movimiento sindical y desde nuestro trabajo y participación en el movimiento contra la globalización capitalista, no debemos renunciar al objetivo de conseguir que el movimiento obrero se transforme en el eje del movimiento antiglobalización.
Finalmente, optar por una política de alianzas
de largo aliento, la Unidad de Acción de la Izquierda obliga a realizar
un vuelco en el trabajo, el funcionamiento y la organización del
partido. La construcción de la alternativa, la unidad de acción
de la izquierda obligan a recuperar un partido estructurado y activo en
cada una y todas las comarcas del país Valenciano.
Es fundamental ponernos de acuerdo en este Congreso sobre ésta cuestión que se viene planteando desde la misma creación de EU.
El partido debe dotarse de una estructura ágil, con las responsabilidades fundamentales en la Permanente, y con una Comisión Política y Comité Nacional, que no debería sobrepasar en demasía la media de asistentes a dichos órganos en estos tres años, estableciendo mecanísmos que aseguren que los miembros de la dirección trasladan la información y los acuerdos a los comités y asambleas de militantes.
Hay que profundizar en la federalidad, desarrollando la plena soberanía como federación, que al tiempo adquiere el compromiso de compartir un mismo y único proyecto a nivel de Estado: el del P.C.E.
Hay que desarrollar la cohesión del Partido a partir de su coherencia política comunista, articulando la capacidad de los militantes en su iniciativa personal y búsqueda de consenso en EU y otros movimientos en los que participan con la aplicación de los acuerdos fruto del debate colectivo en las organizaciones del Partido.
Hay que desarrollar formas organizativas que estimulen la participación democrática y la libertad de debate evitando la cristalización y enquistamiento de las diferencias. Por último, la actividad del Partido debe sustentarse sobre tres ejes:
Un partido volcado al trabajo militante en los movimientos sociales tradicionales, (Sindicatos, AA.VV., AMPAS, etc.), en los alternativos (como el de Antiglobalización capitalista), en el mundo de la cultura y en la juventud, potenciando la JCPV, en una perspectiva de futuro.
Seguir profundizando en el PC de EU, como impulsor del proyecto, como uno de los más importantes garantes de la pluralidad interna, y como elemento de elaboración colectiva de su política.
De esta forma, las agrupaciones deben reorganizarse para acercarlas más allá; donde se encuentra la clase obrera y donde sean más eficaces. Así y dentro de los diferentes tipos de agrupaciones se propone que estas puedan ser territoriales, sectoriales o de centro de trabajo, sin que haya que limitar la participación de los y las camaradas en agrupaciones de distinto tipo, aunque sí su adscripción orgánica especialmente en la toma de decisiones. En el plazo de seis meses a partir del IX Congreso, el Comité Nacional a propuesta de la Comisión Política dictará normas básicas para la creación o reorganización de las agrupaciones que serán llevadas a cabo en un nuevo plazo de tres meses por la Comisión Política en el caso de agrupaciones supracomarcales o, en otro caso, por los Comités Comarcales..