INFORMA: (28-11-99)

ASKAPENA

Herriekiko Euskal Elkartasuna
Solidaridad Vasca con los Pueblos

Estimados/as compañeras/os:

La noticia que hoy se difunde en Euskal Herria, en la que la organización armada vasca ETA anuncia el final del alto el fuego decretado en Septiembre de 1998 es de una trascendental importancia en el proceso de liberación nacional y social que desde hace décadas se vive en Euskal Herria.

Aun no disponemos de la traducción integra del documento pero todo lo referente a esta noticia se puede consultar en el sitio web del diario gara :www.gara.net

Dentro de esta direccion hay un suplemento especial con varios apartados en los que se
explica todo lo relacionado con el final del alto el fuego.

A continuación reproducimos un extracto de este suplemento en el que se resume de
forma clara el contenido del citado documento y se explican las claves que han llevado a
ETA a reactivar la lucha armada.

Esperamos que os sea aclaratorio. A la espera de tener la traducción del comunicado al completo y recoger la impresiones que de él se desprendan recibid un fuerte abrazo.
 

ASKAPENA
IDAZKARITZA NAZIONALA-SECRETARIADO NACIONAL

 

ETA ANUNCIA EL FINAL DE LA TREGUA DECRETADA EN SEPTIEMBRE DE 1998

La última declaración de ETA da por concluido el alto el fuego decretado el 18 de setiembre de 1998 y precisa que «a partir del 3 de diciembre de 1999 queda en manos de Euskadi Ta Askatasuna hacer saber a los comandos operativos cuándo comenzar a realizar acciones». En la declaración efectuada ante los micrófonos y cámaras
de una agencia de noticias, la organización armada reconoce que en estos últimos años Euskal Herria ha avanzado mucho en el «camino de la libertad», pero constata que «España y Francia continúan con su dominio, ocupación y ataques represivos, y las fuerzas con que cuenta Euskal Herria no se han activado lo suficiente como para hacer frente a ese ataque y avanzar en el camino de la construcción». ETA anima a seguir trabajando en la construcción nacional, «haciendo frente al enemigo y fortaleciendo los pilares fundamentales de nuestro pueblo».La declaración de ETA comienza con un balance del proceso abierto en Euskal Herria. Para la organización armada, «en setiembre
del año pasado, Euskal Herria estaba a las puertas de una nueva situación, ya que los diferentes instrumentos dispuestos como obstáculos para la libertad de nuestro pueblo habían fracasado».

En este contexto, sitúa el hecho de que «el Estatuto de La Moncloa y el Amejoramiento del Fuero de Nafarroa no servían para saciar las ansias de libertad de los ciudadanos vascos. Asimismo, era evidente el deseo de un reconocimiento institucional de Lapurdi, Baxenafarroa y Zuberoa».

Dentro de los fracasos sitúa también el de la «estrategia de opresión». «Por encima del castigo más cruel infligido nunca a una fuerza política, la izquierda abertzale independentista ha mantenido en pie la posibilidad de una Euskal Herria libre». Reafirma que «las mesas político-militares de Madrid, Ajuria Enea e Iruñea no tenían alternativa
alguna frente a la Alternativa Democrática ofrecida para la paz por la izquierda abertzale».

En su análisis de la situación que dio paso a los acontecimientos de setiembre, ETA considera que «el deseo de una paz basada en una solución política justa» era evidente.

A todo ello suma que diferentes fuerzas (hace referencia expresa a PNV, EA y ELA) que durante veinte años se habían «conformado con las migajas» cedidas por los estados español y francés mostraban disposición para encarar otra situación.

ETA explica que vio la posibilidad de dar un «paso firme» para modificar el marco jurídico-político surgido hace veinte años desde la reforma de la dictadura franquista y avanzar en Euskal Herria hacia
otro «basado en la democracia».

«Ese contexto hizo que en el verano de 1998 Euskadi Ta Askatasuna planteara una propuesta de acuerdo a PNV y EA», relata la declaración de ETA. Según este acuerdo (ver páginas VI y VII), los «firmantes» se comprometían a dar pasos efectivos para constituir una «estructura institucional única y soberana» que recogiera en su seno
a toda Euskal Herria. En el mismo sentido, dichas fuerzas «adquirieron el compromiso de lograr los mínimos acuerdos en favor de los derechos e intereses de Euskal Herria, así como de las necesidades e
intereses básicos de los ciudadanos vascos».

A tenor de lo que recoge la última declaración, el PNV y EA tomaron el compromiso de romper con las fuerzas españolistas «enemigas de Euskal Herria». ETA, por su parte, decretaría un alto el fuego indefinido. «Ese acuerdo ­desvela ahora ETA­ fue secreto, y según el mismo, se decretaba un periodo de observación de cuatro meses».
«Ese acuerdo fue aceptado y firmado por PNV y EA», asegura ETA, quien agrega que la firma fue el punto de partida de la «iniciativa» que durante este año ha mantenido la organización armada.

Dicha iniciativa, a su juicio, ha tenido varias virtudes, la primera «la ilusión y nuevo empuje creados en la sociedad vasca». A continuación, la organización armada cita la firma del acuerdo de Lizarra del 12 de setiembre, «identificando la raíz política del conflicto entre Euskal Herria y España/Francia y proponiendo una metodología
de resolución totalmente democrática». Nombra también la creación de la primera institución nacional de la era moderna.

En definitiva, concluye ETA, se logra que el carácter político del conflicto sea patente y se diseña la vía de solución, «activando las diferentes fuerzas de la sociedad vasca».

De esta forma, en los primeros meses se produjo un notable cambio en la situación política. No obstante, ETA considera que, después de cuatro meses, se producen una serie de cambios que desembocan en un impasse. Según la organización armada, hay dos causas que lo motivan.

La primera se refiere a que «el terremoto político provocado por los buenos resultados electorales logrados en octubre por la izquierda abertzale y el hecho de que la primera reunión de Udalbiltza demostrara la viabilidad de la iniciativa activó las luces rojas en los gobiernos español y francés», a lo que, apostilla, siguió la reacción
represiva, «practicando detenciones y torturas y asesinando a nuestro compañero de lucha Ttotto».

Señala, como segundo factor, «la estrategia marcada respondiendo a intereses partidistas por parte de PNV y EA de cara a las elecciones de junio».

En opinión de ETA, «la presión ejercida por España y Francia sobre PNV y EA trajo el intento de cambiar el sentido de la propia iniciativa», produciéndose un «intento de convertir el proceso de construcción nacional en un proceso de paz sin contenidos», en el que pretende «ahogar» a la izquierda abertzale en la «normalidad política» (la
declaración textual indica «normalkeria», término peyorativo frente a «normaltasuna»). Ahí sitúa también la insistencia en convertir la tregua indefinida de ETA en una tregua «definitiva e irreversible». Analiza, a
continuación, que el parón en el proceso resulta evidente en el pasado verano. ETA aprecia incluso que se «pudre».

Tras afirmar que «tenía y tiene» una firme determinación de llevar hasta el final el proceso encauzado en 1998, la organización armada explica que, ante la situación descrita, analizó e intentó identificar las dificultades y problemas. Sitúa uno de ellos en la «indefinición» del acuerdo firmado por ETA, PNV y EA. En este apartado, cita también al carácter secreto del acuerdo, «que provoca confusión con el contenido y función del Acuerdo de Lizarra-Garazi y que, al mismo tiempo, conlleva una negativa identificación».

Entre los problemas y dificultades que detecta ETA para explicar la situación del proceso, vuelve a referirse al hecho de que «PNV y EA hayan cambiado el contenido de lo firmado y hayan pretendido vender insistentemente ante la sociedad un proceso dirigido a la construcción nacional como un 'proceso de paz' y como un proceso para la desactivación de los instrumentos de lucha de respuesta de la izquierda abertzale».

A fin de cuentas, considera que por parte de los «compañeros de viaje en el proceso» existe una «falta de voluntad» para activar con decisión y llevar a una situación democrática «a la masa crítica que, a juicio de ETA, existe en Euskal Herria».

«Al analizar el punto en el que se encontraba el proceso y comprobar que lo firmado en el verano pasado no se cumplía (ni respecto a los pasos efectivos ni tampoco respecto a la total ruptura con las fuerzas que actúan a favor de España), decidimos dejar 'en el aire' el alto el fuego decretado en setiembre del 98, y así se lo hicimos saber a PNV y EA. Hace ya cuatro largos meses», explica esta última declaración.

Pese al impasse existente, ETA constata que no se ponía sobre la mesa ninguna propuesta política efectiva. Es más, «PNV y EA, aferrándose al marco estatutario de Moncloa, dan importancia a su gestión habitual y no a la iniciativa para encaminarse hacia un nuevo marco jurídico-político».

«En ese momento ­prosigue­ en el que el futuro de Euskal Herria estaba por ganarse», y en vista de la falta de concreción, «ETA subraya la necesidad de nuevas propuestas políticas». Por ello, remarca la declaración, «puso la suya sobre la mesa».

La propuesta de ETA consistía (ver páginas VIII y IX) en elegir un parlamento constituyente soberano en unas elecciones a celebrar conjuntamente en Araba, Bizkaia, Gipuzkoa, Lapurdi, Nafarroa y Zuberoa. «Es decir, que el voto de cada ciudadano vasco tuviese el mismo valor a lo largo y ancho de Euskal Herria».

Así, «y en el contexto de la fortaleza y estabilidad de las diferentes instituciones que se creen de ese proceso constituyente, la decisión de ETA es dejar a un lado la lucha armada utilizada en la defensa de los derechos de Euskal Herria», explica la organización armada. Esa propuesta ha sido presentada y conocida por diferentes agentes políticos, sociales y sindicales, «más aún cuando los textos de debate de Euskadi Ta Askatasuna han caído en manos de las fuerzas policiales y han llegado a los medios de comunicación y a la dirección
de los partidos políticos», informa ETA, quien desvela que propuso a PNV y EA un nuevo acuerdo basado en «ese planteamiento democrático». «Hasta ahora ni PNV ni EA han dado una respuesta
concreta», agrega.

En la parte final de la declaración, ETA reconoce que ha sido mucho lo que se ha avanzado en el camino de la libertad de Euskal Herria, y precisa que «la clave de ese avance, como siempre, han sido la lucha y el trabajo callado», así como haber hecho frente a la «opresión que sufrimos» mediante «todos los instrumentos con que contamos».

«Este último año, además, hemos recuperado la costumbre de hablar y trabajar entre abertzales y en ello debemos seguir, pero, entretanto, España y Francia continúan con su dominio, ocupación y ataques represivos, y las fuerzas con que cuenta Euskal Herria no se han activado lo suficiente como para hacer frente a ese ataque y avanzar en el camino de la construcción», manifiesta.

En este contexto, en el que el proceso sufre un bloqueo y se pudre, ETA «respondiendo al compromiso adquirido con la defensa de Euskal Herria, tiene tomada la decisión de reactivar la utilización de la lucha armada».

A su juicio, «para llevar hasta el final el proceso iniciado hace un año habrá que realizar más iniciativas concretas y hacer más fuerza que en este último año», por lo que lanza un llamamiento a todos los ciudadanos vascos a que «sigan trabajando en la labor de la construcción, haciendo frente al enemigo y fortaleciendo los pilares
fundamentales de nuestro pueblo».

La declaración concluye reiterando que el alto el fuego decretado el 18 de setiembre de 1998 ha finalizado y que «a partir del 3 de diciembre de 1999 queda en manos de Euskadi Ta Askatasuna hacer saber a los comandos operativos cuándo comenzar a realizar acciones»

Diario "GARA" 28 de Septiembre de 1999.
 
 

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