Declaración del Comité de Solidaridad con la Causa Árabe - Madrid

UNA VALORACIÓN CRÍTICA DEL MEMORÁNDUM WYE RIVER

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declaración CSCA del 27 de octubre, 1998

 

El viernes 23 de octubre, tras nueve días de intensas negociaciones, en una cumbre diseñada por EEUU al estilo de la egipcio-israelí de Camp David de hace 20 años, Yaser Arafat y Benjamin Netanyahu firmaban el denominado ‘Memorándum Wye’ o ‘Wye River’, nombre tomado del lugar de la negociación, Wye Plantation, en Maryland. Con ello se ponía fin a un período de 19 meses de bloqueo en el proceso de negociación palestino-israelí, cuyo primer gran acuerdo, la Declaración de Washington u Oslo I cumplía el pasado 13 de septiembre cinco años.

La cumbre ha sido un empeño personal de Bill Clinton, que incluso ha tenido que gestionar directamente la negociación entre palestinos e israelíes al margen de su secretaria de Estado Madeleine Albright, a quien se considera que ha sido muy poco eficaz en desbloquear el proceso, sin duda consecuencia de su firme compromiso -y el de la mayoría de miembros del Departamento de Estado- con Israel. El Presidente norteamericano necesitaba un acuerdo –tanto pos razones internas como regionales- y éste llegó finalmente de manera oportuna 11 días antes de las elecciones parciales al Congreso de EEUU, percibidas como un referéndum sobre su figura. El nuevo compromiso palestino-israelí contó con otro protagonista, el rey Hussein de Jordania que, enfermo de cáncer, abandonó por unas horas el tratamiento médico para salvar las situaciones críticas de la cumbre. El rey Husein y Jordania prosiguen así -en detrimento del Presidente Mubarak y de Egipto- consolidándose como una pieza regional clave de la política estadounidense en Oriente Medio.

El momento parecía propicio: confluencia de intereses entre Arafat y Netanyahu, ambos en situación de extrema debilidad interna y asociados por fuerza o de grado a un proceso del que depende –sobre todo en el caso del primero de ellos- su supervivencia política. Uno y otro coinciden ahora en señalar que se ha establecido un nuevo clima de confianza entre palestinos e israelíes –un "nuevo espíritu", reencarnación del ya periclitado de la época Rabin/Peres. Netanyahu hablaba tras la firma del Memorándum de sus "socios palestinos", y destacaba la ‘buena voluntad y honestidad del equipo negociador [palestino]", añadiendo que "por primera vez veremos que hay compromisos concretos y verificables que se llevan a cabo [en materia de seguridad]". Arafat por su parte aseguraba que "no hay duda de que Netanyahu se ha convertido en mi socio [‘partenaire’], como lo fueron antes Rabin y Peres. Ahora tenemos a Netanyahu como nuevo socio a nuestro lado para proseguir con el proceso de paz a pesar de todas las dificultades".

Hasta aquí los obligados halagos mutuos ante un satisfecho Clinton. Pero lo cierto es que el clima de hostilidad y desconfianza entre palestinos e israelíes persiste -acrecentado aún más por las fuertes presiones estadounidenses sobre ambas partes- y que aún queda por llevar a la práctica lo acordado en Wye Plantation según un calendario de engarzados compromisos entre la AP e Israel: medidas de seguridad por parte de la AP, nuevos redespliegues y "medidas de confianza" por parte de Israel.

Wey Plantation ha sido acogido con escepticismo, si no por la mayoría de los Gobiernos árabes, sí de sus poblaciones, de sus medios de comunicación y de sus organizaciones; y por supuesto por la población palestina, que ha visto deteriorarse su situación cotidiana a partir de acuerdos aparentemente mucho más transcendentales (Oslo I, Oslo II, Acuerdo de Hebrón...) y que ha vivido ya la reiterada experiencia de los incumplimientos por parte de Israel de acuerdos previos. De hecho, algunos de los compromisos ahora asumidos por Israel (excarcelación de presos o la autorización de la apertura de corredores entre Gaza y Cisjordania y del aeropuerto de la Franja) son puntos previamente acordados e incumplidos. Inmediatamente a su firma se producían incidentes con víctimas mortales en las Áreas Autónomas entre policía palestina y manifestantes convocados, no ya por las organizaciones islamistas, sino por Al Fatah, la organización del propio Arafat.

Y en fin, queda pendiente la negociación más dura, la del acuerdo final sobre los Territorios: demarcación de fronteras, asentamientos, refugiados, el acceso a los lugares sagrados, la capitalidad de Jerusalén... elementos todos ellos que son los que verdaderamente darán paso o no, en función de cómo sean resueltos, a la paz en la región.

 

Principales puntos del Memorándum

A pocos días de dado a conocer y a la espera de cómo se irá aplicando en la práctica durante las próximas semanas, incluimos a continuación una evaluación del contenido del acuerdo logrado en Wye Plantation, siguiendo para ello el calendario de los sucesivos compromisos de la AP e Israel.

 

1.Primeras dos semanas tras el acuerdo.

a) Una vez ratificado el memorándum por las dos partes, palestinos e israelíes comenzarán la discusión final sobre el estatuto de los Territorios y los temas antes indicados. Según el calendario original de Oslo I esta fase debería llevar ya dos años y concluir en mayo de 1999 (véase más adelante).

b) Israel , la AP y la CIA estadounidense prepararán conjuntamente un plan de seguridad que incluya el encarcelamiento de al menos una treintena de palestinos acusados por los israelíes de asesinatos. Israel exigía al inicio de la cumbre la entrega por la AP de los palestinos acusados de acciones armadas contra Israel (incluido el propio Jefe de la policía palestina, Ghazi Jabali), punto finalmente resuelto con el compromiso por parte palestina de que la CIA supervise su busca y captura, y posterior enjuiciamiento. La detención de Jabali es aún materia de discusión.

c) El Comité Ejecutivo de la OLP será convocado para iniciar el trámite de anulación de los artículos de la Carta Nacional Palestina (CNP, Constitución) que hacen referencia a la destrucción o lucha contra Israel. Asimismo, un denominado "Comité conjunto antiprovocaciones" comenzará a redactar las regulaciones que prohiban toda incitación a la violencia o terror en la legislación de la AP. No hay referencia alguna a contrapartida similar por parte de Israel, por ejemplo, en cuanto a la paralización de la expansión de los asentamientos. En relación a este tema, Netanyahu ha explicado a su regreso Israel –el lunes 26 de octubre- que proseguirá con la colonización en Cisjordania, incluido Jerusalén Este.

d) Al menos uno de los corredores entre los Territorios Palestinos habrá de ser abierto por los israelíes en el transcurso de la primera semana. para el tránsito sin restricciones de palestinos entre Jericó (en Cisjordania) y Gaza.

e) Una vez cumplidos los anteriores puntos, Israel completara un redespliegue inicial del 2% de Cisjordania. Este porcentaje, así como los posteriores (ver más abajo) corresponden a territorios de la Zona C que pasan ala categoría de Zona B (área bajo administración civil palestina pero control de seguridad israelí).

 

2. Semanas tercera a sexta.

a) El Comité Central de la OLP será convocado para enmendar la CNP según lo indicado más arriba. Al término de este periodo (sexta semana) el Consejo Nacional Palestino (Parlamento) y todas las instituciones palestinas procederán a enmendar la CNP ante el Presidente Clinton que se desplazará para ello a la región.

b) Deberá estar concluido un plan de requisa de armas ilegales en los Territorios Autónomos Palestinos, así como una lista de los miembros de la policía palestina que Israel considera terroristas, que habrán de ser expulsados de los cuerpos de seguridad bajo supervisión de la CIA.

c) Al término de este periodo y satisfechas las exigencias de Israel en materia de seguridad y enmienda de la CNP, el Gobierno de Netanyahu procederá a redesplegar al Ejército israelí en un segundo movimiento, transfiriendo otro 5% igualmente de la Zona C a la B.

 

3. Semanas séptima a décimo segunda.

a) Comenzará en la zonas autónomas la requisa de armas ilegales entre la población palestina. Israel habrá de recibir de la CIA un informe en el que se garantiza que el contingente de policía palestina se ha reducido de la cifra actual de 40.000 a 24.000 miembros, la establecida en el Acuerdo Oslo I.

b) Tras ello, Israel procederá a un tercer redespliegue en Cisjordania, hasta completar el 13,1% acordado (del cual el 3% será considerado como "reserva natural", es decir, que no podrá ser poblado); este territorio, de unos 550 kilómetros cuadrados será –como hemos indicado- todo él Zona B mixta palestino-israelí. Finalmente, en la semana décimo segunda, otro 14,2% de la actual Zona B pasará a ser Zona A, es decir, de exclusivo control palestino (civil y de seguridad).

Con ello, doce semanas después del acuerdo de Wye, la AP controlará un 17,2 % de Cisjordania como Zona A y otro 22% como Zona B. Con ello, la mayor parte de la población palestina quedará bajo administración de la AP. Esto no constituye una novedad ya que casi toda la población estaba bajo autoridad administrativa de la AP aunque la población rural estaba repartida en gran mediada en zona B.

c) Israel excarcelará a 750 presos palestinos –aunque no hay un compromiso explícito israelí sobre el número de liberados- que no sean miembros de Hamas o de la Jihad Islámica y que no hayan sido condenados por delitos de sangre. Un comité conjunto creado a tal fin estudiará excarcelaciones posteriores de presos palestinos. Netanyahu ha hecho depender la excarcelación de este primer contingente de presos de la puesta en libertad por EEUU del espía norteamericano Pollard, encarcelado desde 1985 por suministrar información naval a Israel. La Administración Clinton se ha comprometido a analizar el caso sin más compromiso.

d) Israel autorizará la apertura del aeropuerto de Dahaniya en Gaza (compromiso anterior incumplido) y de la zona industrial de Karni; asimismo, el puerto de Gaza podrá entrar en funcionamiento en dos meses.

 

4. Tercer redespliegue e inicio de la negociación final

Otros puntos del Memorándum Wye merecen ser resaltados en relación a la fase posterior de la negociación Israel-AP:

a) El compromiso de la CIA, en términos hechos públicos, en garantizar a Israel un efectiva lucha contra la oposición interna palestina al proceso de paz. La CIA prestará a la parte palestina ayuda para que pueda cumplir con los compromisos adquiridos en materia de seguridad y será garante ante Israel de tal cumplimiento.

b) Se creará un comité conjunto israelo-palestino que estudiará los detalles de un tercer repliegue de tropas israelíes. Netanyahu indicó inmediatamente tras la cumbre de Wye Plantation que garantizará ante su Gobierno que este nuevo y definitivo redespliegue de Cisjordania no superará el 1%.

Lo que es más relevante –y preocupante para la parte palestina- es que EEUU se ha comprometido ante Israel, por medio de una "carta de garantías" no hecha pública, a no intervenir en la negociación palestino-israelí sobre este redespliegue final, garantizando el derecho exclusivo de Israel a determinar su "amplitud y ritmo", reiterando así el compromiso norteamericano en el mismo sentido del Acuerdo de Hebrón de 1997. Ello supone, en suma, la aceptación por EEUU de la hegemonía y pleno control israelíes de la negociación final con la AP.

c) Todas las partes (EEUU, Israel y la AP) aceptan que si para la fecha final prevista en Oslo I para la firma de un acuerdo definitivo y el fin de la negociación –el 4 mayo de 1999- no se ha logrado tal objetivo, se convocará una nueva Cumbre. Ello podría suponer implícitamente la renuncia palestina a declarar en esa fecha y de manera unilateral un Estado palestino, como había anunciado Arafat.

d) Por último, en relación a la ayuda económica a ambas partes como recompensa por el logro del acuerdo, Netanyahu podrá informar al Gobiernos israelí que la Administración Clinton dará a Israel una ayuda próxima a los mil millones de dólares (150.000 millones de pesetas) para facilitar los redespliegues previstos (nueva ubicación de bases militares, trazado de nuevas carreteras, etc.). Por el contrario, el compromiso financiero estadounidense con la AP es mucho menos concreto. Clinton ha pedido al Congreso la aprobación de un paquete de ayuda económica, pero se prevé que, nuevamente y como hasta ahora, será la UE el principal donante de ayuda a los Territorios Palestinos.

 

Previsiones para el futuro

El Memorándum Wye reafirma la lógica imperante en el proceso de negociación palestino-israelí desde Oslo I y hasta esta última cumbre.

En primer lugar, a medida que la negociación avanza, desde los Gobierno laboristas al de Netanyahu, las exigencias de Israel en materia de seguridad son mayores. Los términos del proceso tal y como se enunciaron en la Conferencia de Paz de Madrid han sufrido una notoria perversión. La restitución de los Territorios Ocupados a cambio de paz o de seguridad se efectúa ahora según una norma extremadamente perjudicial para los palestinos: la AP recibe parcelas de territorio sobre los que se le hurta las competencias. La devolución de los territorios se ha convertido en un objetivo vacío de contenido: son territorios sin soberanía. El incremento del papel de la CIA y de su presencia en el corazón de las instituciones palestinas como garante del cumplimiento de sus compromisos de seguridad con Israel, hipoteca cualquier atisbo de soberanía e independencia palestinas. El Memorándum Wye incluye un denominado "Plan de Trabajo" para la erradicación de las actividades e infraestructuras terroristas que, elaborado por el propio Director de la CIA, George Tenet, ha sido discutido con la AP y el Gobierno Netanyahu durante el último año. Tenet –junto con el jefe de la estación de la CIA en Tel Aviv- se ha convertido de hecho en el mediador principal entre ambas partes (Newsweek, 2 de noviembre, 1998).

Recordémoslo: la CIA no es nada más ni nada menos que el servicio secreto de la potencia hegemónica mundial, EEUU, con claros intereses estratégicos en Oriente Medio abiertamente opuestos a las aspiraciones nacionales y populares árabes y, en concreto, palestinas; no es un mediador ni fiable ni imparcial.

En segundo lugar, el diseño geográfico de Gaza y Cisjordania tras el Memorándum Wye radicaliza la cantonalización de los Territorios Autónomos. Sobre aquél mínimo porcentaje de territorio en el que la AP es o será la única autoridad (los correspondientes a la Zona A, el 18% si se cumple lo pactado) el ejercicio de la soberanía es imposible, y la previsión de establecer algún día sobre él un Estado palestino viable desde cualquier punto de vista es una pretensión.

En tercer lugar, el calendario de Oslo I se ha esfumado definitivamente. Por un lado, todas las partes parecen haber aceptado ya que no se concluirá el proceso el 4 de mayo de 1999, y que ello no supondrá un grave impedimento para que se prolongue indefinidamente. Por otro, EEUU reitera ahora lo ya expresado en las cartas secretas que acompañaron al Acuerdo sobre Hebrón: que no intervendrá -que no presionará, en suma- a Israel en fases posteriores –las claves- de la negociación para que devuelva porcentajes apreciables de la Cisjordania aún ocupada. Eso significa simplemente que EEUU otorga a Israel, ya explícitamente, la hegemonía plena sobre el proceso, y que la AP no podrá contar con el único mediador entre ambos -tras la marginación de la UE y de cualquier otra instancia internacional como NNUU- la Administración norteamericana. Netanyahu lo ha dejado bien claro a su vuelta a Israel: tras los previstos en Wye, no habrá un tercer repliegue mayor de un 1% de Cisjordania, y la colonización proseguirá. Si no se establecen nuevas correlaciones de fuerzas internacional y regional árabe, los negociadores palestinos no podrán en solitario obtener de Israel una adecuada resolución de las aspiraciones de su pueblo.

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