Las diez mentiras de la globalización Una
serie de conferencias y de seminarios proveyeron en 1997 información para
escribir el libro " Las mentiras de la Globalización" que busca
iluminar los complejos mecanismos que están detrás de las políticas económicas.
Esto pone de manifiesto que las mentiras neoliberales como " Ya no
se tienen los medios para financiar el Estado social" no podrían
recibir como respuesta fórmulas del mismo carácter. Es necesario aportar
refutaciones detalladas. Tratamos de sugerir alternativas que están faltando
en obras similares. Mentira
nº 1: " La globalización es incontrolable" Son
los políticos los que deciden la baja de los impuestos aduaneros, la creación
de monedas comunes y quienes autorizan las transferencias masivas de dinero:
la globalización no nos ha llovido imprevistamente del cielo por obra
del destino, ha sido querida y como tal orientada. Las organizaciones
internacionales como la OMC, sucesora del GATT o la OCDE han sido las
responsables de iniciar un proceso que despoja a los Estados de su soberanía
a través de por ejemplo el AMI ( Acuerdo Multilateral sobre Inversiones),
para someterlos a la tutela de las multinacionales y subordinarlos a su
propio beneficio. Si existiera voluntad política no sería imposible actuar
de diferente manera y no solo en beneficio de las empresas. Mentira
nº 2 "El Estado providencial cuesta demasiado caro" Desde
hace 23 años los gastos sociales equivalen al mismo porcentaje del producto
bruto: 33%. Solamente ha aumentado la carga de los descuentos sociales
de los asalariados por los siguientes motivos: alto nivel de desempleo
( por lo tanto menos aportantes), sobrecarga de la seguridad social por
prestaciones que no le competen, pequeños trabajos DM eximidos de cargas,
impuestos muy bajos para las empresas y progresión salarial muy débil
para los beneficiarios sociales. Mentira
nº 3. "La globalización es una posibilidad de vencer la desocupación"
La
competencia internacional exacerbada impulsa a bajar cada vez más los
costos de producción. Por lo tanto la productividad debe optimizarse a
través de la robótica y la informática, lo que implica despidos y racionalización.
En 1997 la productividad creció un 3,7%. La promesa de un crecimiento
económico incrementado por la globalización no permitirá jamás por lo
tanto combatir el desempleo, porque para esto serían necesarios crecimientos
utópicos y ecológicamente desastrosos. Mentira
nº 4. " Los salarios alemanes son muy altos" Si
así fuera no debiera haber producción alemana. Son precisamente los actuales
niveles de producción los que justifican tales salarios. Los excedentes
comerciales demuestran que Alemania es competitiva. Los salarios podrían
ser aún más elevados. Mentira
nº 5 "El estado tiene demasiada ingerencia en la economía" La
participación del Estado es aproximadamente constante desde hace 25 años
aunque sus responsabilidades se han ampliado ( por ejemplo por la ayuda
a los desempleados). Esta participación está en el promedio de otros países
industrializados. El carácter antisocial del adelgazamiento del estado
se refleja en la privatización del correo y de los ferrocarriles con la
desaparición de 200.000 empleos. Mentira
nº 6 "Las inversiones alemanas en el extranjero muestran la falta
de atractivos de Alemania" Si
la industria alemana invierte en el extranjero es para conquistar nuevos
mercados, para escapar a los riesgos de los cambios, para estar presente
en el lugar y muy a menudo para absorber firmas extranjeras. Por otra
parte se escucha hablar más frecuentemente que después de ser trasladadas
en razón de los menores costos, han regresado. Pueden citarse Varta, las
fábricas de radios Schneider, Faure, Ex Celle O y Lemken. Entre las razones
figuran: calidad de la producción, niveles de formación de los empleados
y una mayor confiabilidad en Alemania. Mentira
nº 7. "El Euro es útil a todos" El
Euro bajará para las empresas los costos del comercio europeo, lo que
reforzará la presión de la competencia. Esto generará mayores despidos,
mayor racionalización e incremento del desempleo. La presión sobre los
salarios se acrecentará en función de su comparación con el nivel europeo.
Mentira
nº 8. "Gran Bretaña y los EEUU son modelos en cuanto a creación de
empleos y bienestar social" En
EEUU el 2% de la población masculina en edad activa se halla en prisión.
En ambos países el desempleo oculto es mucho mayor que el alemán. En Inglaterra
la ley que establece la forma de cálculo del desempleo ha sido modificada
32 veces. Sin estas manipulaciones la tasa de desempleo llegaría al 14%.
Los empleados norteamericanos trabajan una media de 430 horas más por
año que los alemanes. Mentira
nº 9 " La globalización es provechosa para los países en vías de
desarrollo" Un
80% de la humanidad es pobre 1millón 300.000 millones de personas disponen
de menos de un dólar por día. En 1962 a los 46 países más pobres del mundo
(alrededor de 500 millones de habitantes) les correspondía 1,4% del comercio
mundial. En 1995 está proporción cayó al 0,4 %. Con el objeto de atraer
capitales los países en desarrollo se prostituyen a los trusts, los sindicatos
son prohibidos y no existe legislación del trabajo. Mentira
nº 10 " La globalización genera diversidad en todo el mundo"
Desde
que hay menos variedades de manzanas, que casi todos los filmes que se
ven son norteamericanos, el liberalismo es presentado como la única elección
política. En la era de la globalización solo cuenta el provecho económico,
solo sobreviven los grandes trusts y las grandes cadenas. La verdadera
diversidad no es rentable. Lo que se nos presenta como diversidad no lo
es. Alternativas
realistas La
movilidad del capital puede ser limitada mediante la Tasa Tobin (impuesto
a las transacciones de divisas). Una reforma fiscal social y ecológica
puede aumentar progresivamente los costos del transporte volviendo más
regional y más ecológicas las estructuras económicas. Un aumento de la
demanda por el incremento de los salarios sumado a la reducción de los
tiempos de trabajo permitirá bajar sensiblemente las cifras del desempleo.
El derecho de la Unión europea no lo impide, solo la voluntad de los industriales.
Pero la industria no se traslada si le resulta más favorable producir
en su sitio que transportar una caja de vino de California a Baden-Wurtemberg. |