LOS REFUGIADOS PALESTINOS

Las raíces históricas de un conflicto actual

 

Por Patricia Casés, Carolina Cerrano y Gisela Figueroa

Observatorio de Conflictos, Argentina

 

 

INTRODUCCIÓN

Dentro del conflicto árabe-israelí, que ya lleva un siglo sobre sus espaldas nos interesó trabajar la problemática de los refugiados palestinos. Por lo cual daremos cuenta de las raíces históricas de está problemática. Teniendo en cuenta que los refugiados son gente pobre, que han sufrido y que sufren la violencia, la discriminación, la violación permanente de los derechos humanos. Y que se hallan enfrentados a un adversario sumamente poderoso y que cuenta con la ayuda de especialmente de los Estados Unidos, y también de Gran Bretaña.

Quisiéramos señalar que si bien el presente trabajo parte de las inquietudes del presente, no hacemos una análisis detallado de los acontecimientos de los últimos meses, ya que nuestro interés está centrado en el proceso histórico que llevó al conflicto actual. Nos interesa mostrar una mirada del conflicto diferente a la que escuchamos y leemos todos los días.

 

Los inicios del conflicto

En el año de 1250 a. C. Moisés y  su tribu llegaron  a Jerusalén en la región de Palestina. Su sedentarismo se debió a la fusión con las tribus que existían en el lugar. Entre los años 586-538 a. C. comenzó la diáspora de los habitantes de Judá e Israel, los judíos, como ya se los conocía para ésta época. En el año 135 d. C., Adriano aplastó las rebeliones judías y los expulsó de Jerusalén, su tierra prometida según el Antiguo Testamento.

Con los fracasos de los movimientos mesiánicos los dirigentes del pueblo judío comenzaron a sospechar de todo pronunciamiento redentor y tomaron ante ellos una actitud opositora. La ola de desconfianza y oposición fue vencida con el advenimiento del iluminismo, el razonamiento de los estudios bíblicos y talmúdicos de la segunda mitad del siglo XVIII.

Las calumnias de crímenes rituales, la aparición del antisemitismo "científico" en Alemania y el pensamiento renacentista comenzaron gestándose en la mente de algunos iluministas y poco a poco, se cristalizaron los fundamentos de las ideas renacentistas que eran las siguientes: el retorno a la labranza de la tierra, el renacimiento de las ideas Hebreas, la restauración de la soberanía y el retorno a los verdaderos valores del judaísmo como idea de concepción universal.

Sabemos que durante muchos años existió un retorno no planificado, muchos judíos volvían y se integraban a las minorías existentes que ya vivían en el territorio. Esta colonización estuvo plagada de dificultades, el suelo no era el adecuado y los colonos carecían de experiencia para realizar actividades agrícolas. Uno de los filántropos que se hizo cargo de llevar adelante ésta tarea fue el Barón Rothschild quien comenzó a apoyar a las colonias existentes y fundó algunas nuevas. Según Dieckhoff, las más importantes contribuciones financieras de Rothschild salvaron a las colonias judías de la quiebra, pero también colocaron a los pobladores judíos en una situación de dependencia y les impidieron poner los fundamentos de una verdadera vida nacional.

Los promotores del regreso definitivo a la tierra prometida del pueblo judío fueron: el Movimiento Sionista y las Potencias Occidentales. El sionismo se originó como ideología de la pequeña burguesía y su aspiración era dotar al pueblo judío de un marco nacional. El autor Dieckhoff  asegura que  entre los decenios de 1881 a 1917, es  cuando el sionismo tomó cuerpo en los ámbitos interno (el mundo judío), externo (el concierto de las naciones) y regional (Palestina). [1]

Según Dieckhoff, los trágicos acontecimientos que golpearon a la sociedad judía en el imperio zarista desde los años 1880 dieron al sionismo su impulso original. El asesinato de Alejandro II, en 1881, desató una ola de progroms que afectó muy duramente, hasta 1884, a la zona de residencia, vasta reserva en que estaban confinados judíos rusos. Estos actos bárbaros lanzaron el pánico y la consternación sobre la comunidad judía. Como resultado de éstos acontecimientos una gran masa de judíos emigraron al exterior, algunos se instalaron en los Estados Unidos y otra parte decidió una solución radical: instalarse en la tierra de Israel donde construirán pueblos que habrán de formar la base de la sociedad judía autónoma; esta actitud de los judíos rusos nos da a entender que su motivación era más nacional que religiosa.[2]

El sionismo encontró su profeta en un periodista de Budapest, Teodoro Herzl.  En "El estado de los judíos", libro publicado en 1896, Herzl propuso que mediante la construcción  de un Estado podría resolverse la cuestión judía. Para llevar a cabo esta tarea propuso crear dos organismos:  la Society of Jews, que sería un poder político encargado de obtener, con el apoyo de la comunidad internacional, una soberanía sobre un territorio determinado; y también, la Jewish Company, ésta compañía debería trasladar el programa sionista a los hechos organizando la emigración de los judíos, procediendo a la compra de tierras y dotando al nuevo Estado de bases económicas y sanas.   Es así como en 1897 Herzl convocó en Basilea el primer congreso Sionista: creó allí la Organización Sionista que se esforzaría por obtener en Palestina un hogar nacional reconocido públicamente y garantizado jurídicamente.

Por medio de las negociaciones de Herzl el movimiento sionista pudo acceder al escenario internacional, y  de esta manera en 1905 se reconoció oficialmente que los judíos formaban una nación de pleno derecho.

En 1917 se dio a conocer la Declaración de Balfour, la misma sirvió de base para la resolución de la Liga de las Naciones que convirtió a Palestina en Mandato británico. En la declaración, Gran Bretaña hacía explícito su apoyo comprometiéndose a establecer un hogar nacional judío en la región de Palestina. El interés de ésta potencia por la colonización sionista se debió a razones estratégicas para con la zona, ésta cuestión la desarrollaremos más adelante. Para los sionistas, en cambio, el mandato era una etapa intermedia necesaria antes de establecer una población propia en Palestina como base del Estado judío.

El proyecto de construir en Palestina una patria para el pueblo judío fue sostenido por cuatro objetivos fundamentales:

1) La inmigración judía:

Los judíos debían imponerse como mayoría ante los árabes. Bajo la soberanía británica la colonización en Palestina fue beneficiosa. Al contrario de sus predecesores, los pioneros de la segunda Aliyá eran jóvenes recién salidos de la escuela o la universidad que llegaron a Palestina con unas motivaciones ideológicas muy fuertes y decididos a construir una sociedad judía autónoma y justa. Según Walsh, para ellos el sionismo no era sólo un proyecto nacional , sino también un ideal social.

2) La redención de la tierra:

La compra y colonización del suelo eran las condiciones para la creación de un Estado judío en Palestina. Era necesario vincular al suelo colonos judíos, en vez de la población campesina árabe, los fellagas; también había que impedir al mismo tiempo que ese suelo pudiera ser comprado de nuevo por los árabes. Esta tarea se llevó a cabo haciendo que la Organización Sionista para la compra de tierras (el Keren Kayemeth Leisrael) prohibiera a los judíos enajenar el suelo adquirido. Lo expresado anteriormente se refiere a que la tierra desde el momento de su adquisición sería propiedad nacional, ésta  sólo podía ser reclamada y colonizada solamente por judíos.

Se propuso, también, para que la población judía pudiera conservar su propiedad que ellos mismos trabajasen la tierra. Esta medida tenía como fin evitar que el trabajo asalariado árabe hiciera volver a los árabes al terruño ocasionando efectos negativos en el proceso de creación de un Estado nacional judío.

Antes de la creación del Estado judío, predominaron las formas colectivas de asentamiento como el kibush, que en materia de agricultura cooperativa, dio la estructura política cultural y militar al Yishuv.

3) El trabajo hebreo:

En sus propiedades desapareció la mano de obra árabe; la producción y el consumo fueron propios del pueblo hebreo. Es así como en la clase obrera se instaló una perversión de la conciencia que convirtió al trabajador árabe, primero en el competidor del inmigrante y luego en su enemigo. La Histadrut, central sindical judía, no admitía a los árabes en su seno, los boicoteaba y, además, prohibía a las empresas judías que compraran materiales trabajados por los árabes.

4) Comprar industria nacional judía:

A través de la compra de productos de fabricación judía favorecieron a la industria y la agricultura judía; el movimiento de grandes capitales que esto produjo debilitó la economía árabe.

Es muy importante aclarar que la región donde los judíos se estaban asentando no estaba vacía, sino que estaba ocupada por una población que desde la conquista islámica del siglo VII era árabe. La omisión fue realizada con premeditación por la Organización Sionista, quienes negaron el problema.

Los árabes no observaron todo este proceso pasivamente sino que reaccionaron ante la llegada cada vez mayor de judíos a su tierra, muchos de ellos manifestaron públicamente su descontento y expresaron su simpatía por el nazismo.

La población árabe de Palestina se opuso al Mandato británico y a la política sionista de ocupación de tierras a través de una rebelión armada que se conoce con el nombre de la Primera Intifada y que se extendió desde 1936 hasta 1939. La violencia creció a través de los años y los blancos de los guerrilleros los constituían los edificios, las cosechas y las plantaciones de los judíos. Esta rebelión fue reprimida sangrientamente, recién entre 1938-1939 las fuerzas militares pudieron desarticular a los grupos de guerrilla.

Ante ésta situación, el gobierno británico  publicó, en 1939, el Libro Blanco donde reafirmaba que no tenía el propósito de imponer la nacionalidad judía a los árabes y ponía límites a la inmigración judía y a la adquisición sionista de tierras. Según Fownshend, la extinción de la rebelión pudo haber tenido una de sus causas en los efectos políticos realizados en el Libro Blanco.[3] En ese mismo año, los británicos propiciaron y colaboraron el fortalecimiento de un ejército clandestino sionista, la Hagganah, con la intención de proteger los intereses británicos en la zona ante el avance del nazismo. A ésta organización armada de autodefensa se agregaron dos grupos aún más violentos, el Irgun (de extrema derecha sionista)y el Stern.

Durante la segunda guerra mundial aumentó en gran escala la inmigración judía a Palestina, a pesar del Libro Blanco. Al finalizar la guerra, cuando comienzan a conocerse los campos de concentración un sentimiento de horror sacudió al mundo, el proyecto de establecimiento de un estado judío en Palestina se convirtió en clamor mundial.

Todos los proyectos de los judíos sionistas para crear un estado en Palestina, se enfrentaban con el problema de la existencia de una amplia minoría árabe, de cualquier modo en que se dividiera el territorio siempre habría una amplia minoría árabe. La idea de “trasladar” a los árabes a otros estados árabes se consideró como la clave para garantizar la judeidad y estabilidad del propuesto estado judío.

 

 

La partición de Palestina

 

Las Naciones Unidas resolvieron el 29 de noviembre de 1947, la partición de Palestina en dos Estados: uno judío y otro árabe. A partir de esta resolución se reiniciaron los enfrentamientos  entre los judíos sionistas y los árabes-palestinos, que se habían interrumpido desde 1939. Los líderes árabes, a diferencia de los judíos sionistas rechazaron la resolución de la O.N.U.

Este plan de partición desencadenó la desgracia del pueblo palestino, el genocidio y el éxodo. Ya que las organizaciones armadas judías la Haganah (brazo armado de la Agencia Judía), junto con el Irgun y la banda Stern, iniciaron un plan deliberado y premeditado, que consistió en aterrorizar a la población árabe, se quiso limpiar de árabes el estado judío y ocupar todo el territorio posible del estado árabe previsto por la resolución de la U.N.

La destrucción de la aldea árabe de Deir Yassim, en abril de 1948, y la aniquilación de su población se convirtió en un grito de guerra. Esta masacre figura como el comienzo de la huida o la expulsión de los árabes-palestinos. Este episodio se repitió en centenares de aldeas que fueron evacuadas de forma brutal por tropas judías. Además de un sin fin de actos terroristas como ser la explosión de coches bomba en plazas públicas.  La sociedad palestina se desintegró, cundió el pánico y el impulso de huir se contagió. Millares de familias huían para buscar refugio en los países árabes vecinos, con la intención de alejarse del campo de batalla, pero con la idea de regresar a sus hogares cuando acabase la guerra.[4]

El 15 de mayo de 1948, un día después de la proclamación del estado de Israel, se pone fin al Mandato británico sobre Palestina, y por consiguiente se inicia la retirada de las tropas británicas. En esta fecha comienza oficialmente la primera guerra árabe-israelí. Aunuqe como dijimos anteriormente, es un conflicto que data desde antes de la creación del estado judío.

En la madrugada del 15 de mayo las fuerzas israelíes  cruzaron las fronteras para ocupar territorios de lo que supuestamente hubiera sido el estado árabe, como lo había propuesto las Naciones Unidas, pero este estado nunca llegó a existir. Allí se produce, según la historia oficial israelí prodiga en mitos: “la invasión de cinco poderosos ejércitos árabes contra el indefenso estado de Israel ”.

Sin embargo, es de destacar que la cantidad de armas y de hombres de las fuerzas judías eran muy superior a la de los ejércitos árabes, la única fuerza militar árabe significativa era la Jordana, aunque la Foreing Office llegó un acuerdo con el rey Abdullah para que no violara la frontera israelí. Si bien los ejércitos árabes tuvieron algunos éxitos, fueron ampliamente vencidos por las fuerzas israelíes. No debemos olvidar que en estos momentos continuaban los ataques a las poblaciones árabes, y como resultado, la huida o la expulsión de los mismos.

Tras la firma de un armisticio Israel se quedo con 3.500 kilómetros cuadrados más de tierra Palestina. Faruk (rey de Egipto) se apropió de la Franja de Gaza y la monarquía hachemita anexó Cisjordania. Palestina había dejado de existir.[5] Cisjordania y la Franja de Gaza fueron ocupadas por Israel en la guerra de los seis días de junio de 1967.

 

La problemática de los refugiados palestinos

 

Después de junio de 1948 la posición del gobierno israelí fue la de impedir el retorno de los refugiados palestinos. La política oficial israelí consideró que el problema de los refugiados  “fue creado por los propios líderes árabes”, por un lado no aceptaron el plan de partición de Palestina resuelto por la O.N.U, y por otro lado que los dirigentes árabes habían hablado por la radio ordenándoles a los pobladores palestinos a que abandonasen  sus aldeas para permitir el paso de los ejércitos de los estados árabes que invadieron Israel en la “guerra de su independencia”. Tal argumento fue rebatido cuando se escucharon las emisiones radiales de la BBC en Medio Oriente desde 1948, no se encontró evidencias de ordenes de evacuación, por parte de los dirigentes árabes, pero sí exhortaciones a que permanecieran en sus casas. Ya señalamos que el éxodo palestino fue producto del terror causado por las masacres tipo la de Deir Yassim.[6]

A su vez para el estado de Israel, los países árabes son los principales responsables de la tragedia de los refugiados. Los concentraron en miserables campamentos, impidiendo su integración pese a su identidad idiomática, étnica, cultural y religiosa, como si los palestinos fueran jordanos, sirios, egipcios o libaneses. Éstos países utilizan esta situación como un arma política contra Israel. El palestino despojado de su tierra se ha convertido en agresor, la víctima en verdugo, “el árabe es el terrorista”. Israel todavía hoy vive anticipando ataques, en perpetuo estado de “represalia”, la que se ha convertido en costumbre.[7]

 

Junto con el establecimiento del Estado de Israel, el problema de los refugiados palestinos fue la mayor consecuencia política de la guerra de 1948. En 1949 la Asamblea General de las Naciones Unidas creó una Agencia de Socorro y Trabajo de las Naciones Unidas (U.NR.WA son las siglas en inglés) fue creada como una Agencia provisional para asistir a los refugiados palestinos hasta que fueran repatriados o recibieran una compensación. Entre 700.000 y 800.000 eran los palestinos que se habían amontonado en los campos de refugiados de Siria, Jordania, Líbano y Gaza.

La UNRWA proporciona servicios básicos como ser vivienda, atención sanitaria y educación. Los hijos de padres refugiados, son también considerados como tales, como consecuencia la población de refugiados ha crecido enormemente, oscilando actualmente en 4.000.000.

No debemos olvidar que los residentes en los campos de refugiados cristalizan el arquetipo del refugiado pobre que vive en un universo de extrema precariedad, dependiendo de la caridad internacional. Estos campos se han transformado en gigantes “villas miserias” donde la pobreza es extrema.

 

La cuestión de los refugiados se convirtió en el conflicto central entre Israel y los árabes. En los campamentos y viviendas provisionales, establecidos en las distintas líneas del armisticio de 1948-49, los palestinos manifestaban su voluntad de volver. La obstinación nacional que se manifestaba en la reivindicación del retorno habría desaparecido pronto si la cuestión de los refugiados hubiera sido sólo una cuestión nacional y no también, y sobre todo, una cuestión social, un problema social que otros Estados Árabes no podían solucionar debido a las relaciones sociales existentes en ellos[8], y que tampoco podían solucionar aunque tuviesen la voluntad y la disposición política y subjetiva de hacerlo.

Con respecto a lo expresado en el párrafo anterior, y a modo de aproximarnos a la controvertida cuestión de los refugiados árabes de Palestina de 1948, podemos aclarar que éstos eran campesinos que con la conquista y ocupación sionista habían perdido sus tierras y, con ellas, la base de su existencia. La integración de los refugiados habría requerido al menos una redistribución del suelo en los países árabes vecinos de Israel. Las pocas tierras cultivables estaban ya repartidas. La estructura social existente tampoco habría podido absorber a los refugiados aunque se hubieran hecho esfuerzos subjetivos por absorberlos. Pero a ello se oponían las estructuras políticas de los países árabes. Además, la integración social de los refugiados en la agricultura, es decir, en el ámbito vital al que estaban acostumbrados, tenía que verse dificultada tan pronto como esos países modernizasen su agricultura. Una agricultura basada en el  cultivo intensivo, como la que se introdujo en Oriente Próximo a través de la Reforma Agraria y la mecanización en sentido progresista, disminuía las ya escasas oportunidades de integración de los refugiados. Lo que quedó de la estrategia integradora fue una oferta de puestos de trabajo en la industria. Semejante perspectiva de integración de los refugiados palestinos, excedía, sin embargo, totalmente las posibilidades que tenía entonces la región. Según el Historiador Dan Diner, “se habría requerido de una transformación revolucionaria cuyas proporciones habrían excedido con mucho las de la cuestión global de Palestina”[9].

Diner considera que la consecuencia de todo esto fue que: “ los costos políticos y económicos de la pérdida de tierras se transfirieron ahora por medios militares a los Estados Árabes y a la ONU”. Fue sobre todo la dimensión social de la cuestión de los refugiados la que mantuvo la miseria en los campamentos y la que agudizó la cuestión nacional a lo largo de los años. Entre las filas de los refugiados palestinos que en un principio querían sencillamente volver a sus campos y a sus casas, surgió paulatinamente un movimiento nacional cuya meta consiste hoy en la creación de un Estado nacional palestino. El paso del elemento social al nacional se refleja en los combates librados desde 1949 a lo largo de la sangrienta línea de armisticio del Estado de Israel, políticamente consolidado.

La violencia reinante en las líneas del armisticio trazadas en torno a Israel hacía inevitable que la violencia armada del Estado sionista, aplicada como “represalia” por la trasgresión de la frontera, se contagiara a los Estados Árabes, sobre todo teniendo en cuenta que la “represalia” militar de Israel se desarrolla en su territorio. Para no tener que reconocer a los palestinos, Israel partía del principio de que cada acción violenta que se ejerciese desde territorio árabe eran responsables los Estados Árabes. De este modo, los “actos de represalia” israelíes cada vez se dirigieron más contra Jordania y Egipto ( ambos países recibieron una fuerte inmigración árabe en sus territorios). El resultado fue que estos Estados se vieron inmersos en la década de 1950 en el conflicto de Palestina más de lo que ellos habrían querido. Así, continua Diner, “el conflicto de Palestina se transformó en el conflicto de Oriente Próximo o árabe-israelí”[10]

 

Palestinos en los países árabes

 

Según Robert Friedman, aunque la mayor parte de los refugiados en los países árabes, vive en campamentos por razones económicas, otros lo hacen por declaración política, o porque gracias a la caridad de las Naciones Unidas la vida allí es barata. La UNRWA, no cobra alquileres, además proporciona servicios sociales gratuitos como ser atención médica, escuelas primarias y secundarias gratuitas. Este autor nos cuenta que, una de las razones de que los campos de refugiados en Siria y en Jordania son tan miserables, es porque los mismos refugiados han vetado proyectos para mejorar su situación como ser la creación de complejos de viviendas permanentes, y una posible integración económica en los países que los recibieron. Estos proyectos se han paralizado por temor a que se tornen permanentes y esto parezca una renuncia a su derecho al retorno.[11]

Los israelíes han hecho un llamado a los países árabes para que acojan a los refugiados palestinos, pero con excepción de Jordania, ninguno ha aceptado la responsabilidad. Jordania les ofreció a los palestinos la ciudadanía, y les animó a que se integraran a su sociedad. Sin embargo, no hay que imaginar que todos se encuentran en una situación próspera, muchos siguen viviendo en los campos de refugiados. Según Ele Saaf, director holandés de la U.NRWA, en Jordania (1990), nunca se han integrado psicológicamente, en su fuero interno se sienten defraudados y despojados.[12]

 

Los campamentos de refugiados se convirtieron en centros de una nacionalismo palestino intenso, siendo la semilla de un fuerte resentimiento, frustración, rencor, odio de los palestinos hacia el estado de Israel. Muchos campos se convirtieron en bases de reclutamiento para la Organización para la Liberación de Palestina.

El espíritu nacional palestino es aprendido en las escuelas, en sus casas, en la prensa. “En la clase hablan constantemente de sus raíces. Se los educa como refugiados. Es en la escuela donde aprenden sus tradiciones, su folklore. Y cuando se le pregunta a un niño nacido en Aman de donde eres, te dirá Belén, Lydia, Jaffa...”[13]

Para R. Friedman, la U.N.R.W.A se halla altamente politizada y su simpatía hacia la causa palestina es evidente en cualquier aspecto de su funcionamiento, especialmente  en lo que respecta a la educación, que representa dos tercios de su presupuesto anual.

Este autor en su visita a los campos de refugiados de Jordania, y Siria tuvo la oportunidad de hablar con estudiantes palestinos, y de esos testimonios se puede vislumbrar las posiciones radicales e inflexibles de muchos palestinos, los que se aferran a una noción de justicia absoluta: acabar con el estado de Israel para recuperar su territorio, porque consideran al sionismo como una amenaza para su pueblo, y la única forma para llegar a la paz sería extirpándolo, a través de medios militares. Ya que consideran que la diplomacia no esta llevando a la OLP a ninguna parte, y también fueron numerosas las críticas al líder árabe Yaser Arafat, “cuya búsqueda a una solución pacifica es una traición a los derechos del pueblo palestino”, ya que un acuerdo entre los dos estados se reconocería a Israel el derecho a existir.[14]

 

En los países árabes, los palestinos se benefician del Protocolo de Casablanca firmado en 1965, que les da el derecho a trabajar, obtener la residencia y movilizarse.[15]

Sin embargo las posibilidades que tiene los palestinos de movilizarse por el mundo son limitadas, carecen de un documento de viaje.

Los refugiados palestinos también han sido objeto de expulsiones. En 1990 fueron expulsados de Kuwait durante la Guerra del Golfo y, en 1995, el gobierno libio los expulsó para protestar por el acuerdo de paz entre la Organización para la Liberación Palestina (OPL) e Israel.

 

La vida en los campamentos de refugiados palestinos

 

A modo de ejemplo: el Líbano. Cientos de miles de palestinos se hacinan en los campamentos de refugiados de Líbano, listos para luchar contra el Estado Terrorista de Israel.

La guerra de 1948 les echó de sus casas en San Juan de Acre, Beityala o Haifa. La comunidad internacional les prometió ayuda para volver. Medio siglo después, los refugiados palestinos en Líbano sólo confían en las armas y en Dios para hacerlo. “Son los que peor viven en toda la región”, asegura un cooperante extranjero que conoce de cerca su situación. Entre 200.000 y 500.000 personas, según las fuentes, que no tienen derecho a la nacionalidad., trabajo o asistencia médica y viven hacinados en una docena de campamentos. Incluso ven peligrar el permiso de residencia. En los campos de Ain el Helue, El Bas o Mar Elías, se repite una denuncia: “Los libaneses nos presionan para que nos vayamos”.[16]

Ain el Helue (“fuente hermosa”, en árabe), es el mayor campamento de refugiados palestinos en Líbano, en realidad, un villorrio miserable donde se apiñan 60.000 almas. Contra lo que pueda sugerir la palabra campamento, ni hay tiendas ni tienen aspecto de que vaya a desmantelarse mañana. Las infraviviendas de bloques de cemento y tejados de uralita han visto nacer ya a varias generaciones. Cincuenta y dos años de provisionalidad han generado pequeños comercios, puestos de refrescos y tabaco y, más recientemente, de la mano de una ONG australiana, un local con Internet. De los niños que van a la escuela se calcula  una media de 60 alumnos por clase, en aulas pequeñas y con materiales didácticos prehistóricos. Allí estudian las causas de su destierro y cantan canciones patrióticas en las que se rinde homenaje a los mártires. El 55% de la población de los campamentos tiene menos de 18 años y sigue creciendo con una tasa de natalidad que ronda el 4%. Ésa es una de las causas de que nadie sepa exactamente cuántos son.

Entrar al recinto es como cruzar una frontera. Varias tanquetas del Ejército libanés vigilan los alrededores. En 1991 entregaron armamento pesado al Ejército libanés, pero a diferencia de lo que sucede en Gaza o Cisjordania, aquí (los palestinos) siguen teniendo armas. El propio campamento de Ain el Helue es un depósito. Hay otro en Naameh, a 12 kilómetros  de Beirut, pero ambos están controlados. Muchos analistas en Líbano ven ese potencial como una fuerza de reserva de Arafat, un comodín por si la situación llega a ser desesperada[17]. En Siria y Jordania, donde el número de refugiados palestinos es mucho mayor, se hallan integrados y carecen de recursos militares.

Munir Makdah, máximo jefe militar de Al Fatah en Líbano, ha asegurado que sus hombres están listos para lanzar una guerra de guerrillas desde el sur de Líbano si continúa el estancamiento con Israel. Ya que, tras el acuerdo de 1982, la ONU y EEUU les dieron garantías de que protegerían a su gente y, sin embargo, cuando los milicianos salieron de Beirut, se produjeron las matanzas de Sabra y Chatila. Por esto es que Makdah considera que “ nuestra garantía es coger las armas en nuestras manos y unirnos a la resistencia; es la mejor forma de proteger nuestros derechos”[18].

 

Los palestinos en la Franja de Gaza, en Cisjordania y en Jerusalén Oriental

 

En la guerra de junio de 1967 Israel ocupó la Franja de Gaza, Cisjordania, y Jerusalén Oriental, territorios que todavía hoy permanecen bajo su control, excepto algunas zonas que operan bajo “autonomía“ palestina altamente recortada, el tamaño de estas áreas fue decidido unilateralmente por Israel, tal como lo especifica el proceso de paz de Oslo (1993-1995). Pero es de destacar que las áreas que supuestamente son “autónomas” o tienen un “autogobierno” no disfrutan de soberanía.

El proceso de Oslo comenzó sin tener en cuenta las resoluciones 242 y 338, del Consejo de Seguridad de la O.N.U, que estipulan de forma inequívoca que el territorio adquirido por Israel en la guerra de 1967 debe ser retornado a cambio de la paz.

La política israelí, desde la conquista de estos territorios en 1967, fue la ocupación de tierras, asentando poblaciones judías que se extendieran como dedos para dividir las ciudades y los campos de refugiados de las zonas ocupadas.[19] Política que todavía hoy continua. El sentido más profundo de esta política es impedir la creación de un estado palestino independiente, si los distritos árabes no estuvieran rodeados de asentamientos judíos.

Las condiciones de vida de los habitantes de la Franja de Gaza y de Cisjordania no se modificó para nada desde los acuerdos de “paz” de Oslo; las condiciones miserables de los palestinos y las perdidas de vidas continúan. Las tropas israelíes no desaparecen de los territorios, ya que en ninguna cláusula de los acuerdos se establece el fin de la ocupación militar. Y tampoco ha disminuido la construcción de asentamientos israelíes, que se han duplicado en los últimos años. Además está el programa continuo de construcción de caminos y expropiación de la propiedad con tal propósito, así como la degradación de la tierra agrícola por parte del ejército israelí o “fuerza de defensa israelí” como prefiere ser llamado.[20]

Es necesario resaltar que las áreas “concedidas” por Israel a la Autoridad Palestina se hallan sitiadas y cercadas por asentamientos judíos y por la fuerza de defensa israelí, ésta controla todos los caminos que conectan estás áreas, y a su vez los movimientos de los palestinos, los controles en los últimos meses son mas fuertes por el recrudecimiento de la violencia que ha generado la intifada que ya lleva un año.

Pero no solo sufren el acoso de las tropas israelíes, sino que sus propios hombres participan en el acoso de sus derechos a través de los llamados “comités de seguridad” integrados por la Mossad, la Cía, y los servicios de seguridad palestina, que tienen por función censurar cualquier cosa que pueda entenderse como “incitación” contra Israel. Por supuesto los palestinos no tienen el mismo derecho contra las incitaciones israelíes o estadounidenses. Es claro que debemos concluir tal como el discurso sionista siempre ha estipulado, que la misma existencia de los palestinos, sin importar que confinados, o debilitados se encuentren, constituyen una amenaza racial y religiosa para Israel.[21]

Otra cuestión que merece ser destacada es el hecho de que Israel controla la distribución de agua de los territorios ocupados y asigna el 80 % para el uso personal de los ciudadanos judíos, racionando el resto para la población palestina, impidiendo así su desarrollo, este tema nunca fue seriamente discutido durante el proceso de paz de Oslo.[22]

Los palestinos que poseen tierras son relativamente independientes, a diferencia de los habitantes asalariados que viven en los campos de refugiados, ya que éstos últimos durante los estados de sitio no pueden ir a trabajar, se quedan rápidamente sin dinero y necesitan ayuda alimentaria, a diferencia de los aldeanos que pueden cultivar sus tierras y de esta forma subsistir, aunque no puedan vender sus productos.

Pero hoy muchos de estos aldeanos están siendo víctimas en la Franja de Gaza y en Jerusalén, de una destrucción sistemática y salvaje, las apisonadoras israelíes arrasan tierras cultivables, derriban invernaderos y pozos, redes de irrigación, demuelen hogares. Los vecindarios bombardeados han sido evacuados, y por consiguiente, se están multiplicando los campos de emergencia, para dar refugio a las familias cuyos hogares han sido destruidos o dañados por las fuerzas de ocupación israelíes desde el principio de la intifada Al-Aqsa.[23]

El pretexto utilizado por Israel para las medidas tomadas, es la eliminación de escondites para lanzadores de piedras, francotiradores o terroristas. Pero incluso esta excusa, no explica porque se están arrasando campos de hortaliza, olivares, etc.

Los testimonios de los aldeanos son trágicos y sumamente conmovedores: “ los olivos nos daban alimento ahora sirven para el fuego”, “creemos que quieren privarnos de nuestro sustento, expulsarnos de la tierra y convertirnos en jornaleros comunes, de manera que tengamos que ir a trabajar a las ciudades para los israelíes” Otra explicación: “quieren apoderarse de la tierra para facilitar la expansión de los asentamientos judíos cercanos”. Hubo aldeanos que resistieron, permaneciendo en sus tierras, protestando sentados, hasta que los soldados israelíes comenzaron a dispararles.[24]

Estos testimonios nos brindan la posibilidad de comprender el odio, la frustración, el rencor, la impotencia hacia el estado de Israel, y porque cada día son más los palestinos que no creen en la “vuelta a las negociaciones de paz”.

“Es irónico e hipócrita que la exigencia israelí a que se renuncie al derecho al retorno venga en una época en la que se crea un nuevo flujo de refugiados palestinos y que la supuesta oferta de evacuar la Franja de Gaza se haga mientras se realizan grandes esfuerzos por ampliar los asentamientos existentes a costa de los hogares y de las tierras de palestinos”. Las noticias de los medios de información dominantes no siguen los eventos en el terreno, pareciera ser que las declaraciones de que Israel se retirará de la Franja de Gaza, son más importantes de lo que está ocurriendo en los hechos.[25]

En relación con lo que venimos comentando, quisiéramos mostrar que a pesar de los discursos ideologizados que nos brindan los diarios, siempre es posible una lectura critica y reflexiva, y encontrar las contradicciones de los discursos: el primero de noviembre de este año en el diario La Capital hubo un articulo titulado:  “ El premier israelí Ariel Sharon esta dispuesto a negociar la paz con los palestinos” e incluso manifiesta que está dispuesto a hacer “dolorosas concesiones” una vez que los palestinos frenen la violencia, y destaca que “la paz debe durar por generaciones y garantizar la seguridad del pueblo judío”. El ocho de noviembre en el diario Clarín encontramos el siguiente título: “Sharon: traeré un millón de judíos”. El último artículo nos cuenta que está declaración fue realizada fue interpretada obviamente por los palestinos como una provocación, y que a su vez algunos diplomáticos israelíes intentaron minimizar sus declaraciones.

Hay algunas frases comunes que se leen y escuchan, tales como: “volvamos a la mesa de negociaciones”, “los israelíes: estamos listos para negociar”, “acuerdos de cese al fuego”, “soldados israelíes bajo fuego a diario”, “Israel sintiéndose aislada y bajo sitio” esto ha llevado a que la mayoría de la gente crea que existe una paridad entre palestinos e israelíes. Esto es en la realidad un engaño, la información selectiva esconde la desproporción entre los dos antagonistas, en términos del territorio que ocupan y de las armas que disponen.

Es de destacar la inmensa ayuda financiera y militar incondicional que ha brindado los Estados Unidos a Israel, y además le proporcionan un colchón apoyo político, gracias al cual Israel es prácticamente libre de hacer lo que quiera. Este apoyo les facilita el asesinato de palestinos en la Franja de Gaza, Cisjordania y en Jerusalén Oriental. Según E. Said, ningún estado aparte de los Estados Unidos mismo ha desafiado a la comunidad internacional en tanto asuntos y por tanto tiempo. [26]

Sin embargo, destacamos que tanto Amnistía Internacional como Human Watch emitieron severas condenas a Israel por el uso desproporcionado de la fuerza contra civiles; Amnistía ha publicado un informe detallando el acoso, la tortura y el arresto ilegal de niños árabes en Israel y Jerusalén.[27]

 

ISRAEL Y OCCIDENTE

 

En el siglo XIX tomó cada vez más importancia el espacio y no eran sólo los Otomanos los que se interesaban, las potencias occidentales ampliaron al oriente sus apetencias imperialistas y crearon sus mandatos. El descubrimiento del petróleo como combustible de gran importancia en el ámbito mundial, se sumó como elemento más de codicia.

 

El movimiento sionista encajó dentro del esquema de intereses coloniales. Fue algo creado en Occidente, con pensamientos y conceptos filosóficos occidentales. Bien utilizado permitió la penetración y desarticulación de todas las pretensiones de los pueblos árabes de Medio Oriente.

Ni bien se instaló el movimiento sionista como una realidad,  Israel se convirtió en herramienta del imperialismo occidental. El interés de Gran Bretaña por la colonización sionista se debió a razones estratégicas, ya que las grandes arterias del imperio británico pasaban por el Oriente Próximo, el centro de éstas vías de comunicación era el Canal de Suez. La zona de posterior mandato británico de Palestina debía desempeñar, en estrategia británica de Oriente, un centro estratégico y de tráfico.

Inglaterra se mantuvo en esta posición de potencia  hegemónica en el Oriente Próximo hasta la Segunda Guerra Mundial; a partir de allí fueron los Estados Unidos los que actuaron como potencia protectora oficiosa.

Israel era para Occidente un aliado más seguro que los países árabes, ya que sus regímenes no representaban los intereses de la población y cuya estabilidad estaba siempre en peligro y dependía para equilibrarse de la ayuda que recibía del extranjero.

A los intereses estratégicos y geográficos de las potencias occidentales se sumó otro elemento: el petróleo, que se estaba convirtiendo en una importante fuente de energía producto del auge y desarrollo del capitalismo y de la empresa moderna. En el siglo XIX ya no existía el Mercantilismo, el Capitalismo era la nueva forma de crear riqueza, pero no era el oro y la plata su fundamento. Materia prima y mercado eran lo prioritario para el mundo industrial.

Lo anterior nos lleva a afirmar que a la vista del mundo, todas estas cuestiones que parecen una disputa de tipo religioso, en realidad no lo son. Los intereses económicos que existen en la región son muy fuertes y el capitalismo necesita de ciertas estrategias. Mantener latente la idea de conflicto es proteger su aparato productivo. ¿Cuál es la razón? Fabricar armas, mostrar al resto del mundo quienes son los poderosos, o tener un pretexto para acceder a lo que ellos tanto necesitan, el petróleo.

 



[1] Cf. Dieckhoff, Alain, Las tres luchas del sionismo,  En Revista “Debats” N° 33, 1990.

[2] Op.cit. pág.20

[3] Fownshend, Charles, La primera intifada. En revista “Debats” N 33, 1990.

[4] Walsh, Rodolfo, La resistencia Palestina. Artículos en el diario Noticias, Buenos Aires, 1973.

[5] Cf. Walsh, R, op.cit,(nos faltan las paginas)

[6] Cf. Walsh, op. cit.

[7] Cf Walsh, op. cit.

[8] Diner, Dan, Israel: el problema del Estado nacional y el conflicto del Oriente Próximo, En Historia Universal Siglo XXI, Vol 36, Madrid, 1985, pag. 164.  

[9] Diner, Dan, op. cit., pag. 167.

[10] Para ampliar información acerca de cómo el conflicto de Palestina se transformó en el conflicto del Oriente Próximo, recomendamos el apartado nº III “Del conflicto de Palestina al conflicto del Oriente Próximo”  en ídem anterior, página 164 a 171.

[11] Cf. Friedman, Robert, Los refugiados palestinos. En Revista “Debats”, nº 33, septiembre de1990

[12] Friedman, Robert, op. cit., pag. 11.

[13] Testimonio de Saaf Ele, director holandés de la U.NR.W.A en Jordania(1990). En Friedmam R., op. cit., pág 11.

[14] Cf. Friedman. R., op.cit., pp 11-13.

[15] File://A:/BBC MUNDO-¿Pueden regresar los refugiados palestinos? 4/01/01.htm

[16]File://A:/Parias de Oriente Próximo. htm

[17] file://A:/Los parias de Oriente Próximo.htm

[18] Ídem anterior

[19] Destacamos que los territorios ocupados ya contaban con campos de refugiados, como consecuencia de la guerra de 1948.

[20] file://A/Palestinos bajo sitio.htm

[21] file://A/Palestinos bajo sitio.htm

[22] Los contrastes son impresionantes Said nos cuenta que: “Gush Katif es un área de Gaza (cerca del 40 %) ocupada por unos pocos miles de colonos judíos, que pueden regar sus jardines y  llenar sus piscinas, mientras que el millón de palestinos que habitan en la Franja viven en una zona dividida de islas sin agua”. En: file://A/Palestinos bajo sitio.htm

[23] file://A:/Refugiados palestinos.htm

[24] file://A:/Refugiados palestinos.htm

[25] file://A:/Refugiados palestinos.htm

[26]file://A/Palestinos bajo sitio.htm

[27] file://A/Palestinos bajo sitio.htm