Por María Javiera Marquardt
Observatorio
de Conflictos, Argentina
A
fines del siglo XIX, y por medio del sionismo como ideología, comienza la
inmigración judía a Palestina. El sionismo es la corriente ideológica, creada
por Theodor Herzl que, fundamentada en un mito bíblico, propugna la
instauración de un Estado Judío en
territorio palestino; desde donde habría partido ese pueblo tras la
destrucción de Jerusalén. Palestina, afirma el sionismo, es la patria natural
del judaísmo y hacia ella debe emigrar el pueblo hebreo para fundar allí su
Estado. El problema principal es que la inmigración se dirigía a un territorio
que ya estaba habitado y no precisamente por judíos, sino por árabes, que
vivían allí desde la conquista islámica del siglo VII D.C. Pero para los
sionistas “Palestina era una tierra sin pueblo donde debía ir a parar el pueblo
sin tierra”.
La inmigración del pueblo judío a
Palestina comienza, así como su conquista y colonización, por medio de métodos
(usurpación, compra de tierras, expulsión) que ciertamente denotan la
simulación judía de pensar al lugar
como un desierto. Y con la inmigración comienzan los conflictos. El botín, el
territorio; y por un lado estaban sus actuales pobladores y explotadores, y por
el otro, la llegada a él de inmigrantes judíos que lo reivindican como propio,
por considerarlo su lugar de origen.
Lo que podría haber sido un
enfrentamiento entre dos pueblos, entre dos religiones, no fue tal. Las grandes
potencias mundiales se introducen en el mismo campo conflictivo, lo que hará
que el proceso tenga sus propias particularidades. En la primera Guerra Mundial
la región se reparte entre Francia y Gran Bretaña, con la promesa de la futura
independencia a cambio del apoyo árabe en el primer conflicto bélico mundial.
El territorio palestino quedará bajo control británico. Episodio que no agradó
a los recién llegados, hasta que en 1917 y por el acta conocida con el nombre
de “Declaración Balfour”, Gran Bretaña acepta y comparte la idea del
establecimiento de un hogar nacional para el pueblo judío en Palestina,
faltando así a su comprometimiento con la independencia árabe. Con esta
declaración en mano y con el Mandato que obtiene sobre el territorio por parte
de las Sociedad de Naciones(1922), la administración británica impulsa una
nueva oleada de inmigración judía a territorio palestino.
Con el transcurrir de los años, la
cuestión se fue tornando cada vez mas espesa, las resistencias y sublevaciones
de bandas armadas de palestinos aparecían de forma aislada, pero
progresivamente se volvían mas frecuentes. Poco a poco crecían a nivel
organizativo, y además de su actividad guerrillera, sistemáticamente
intimidaban a las comunidades locales y a los campamentos de refugiados, de
donde prácticamente habían nacido, tratando de ganar mas adeptos para la
defensa de la causa palestina, que perseguía la creación de un Estado palestino
autónomo. Este tipo de acciones, si bien no pasaban desapercibidas, no eran
tratadas como cuestiones importantes a resolver por la administración
británica, que sólo las veía como alzamientos aislados, no proclives a un tipo
de organización nacional y representativa de los intereses palestinos (como
será la creación en 1964 de la O.L.P., que sorprendió tanto a judíos como a
británicos). En 1945, los británicos,
renunciarán a su mandato, apelando a que la O.N.U., heredera de la Sociedad de
Naciones, se haga cargo de la llamada “cuestión palestina”. Tras una guerra que
enfrentó a judíos y palestinos, en 1948 se proclama es Estado de Israel,
provocando el éxodo de 600.000 palestinos.
Como casi todo tipo de identidad, la
palestina, es en contraposición a lo que se tiene enfrente. Si, Palestina antes
de 1918, no tenía una significación por si misma, era porque formaba parte de
otro país, Siria, y de un mundo mas vasto, el árabe, en el cual eran iguales
entre los otros por la misma cultura y religión. Si decimos que antes de que
Gran Bretaña obtuviese el control sobre el territorio, no tenía entidad propia
se puede inferir que fue ésta quien creó la resistencia y el nacionalismo. Un
nacionalismo que como la mayoría de las identificaciones de los grupos humanos
se conforman cuando se siente una amenaza y uno se reconoce en el otro por
estar amenazado en el mismo aspecto. Británicos y judíos crean la
identificación, dentro del mundo árabe, de lo que es ser palestino. Un pueblo
que durante mucho tiempo vivió y se desarrollo, dentro de sus parámetros, se
reconoce e identifica hacia adentro, frente al que viene desde afuera,
usurpando sus tierras, fuente de producción económica y cultural, y rompiendo
así una trama de relaciones que si tenía entidad. La identificación como una
concepción nacional nace de esta contraposición. Aparece como una reacción a un
estímulo que vino desde afuera.
La génesis de este nacionalismo, estuvo en las primeras
resistencias, desorganizadas, espontáneas y esporádicas del pueblo palestino,
que reaccionaron ante los ataques del ejército israelí o de algún sector del
pueblo judío.
Las primeras oleadas de enfrentamiento y
resistencia aparecen ya en la década del 20. Es en este contexto, cuando Gran
Bretaña obtuvo su mandato sobre Palestina, y continuaba con las ideas de la
“Declaración Balfour” como guía de su accionar. Los episodios de reacción del
pueblo palestino se van tornando cada vez mas violentos, talvez, también
provocados por la misma violencia que giró en torno a la inmigración judía a su
territorio. Paulatinamente las guerrillas palestinas, un tanto rudimentarias
frente al poderoso ejército israelí, se hacen mas extremistas en su islamismo.
Y para que se entienda la idea, tomo la noción de fundamentalismo religioso,
intransigente. Fundamentalismo, porque se basa, y se radicaliza por la
religión. Por otro lado, quisiera aclarar, que si aquí destaco la violencia de
la resistencia palestina y sus formas cada vez mas cercanas, en algunas
vertientes, al terrorismo, no significa que no vea similitudes en el accionar
judío, pero simplemente acá me interesa lo palestino.
En esa radicalización del movimiento y de
resistencia a la caída de su “nación”, uno de los puntos sobre el que me parece
importante plantear algún tipo de reflexión es el de las relaciones que se
presentan entre los órganos dirigentes
de esas organizaciones y la gente que
participa activamente o no en esos movimientos. La resistencia, como siempre, no es homogénea en sus actividades,
unos dirigen y dicen que hacer, otros mueren y se sacrifican por lo que creen
es una causa justa de defender. La causa puede ser justa, pero no lo es un
sacrificio personal, individual que responde a órdenes de un conductor. Claro
está, que ésta es la percepción de alguien que no vive en el lugar y a la cual
no la amenazan los ataques, además de no compartir su religión. Es más, que no
comparte ni cree en ningún tipo de creencia religiosa, en nada que se
fundamente desde esa óptica. Ni la reivindicación de Palestina como patria
natural del judío, ni la inmolación tan característica de los pueblos árabes
islamistas.
Justifico la necesidad de que los judíos,
un pueblo siempre perseguido, obtenga un lugar para asentarse autónomamente.
Justifico las reivindicaciones del pueblo palestino que observa como su
cotidianeidad se puede ir extinguiendo. No creo en la violencia como método
para resolver conflictos, pero a veces aparece como única opción. Sobre todo
cuando no se cede de ningún lado. O cuando los líderes de las organizaciones
pierden de vista el motivo por el cual son parte de la dirección y sólo se
ocupan de controlar y no perder eso que en general atrae al hombre, el poder,
el manejo de esas relaciones de fuerzas. Poder que también hace que sólo se
juegue y defiendan intereses personales, individuales, disfrazados del interés
general. Caso paradigmático, Arafat, de quien ahora vemos confirmado todo lo
que el mundo sabía, su enriquecimiento ilícito detrás de la defensa de la causa
que representa. Esto de los dirigentes y su corrupción parece no tener solución
al momento del mundo en que vivimos, y algo con lo cual tenemos que luchar para
no acostumbrarnos, pero, que sin quererlo, gradualmente se va incorporando en
nuestro imaginario.
Dentro del movimiento nacionalista
palestino y de su organización principal, primero la O.L.P.( Organización para
la Liberación Palestina) y ahora la
A.P.(Autoridad Palestina), no todo es concordia. Existen grupos mas
radicalizados y terroristas que otros. Ni siquiera las decisiones tomadas por
sus líderes son recibidas de igual forma por todos los que tienen algún interés
en el conflicto. Mucho depende también desde donde se viva el proceso. Cuando
Arafat mencionó su tendencia de llegar
a una especie de acuerdo por medio de la formación de dos estados, uno para el
pueblo judío y otro para el palestino, los refugiados de Siria y Jordania,
aducían la traición del jefe; pero los refugiados de la Franja de Gaza y de la
Orilla occidental de Jordán, estuvieron de acuerdo. Aquí se ven las diferencias
entre los que viven entre fuegos y amenazados, los que pierden a familiares y
niños entrenados para morir por la causa y aquellos que no.
Los líderes no preguntan ni consultan,
deciden y persiguen enfatizadamente la lucha que cada vez deja mas victimas.
Parecen no medir consecuencias de ninguna índole.
Nadie pregunta a la gente de ambos lados que piensa, que siente ,
que quiere de acá en mas. Seguramente
muchos judíos y palestinos responderán que sólo quieren paz. El fanatismo y la
obcecación de los líderes extermina pueblos enteros, pero a ellos no, porque no
son ellos los que se enfrentan cuerpo a cuerpo con el enemigo, esa no es su
tarea.
Una solución igualitaria y equitativa
para ambos contendientes debe llegar. Los pueblos desaparecen en la lucha por
su preeminencia, no es posible que tras tantos años de conflicto los líderes,
tanto de un lado como del otro no se percaten del daño social. Aunque,
pensándolo bien, seguramente no les importará demasiado, mientras tanto ellos
se quedan con su poder y su fuerza sobre el resto de sus compañeros. Nadie
renuncia a nada. Cosa que en general
ocurre aún en sistemas democráticos, se gobierna por la perpetuación en el
poder y no para y por lo que se fue elegido.
HOBSBAWM, Eric, Naciones y
Nacionalismos de 1780, Ed. Crítica, Barcelona, 2000.
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HERZL, Theodor, “El
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WALSH, Rodolfo, “La
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-“La segunda
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Diario La Capital, Rosario, 28 de septiembre de 2002.
-“El año próximo en Jerusalén”,en: Diario Página/12, Rosario, 2 de octubre de
2002.
-“Cuánto les
podemos cobrar por esta “paz”,en:
Diario Pagina/12, Rosario, 20 de octubre de 2002.