Por Luis César Bou
Observatorio de Conflictos,
Argentina
“Formatear” es un término que se ha popularizado a
partir de la difusión de los programas de computación. “Dar forma” es
aparentemente algo inocuo, que únicamente puede contribuir a mejorar la
presentación de aquello que es objeto del “formateo”. Sin embargo, debemos
tener presente que “forma” y “contenido” siempre están en relación dialéctica y
se influyen mutuamente.
Esto queda bien claro cuando buscamos un sinónimo:
aunque teóricamente el sinónimo es una forma distinta de decir lo mismo, no
todas las palabras con la misma connotación expresan correctamente nuestro
pensamiento. Buscamos sinónimos de un término para encontrar la forma más
apropiada para el contenido que tenemos en mente.
Microsoft Word es el procesador (y “formateador”) de textos más difundido. Lo usan casi todos quienes se dedican a algún tipo de producción intelectual: desde el estudiante al prestigioso académico. Recuerdo el salto cualitativo que implicó en mi propio trabajo cuando pasé de mi vieja máquina de escribir, industria checoeslovaca, a Word: no más corrector líquido, no más papeles estrujados, un montón de posibilidades nuevas.
No hace mucho, vagando por la Web, llegué a un sitio[1]
donde se proponía que buscáramos en Word los sinónimos de palestino/palestina,
y viéramos lo que aparecía. Para saber quiénes son los palestinos según Word hay
que abrir un documento, escribir la palabra palestino, hacer clic sobre
la palabra con el botón secundario del ratón y buscar los sinónimos. Los
sinónimos que aparecen son: israelita, israelí, judío, semita.
Esto puede aceptarse para la minoría de judíos asentados en Palestina (la mayor
parte sigue hasta hoy en la Diáspora) pero ¿Y los árabes? Podrían estar en
cuarto lugar, entre los semitas. De acuerdo a la Biblia, los semitas son los
descendientes de Sem, el hijo predilecto de Noé. Entre los descendientes de Sem
están no sólo los judíos, sino también los árabes[2].
Esto produjo que los árabes también cayeran en la volteada del antisemitismo,
en boga en los ámbitos académicos europeos del siglo XIX.[3]
Pero si buscamos el sinónimo de semita vamos a
encontrar: israelita, hebreo, judío, sefardita, mosaico, hebraico,
judaico. Aquí tampoco están los árabes.
Esto me recuerda la célebre respuesta que dio Golda
Meir, primera ministra israelí, a un periodista que le preguntó por la suerte
que iban a correr los palestinos de los territorios ocupados por Israel en
1967. La ministra contestó: “¿Palestinos? No sé qué es eso”[4].
La respuesta de Word es más tajante: los palestinos son los judíos, no hay
árabes palestinos. Golda Meir debió decir: “¿Palestinos? Los palestinos somos
nosotros”.
Todos sabemos que los árabes, cristianos o
musulmanes, han sido y son la mayoría de la población de Palestina desde hace
al menos 1900 años. También es conocido que la migración sionista a Palestina
es un fenómeno reciente y que el sionismo político es un movimiento que
cristaliza en la Europa del siglo XIX.
En realidad, el término palestino deriva del
latín philistei o filisteo. Los filisteos son uno de los pueblos
que los judíos encuentran a su llegada a la Tierra Prometida. Estos filisteos,
que formaban parte del grupo de los llamados “Pueblos del Mar” en las crónicas
egipcias, al parecer eran originarios de Creta, de donde fueron expulsados por
la invasión dórica, en torno al 1200 antes de Cristo. Esto explica la
denominación bíblica, que se refiere a ellos como krethi y plethi
o sea cretenses y filisteos. El primero en denominar “Palestina”
a la región fue Herodoto, en el siglo V antes de Cristo. Se trataba de una
amplia denominación geográfica, sin connotaciones políticas ya que abarcaba
diversas formaciones estatales. Luego de la última gran sublevación judía
contra la dominación romana, en los años 132-135, y de la destrucción de
Jerusalén y la prohibición a los judíos de habitar en ella, el emperador
Adriano recuperó la denominación de Herodoto: Syria e Palaistien o Siria
de los palestinos para la región.[5]
Puede verse que el término palestino no tiene
nada que ver con los sinónimos que propone Word. Por el contrario, es el nombre
que utilizaron los romanos para borrar el de Judea o Israel. Quitar el nombre a alguien es un viejo método para
eliminar su entidad. Los argentinos tenemos alguna experiencia en ese tipo de
manipulaciones: en varias épocas de nuestra historia estuvo legalmente
prohibido publicar los nombres de personas o grupos políticos disidentes. Lo
innombrable es peor que lo inexistente, es algo que lleva un estigma o mácula.
El colmo del refinamiento consiste en despojar de su significado al nombre que
se aborrece, y asignarle otro contenido. Eso ha ocurrido también más de una
vez. Pero ¿lo nuestro no será un delirio paranoico? Después de todo, puede
tratarse simplemente de un error u omisión involuntario.
Ahora bien, si un profesor universitario del Tercer
Mundo como yo puede tener en su humilde biblioteca toda esta información (por
otra parte disponible en cualquier buena enciclopedia) ¿Cómo puede ser que
Microsoft, que invierte millones en acopiar información, pueda cometer
semejante “error”. Hete aquí que podemos encontrar muchos “errores” similares:
Si buscamos los sinónimos de sionismo vamos a encontrar judaísmo
y hebraísmo, y el sinónimo de sionista es judío. Esto es
una simplificación que deja de lado 3000 años de historia. Hay, al menos, dos
acepciones para el término sionismo: 1) El sionismo religioso o
mesiánico que surge a partir de la Diáspora y que se extiende hasta la
actualidad. 2) El sionismo político y laico, que surge a fines del siglo XIX y
que es el que lleva adelante la colonización de Palestina. Estos dos sionismos
fueron y son antitéticos, ya que para el sionismo mesiánico no puede existir
Erez Israel antes de la llegada del Mesías, por tanto, pretender crearla es la
peor herejía. También se excluye a los muchísimos judíos que se opusieron y se
oponen al sionismo dentro y fuera de Israel[6].
Desde ya que un diccionario de sinónimos no puede ni
debe darnos todos estos detalles. Pero tampoco debe asociar términos que no
tienen la posibilidad de alternarse en una misma significación. De esta manera
la versión del sionismo que difunde Microsoft es la más cavernícola y
fundamentalista. Se trata, evidentemente, de un sionismo político que niega
toda alternativa. Recordemos que el sionismo también fue asumido por muchos
judíos como un movimiento humanista que buscaba redimir a un pueblo de su
milenaria persecución en la Europa cristiana. Hubo y hay en el sionismo
quienes, como el gran filósofo Martin Buber, propiciaron la convivencia con los
árabes palestinos[7]. Pero para
convivir con alguien primero hay que reconocer su existencia y su entidad
humana.
Volviendo al principio, podemos apreciar cómo es
posible, desde las formas, manipular el conocimiento. La psicología conductista
norteamericana se ha especializado, desde hace muchos años, en este tipo de
manipulaciones[8]. De hecho,
es la teoría que está en la base de la industria publicitaria moderna. En ese
caso, nos muestra cómo asociar un producto a una virtud determinada. Desde ya
que, casi siempre son asociaciones perversas, sin fundamento real, y dañinas.
Que lo digan sino las víctimas de la boulimia y anorexia, productos
indiscutibles de una publicidad que asocia una forma corporal exótica al éxito,
amor, dinero, triunfo, etc.
Pero estos usos no son privativos de la industria
publicitaria. Al menos no de la industria publicitaria que solamente se propone
vender objetos. También, con los mismos métodos, se puede “vender” ideología[9].
El objetivo hoy es lograr la generalización de un pensamiento unidimensional [10](denominado
actualmente “pensamiento único”) para el cual lo opuesto o la disidencia no
existe más que como anomalía. El tratamiento dado a la cuestión palestina es
solo un pequeño ejemplo (aunque quizá el más grosero) del Gran Fraude
que la difusión de este conocimiento formateado nos pretende imponer: Convertir
en verdades las mentiras del neoliberalismo. Por si cabe alguna duda, basta con
comprobar que, para Word, liberalismo y democracia son sinónimos.
[2] Génesis, capítulo 10.
[3] Esto está claro en el tratamiento que les da uno de los padres del orientalismo, Ernest Renan: ”Podemos observar cómo en todos los aspectos de la vida la raza semítica parece incompleta debido a su simplicidad. Esta raza –si me atrevo a usar la analogía- es para la familia indoeuropea lo que el carboncillo para la pintura; carece de esa variedad, de esa amplitud y de esa abundancia de vida que es condición de lo perfecto. Igual que esos seres tan poco fecundos que tras una infancia agradable sólo alcanzan una mediocre virilidad, las naciones semíticas experimentaron su mayor florecimiento en su primera edad, pero nunca fueron capaces de alcanzar la verdadera madurez.” Citado en Said, Edward Orientalismo. Libertarias, Madrid, 1990.
[4] Citado en Walsh, Rodolfo La Revolución Palestina. Diario Noticias, Bs. As., 1974.
[5] Al respecto, ver: Geiss, Imanuel Condiciones históricas previas de los conflictos contemporáneos. En Benz y Graml, Problemas mundiales entre los bloques de poder. Siglo XXI, México, 1989.
[6] Abraham León
produjo, desde la izquierda, una de las críticas teóricas más demoledoras: La
concepción materialista de la cuestión judía. En El Sionismo: Crítica y
Defensa. CEAL, Bs. As.,
1968.
[7] También Zeev Jabotinski, líder de la Histadrut, era partidario de algún tipo de convivencia. Ver sus escritos en: El Sionismo... op. cit.
[8] Antiguos ejemplos de estudios de
este tipo tenemos en: Collins, Barry, Psicología social en los procesos de
grupos en la adopción de decisiones.
AID, México, 1971.; Young, Kimball, Psicología social del grupo, del
líder y de los seguidores. Paidós, Bs. As., 1969.; Psicología social.
Paidós, Es. As., 1963.; Fraisse, Paul y Meill, Richard, Psicología de las
actitudes, en Harari (Comp.) “Teoría y técnica psicológica de comunidades
marginales.” Nueva Visión, Es. As., 1974; Lippitt, Ronald, La dinámica del
cambio planificado. Amorrortu,
Bs. As., 1970.
[9] Entendiendo como ideología la falsa conciencia de algo.
[10] Marcuse, Herbert El hombre unidimensional. Planeta, Barcelona, 1985.