Por Ronen Man
Observatorio de Conflictos,
Argentina
Las dos bases más
importantes por las cuales surge el sionismo según sus propios ideólogos son: los
salvajes pogromos cometidos en Rusia a finales del siglo XIX y
el tumultuoso detonador del “caso Dreyfus” que, según Teodor Herzl, habría
sido lo que llevó a abandonar el ideal de una posible asimilación progresiva
del judaísmo en la población europea.
Es decir, no se
encontraba, entre los pilares fundacionales del sionismo, la idea del “eterno
retorno” del pueblo judío para solventar la “injusticia bimilenaria” a la que
fue sometido por el exilio romano.
Pero, casualidades
de la historia, el mas joven de los movimientos nacionales que nace en Europa,
se atribuye a sí mismo un pasado sumamente remoto. Así, el sionismo, que es un
producto tardío del auge nacionalista del siglo XIX (ya que su primer Congreso
General se produce recién en 1897, en las vísperas del siglo XX) puede
pretender remontarse a las fronteras del año 1000 antes de Cristo. Esperemos
que este hecho no siente precedentes, ya que volver al mapamundi de esa época
sería catastrófico, en el sentido de todas las pretensiones nacionales que surgirían,
cualquier pueblo podría pensar como suyo un territorio que habitó en algún
lapso tiempo.
El Sionismo como
movimiento viene válidamente a tratar
de solucionar los dos aspectos mencionados de la “cuestión judía” (asimilación
y antisemitismo). Pero estos son dos problemas surgidos no antes del siglo XV
a raíz de la destrucción del feudalismo y de la imposición del capitalismo
como “estrategia” predominante. El Sionismo es una reacción a dicha cuestión y
no una reacción para restablecer la situación anterior a la caída del Templo de
Jerusalén en el año 70 de nuestra era.
Además, ¿cómo
creer que el remedio para un mal existente desde hace dos mil años, recién pudo
encontrarse a finales de 1800? ¿Existió un periodo tan largo de vanos intentos
para restablecer el antiguo Reino destruido, o fue que en realidad los intentos
no se realizaron sistemáticamente hasta la llegada del Sionismo?
En este trabajo
intento sostener la tesis de que el Sionismo no se constituyó como reparo de
aquella tragedia, sino para reparar la nueva “Cuestión judía” que nació en los
últimos siglos, en el seno del mundo europeo.
En realidad,
mientras el judaísmo estaba totalmente adaptado y hasta era funcional al
sistema feudal, el “sueño de Sión” no pasaba a ser más que un bello sueño idealizado
del pasado y que no despertaba
ningún interés real en la gran mayoría de los judíos. “El contenido de la
propaganda nacional del siglo XIX es una guía poco fiable para saber lo que la
masa del pueblo llano pensaba realmente” [i]
En Palestina sólo se mantenían en unas cuantas ciudades “ghettos” que alojaban a importantes rabinos y estudiosos de la religión judía, los que convivían pacíficamente con la población nativa, de gran mayoría árabe.
La única forma de
inmigración (aunque aquí el termino no cabe), eran las peregrinaciones a Tierra
Santa y a Jerusalén. Pero lejos de ser solamente peregrinos judíos, las
realizaban también creyentes cristianos, ortodoxos y musulmanes.[ii]
Obviamente que el
sionismo establece varios mitos para justificar sus intenciones: el mito del
judaísmo eterno, el mito del eterno antisemitismo, el mito de la eterna
intención de volver o, actualmente, el mito de ‘la tierra sin pueblo” para “el
pueblo sin tierra.
Es verdad que, en
los círculos religiosos de la diáspora, se mantenía la idea del retorno a
Jerusalén y la construcción del tercer Templo. Pero eso no implicaba la
creación de un estado territorial en Palestina, ni siquiera una inmigración
masiva hacia allí. Dicha inmigración sólo se produciría tras la revelación
mesiánica y el solo hecho de intentarla antes de tiempo era concebido corno un
pecado. La ortodoxia religiosa se opuso tenazmente al movimiento sionista,
hasta que más tarde surgieron las tendencias del sionismo religioso, junto con
otras muchas ramificaciones del tronco del sionismo del Primer Congreso (como
la revisionista o la socialista entre otras).
Como afirma
Hobsbawm, “donde hay o parece haber continuidades entre el protonacionalismo es
muy posible que sean artificiales. No hay absolutamente ninguna continuidad
histórica entre el protonacionalisrno judío y el sionismo moderno”[iii]
La milenaria
persecución de los judíos en Europa y el consiguiente deseo de los sionistas de
encontrar un refugio son ciertamente comprensibles. Pero, corno todas las demás
empresas coloniales, el sionismo estaba basado en el desprecio total de los
derechos de los habitantes indígenas. Como tal, es moralmente indefendible.[iv]
¿Estaba
verdaderamente tan esparcido entre la diáspora judía el sentimiento sionista?
¿Qué pasaba con el grueso de los asimilacionistas que negaban al sionismo?
Porque, en principio, son dos
cosas distintas: no se debe equiparar al judaísmo con el sionismo directamente.
Hace falta entender las bases sociales que apoyan al sionismo y las que lo
conforman y hasta las que dentro del mismo judaísmo se le oponen.
Ya analizamos lo
que pasaba con los círculos ortodoxos y su visión mesiánica opuesta al
sionismo. Pero, ¿estaba compuesto el judaísmo solamente por personas religiosas
y sus diferencias se basaban solo en el grado de intensidad de la religión?
Para analizar al
judaísmo luego de la desestructuración del feudalismo es útil la visión
clasista que realiza Abraham León en su Concepción
materialista de la cuestión judía.
La tesis de León
se basa en interpretar a la nueva
cuestión judía corno una
creación del modo de producción capitalista, que comienza a imponerse en Europa
desde el siglo XVII-XVIII. Con esta nueva etapa se desarman los lazos sociales
que articulaban al pueblo judío en la etapa feudal (su concepto de
pueblo-clase).
Así, con la
instauración del capitalismo, empieza realmente la cuestión judía, al
producirse la polarización en clases sociales antagónicas (proletarización y
aburguesamiento). La antigua clase media judía se convierte en una facción de
la pequeña burguesía. Como tal empieza a competir con las demás burguesías en
ascenso. Es aquí cuando se produce el desplazamiento de ésta y los primeros
síntomas del “moderno” antisemitismo y las persecuciones a los judíos.
Es sólo en este
marco que puede entenderse la aparición del movimiento sionista como
representante político de esta pequeño burguesía, en donde el recuerdo de la
“Tierra prometida” se empieza a ver como una realidad posible y necesaria.
Pero, como vimos, el sionismo actúo erróneamente y utilizó el método
colonialista en vez de otro. “El sionismo trató de suprimir un mal, sin
destruir sus causas. El sionismo se propone resolver la cuestión judía sin
destruir el capitalismo, que es la razón principal de los sufrimientos de los
judíos”.[v]
¿,Era Palestina la
única salida?
Si Herzl hubiera aceptado el
plan Uganda o la colonización de la Argentina, habría tenido que resolver los
problemas de ir a un lugar que contaba con su propia población nativa. ¿Podría
haberse creado un estado judío en Argentina a costa de la población nativa o
hubiera sido más factible una suerte de convivencia entre los dos pueblos?
Lo más razonable
habría sido la convivencia (más allá de todas las diferencias: religiosas,
idiomáticas, etc.)
¿Pero por qué no
pasó esto en Palestina? ¿Por qué no trataron de asentarse de una forma que no
implicara la expulsión de la población autóctona y lo hicieron bajo una
dimensión colonialista?
¿Fueron los
palestinos los que provocaron la diáspora judía? No. ¿Por qué ellos van a pagar
la culpa? ¿Por qué los judíos van a provocarle a los palestinos la misma
expulsión que sufrieron ellos hace dos mil años atrás? ¿Es justo que la
historia se repita?, ¿La solución es que vuelvan ahora los palestinos a
expulsar a los judíos? ¿No hay posibilidades de convivencia?
Por más que el
sionismo contara con el apoyo del gobierno británico, nunca habría sido
imaginable que se pudiera construir el estado judío en algún lugar totalmente
deshabitado. Por lo tanto, haber planeado la creación de un estado para el
pueblo judío (fuese donde fuese), chocaría indefectiblemente con los intereses
de algún grupo. La experiencia de las dos guerras interimperialistas está allí
para demostrarnos que el mundo ya estaba repartido entre algunas potencias, y
que el querer introducir algún cambio en la división llevaría necesariamente a
otro enfrentamiento bélico.
El error histórico
del sionismo a sido la intención de crear un Estado Judío con una supremacía y
un gobierno judío en un lugar que ya había otra forma de organización y, más
aún, otra población.
El sionismo se
basaba en una visión colonialista del mundo, en la que no importaban los
derechos de los habitantes indígenas. La oposición de los árabes al sionismo no
estaba basada en el antisemitismo, sino en un temor totalmente razonable al
desposeimiento.
El mítico “país
sin un pueblo para un pueblo sin país” ya era el hogar de 700.000 palestinos en
1919. Esta es la verdadera raíz del problema que aún hoy divide al Medio
Oriente. Israel puede hacer acuerdos de paz con Egipto, con Jordania, con
Siria, puede hasta retirarse finalmente de El Líbano y reconocer a la Autoridad
Palestina y darle cierta “autonomía” en algunas ciudades árabes. Pero esto no
resolverá el quid fundamental de la discordia en la región, hasta que se produzca
una verdadera instancia de diálogo entre israelíes y palestinos. Para eso , es necesario que reconozcan todas las
implicaciones que la creación del Estado de Israel tuvo para con los
palestinos, que eran la verdadera población que fue sometida a la expulsión, y
que aún hoy se mantiene en campamentos de refugiados privada de poder labrar la
tierra que la mantenía viva.
Obviamente que el
movimiento sionista estaba imbuido por los paradigmas de la modernidad liberal.
No se puede reducir la cuestión judía a un problema territorial, sino que la
solución territorial sólo tendría sentido si lograba integrar al judaísmo a la
economía moderna y lograr la “productivización” de los judíos. O, lo que desde
la mirada de Borojov, era la implantación del proletariado judío en Palestina,
para así acelerar la lucha de clases en el seno del judaísmo.
No hay solución a
esta cuestión, como tampoco hay solución a muchas cuestIones que introdujo el
capitalismo, sin profundas conmociones sociales, sin una verdadera revolución
social y socializante. “Con la desaparición del capitalismo el problema
nacional perderá su agudeza” [vi]
Como afirma Dan
Dinner[vii]
una dialéctica del reconocimiento entre
ambas partes necesita la supresión de la estructura sionista que significa
históricamente la negación de la existencia judeo-israelí y árabe-palestina en
una Palestina global.
En ambos pueblos
deben ganar las causas progresista y no las más retrógradas que desde una
visión o de otra sólo pretenden la implantación de un estado teocrático (tanto
el extremismo judío como el árabe). Nuestra opción es en pro de la creación de
una Palestina democrática, laica y tolerante, en la cual las causas extremistas
no tengan asidero social.
[i]HOBSBAWM, Eric: Naciones y Nacionalismos desde 1780,
Ed. Crítica. Barcelona, 1998.
[ii] Como afirma Hobsbawm: “sería lo mismo argüir que los
musulmanes, cuya mayor ambición es peregrinar a La Meca, lo que pretenden
realmente es declararse ciudadanos de lo que ahora es Arabia Saudi, ibid, p.
57.
[iii] ibid.p. 85.
[iv] LEÓN. Abraham: Concepción materialista de la Cuestión Judía, Ed. El Yunque. BsAs., 1975.
pp.157-165.
[vi] Ibid p. 174