Chechenia: un espectro en el Cáucaso

Mariano Carrera

Observatorio de Conflictos, Argentina

 

Introducción:

         En este trabajo se pretenderá obtener un conocimiento amplio sobre el conflicto en Chechenia, a través del análisis de diferentes escritos sobre el tema, y la incorporación enriquecedora de recortes periodísticos actuales los cuáles denotan la contemporaneidad de la lucha en el Cáucaso.

            Los temas puntuales, escogidos para analizar el antagonismo ruso/checheno son principalmente: el desarrollo de una breve reseña de los acontecimientos importantes, para internarnos en el tema, el análisis de las verdaderas causas que originaron el conflicto, la resonancia que tuvo en el resto del mundo la guerra entre Rusia y Chechenia, y la situación actual por la que atraviesa ésta región del Cáucaso.

            Con respecto a la reseña de acontecimientos, se basará en un recuento de los hechos más importantes ocurridos tanto en Chechenia como en Rusia hasta las primeras intervenciones bélicas rusas en la región caucásica, en el  año 1994 y posteriormente en 1999. En lo que refiere al análisis de los orígenes del conflicto, se analizarán las cuestiones por las cuáles Rusia y Chechenia llevan adelante el antagonismo múltiple que los encuentra hoy en día, en plena disputa. También, de acuerdo a la reacción que causó en otros países del mundo el enfrentamiento en el Cáucaso, se considerará la importancia de la “injerencia extranjera” con respecto al conflicto, y sus diversas formas, sean éstas llevadas a cabo por Estados u Organizaciones Internacionales. Finalmente, se buscará obtener un desarrollo de la situación vigente en Chechenia, en sus diversas reproducciones, con el material obtenido de los recortes.

            Para terminar, juzgo de importante el análisis de éste conflicto en la región caucásica entre rusos y chechenos, para la comprensión de la multiplicidad de conflictos que podemos encontrar, de igual magnitud, en el resto del mundo. Conflictos que se desarrollaron, se desarrollan, o conflictos en “potencia”, que tienen como saldo lamentable, la muerte de miles de civiles inocentes, y también, como en el caso del tema escogido, la intervención de una potencia mundial, debido a diversos motivos injustificados, sobre un país cuyos habitantes solo buscan su soberanía, algo que les pertenece.

 

¿El pasado los condena?

            Los chechenos son un pueblo musulmán, descendientes de tribus autóctonas refugiadas en la región caucásica, debido a la opresión proveniente de tribus enemigas (álanos). Eran bandas nómades, organizadas en clanes patriarcales, que estuvieron sometidas a los príncipes mongoles y a kabardes hasta aproximadamente el siglo XVIII, A partir de aquí, los chechenos se enfrentaron con los rusos, principalmente, debido a conflictos territoriales. Ya desde 1834, los rusos acudieron al territorio checheno debido al interés económico que presentaban los yacimientos petrolíferos de la región. Formando parte de la desaparecida U.R.S.S. en 1934, son amalgamados a Ingushetia, con la que entran en conflicto hasta su separación. La intención de Ingushetia era formar parte de las naciones dependientes de Rusia, debido a un claro interés económico (el de recuperar la región de Prigorodnyi, que fue atribuida por el gobierno soviético a Osetia del Norte). Contrariamente a este caso, Chechenia, debido también a causas económicas, busca incansablemente la independencia. Debido a esto, el Kremlin (distrito central y fortaleza de Moscú y antigua residencia de los zares) envió tropas armadas al Cáucaso, imponiendo su poderío militar como ley. En los primeros años de la Perestroyka, Chechenia impulsó la formación de la Confederación de los Pueblos Montañeses de Cáucaso (C.P.M.C.) que de ser una simple asociación cultural, pasó a formar parte de una formación básicamente política y creó milicias armadas para aumentar su poderío bélico. Así se pueden observar indicios de la búsqueda de autonomía por parte de los chechenos. A partir de 1990 se observa un gran cambio en el Cáucaso, un giro radical en la historia del conflicto en la región caucásica: Chechenia exige su soberanía y busca ser reconocida por Moscú como república federada. Se forma así el Congreso Nacional del Pueblo Checheno, presidido por Dudáev, un militar soviético, veterano de Afganistán y comandante en jefe de la base de bombarderos nucleares en Estonia, que luego de su muerte, (alcanzado por un misil ruso) es precedido por Aslam Masjadov, actual presidente independentista. En 1991, fracasa un golpe militar, al mando de Dudáev, en Moscú. Otro hecho importante es la disolución del Parlamento y la creación de un Consejo Supremo por parte del Congreso Nacional del Pueblo Checheno. Con Duydáev obteniendo el respaldo popular, Chechenia proclama su independencia en 1991. El Kremlin no reconoce la situación y Yeltin, presidente ruso en ese momento, establece el estado de emergencia. Este hecho, de gran significado, produjo grandes cambios: a partir de ese momento comienza a tomar forma el enfrentamiento armado entre Rusia y Chechenia. También, a raíz de esto, los chechenos amplían su armamento, y se confirma su separación de Ingushetia. Toda estas cuestiones finalizaron con la intervención armada de los rusos en Grozni, capital de Chechenia en 1994, para luego repetirse en 1999.

            Es aquí donde tenemos que preguntarnos, cuáles son realmente las causas por las cuales rusos y chechenos se encuentran bélicamente enfrentados.

 

 

Acusaciones paradójicas. La verdad causante del conflicto.

        La primera intervención rusa en Chechenia, el 11 de diciembre de 1994, fue el hecho que detonó la primera guerra en el Cáucaso entre rusos y chechenos. Luego de un breve período de “calma”(los enfrentamientos continuaron, pero en menor intensidad) se reactivaría el accionar bélico, pese a los moderados intentos de diplomacia, en 1994 y tendrían vigencia hasta nuestros días.

            Ante esta situación resulta curiosa la forma en que los rusos, con su presidente a la cabeza, trata de explicar lo inexplicable, de demostrar al resto del mundo que el genocidio que realiza en el Cáucaso, es “legítimo”. Primeramente afirma que el caso de Chechenia, es un problema interno, y por esto solo Rusia decidirá cuándo ponerle fin, sin la intervención de otros países u organizaciones. Otro argumento engañoso, por parte de Rusia, es el de considerar de “unilateral” las acciones chechenas, esto significaría que el conflicto y sus devastadoras consecuencias serían propias del accionar bélico de los pobladores del territorio caucásico. Falso. Porque en todo caso, es también unilateral la decisión arbitraria de reconocer, en 1991, independientes a las repúblicas federadas y negárselo a las restantes unidades que formaban la U.R.S.S., entre ellas, Chechenia.

            La lista de atribuciones que se les da a lo chechenos por parte de los rusos, llama realmente la atención, ya que son sumamente paradójicas. Tal es el caso de los secuestros. Éste método, que es empleado por ambos países, (no solo por los chechenos, como Rusia pretende afirmar) consiste en el secuestro de personas importantes, cabecillas, o simplemente civiles, y el pedido de rescate, saldado éste con altas sumas de dinero. La diferencia radica en que: los secuestros efectuados por los chechenos tienen fines económicos (lo que se obtiene se utiliza para solventar los gastos de la guerra), contrariamente, los secuestros rusos no tienen otro objetivo que el de desarmar, a través de la captura de cabecillas chechenos, las milicias chechenas. Si bien Rusia denuncia el caso secuestros por parte de los chechenos, las tropas rusas emplean el mismo método en los territorios del Cáucaso.

            Otro caso sumamente paradójico, es ver también como Rusia, en 1992, intervino en Moldavia, donde el XIV ejército ruso respaldó militarmente a Transdniestr, república que unilateralmente se desprendió del Estado moldavo. Observamos como el caso moldavo es similar al de Chechenia, pero con la diferencia que el del Cáucaso es un conflicto que tiene a Rusia como el principal interesado e involucrado. Finalmente, los rusos acusan a los chechenos de grupos fundamentalistas, relacionados con Al Qaeda, tratando así de obtener el “visto bueno” por parte de los demás países, en especial Estados Unidos, sobre el accionar armado de Rusia en Grozny. Es decir que los rusos tratan de demostrar y convencer que combatiendo con las milicias chechenas, están acabando con una faceta del terrorismo en el mundo. Evidentemente, Rusia no considera a las milicias chechenas, como grupos armados de un país que quiere ser independiente.

            Pero resulta interesante, realizar un desarrollo de las verdaderas causas por las cuales Rusia intervino militarmente en Chechenia.

            Ante la declaración de la independencia de Chechenia en 1991, Rusia empleó una política ambigua con respecto a la soberanía chechena, política estabilizadora: plasmada en la negociación con los líderes chechenos, política desestabilizadora: cristalizada en el bloqueo económico, el apoyo a la oposición, y ataques bélicos. Ante esta situación de “estabilidad moderada”, fueron tres realmente las causas por las cuales las autoridades rusas determinaron la intervención militar en Chechenia. La primera causa, de carácter político, implica que: al reconocer la independencia de chechena provocaría la desestabilización de la Federación Rusa, ya que otros países podrían seguir los caminos de Chechenia, empleando o aumentando los métodos en búsqueda de la autonomía: uso de armamento, formación de ejércitos profesionales, acciones suicidas, etc. Esto traería un terrible dolor de cabeza para el gigante de Asia. La segunda causa, de argumento estratégico, es que Chechenia, por su ubicación geográfica, representa un territorio sumamente delicado, debido a la proximidad entre el Cáucaso Norte, (en el cual se encuentra Chechenia) y el Cáucaso Sur, límite geográfico de Rusia con Turquía e Irán, enfrentados éstos últimos con Rusia, debido a una razón económica muy demarcada como lo es el negocio del crudo. Justamente la tercera causa, de naturaleza económica, y la principal, es que Chechenia posee reservas de petróleo pero a la vez, se encuentra ubicada sobre una importante red de oleoductos y gasoductos que atraviesan la zona del Cáucaso Norte. Es el paso del petróleo proveniente de Azerbaiyán, y de los países de Asia Central. Es este lugar estratégico el que busca dominar Rusia, debido a que las vías para la circulación de crudo se reducen a dos: a través de Rusia o de Turquía. Debido a esto, los rusos necesitan controlar el Cáucaso Norte para convencer a inversores extranjeros que la opción rusa, es mejor que la turca. Se habla de un contrato multimillonario, ¿valen estos millones, la vida de toda una población?. Trataremos de mostrar qué hacen los demás países y organizaciones internacionales para que la respuesta a ésta pregunta no sea afirmativa.

 

 

¿Los de afuera son de palo?

            Es sabida la preocupación que causó en varios países del mundo el conflicto de guerra que existe en Chechenia, pero también es sabida la existencia de una exagerada diplomacia en lo que concierne a la intervención extranjera en una situación de tal magnitud.

            Estados como Estados Unidos, Alemania, Suecia, critican el uso de la fuerza en Chechenia, pero solo son críticas. Cabría preguntarse por qué ninguna de estas potencias mundiales, especialmente EE.UU. o Alemania, no intervienen en el conflicto caucásico en busca de su finalización. Es importante saber que estos países apelan, para justificar su quietud, a argumentos un tanto mediocres. Desde un principio plantearon la no - injerencia en el conflicto ya que éste es un problema interno de Rusia. Siguieron con la falacia del respeto a la integración de la Federación, a la reintegración de los territorios pertenecientes a Rusia. También admitieron un temor al retorno de los escenarios de la Guerra Fría, por lo que reafirmaron el conflicto como un problema interno el no accionar como procedimiento.

            Por último, se apoyaron en declarar el derecho de Rusia de combatir el terrorismo. Parece que se reafirma la idea , en el resto del mundo, de que un país cuyas milicias armadas luchan para expulsar de su tierra a tropas extranjeras que desean poseer sus territorios, es considerado un país terrorista, con sus fundamentalistas al asecho.

            Por el lado de las organizaciones internacionales, la situación no varía demasiado. Organizaciones como las Naciones Unidas, la Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa (OSCE), y el Consejo de Europa, prácticamente no emitieron sanciones en contra del genocidio ruso, practicado en la región norte del Cáucaso. El accionar de las Naciones Unidas se limitó, debido a la participación de Rusia como miembro permanente del Consejo de Seguridad. Sin embargo, en abril del 2000, la comisión de Derechos Humanos, analizó el estado de crisis en el Cáucaso, y pidió a la Federación que permitiera el libre acceso a las organizaciones humanitarias internacionales. Pese al rechazo del presidente ruso, Putin sobre cualquier interpretación de los Derechos Humanos, cuyo objetivo sea “... impedir a Rusia que ponga orden en su propio territorio mediante lo que se califica de operación antiterrorista.” (El País, 30 de mayo del 2000). La O.S.C.E., Organización para la Seguridad y la Cooperación de Europa, es la única organización que ha estado presente permanentemente en Chechenia, desde 1995. Otro papel imortante lo cumplen instituciones como: el Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR), y el Alto Comisionado para los Derechos Humanos (ACNUDH). La ACNUR, se ocupó del cuidado y ayuda de los refugiados que el conflicto ha expulsado hacia países lindantes.

            Finalmente, de manera global, podemos decir que: el accionar de los países y organizaciones internacionales con respecto a la guerra en Chechenia, se caracteriza por ser más testimonial y presencial que de accionar, ya que no fueron capaces de impedir, detener o encontrar una solución al conflicto. La realidad es que los enfrentamientos continúan en el Cáucaso, y lamentablemente los países y las organizaciones internacionales no hicieron demasiado para que la respuesta a nuestro interrogante no sea afirmativa. Parece ser que toneladas de crudo, sistemas de oleoductos y gasoductos y otros tantos millones, equivalen a miles de vidas humanas.

 

 

Chechenia hoy.

            Llegando al final del trabajo, es pertinente realizar un análisis sobre los recortes periodísticos obtenidos, los cuales denotan la contemporaneidad del conflicto entre rusos y chechenos, una guerra que sigue vigente hoy en día.

            En uno de los recortes, haciendo alusión a la elevada cifra de asesinatos y desapariciones que se contabilizan tras el conflicto, se observa: “Un total de 360 personas fueron asesinadas en Chechenia en el primer semestre de 2002, mientras que otras 320 fueron declaradas desaparecidas... 1500 personas desaparecieron en los últimos dos años y medio en este territorio, donde el 1° de octubre de 1999, los rusos iniciaron una operación militar para poner fin al poder independentista... La muerte de otros tres civiles ayer incrementó este trágico balance... Uno de los fallecidos, Letchi Saitov, murió acribillado cuando estaba sentado en la puerta de su casa, al sur de Grozny. Al sudoeste de la ciudad, fue descubierto sin vida el cuerpo de Jalit Borchigov, también muerto a tiros. Por último, un tercer checheno, Aslambek Vanaiev, fue encontrado en el medio de un bosque al este de Grozny, donde falleció apuñalado.” (El Mundo, La Capital, domingo 4 de agosto de 2002).

            Este artículo demuestra el genocidio puesto en práctica por los rusos en territorio checheno. Pero también observamos la “respuesta” chechena a través de ataques armados al ejército ruso en el segundo recorte periodístico: “Un helicóptero de combate ruso Mi-24 fue derribado por un misil revelde en Chechenia, y los dos pilotos que iban a bordo murieron en el ataque... La destrucción del aparato fue inmediatamente reivindicada por el servicio de prensa del presidente independentista Aslam Masjadov... el acidente tuvo lugar cuando dos helicópteros Mi-24 escoltaban a uno de transporte Mi-8” (El Mundo, La Capital, domingo 1 de septiembre de 2002).

            Se consideró el aporte de los recortes periodísticos para enriquecer el contenido del material bibliográfico y demostrar la lamentable vigencia del conflicto.

 

 

A modo de conclusión.

            Teniendo en cuenta las problemáticas planteadas en el trabajo, podemos afirmar que el conflicto entre rusos y chechenos contiene un carácter netamente económico.

            Está claro que en Rusia se observa el renacimiento de un discurso imperialista muy fuerte, acompañado de perfiles militares y autoritarios. Los chechenos están sufriendo los efectos de comprobar lo que significa la búsqueda de la independencia cuando el temible gigante de Asia se interpone.

            Entre el ideal imperialista ruso y el espíritu de guerra checheno, yace un espectro, el de Chechenia, país devastado por los ataques rusos y la incansable defensa chechena. Sus principales ciudades se encuentran desoladas, la mayoría de sus habitantes, asesinados, desaparecidos o refugiados en exilio, como sombras que se esfuman en una guerra que pareca no tener fin

            Duele afirmar que el conflicto al norte del Cáucaso, de pasado y presente catastrófico, no muestra síntomas de solución, todo lo contrario, el futuro se asoma oscuro e indescifrable.

 

Bibliografía.

 

-http://w.w.w.nodo50.org/observatorio.

-http://w.w.w.yahoo.com.ar: “Chechenia”, por Carlos Taibo

                                               “Chechenia,sucesión en el Cáucaso”, por Xulio Ríos,1996.

-Sainz Gsell, Nora,”El conflicto de Chechenia y las organizaciones internacionales”, Papeles de cuestiones internacionales, N°71, Centro de Investigación para la Paz, Madrid, verano de 2001.

-Vicken, Cheterian, “Guerra de desgaste en Chechenia”, Le Monde Diplomatique, Edición española, mayo 2002.

-“Alta cifra de asesinatos y desaparecidos en Chechenia, diario La Capital, El Mundo, domingo 4 de agosto de 2002.

-“Otro helicóptero ruso derribado en Chechenia”, diario La Capital, El Mundo, domingo 1 de septiembre de 2002.