CHECHENIA

Por Paulo Menotti

Observatorio de Conflictos, Argentina

 

Parece que fue ayer cuando se veían las imágenes de la caída del Muro de Berlín, ese hecho histórico que desencadenó el desmoronamiento del bloque socialista. Una vez caído el régimen socialista, los países que lo conformaban creían que iban a venir tiempos de bonanza, de hecho muchos países de la ex URSS lograron su independencia. Sin embargo al poco tiempo comenzaron nuevamente los problemas, la guerra de civil de Yugoslavia y los conflictos en el Cáucaso.

No caben dudas que el país que más sonó en las noticias durante estos últimos diez años es Chechenia, sin embargo la pregunta que se nos presenta es si este pueblo ha sido conflictivo únicamente durante estos últimos diez años, o si a lo largo de la historia tuvo otro protagonismo en distintas disputas.

El conflicto entre Rusia y los chechenos data del tiempo de los zares, más de 200 años atrás. El deseo de un puerto de aguas cálidas y la ambición imperial trajo a las tropas rusas al Cáucaso a finales del siglo XVIII. El poderoso Imperio Otomano además tenía interés en la escarpada región montañosa, forzando a los poderes locales a elegir otros sitios.

La Georgia cristiana se unió con Rusia voluntariamente, pero otros pueblos del Cáucaso vieron a Rusia con sospecha. De acuerdo con la historia, los descendientes de Magog residían en el sur de las orillas del Mar Negro. Durante la dispersión de Babal, la tribu de Magog, por alguna razón, se divide y parte de la tribu se fue a instalar sobre el territorio del norte del Mar Negro, mientras que la otra parte se fue a instalar al norte del Mar Caspio.

El mapa etnolingüístico, debe darnos alguna idea apropiada de las fronteras de los pueblos étnicos. Principalmente, el pueblo ruso pertenece a la mayor parte del norte del Mar Negro y del Mar Caspio. Los chechenos y los habitantes nativos de Daguestán no son una minoría rusa. Ese “pueblo”, como ellos se llaman, han vivido en la región montañosa del Cáucaso por siglos y son un grupo diferente del pueblo étnico de nativos rusos.

Los musulmanes chechenos, quienes habían vivido en sus tierras montañosas desde después del amanecer de la historia, siempre resistieron. Bajo el mando de Sheikh Mansur (Mansur significa Victor) los chechenos alejaron a Rusia por más de 10 años. Él fue capturado en 1791 y murió en la capital rusa, San Petersburgo, tres años después.

Pero la muerte de Mansur no significó el fin de la resistencia chechena. Cuando Rusia volvió a armar la guerra contra Chechenia en 1830 para solidificar sus fronteras con los turcos. El nombre de Mansur fue el grito unificador de su pueblo. Los rusos construyeron la actual capital de la república, Grozny (por “El Terrible”), como una fortaleza proyectando dominar el paisaje, pero les tomó más de 20 años tener éxito.

“...El Cáucaso es una zona que tradicionalmente ha servido de escondite seguro, tanto a agresores como a agredidos, de los numerosos conflictos que se han sucedido en esta área a lo largo de los siglos. En última instancia, ésta es la razón que explica la enorme diversidad de pueblos y de lenguas que existen en esta región. Según Roger Caratini, que ha estudiado los pueblos y minorías que conformaban la ex URSS, los chechenos son un pueblo musulmán descendiente de las tribus caucasianas autóctonas que se habían refugiado en las montañas ante la presión de los alanos.

Nómadas, organizados en clanes patriarcales, estuvieron sometidos hasta el siglo XVIII, principalmente por los príncipes mongoles y kabardes. Fueron los rusos, con quienes se enfrentaron durante décadas, quienes comenzaron a llamarles "chechenos”. Mansur Ushurma (1785-1791), y el imán Shamil, en la primera mitad del siglo XIX, desde 1834 a 1859, encabezaron la rebelión antirrusa."(1)

Mientras Chechenia estuvo bajo el yugo ruso en 1859, el espíritu de rebelión nunca fue sofocado. La guerra con el Imperio Otomano en 1870 les dio a los chechenos un breve gusto de libertad, pero la dominación rusa pronto retorno.

La Revolución Rusa no ofreció un alivio. Los comunistas agruparon a los chechenos junto con los ingushes, otro pueblo de las montañas con quienes ellos comparten el lenguaje y la religión, en una sola república. Mientras el descubrimiento de una gran reserva de petróleo, promesa de vida en la pobre y afligida región no mejoró la situación bajo los comunistas. “...Después de la Revolución de Octubre, rusos y ucranianos acudieron a Chechenia, atraídos por los yacimientos petrolíferos de Grozni. Por aquel entonces los chechenos aún constituían una sociedad prácticamente feudal, muy alejados de la modernización económica y social que Moscú pretendía exportar. Los bolcheviques suprimieron en 1920 el emirato del Cáucaso Norte en el que los chechenos participaban junto a otros pueblos de la zona.

Integrados en Rusia, esperanzados por la política de nacionalidades de Lenin, constituyeron inicialmente la República soviética de las Montañas (Gorskaya ASSR)..."(2)

1944: Los chechenos e ingushes, junto con el Karachay-Balkar, los tártaros de Crimea y otras naciones son deportadas a Kazajstán y Siberia.

Mientras tanto la vida fue dura, sin embargo no fue hasta 1944 que los chechenos fueron escogidos por la persecución del líder soviético José Stalin atemorizó a los chechenos y a una serie de otros pueblos del Cáucaso. Quienes apoyaron a los nazis durante la Segunda Guerra Mundial, aunque tuvieran pequeña simpatía por los nazis. Para ponerle un fin a esta percibida amenaza, Stalin ordenó deportar a todos los chechenos desde su hogar hacia Asia Central. Cientos murieron resistiendo o sobre la larga y fría marcha.

De este modo las repúblicas de Chechenia e Ingushia fueron removidas del mapa soviético. “...Más tarde fueron una región autónoma (30 de noviembre de 1922). El 15 de enero de 1934 Stalin los unió a Ingushetia en una sola región autónoma que obtendría el rango de república el 5 de diciembre de 1936.

Sus vicisitudes “administrativas” no se acaban ahí. En 1944, Stalin decide suprimir la república de chechenos e ingushes, en represalia por la presunta “colaboración masiva” de estos pueblos con los invasores alemanes. Unos 400.000 chechenos fueron deportados a Asia Central. Su territorio y sus recursos se distribuyeron entre los pueblos vecinos y los nuevos colonos rusos...

1956: Chechenos son “rehabilitados” y regresan en 1957. De todos modos, ellos perdieron su tierra y sus recursos económicos. A los chechenos se les permitió volver a su hogar bajo el gobierno de Nikita Krushchev en 1957, cuatro años después de la muerte de Stalin. “...En 1957 recibieron el perdón, en el marco de las rehabilitaciones impulsadas por Nikita Jruschov. El 9 de enero de ese mismo año se restableció la República de Chechenia-Ingushetia. A partir de entonces, su evolución en la URSS en poco se diferencia de las demás comunidades nacionales no rusas. En estos casos las poblaciones originarias se enfrentaron a las comunidades establecidas en sus tierras...”(3)

Al comienzo de los años ochenta, se produjeron enfrentamientos entre chechenos e ingushes. El Kremlin envió tropas a la zona y en más de una ocasión los tanques impusieron su ley en las calles de Grozni. En los primeros años de la perestroika, en Chechenia se produjeron tímidos cambios impulsados desde el Kremlin, pero no conllevaron alternancias en el ejercicio del poder. Doku Zavgáev, primer secretario del PCUS, era en ese momento el hombre fuerte de la república. Miembros de la Asociación de los Pequeños Pueblos, que fundó en 1988 la diputada Norilsk Eugenia Gaier, los chechenos impulsaron la formación de la Confederación de los Pueblos Montañeses del Cáucaso (CPMC), una organización de carácter pancaucásico, que experimentó una rápida transformación y pasó de ser una simple asociación cultural hasta convertirse en una formación básicamente política, dotada incluso de milicias armadas. La CPMC desempeñará un importante papel en los conflictos del Cáucaso Norte y en la Transcaucasia.

 

Nuevos tiempos de cambio

Como la Unión Soviética se derrumbó en 1990, muchos chechenos vieron la oportunidad de la independencia. Dirigidos por Dzhokhar Dudayev, se declaró la independencia de la República Chechena desde la nueva Federación Rusa en 1991 siguiendo un golpe fallido en Moscú.

La desintegración de la URSS es inevitable se comentaba dos años después de la caída del “Muro de Berlín”“... La amenaza de desintegración en la Unión Soviética hoy parece contenida, pero sólo parcial y provisoriamente."(4)

"...El presidente Mijail Gorbachov trata de conseguir que el gobierno siga siendo uno solo, logrando su objetivo en parte, haciendo que las repúblicas firmen un Nuevo Tratado de Unión por el cual los gobiernos y comunidades tendrán mayor autonomía...”(5) “...A finales de 1990, Chechenia se apuntó al resurgir nacionalista y proclama su soberanía. Los dirigentes locales exigieron de Moscú el reconocimiento como república federada. Poco después se constituyó el Congreso Nacional del Pueblo Checheno, presidido por Dzhojar Dudáev, un militar soviético veterano de Afganistán, y que habla sido comandante en jefe de la base de bombarderos nucleares en Estonia (1987-1990).

El fracaso del golpe de agosto de 1991 en la capital soviética provocó otro golpe, esta vez triunfante, en Grozni. Doku Zavgáev, presidente del Soviet Supremo de Chechema-Ingushetia, respaldo el pronunciamiento del Comité de Emergencia. Sin embargo, Dudáev no lo apoyó. El 15 de septiembre, con el visto bueno de Moscú, que vislumbra la ocasión de librarse de la vieja guardia, el Congreso Nacional del Pueblo Checheno ordena la disolución del Parlamento, destituye a su presidente y crea un Consejo Supremo Provisional, que asume el poder hasta la celebración de elecciones. No hubo resistencia.

En los comicios del 27 de octubre de 1991, Dudáev obtuvo el 85% del respaldo popular. El 1 de noviembre, Chechenia proclamó su independencia. Los ingushes no participaron en las elecciones. El Kremlin no reconoció los resultados electorales. La primera reacción del presidente ruso, Boris Yeltsin --quien hasta entonces había defendido las proclamaciones de soberanía de todos los pueblos, ya que le resultaban útiles para debilitar el poder central de su antecesor, Mijail Gorbachov-- fue establecer el estado de emergencia. Poco después, el Parlamento anuló la orden para evitar un enfrentamiento abierto con los líderes chechenos. La proclamación de independencia dio lugar a un gran éxodo de los rusos residentes en la región, en una proporción difícilmente calculable, y que algunos cifran entre 45.000 y 240.000 personas. También provocó la separación de Chechenia e Ingushetia. Estas dos comunidades llegaron a enfrentarse por el reparto de algunos territorios, problemas que aún hoy no han sido definitivamente resueltos. En ese momento, Moscú, condicionado por sus luchas internas, consciente de que sería poco oportuno abrir nuevos frentes, decidió dejar que el conflicto quedase congelado hasta mejor ocasión.

Una vez proclamada la independencia, las autoridades chechenas decidieron, con carácter inmediato, la adopción de diversas medidas destinadas a crear un Ejército propio. Dudáev presidió, desde 1991, la república secesionista. Como Yeltsin, el antiguo militar soviético es partidario de ejercer un presidencialismo fuerte, de modo que su mandato se caracterizó por su tono personalista y autoritario. En mayo de 1992, la misma Federación Rusa que negaba legitimidad a los dirigentes chechenos firmaba con ellos un acuerdo por el que se aceptaba la retirada de las tropas rusas estacionadas en la zona y la distribución, a partes iguales, de los arsenales disponibles en su territorio..."(6)

Las repúblicas bálticas quieren recuperar su independencia anterior a la Segunda Guerra Mundial. Por otro lado las seis repúblicas de mayoría musulmana también desafían al Kremlin. “....Ocho de las repúblicas, al producirse el lunes el golpe conservador, estaban dispuestas a firmar el Tratado de Unión propuesto por el presidente Mijail Gorbachov, por el que se creaba una Federación unida por lazos menos rígidos y se disponía la transferencia de considerables poderes del Kremlin a los dirigentes locales.

FEDERACIÓN RUSA. La capital es Moscú. Esta es la república de mayor extensión territorial y el corazón económico e industrial de la Unión Soviética. Hasta hace pocos días el líder radical Boris Yeltsin, quien encabezó la oposición al fallido golpe, sostenía que aspiraba a un mayor grado de autonomía para su república, pero a que ésta se mantuviera dentro de la Unión Soviética. Ahora insiste en una reforma completa con el Tratado de Unión.

Yeltsin firmó acuerdos de cooperación con muchas otras de las repúblicas y ayer reconoció la independencia de Letonia y Estonia, decisiones que podrían acelerar la desintegración de la Unión Soviética.."(7)

El panorama de ese momento, como bien muestra la cita, era de una ola independentista. El hecho es qué soluciones se encontraron a aquellos problemas mediante la disolución de las distintas repúblicas, en qué marco de seguridad y qué proyección hacia el futuro tenían los estatutos firmados.

 

Acontecimientos luego de la separación

En junio de 1993, Dudaev disolvió el Parlamento y provocó la dimisión del gobierno. Unas semanas antes, los diputados habían decidido su destitución y el nombramiento de Iaragi Mamodaiev como primer ministro. Desde entonces el país funcionó sin Parlamento. La ausencia de mecanismos institucionales para resolver la crisis política hizo que se impusiera la vía de las armas.

En mayo de 1993 los enfrentamientos armados se trasladaron al centro de Grozni. Tres distritos de la capital proclamaron su lealtad a la oposición. Dudáev envió a sus milicias para recuperar el control de estas zonas y, al mismo tiempo, con el fin de contrarrestar las acusaciones de dictador, anunció la celebración de elecciones legislativas en 1995 y presidenciales en 1996. En un atentado, dirigido contra Dudáev, fallece su ministro del Interior. Más tarde, Dudáev murió como consecuencia de un atentado que los chechenos atribuyeron a los rusos “y a otras fuerzas del exterior”. Sin embargo, el cuerpo de Dudáev no se encontró, lo que ha permitido alentar la leyenda del líder separatista que en cualquier momento volverá a luchar con los suyos.

En agosto de 1994, tres meses antes de la intervención rusa, Dudáev controlaba Grozni. Ante la intensificación de los combates, Dudáev decretó la movilización total de todos los que tuvieran entre 15 y 55 años.

Para la defensa de la capital, Dudáev contó con 1.500 hombres armados y otros 2.500 en sus alrededores. En total, a finales de diciembre de 1994, los efectivos de su ejército sumaban los 5.000 hombres. El gran muftí prohibió entonces a los musulmanes que tomaran las armas con el fin de evitar un baño de sangre.

Dudáev adquirió gran cantidad de armamento en Georgia, Rusia y en las vecinas repúblicas del Cáucaso Norte. Según el Ejército ruso, poco antes de iniciarse la guerra, Chechenia tenía a su disposición un elevado número de aviones (unas 200 unidades, no todas operativas debido al reducido número de pilotos cualificados) y helicópteros, carros de combate, piezas de artillería, gran cantidad de fusiles y lanzagranadas, ametralladoras y fusiles, unas 20.000 granadas de mano y hasta 15 millones de balas. La aviación fue prácticamente destruida en su totalidad en los primeros días de la intervención rusa.

A medida que fue evolucionando el conflicto, se organizó la resistencia, de modo que en los núcleos de reserva participaron hasta unas 40.000 personas. El batallón abjaso de Shamil Basaev, con experiencia en el conflicto georgiano, se incorporó rápidamente a las fuerzas chechenas. Dudáev unió a sus efectivos a mercenarios musulmanes procedentes de Turquía, Afganistán, Jordania, Kuwait, Egipto y Arabia Saudí, y antirrusos (ucranianos y bálticos, estonios especialmente).

En octubre y noviembre de 1994, los enfrentamientos se intensificaron en Grozni, Urus ­Martán y otros pequeños pueblos. La oposición, que estuvo a punto de conseguir su objetivo en varias ocasiones, tuvo que retroceder cuando contraatacaron las fuerzas de Dudáev, atrincherado en el Palacio Presidencial. La oposición contaba con apoyo financiero y material de Rusia, pero hasta la intervención del 25-26 de noviembre de 1994 no se materializó la implicación directa de tropas rusas en los enfrentamientos.

Lo que parecía una tarea fácil para las tropas rusas se convirtió en una auténtica pesadilla. A la sucesión de masacres perpetradas por el semidestruido ejército ruso, las milicias chechenas respondieron con acciones espectaculares y suicidas dirigidas contra la población civil, como los secuestros masivos en Kizliar y Piervomaiskaya.

Consciente de la negativa influencia de la evolución del conflicto en las intenciones del electorado, el presidente ruso, Boris Yeltsin, una vez confirmada su candidatura a las elecciones presidenciales de junio de 1996, decidió modificar su discurso y lanzó supuestas iniciativas de diálogo. Al tiempo que Yeltsin anunciaba en marzo un plan de paz para la zona, las operaciones militares seguían su curso. Desde diciembre de 1994, se calcula que han muerto más de 50.000 personas.

 

 

Después de la separación.

El nuevo gobierno local no fue estable, con Dudayev y el elegido parlamento en desacuerdo. La situación económica en la región empezó a empeorar como la retórica anti-rusa.Los ingushes fueron aconsejados por Moscú, de formar su propia república. Ingushetia como parte de la Federación Rusa.

1992: Tanques rusos y tropas son enviados al norte del Cáucaso como “pacificadores” en una disputa étnica entre los ingushes y los osetios.

11 de diciembre de 1994: Tropas rusas invaden Chechenia con dos unidades de tanques; la guerra de Chechenia comenzó sin que Rusia la haya declarado.

El estridente tono de la retórica chechena además ayudó a empujar al entonces presidente de Rusia Boris N. Yeltsin a una guerra contra una república de 1,2 millones de habitantes.

Atemorizados de que otros grupos étnicos pudieran tomarlo como grito de guerra contra Rusia y además viendo lo que parecía una fácil victoria, una secreta operación fue autorizada.

El atentado de bomba del aeropuerto de Grozny fue propagado a través de los diarios en las primeras páginas alrededor del mundo. Fue tan embarazoso que Yeltsin trató de mostrar fuerza con una total invasión en diciembre de 1994. Pero las fuerzas rusas pronto estuvieron empantanadas. Los chechenos han sido conocidos a través de la historia como algunos de los más hábiles y feroces guerreros de la montaña en el mundo. A pesar de la pérdida de las mayores ciudades en la república, sus habilidades mantuvieron a raya a la mucho más poderosa fuerza rusa por dos años.

Por primera vez en la historia de Rusia los medios reportaban cada revés del ejército ruso. La guerra empezó a ser inmensamente impopular. La lucha continuo a lo largo de los primeros ocho meses de 1996, con los rebeldes reconquistando Grozny el 6 de agosto.

Agosto de 1996: Aslan Maskhadov, un antiguo oficial del Ejército Soviético quien dirige las fuerzas rebeldes chechenas en la guerra, negoció una paz acordando con Alexander Lebed enviado de Moscú, que prevé la retirada de las tropas rusas y pospone un acuerdo sobre el Estatuto Constitucional Checheno hasta el 2001.

Como el líder checheno, Dudayev, había sido asesinado por un ataque de bomba en abril, se alza un nuevo líder, Aslan Maskhadov que fue quien se reunió con el representante de Boris Yeltsin, y trabajó para el cese al fuego firmado el 31 de agosto. Mientras la independencia de Chechenia no fue oficialmente reconocida por Moscú, Chechenia comenzó a ser independiente en todo, menos el nombre. “... En agosto de 1996, Yeltsin, cada vez más débil de salud, sacó fuerzas para encomendar al general Alexander Lebed, presidente del Consejo de Seguridad tras sus excelentes resultados electorales, la pacificación de Chechenia. Lebed, que se opuso a una intervención masiva del ejército ruso, emprendió unas difíciles negociaciones con el jefe del Estado Mayor de las fuerzas separatistas, Aslan Masjadov. Lebed se jugó todo a una carta, no en vano en Chechenia se libraba en este momento la batalla por el poder de Moscú..."(8)

 

La intervención rusa paso a paso durante la primera ofensiva

La intervención comenzó el 5 de diciembre con la destrucción de los aeropuertos chechenos. La Duma exigió la inmediata dimisión del ministro ruso de Defensa, Pavel Grachov. Yeltsin creyó que Dudáev no tenía gran respaldo popular y que la oposición estaba bien articulada, así que daba por hecho que las tropas federales iban a tomar Grozni en unas horas. Grachov dijo que le bastaba una división de paracaidistas.

El plan de Grachov fijaba cuatro fases. La primera, la reunión de las tropas y equipamientos en tres bases: Mozdok, Vladikavkaz y Kizliarsk. La segunda, primeros avances siguiendo una táctica doblemente circular (alrededor de Chechenia y alrededor de Grozni). La tercera, ocupación de los centros vitales por las tropas especiales. Y por último, estabilización de la situación. Según Grachov, se iban a concentrar 38.000 efectivos, 230 carros de combate, 454 vehículos blindados, 388 piezas de artillería.

Los bombardeos sobre Grozni marcaron el inicio de una de las batallas más cruentas. Para conquistar el Palacio Presidencial fueron necesarios 14 días de combates constantes, de emboscadas, de muerte y destrucción. Mientras Yeltsin anunciaba públicamente el cese de los bombardeos y el inicio de negociaciones, en Grozni las bombas caían sin cesar. La guerrilla ofreció una gran resistencia y se batió en retirada para hacerse fuertes en otras ciudades del país. La crueldad y el ensañamiento destructivo de los soldados rusos en la batalla de Grozni originó repercusiones inesperadas. Los hombres de Labazanov, comandante de las tropas dependientes del Consejo Provisional, rompieron con Moscú y pasaron a la ofensiva contra las tropas rusas. En las regiones limítrofes se sabotearon las comunicaciones. Algunos oficiales se negaron a obedecer las órdenes de avanzar sobre los civiles.

Chernomirdin, primer ministro ruso, propuso entonces un alto el fuego que es negociado en los primeros días de enero. Stepashin, jefe del FSK, se opuso a cualquier tipo de acuerdo con Dudáev. El primer intercambio de prisioneros se produjo a mediados de febrero, pero la guerra se extendió a otras ciudades, principalmente Gudermés y Argún, que no fueron conquistadas hasta finales de marzo. En abril de 1995, tuvo lugar uno de los sucesos más trágicos de esta conflagración: la conquista de Samashki, donde las tropas rusas cometieron auténticas masacres. Los chechenos contestaron, incluso en la destruida Grozni. Los bombardeos se sucedieron sobre Bamut, Serzhen Yurt, después Shatoi y Vedenó, en el sur. La cumbre del 9 de mayo de 1995 entre Yeltsin y Clinton se desarrolló en medio de un recrudecimiento generalizado de los combates.

A mediados de junio de 1995, el conflicto experimentó un cambio cualitativo. Un grupo de rebeldes chechenos, dirigido por Shamil Basaev, se internó en Rusia y secuestró a cientos de personas en un hospital de Budionnovsk. Al intentar su liberación, las tropas gubernamentales provocaron más de cien muertos y numerosos heridos. La acción de Basaev pretendía detener las acciones militares y obligar a las autoridades moscovitas a establecer una base negociadora sólida. Además puso de relieve la vulnerabilidad del gigante ruso.

El 19 de jumo de 1995 se iniciaron las negociaciones. La misión de la Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa (OSCE), dirigida por el húngaro Sandor Meszarosz, ejerció de mediadora. A primeros de agosto se logró un acuerdo estrictamente militar que preveía la progresiva retirada de las tropas rusas y el desarme de las milicias de Dudáev. Pero se sucedieron los incidentes, nuevos combates en Argún y otras ciudades. Rusia perdía terreno. La muerte en atentado de Anatoli Romanov, la máxima autoridad militar rusa en Chechenia, abrió el camino de un nuevo discurso de retorno a la vía de la fuerza. Se detuvo la reducción de tropas.

Cuando los chechenos suspendieron las negociaciones, Moscú decidió nombrar a Doku Zavgáev como jefe del Gobierno provisional de la República. En Grozni, una manifestación de protesta contra dicho nombramiento fue reprimida con fuego real por la policía.Desde entonces, Moscú se empeñó en dar muestras de su control de la región. Para dar la sensación de normalidad incluso se celebraron las elecciones legislativas del 17 de diciembre de 1995. Mientras, la guerrilla chechena hostigaba sin cesar a las tropas rusas, con acciones espectaculares.

El presidente Boris Yeltsin, en su batalla por la reelección como jefe del Estado en junio de 1996, no dudó en presentarse como pacificador de un conflicto que él no había hecho sino avivar sin cesar. Una vez confirmado como presidente, su salud hizo aguas y la lucha por el poder la libraron entre bastidores los dos hombres fuertes del Kremlin: el primer ministro, Viktor Chernomirdin y el presidente del Consejo de Seguridad y figura emergente en las presidenciales de junio, el general Alexander Lebed. A Lebed encomendó Yeltsin la misión de pacificar Chechenia.

A finales del verano de 1996 chechenos y rusos lograban un acuerdo sobre la base de congelar la proclamación de soberanía de la república separatista hasta el año 2001. En este periodo de transición se procederá a la retirada de las tropas, en primer lugar. Un pequeño reducto formado por unos 600 hombres rusos y chechenos velarán por la seguridad en Grozni, y se creará un Consejo Administrativo formado por representantes de todos los partidos políticos y movimientos sociales. En el año 2001 se retomarán las negociaciones con vistas a convocar un referéndum.

Ningún Estado de la CEI criticó a Moscú por su intervención en Chechenia. Todos lo consideraron un asunto “interno”. Así quedó de manifiesto en la cumbre celebrada en Alma Ata, en febrero de 1995. A todos les sirvió el ejemplo para resolver problemas semejantes (Georgia con Abjasia, Ucrania con Crimea, etc.) y para recibir un aviso general respecto a la situación de las minorías rusas en sus territorios.

No hubo rebelión ni solidaridad del mundo musulmán ruso (unos 18 millones). Tampoco los países musulmanes fueron más allá de la natural expresión de repudio. Estados vecinos, como Irán o Turquía, afirmaron que se trataba de un problema “interno”. Occidente, por su parte, también consideró el problema como un asunto “interno”. Los países occidentales deben cuestionarse seriamente el futuro de sus relaciones con Rusia. La incondicional apuesta por la integridad territorial sólo puede ser interpretada como un respaldo a los sectores más duros e intransigentes. Son precisamente éstos los que van a oponerse mas claramente a la política de ampliación de la OTAN a algunos países de Europa Central y Oriental.

 

Imagen pública del pueblo checheno

Por siglos, han sido considerados por los rusos como los más toscos y el peor pueblo en la antigua Unión Soviética. En la pos soviética Rusia, esta reputación de actividades clandestinas es la primera cosa que muchos rusos piensan al mencionar a los chechenos.

Su imagen ciertamente no es aumentada por la tendencia chechena a ganar dinero a través de los secuestros en las líneas aéreas, hospitales y transporte escolar y entonces volver deprisa a esconderse en sus inaccesibles aldeas en las montañas.

Los chechenos y sus vecinos del oeste, los ingushes, son distintos grupos étnicos con distintos lenguajes, pero relacionados y a ambas partes del Nakh-Daghestanian (noroeste del Cáucaso) con lenguajes familiares. Los censos que figuran de 1989 cuentan 956.879 chechenos y 237.438 ingushes. Sobre el 95 % de los chechenos llaman checheno a su primer lengua, mientras la mayoría habla ruso.

27 de enero de 1997: Aslan Maskhadov gana limpiamente las elecciones y se convierte en Primer Ministro del gobierno de la separatista Chechenia.

12 de febrero de 1997: el nuevo presidente de Chechenia, Aslan Maskhadov toma juramento oficial con una fuerte seguridad, prometiendo que va a fortalecer la propia proclamación de su República Musulmana.

12 de mayo de 1997: Boris Yeltsin y Aslan Maskhadov firman un tratado de paz el cual deja abierta la cuestión de la independencia, pero confirma que Rusia admitirá las normas de leyes internacionales y no usará la fuerza para resolver disputas. Chechenia mantendrá el rublo ruso como moneda corriente. El acuerdo además limpia el camino a las comisiones de oleoductos de Chechenia utilizados por Rusia.

 

Organización social: el clan

En la estructuración de la sociedad chechena desempeña un papel crucial el clan, un grupo familiar, generalmente grande, entrelazado por vía matrimonial y con fuertes vínculos territoriales. La población chechena está dividida en 131 clanes, de los cuales 28 desempeñan un papel principal. Son los jefes de los clanes los que eligieron en 1991 a Dudáev como líder checheno.

La estructura tradicional se completa con los jefes religiosos y los ancianos. Este tipo de organización social excluye a los pueblos no chechenos. Pero las desavenencias que condujeron a la guerra civil han afectado también a los propios clanes chechenos.

En un país pequeño, con una estructura tradicional sólidamente asentada y sin tradición democrática, el papel que determinadas personalidades desempeñan en la dinamización de la vida política resulta fundamental. A partir de la disolución del Parlamento y con la instauración del régimen presidencial, la oposición, generalmente en contacto con Moscú, encontró muchas dificultades para realizar su labor.

 

Raíces del conflicto

Vista desde Moscú, Chechenia es una de las 20 repúblicas autónomas que forman parte de los 89 sujetos integrantes de la Federación Rusa (Tratado de la Federación firmado el 31 de marzo de 1992). Una república, según la Constitución aprobada en el referéndum del 12 de diciembre de 1993, puede tener su propia Constitución y elaborar su propio marco jurídico. Para dejar la Federación debe obtener el voto mayoritario de las dos Cámaras o que así se determine en un referéndum celebrado en toda Rusia.

Chechenia decidió no firmar el Tratado de la Federación. A diferencia de Tatarstán, Bajorstán y Kabardino-Balkaria, tampoco aceptó un tratado especial. De ahí que se hable de que la secesión chechena tiene carácter “unilateral”. En realidad se trata de un argumento falaz. Rusia justificó la invasión de Chechenia en la defensa de los derechos de una minoría rusa, presuntamente agredida. Se estima que al inicio del conflicto armado la población rusa no superaría las 60.000 personas. Moscú también argumenta que Chechenia se había convertido en un Estado mafioso. Sin embargo, a los poderosos y ricos mafiosos chechenos la independencia no les beneficiaría porque perderían el pasaporte ruso que hoy les permite desplazarse por un inmenso y rico territorio.

Con la excepción de Chechenia, los demás pronunciamientos secesionistas se han encauzado. Tatarstán firmó un Tratado de Asociación con Rusia en 1994. En otras regiones existen algunos contenciosos, conflictos de leyes, descoordinación de la vida económica, pero no plantean la independencia.

La intervención rusa en Chechenia es inseparable de los intereses petrolíferos. Los oleoductos y gasoductos que atraviesan la zona del Cáucaso Norte tienen un gran valor estratégico. Más aún cuando está en juego el llamado “contrato del siglo”, es decir, la ruta que deberán seguir los millones de toneladas de crudo que se extraerán del Mar Caspio en los próximos años. Las vías para la circulación del crudo se reducen a dos: a través de Rusia o de Turquía. Rusia necesita control y estabilidad en el Cáucaso Norte para convencer a los inversores extranjeros de que la suya es la mejor opción.

En segundo lugar, el Cáucaso es la frontera meridional de Rusia, una zona de especial interés para su seguridad en la que coincide además con tradicionales competidores como Irán y sobre todo Turquía. Desde la desintegración de la URSS, Rusia ha intensificado su intervención en los numerosos conflictos de la zona caucásica, tanto en el norte como en la Transcaucasia. Moscú siempre ha contado con una significativa presencia militar en toda la zona y ha sabido mediar y a cambio ha recuperado su influencia. Chechenia era la única pieza verdaderamente incontrolable de ese rompecabezas. En su formulación de la nueva doctrina militar, realizada en noviembre de 1993, la zona ex soviética, el denominado “extranjero próximo”, se perfila para las autoridades rusas como una esfera de influencia “irrenunciable”.

En tercer lugar, la guerra de Chechenia sirve de coartada a los partidarios de la revitalización del Estado ruso para seguir ganando espacio. En el entorno presidencial nunca ha existido unanimidad en relación con la política que se debería aplicar en el caso checheno. Incluso en los primeros momentos de la secesión hubo dos posiciones: apoyo firme a la oposición (Shajrai, entonces ministro para las Nacionalidades), y negociación con Dudáev (Shumeiko, viceprimer ministro).

La división de opiniones se manifestó también a la hora de decidir la intervención militar. De una parte, el presidente, que a raíz del fracaso de la acción del 25-26 de noviembre, lanzó un ultimátum de 48 horas (más tarde ampliado hasta el 15 de diciembre) para que las partes desarmaran a sus hombres y se detuvieran los combates. La oposición aceptó la propuesta, pero lo rechazó Dudáev, que temía verse marginado del proceso. La Duma envió una delegación a Grozni. Allí se encontró con que los prisioneros rusos no eran voluntarios, sino soldados de la división Kantemir, reclutados y entrenados por el Servicio Federal de Inteligencia (FSK). En el entorno presidencial (Consejo de Seguridad) sólo Andrei Kozirev y Eugeni Primakov se opusieron abiertamente a la invasión militar. Chernomirdin expresó sus dudas pero finalmente prestó su apoyo a la acción, defendida esencialmente por los ministros militares (Grachov, Yerin, Stepashine).

La guerra de Chechenia permite un nuevo empujón al modelo de Estado centralista y acelera la consolidación de un proyecto de corte autoritario en toda regla. Sin embargo, la evolución del conflicto, puede inclinar la balanza a favor o en contra de los diferentes grupos de poder.

Los últimos años del conflicto

La prensa internacional tiene prohibida la entrada a la zona, sin embargo se presume tener acceso por otras vías de información. Internet es la forma de llegar a todo el mundo que tienen los rebeldes, y de esta manera mostrar otra cara de lo que está sucediendo allí. Las opiniones de periodistas especializados son también válidas, ya que nos muestra un panorama general, dando a entender los motivos y presumiendo lo que puede llegar a ocurrir en esta guerra.

Notas:

1) Fuente citada: Cidob, Observatorio de Crisis.

2) Idem cita 1.

3) Idem cita 1.

4) Extracto del diario Ámbito Financiero, 21 de agosto de 1991.

5) Idem cita 4.

6) Idem cita 1.

7) Idem cita 4.

8) Idem cita 1