El 11 de septiembre o el despertar de un largo sueño

Por Ramiro Anzit Guerrero

Observatorio de Conflictos, Argentina

 

Los ataques terroristas del 11 de Septiembre contra el World Trade Center, en New York y contra el Pentágono en Washington, junto con la segunda ola de ataques, mediante cartas que portan la bacteria del ántrax, son el comienzo de un proceso del que no podemos ver, por ahora, cual sera su desenlace y las profundas transformaciones que producirá; Pero en cambio tenemos la posibilidad y los medios para evaluar la causa de esta consecuencia llamada "11 de Septiembre".

Para los antiguos griegos la forma ideal de educación de los jóvenes era la Paideia.  Este era el ideal de formación  y de perfección humana, pero era, principalmente un ideal nacional.  Así la Paideia  se identificaba con el pueblo griego o, concepto posterior, en la época de Alejandro Magno, de "helenidad"; Frente a ella  los demás pueblos se acomunaban por su "barbarie", a pesar de que la  prosperidad, tanto económica como cultural,  de la  cual disfrutaron los ciudadanos de las Ciudades-Estados griegas, como Atenas y Esparta,  fue posible, gracias a los esclavos que recolectaban  del mar Egeo.

Bajo este concepto de “helenidad”, el imperio de Alejandro, crea el ideal de unidad tanto política como moral del mundo, bajo la guía de la tradición espiritual griega. Esta idea de Paidea pasa a los romanos bajo el concepto de "humanitas". La "humanitas" encuentra su contexto social y político en el estado romano. El hombre  es cabal si es miembro pleno del estado, o sea si es “ciudadano” del imperio. Por lo anterior  nos damos cuenta que los griegos y romanos eran los únicos que se consideraban “civilizados”, y todos los pueblos que fueran extranjeros eran considerados ”bárbaros”.

 Este ideal de superioridad, que ha sido trasmitido a los europeos, permitió  la creencia en una superioridad sobre los no-europeos ; En el caso del Islam es diferente, ya que la actitud de Occidente no fue de mera indiferencia, como en el caso de otras culturas y religiones, sino una aversión profundamente arraigada y de tinte emocional;  Esta aversión puede tener su origen  en la concepción  de “europeos” y “bárbaros” y en el “choque de civilizaciones” que fue  el movimiento de las cruzadas en la edad media ; El enfrentamiento entre Europa y el Islam en las cruzadas, coincide con la infancia  de la civilización europea.

Después de siglos de oscuridad, Europa  lentamente florecía del letargo de la baja Edad Media,  y en ese exacto momento se produce el hecho que marcó las concepciones futuras de occidente hacia el Islam : las cruzadas o sea el  ideal religioso-politico-cultural que derribó al ideal nacional, dió júbilo, unión , objetivo, fe y fue la que mayor impresión y efecto causo en las masas europeas y que permitió crear el concepto transnacional de “Cristiandad” ; Todas las naciones europeas, ahora cristianas, enarbolan el estandarte de la Fe y marchan hacia tierra Santa  a arrojar a los “infieles”. En el concilio de Clermont-Ferrand Urbano II explica que: “Dios ha planteado una guerra, por un lado esta el mal y por el otro el bien”, e invita a que se unan a su causa. Pretende conquistar territorios, someter al “infiel” y acabar con las luchas intestinas europeas bajo la divisa papal de:” Dios lo quiere”.

  Como es sabido, las impresiones que se producen en la infancia marcan a una persona pero también a los estados, y las primeras impresiones de la infancia europea con el Islam fueron violentas, ya que este ideal de unión era en relación a un enemigo en comun: la civilización Islámica.

Las cruzadas fueron una tragedia tanto para Occidente como para el Islam. En el caso de Occidente porque su Iglesia, que había tenido un comienzo espectacular,  perdió  su autoridad sobre las mentes de Europa  y el Islam porque tuvo que soportar el fuego  de fanáticos fervorosos, la destrucción y la  crueldad de los “caballeros de la Cruz”, pero el principal daño fue un daño intelectual que desde las cruzadas ha amargado las relaciones Oeste-Este y ha envenenado las mentes tanto de Europa contra la Civilización Islámica como de los países musulmanes.

 En este último caso existe el moderno periodo del colonialismo europeo que ha dejado, también, su amarga huella en la cultura medio oriental, y la idea, que perdura en la concepción árabe de la política, de Muamalat o “conspiración”  de Occidente hacia el mundo Islámico desde las cruzadas y que culmina con el colonialismo, pero manteniendo su “semilla envenenada” en el actual proceso de “occidentalizacion” que se produce en  los países musulmanes.

Los Estados Unidos de América son herederos de la cultura europea, pero principalmente de una Europa calvinista, fuertemente protestante y con un sentido religioso de trascendencia  y de predestinación.  Desde la llegada del Mayflower y la fundación de la colonia de Plymouth en 1620 la expresión “la Nueva Israel de Dios” aparece con frecuencia en la Historia de los EE.UU. , Los padres fundadores de EE.UU., como puritanos de pura cepa  leyeron prácticamente un solo libro, La Biblia. Es asombroso, y no se puede negar, el parecido que hay entre el modelo  bíblico y  el modelo de los pioneros americanos.  Los dos se encontraban en la diáspora, pero en el segundo caso estos no estaban huyendo de la represión de una fuerza extranjera sino de la aristocracia y los terratenientes locales británicos, y sin duda, percibieron que  esta nueva tierra era una especie de tierra  “prometida”. Fundaron ciudades con nombres bíblicos como Connecticut o New Canaan y a sus hijos les pusieron nombres del antiguo testamento. Max Weber para poder establecer el nexo entre protestantismo puritano y capitalismo utilizó la idea de que si hay un Dios que ayuda a los “elegidos” y estos tienen éxito, no solo se demuestra que Dios los ha elegido, y por lo tanto son justos, sino que también se justifican los medios que han utilizado. Este mecanismo también servirá para las relaciones entre las naciones.

 Si tenemos en cuenta esta concepción de “Elegidos”  que sienten  profundamente  la mayoría de los ciudadanos americanos, y la podemos ver en su  política exterior, nos damos cuenta por qué si un país entra en conflicto con los EE.UU. esto implica que su postura es equivocada y por lo tanto es la obligación de los EE.UU. poner las cosas en su sitio. Si América es la luz espiritual, ésta es la que debe guiar a las demás naciones, entonces la “americanización” o sea hacer que las demás naciones se parezcan a América, es lo mas adecuado para implementar un “Orden Mundial”, que EE.UU. ya representa.

 Entre 1824 y 1994  los EE.UU. llevó a cabo 73 invasiones a  países de América latina:  Puerto Rico, México,  Nicaragua, Panamá, Haití, Colombia, Cuba, Honduras, República  Dominicana, Islas Vírgenes, El Salvador, Guatemala y Granada.  A nivel mundial en los últimos 30 años ha participado en acciones militares o mejor dicho en conflictos tanto convencionales como  irregulares en países como: Vietnam , Irak, Irán,  Afganistán, Libia, Angola, Somalía, Congo, Nicaragua, Dominicana, Camboya, Yugoslavia, Sudán y el Líbano.

Esta “intromisión” de la política de “americanización” coincidente o paralela al proceso de “globalizacion” tiene como contraparte el renacimiento de los nacionalismos, la aparición de nuevos desafíos y amenazas que obligan a emplear nuevas herramientas y elementos de análisis para poder prever los nuevos conflictos.

Después del 11 de Septiembre, con un saldo de miles de muertos, la región del centro de Asia desestabilizada  y un estado mundial de alarma, los estadounidenses no entienden  que paso ni por qué.

Quizás el 11 de Septiembre fue el día en que murió la inocencia  de los estadounidenses  y  despertaron del sueño en el cual, las acciones de la política exterior de su gobierno no tenían consecuencias directas sobre ellos. .