Clinton y la pobreza

Mumia Abu-Jamal. Julio 1999

"¿Cómo se puede justificar el echarle la culpa a los negros que no son culpables de nada, por un lado, y por el otro pensar que una persona de la calaña de [Richard] Nixon es inocente, decente?. Cuando miran a alguien... ven lo que les han enseñado a ver: que los negros son unos pandilleros, borrachos y rateros, que los puertorriqueños son iguales, que los indios son peores; pero que los gángsters que le robaron este país a los indios son las víctimas, que los politiqueros ladrones se merecen el título de sir...".

John Africa, The Judges Latter (Carta a los jueces).

Con el calor del verano, el presidente Clinton comenzó su gira de la pobreza: la primera visita de su presidencia a las zonas más pobres del país, donde el sueño americano es una pesadilla sombría. El presidente del país más rico del planeta fue a los montes Apalaches, al barrio angelino de Watts, a la reserva Pine Ridge de los siux oglala en Dakota del Sur, y a otras zonas de pobreza.

Para la mayoría de los comentaristas, eso comprueba su misericordia con los pobres y fue una manera de atraer la atención de los medios a las zonas más necesitadas. Para otros, es curioso que un presidente que se postuló con el lema de "comparto su dolor" tardó ocho años en reconocer la existencia de lugares como Pine Ridge, Watts y los Apalaches. Tal vez el "dolor" que comparte es el de los accionistas de Wall Street.

Más aún, fuera de un día de publicidad, ¿para qué vale la atención de un presidente a quien le quedan 18 meses?. ¿Qué hará para mejorar la situación de comunidades deprimidas como Pine Ridge, donde el 75% de los lakota no tienen trabajo?. En una palabra: nada. No fue nada más que una gira publicitaria y una invitación a las corporaciones a explotar los recursos naturales y humanos de esas zonas. Pero Clinton también es paladín del TLC/NAFTA, el acuerdo comercial internacional que abrió las puertas a más inversiones al sur de la frontera, donde la mano de obra es barata y abundante. ¿Por qué van a pagar esas corporaciones el salario mínimo cuando pueden pagar centavos por hora?.

La gira fue una farsa por otra razón: durante su visita a Pine Ridge, Clinton no dijo nada ni mu sobre su persona más famosa: el preso político amerindio Leonard Peltier. Si no fuera por sus leales partidarios que coreaban desde la periferia, el orgulloso nombre de uno de los guerreros más valientes de los lakota no se hubiera oído.

Para Clinton, un presidente en busca de un legado, el simple hecho de firmar la orden de libertad de Peltier hubiera tenido eco por generaciones. En vez, politiquero hasta los tuétanos, habló sin decir nada y se fue en busca de otra multitud y otra oportunidad publicitaria.