Señor Rajoy, cuando despierte de su sopor, el dinosaurio estará ahí

Ayer se nos atragantó el desayuno con unas declaraciones del presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, que, preguntado directamente sobre la brecha salarial entre hombres y mujeres, respondió: “No nos metamos en eso”.

Después de una masiva contestación desde algunos partidos políticos, organizaciones sindicales y grupos representativos de la sociedad civil, no queremos dejar de poner en valor el trabajo que, desde hace años, en nuestra federación, a través de la negociación colectiva, viene realizando para acabar con esta lacra llamada brecha salarial.

Cuando hablamos de desigualdad retributiva, hablamos de diferencias salariales de dos personas que realizan una función determinada e igual dentro de un mismo centro de trabajo, y que cobran diferente salario por ello. Desgraciadamente en nuestro país, la brecha salarial se mantiene en el tiempo y de manera casi inevitable, a pesar de las iniciativas legales, normativas y recomendaciones de las instituciones internacionales (como la OIT), el Parlamento y la Comisión Europea, así como nuestra legislación nacional con la Ley Orgánica para la igualdad efectiva entre mujeres y hombres, y el Estatuto de los Trabajadores.

Las desigualdades se siguen constatando en términos de empleo, modalidades contractuales, ocupaciones (por sectores de actividad y categorías profesionales) y en las retribuciones.

Las mujeres cuentan con tasas de actividad, ocupación y condiciones laborales –incluidas las salariales– inferiores a los hombres, además de contar con un menor acceso a la protección social. Según el informe “Análisis de las pensiones según la perspectiva de género”, publicado por UGT el pasado mes de enero de 2017, la brecha salarial se sitúa actualmente en el 23,25%, pero las de las pensiones asciende ya al 37,95%.

Pero dando un paso más allá, observando el problema con perspectiva, desde la Secretaría para la Igualdad de FeSMC-UGT añadimos al concepto de igualdad retributiva, el de “trabajos de igual valor”, entendiendo por igualdad de retribución la prestación de un trabajo de igual valor en el que se reciba la misma remuneración –satisfecha directa o indirectamente, cualquiera que sea la naturaleza de la misma, salarial o extrasalarial– sin que pueda producirse discriminación alguna por razón de sexo.

Muy en contra de lo que afirma el presidente del Gobierno, sí hay que meterse en este tema, y así lo hacemos desde las negociaciones de los convenios colectivos y de los planes de Igualdad, añadiendo cláusulas de criterios y sistemas de valoración de los puestos, acciones positivas que faciliten el acceso de las mujeres a determinados trabajos, realizando estudios de diferenciación salarial desagregados por sexo, trabajando contra la segregación laboral, dejando de potenciar el trabajo temporal –mayoritariamente femenino– como forma de conciliación y reclamando permisos de maternidad y paternidad intransferibles.

Desde FeSMC-UGT queremos seguir metiéndonos en este tema, porque trabajar para erradicar la brecha salarial entre mujeres y hombres es, además de un mandato de la Comisión Europea y de nuestra legislación, una de las formas más eficaces de construir una sociedad más justa, equitativa e igualitaria.

Señor presidente del Gobierno, aunque en política se le conozca por eludir los problemas en la confianza de que se resuelvan solos, dejando que se pudran, le aseguramos que la desigualdad entre hombres y mujeres en nuestro país no quedará diluida en el sopor de una de sus siestas: cuando despierte –como en el cuento de Monterroso– el dinosaurio todavía estará ahí.