DECLARACIÓN
CONVENCIÓN FEMINISTA de NICARAGUA
noviembre 2002

Nosotras, mujeres participantes en la Convención Feminista, afectadas junto a todas las mujeres  nicaragüenses por la crisis política económica y social de la cual hacemos responsable a la dirigencia de  los partidos políticos, funcionarios públicos, líderes religiosos y otros grupos de poder; afectadas por las consecuencias de la globalización neoliberal donde la multinacionales, los organismos internacionales, sus directores, los exportadores y financieros, los ejecutivos empresariales y los gobiernos dóciles y complacientes deciden y aplican políticas cuyo objetivo y resultado es generar mayores riquezas para las clases y grupos vinculados a los mercados globales.

Nosotras mujeres participantes en la Convención Feminista realizada el 15 y 16 de noviembre de dos mil dos en Nicaragua,

DECLARAMOS

1. Nuestro rechazo a la injerencia que ejerce la jerarquía católica promovida y tolerada por la dirigencia de todos los partidos, que permite que los asuntos relacionados a la educación, la salud, la familia y la adolescencia sean influenciados o decididos por líderes religiosos, ignorando el mandato constitucional que establece que el estado no tiene religión oficial.

2. Que el discurso de la modernización del estado se contradice con la pérdida de vigencia del estado laico, especialmente cuando se supone que estamos siendo gobernadas por un pensamiento liberal, cuyos líderes -en la práctica- comparten junto con algunos miembros prominentes de la jerarquía religiosa, acusaciones de corrupción y apropiación indebida de los bienes de la nación.

3. Que el control del cuerpo, la sexualidad y la reproducción de las mujeres, impuesto por líderes religiosos y políticos que promueven medidas discriminatorias y violatorias de los derechos  humanos, tiene incalculables y devastadoras consecuencias sicológicas, emocionales, físicas, laborales, sociales y familiares y en los últimos meses se ha agudizado el feminicidio, al extremo que en el trascurso del año suman 44 muertes de mujeres a causa de su condición.

4. Que el estado nicaragüense continúa sin dar respuesta, -y en la práctica,- sigue siendo cómplice  de la violencia contra las mujeres adultas, las adolescentes y las niñas, mientras las políticas educativas siguen promoviendo modelos discriminatorios, que ignoran los derechos de las mujeres, perpetuando su subordinación. La extrema pobreza agudiza las manifestaciones de  violencia, la muerte de las mujeres es ya un hecho cotidiano frente a la indiferencia de los poderes establecidos.

5. Que el deterioro de la calidad de vida de las mujeres se expresa en la magnitud de la morbi mortalidad materna, el avance de la pandemia del VIH/SIDA en las adultas y adolescentes, el incremento del cáncer genito mamario y las consecuencias derivadas de la ilegalidad del aborto, que se torna inseguro para las mujeres pobres, en un claro ejemplo de injusticia social.

6. Que los planes de las multinacionales que avanzan contra la soberanía de las naciones pobres, deterioran aún más el medios ambiente, agobian y ponen a la población en condiciones más vulnerables sometidas al poder político, económico y militar del mandato del ALCA y el Plan Puebla Panamá.

7. Que la indiferencia del Estado frente la crisis económica tiene una patética expresión en el desgaste del capital humano de las mujeres, obligadas a aceptar condiciones laborales inhumanas a causa de  convenios  gubernamentales con explotadores foráneos como las maquilas. Las cuentas nacionales también descansan sobre el sacrificio de las mujeres cuyo aporte económico no es reconocido oficialmente, ni se traduce en políticas públicas para su beneficio.

8. Que la situación de subordinación y discriminación de las mujeres se acentúa aún más cuando concurren condiciones de razas y etnia, lo que se evidencia en mayores índices de deterioro social.
 
Reafirmamos con nuestra declaración que:

Sin equidad no existe justicia para toda la población de Nicaragua;

Sin participación de las mujeres en la toma de decisiones sobre el destino de la nación no hay democracia;

Sin ética del respeto a la ley y a la institucionalidad y mientras nuestro país continúe sumergido en la pobreza,

no hay ciudadanía ni desarrollo posible.
 

Convención Feminista
Comité Nacional Feminista
Managua, Nicaragua
16 de noviembre de 2002