Invitada por los ayuntamientos de Barcelona y Cornellá, la Diputación de Barcelona y el Instituto de la Mujer de Cataluña, Khalida Messaoudi estuvo en Barcelona, junto con mujeres argelinas de diferentes tendencias políticas. Reproducimos parte de su intervención del 2 de febrero de 1998, en el auditorio del Palacio de la Generalitat.
Texto extraido de:
Papers d´Informació
Año V, número 16, marzo de 1998
COOPERACCIO
La colonización francesa en Argelia ha sido muy dura. No sólo porque nos ha obligado a hacer una guerra para liberar nuestro país, sino porque fue una colonización de asentamiento poblacional de franceses y de destrucción social y cultural de lo argelino. Una colonización de 132 años. Al cabo de un siglo y 32 años, los Europeos, cuando se fueron, no sabían hablar ni árabe ni bereber, y no habían transmitido ni su lengua ni ningún medio de desarrollo a los Argelinos. Dicho de otra manera, habían vivido en una tierra en ruptura total con la población autóctona y todos los sectores que habían desarrollado lo habían sido para los Europeos. Eso deja huellas. En cualquier caso, cuando nuestra independencia, en nuestro país, con sus 8 millones de habitantes, había 300 mujeres argelinas en la Universidad. Eso fue lo que nos dejó la República Francesa, laica, igualdad-fraternidad, 300 chicas estudiantes, unas centenas en las escuelas, una tasa de analfabetismo femenino de casi el 90%: eso nunca lo olvidaré, ningún Argelino lo puede olvidar.
Con la independencia, el Estado argelino se constituyó en torno a un régimen de partido único. Los regímenes de Ben Bella y Bumedién consideraron que la prioridad era construir el socialismo, que la prioridad era el desarrollo económico y que el papel y el estatuto de las mujeres iban a ser consecuencia de la industrialización. Es una tesis conocida, que ha existido en otros lugares. En cualquier caso, el poder argelino independiente pensó que el destino de las mujeres realmente no era algo fundamental y, peor aún, se caracterizó por una esquizofrenia total: un discurso a menudo socializante, ?progresista?, y unas prácticas conservadoras y retrógradas. Y si el Código de la Familia no fue adoptado en 1963, tal como quería Ben Bella, fue porque las mujeres que habían participado en la guerra de liberación nacional se movilizaron contra el texto discriminatorio que se quería promulgar. Tampoco pudo promulgarlo Bumedién en 1973 y en 1979.
Partido único y patriarcado
Las mujeres que habían hecho la guerra de independencia o habían vivido en esa época veían cómo el poder las desposeía de sus luchas por la liberación de la mujer, cómo el poder las volvía a enviar a las cocinas, cómo las echaba de las esferas de decisión. Voy a dar algunos ejemplos. Meryem Belmihoub y Zohra Bitat habían sido las compañeras de lucha de Ben Bella, habían combatido como él. Estas dos mujeres eran dos grandes abogadas y el señor Ben Bella apenas tenía el nivel de 2? año de bachillerato, pero el sistema patriarcal quiso que el señor Ben Bella fuera presidente de la República y que Meryem Belmihoub y Zohra Bitat volvieran a sus labores. Peor aún: Zohra Bitat se casó con el señor Rabah Bitat, que con su nivel de 4? de bachillerato fue presidente de la Asamblea Nacional, mientras que ella nunca tuvo un puesto político. Todo esto en el marco del partido único, que era el que elegía los cargos, prefiriendo excluir a las mujeres competentes que tenía en su seno.
A causa de ello, y conociendo la poca valentía política de sus ex compañeros de lucha, todas esas mujeres se negaron sistemáticamente a aceptar cualquier código que no reconociera la igualdad de los dos sexos. Y así, cuando en 1981 el gobierno de Chadli Benjedid quiso imponer un Código de la Familia, transmitieron sus planteamientos y su lucha a una nueva generación de mujeres. Por lo tanto, todas se manifestaron en las calles contra ese código, porque no querían que el FLN (Frente de Liberación Nacional) legislase sobre su estatuto. Se hicieron 4 manifestaciones, todas prohibidas y reprimidas, pero se logró que el gobierno no promulgase su código.
Desgraciadamente, en 1984 sí lo fue. Se hizo en el secreto más absoluto y de la manera más totalitaria. Cinco meses antes de su adopción, el poder había arrestado a todos los opositores (por la fuerza militantes clandestinos) y mientras todo el mundo estaba en prisión, se promulgó el código.
Desde entonces, las mujeres argelinas viven bajo la capa de plomo de un texto legal que representa, en mi opinión, la alianza entre el FLN y la internacional integrista de la época. Porque a partir de 1980 no sólo se promulgó el Código de la Familia. Dos cosas fundamentales tuvieron lugar. En 1982, en que todas las asociaciones seguían estando prohibidas, Benjedid autorizó la creación de una mega-organización, una asociación con medios financieros extraordinarios, a saber la Liga Islámica de la Daâwa (del proselitismo), asociación saudí pagada por príncipes. Con ello, dejaba la escuela argelina en manos de la corriente más retrógrada de la sociedad, corriente que estaba en el seno del mismísimo FLN. Y promulgó el Código en 1984, que es una lectura oscurantista de la Chariâ musulmana (hay otras lecturas mucho más avanzadas e igualitarias).
A partir de 1989 empezó la persecución integrista contra las mujeres. Existen muchísimos testimonios de esta realidad. Desde entonces, las mujeres están viviendo un crimen abominable que sólo ellas conocen realmente. Son raptadas, violadas y cuando quedan embarazadas son asesinadas. Las que logran huir o son encontradas por patrullas las acogen asociaciones de mujeres para intentar devolverlas a la vida.
Quiero acabar diciendo que mi combate es, también, impedir que alguien desposea a las mujeres de su sufrimiento para construir estrategias políticas en contra de sus derechos. Mientras viva, jamás permitiré que una estrategia política se construya sobre el cuerpo de las mujeres víctimas del horror.
Khalida Messaoudi,
FEMINISTA. Diputada argelina por el Reagrupamiento por la Cultura y
la Democracia
El Código de la Familia estrena ropa
La Asamblea Nacional Popular argelina (Parlamento) prevé para la próxima primavera celebrar un debate sobre el Código de la Familia y su muy probable modificación, que afecta directamente al estatuto jurídico de la mujer.
Ante el avance del islamismo en las sociedades musulmanas, la mayoría de los partidos del mundo árabe se han impregnado del discurso religioso para no perder la conexión con las bases. Incluso grupos nacidos como laicos en los años 80 han realizado importantes concesiones a la religión y a la "moral" para no perder terreno frente a los movimientos islamistas, olvidando que las primeras en perder terreno y derechos en esta involución social son las mujeres.
Las disposiciones objeto de propuestas de enmiendas tratan de poligamia, tutoría matrimonial, divorcio, participación de la mujer en la constitución de recursos de la familia, derecho de alojamiento ligado a la custodia de los hijos, etc. La poligamia sigue siendo legal, siendo la novedad que las dos (o más) esposas deben estar informadas y dar su beneplácito. La que no esté de acuerdo, dice el texto, ?puede pedir el divorcio?. Por otra parte, el hombre sigue siendo el jefe legal de la familia y una especie de guardián de la esposa, de la que está obligado a ?salvaguardar su honor y dignidad?. El nuevo texto, ante los enormes abusos y violaciones de los derechos de la mujer, incluso los pocos reconocidos, ?propone alternativas jurídicas susceptibles de reducir el abuso en el ejercicio del derecho absoluto del esposo en materia de divorcio?, y para ello, se cambia la expresión ?voluntad del esposo? (para divorciarse) por ?demanda del esposo?.
Todas las enmiendas son más o menos del mismo estilo. Mucho ruido
y pocas nueces.
D. B.