El maestro sin máscara
deshace en la escuela
la cáscara hueca del gallinero,
y los malos alumnos,
que casi siempre son buenos,
toman las butacas por patio
y toman la escena,
echando a los buenos alumnos,
que a veces son malos,
de sus plateas.
El maestro sin máscara
ofrece su rostro
a las mareas.
Inédito.