17 Oct '07 -Un poema de Pedro Montealegre (Chile)
De su libro
"La palabra rabia" (publicado en papel en 2005, y en la Biblioteca del MLRS si pinchas
aquí)
Toda esta rabia. Padre de rabia destrozándose en ella. Trozada, tu cara:
yerto, bellísimo, animal de labios, flor carnívora, ovario abisal que nos dice: nombra.
Estallido de ciudad al momento prístino: Do-mi-na-ción. Di-vi-na-ción. Tengo mi pie
en la costa del norte. Tengo mi patria en la costa del Sur.
Es coordenada este ibis de mi oreja. Un piercing de radiación partiendo mi ombligo.
Yo. Yo. Ciudadano, Usted, es causa y azar. Juegos de dados, juegos de soldados. Mira, papá:
éste es mi volantín. Se llama Jesús. Mira: en su papel muy fino está el manto
de la virgen María –la falsa seda de una machi– su canto. Mira, mamá:
éste es mi volantín. Se llama Rommy. Se llama Anllelo: enseña su ostra
en el escenario de perlas. Tengo una pulla: es el fondo del alma.
.
La redención es glaucoma en la punta de ver. Soy buda. Aburra, señor, con su loto,
a cualquier otro imbécil. Tú mismo –en los devaneos del nombre. Perdona,
te he llamado Imbécil: yo me llamo Listo, yo tengo en mi dedo una gragea de sífilis
–cianuro en cápsula. Me llamo política: niño solo. Ética. El hambre alumbra.
Y si no, y si no ¿Qué será de ti? Dame una gota de la punta de tu seno.
Dame un préstamo de córneas, ladrón.Ya no vivo aquí. El holocausto es un chico:
masturba un fémur en las arenas del Éufrates. La guerra es un chico
–es Chile– sudando en la discoteca de la ciudad ¿y no se llama bondad?
La geografía de un estómago sacado de su centro: mire, al interior, Jonás reclama su parte
Yo soy mi estómago. Tu hambre es yo. Poner nombre al texto es llamar a un mal.
Yo lo aplasto a Usted. Le penetro la cara con una lima de uñas. Le meto en el culo
una violeta de Persia. Le meto en el alma un malabarista nipón.
Toda esta rabia es mi padre destrozado: palabra des-trozar: palabra des-hacer.
La negatividad de la rosa es llamarla cardo. La palabra construir trae la guerra de una hija
que se come un pájaro poco antes de que el pájaro se la coma a ella.
Lleno de uñas las páginas del libro. No te las comas, cielo mío, cielo mío:
el firmamento entero caerá en la retina. Allí un siervo hace feliz a su siervo:
limpieza del orificio por donde entra la luz. Jabón de la hora, jabón reductor
del símbolo a ser una herida muy neutra: pero hay muertos detrás.
Yo me llamo Muerto. Yo me llamo Pedro: en mi pluma de chico hay masacre diaria.
Mi lucha es el barro transformado en decir. Mi lucha es la niña: persigue a un coleóptero
proclamado lenguaje. Uñas de la hora rasguñando mi uña. La gotita de sangre
llamada País. Llegarás a las falanges. Hambre de oír que pierdes tu idioma.
Ya no digo guata, ni guagua, ni güiña. Digo papallona. Vesprada. Bona nit. Per a ofrenar
noves glòries a Espanya. Toda esta rabia es un hueso de pollo enterrado por un perro.
Yo llamé al perro –soy tú, soy tú– el lector sumiso que se come una hoja y luego se aja.
.............
Pedro Montealegre (Santiago de Chile, 1975) es periodista y actualmente vive en Manises (Valencia). Ha publicado los libros
Santos subrogantes (Ediciones UACH, Valdivia, Chile, 1999),
La palabra rabia (Editorial Denes, Valencia, 2005),
El hijo de todos (Ediciones del 4 de Agosto, Logroño, 2006) y
Transversal (El billar de Lucrecia, México DF, 2007). Ha sido incluido en los libros-antología: Neruda, la Lluvia, el Río (Valdivia, 1996); Hipocampos (EVA ediciones, Valdivia, 1998); Quercipinion (Ediciones de la Revista Trilce, Concepción, 2000); Ocio Increíble (autores premiados, Barba de Palo ediciones y editorial El Kultrún, Valdivia, 1999); Línea Gruesa (Pájaro Verde Ediciones, Puerto Montt, 2000); Sur Fugitivo: Antología de poetas de la Décima y Novena Región (Temuco. Editorial Jauría. 2004); El decir y el vértigo, panorama de la poesía hispanoamericana reciente 1965-1979 (Filodecaballos Editores, CONACULTA Fonca, México, 2005); Voces del Extremo, Poesía y Vida (Fundación Juan Ramón Jiménez, Moguer, 2006).
"(...)
La palabra rabia (2005) y
El hijo de todos (2006), editados tardíamente en España resultan escrituras cuya belleza, tensión y extrañeza no sólo desarticulan las nociones críticas de un contexto de pugna generacional -de cuya impostada, interesada y pequeña discusión estos libros nunca participaron ni de cerca ni de lejos-, textos cuyo valor inesperado y anómalo, cuyo talante trasgresor y disruptivo frente a la norma y la costumbre, ponen en entredicho los parámetros interpretativos y canónicos del panorama de la poesía chilena viva. Consecuentemente con su obra anterior, este libro de Pedro Montealegre exhibe una escritura cuyo poder radica en su carácter fundacional y la fidelidad a su propio y autárquico mito de origen, y a su capacidad de convencimiento retórico, encarnada en un devenir proliferante, una espiral de música y sentido, cuya unidad, su persona siempre plural y movediza, se enuncia por medio de un constante juego dialógico con un doble, a su vez fantasma del sí mismo y sujeto amoroso, que modula verso a verso una alocución dramática, un pathos sobre las orfandad del sujeto ante la familia, la religión, los poderes y discursos políticos, las políticas represivas de los cuerpos y los deseos (...)"
(Javier Bello, poeta chileno, introduciendo la obra poética de Pedro Montealegre, Santiago de Chile, 2007)
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