03 Mar '07 -Un poema de Miguel Ángel García Argüez

QUICHÉ

- I -

En el nombre del Padre y del Hijo
Y en el nombre del Espíritu Santo
El demonio va alargando su garra y repartiendo
Bendiciones en la puerta de la iglesia
A las niñas vestidas de palomas

Don Pedro de Alvarado
Con su antorcha y con su espada
Destruyendo los libros de los príncipes

La ruidosa caravana de los predicadores
Atraviesa la tierra de los árboles
Con eslóganes y letras
De colores y carros y altavoces
Y carteles con la cara del profeta .

Oh, Señor, escucha bien la súplicas
De estos pobres hijos tuyos
Derrama tu piedad sobre la niña Sara Coronado
Que sufre quebrantos de salud por tos ferina
Ayuda en este trance a Armando Celestino
Y auxilia a su negocio en apuros por deuda de hipoteca
Y acuérdate también
De Vicenta Robledos y ayúdala en su parto
Y de Eusebio y de Jacoba
Que necesitan casa donde criar sus hijos
Ayúdalos Jehová
Reparte tus favores y tu misericordia
Sobre estos pecadores
Al fin y al cabo hijos también de tu grandeza

Pero cómo tiene miedo
Cómo sufre por debajo
El hondo corazón de esta tierra
El evangelio negro y carcomido
Que está cantando el Gran Predicador

El Gran Predicador ha repartido balas y machetes
Ha vendido promesas y ha cegado
Los pobres corazones de los pobres

El Gran Predicador tiene uñas de perro
Y bigote de serpiente
Se sienta sobre el trono de los indios
Y enjoya su estrado con la sangre
De los hijos de esta tierra

Tiene el Gran Predicador las garras negruzcas
Y los ojos de los peces flotando en el fangal

Duerme el Gran Predicador
Sobre un enorme y negro cementerio
Esta fosa común es su guarida
Y aún no tiene suficientes calaveras
En la cuenta sin número del hambre
Su corazón es de barro y sus ángeles no vuelan
Y sus obispos mienten y sus dioses son muñecos de palo

Hay neumáticos ardiendo y gritos y machetes
En ofrenda a los altares del Gran Predicador
Él tiene a los soldados
Protegiendo su templo y su palacio


- II -

Por eso escucha ahora, Maximón,
La triste letanía de estos pobres
Que elevamos a tu trono de aguardiente
El último rescoldo de nuestras esperanzas
Escucha que es tu pueblo y no el de Jesucristo
El que ahora sollozando te suplica

Por todas las criaturas humilladas en el barro
Oh negro Maximón señor del humo
Danos el canto de la tierna rebeldía

Por todas las palabras desangradas sin pausa en las aceras
Oh agrio Maximón príncipe sin reino
Danos palos enormes para ahuyentar los zopilotes

Por tantas velitas retumbando en la negrura de los pozos
Oh bello Maximón señor de los escupitajos
Danos el fuego y el alcohol para acabar con las bacterias

Por los cadáveres ocultos en el lodo de la historia
Oh sucio Maximón gladiador de la gangrena
Danos refugio para el viento y danos dientes para tu carne

Porque estamos ya tocando el limo oscuro y muerto del fondo del pantano
Oh ebrio Maximón capitán renegrido de los aires
Danos agua para limpiar el olor de la carroña

Por el aliento caliente con que resuella la maleza
Oh dulce Maximón oscuro paladín de las telas de araña
Danos una hermosa canción para cantar con nuestros hijos

Por las lágrimas rojizas en los ojos enfermos de las niñas
Oh zambo Maximón arcángel de la escoria y de las llagas
Danos entendimiento para discernir siempre lo más necesario

Por el miedo de los perros que ladran en el maizal
Oh sabio Maximón jardinero de las flores resecas
Danos garganta para gritar de ira y manos para agarrar las armas

Por el virus caníbal que enmascaran las ofrendas del Gran Predicador
Oh viejo Maximón maestro de los niños muertos
Danos un viento que arranque la gran máscara del mundo

Porque ahí fuera el sol calienta y hace frío, sin embargo, en nuestras casas
Oh fiero Maximón enorme insecto negro que asusta a las muchachas
Danos paz para los muertos y cólera y furor para los vivos

Porque nada podemos sin tu ejército de parias
Maximón
Porque todo se pierde si olvidamos las fosas comunes
Maximón
Porque es la ira el método de hacer frente a la amnesia

Escucha, oh, Maximón

Mi cuerpo está encendido con la sangre de los indios


Los muertos cantan solos

Las calles piden fuego

La gente corre a gritos por mis venas.


.........................................

Miguel Ángel García Argüez (La Línea, Cádiz, 1969) pertenece al colectivo de agitación poética La Palabra Itinerante. Ha publicado los libros de poemas Las tijeras y el yogur (Ayuntamiento de Chicana, 1991); Ecce Woman (Quorum, Cádiz, 2001); La Venus del Gran Poder (Colección Encina de la Cañada, Madrid, 2004); y Cambio de agujas (Diputación de Cádiz, 2005), así como el libro de relatos El bombero de Pompeya (Calembé, Cádiz, 2002), la novela Los Búhos (Vipren, Cádiz, 2003), el libro-documental sobre el mundo almadrabero El Pan y los Peces: Santi Petri en la memoria (Ayuntamiento de Chiclana, 2001) y el texto teatral Don Quijote va al psiquiatra (Taetro, Cádiz, 1999).

Editado por quique, el día 03 Marzo '07 - 09:51, en Poemas.

Ha dicho algo al respecto:

Comentario de VIKTOR GOMEZ () - 30 Abril '07 - 10:50



La densidad, el coraje, la voluntad. Una cierta relectura de la historia con el ojo poético ardiendo, con el corazón de tierra devastada, con el fulgor del querer abrasado.

Inmenso. Los pueblos, la cicatriz, el agua en la sequedad de los ciegos valles.

Cuidate,

Viktor



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