03 Feb '07 -Luis Ernesto de Salas.

La respuesta
Todo nos habla de lo que todos callan.
Todo nos llega de ese ojo sin fondo.
Apenas rozamos su hermosura reventada
(todo temblor y fuego en el polvo)
y nuestro destino en su luz se graba.
Silenciosa en el ruido del gozo,
la belleza, duro azote, nos llama.


El topo
Ser uno que adivina lo que yace bajo tierra.
Uno que, penetrando como un topo en lo oscuro,
a acariciar lo que está dormido acierta.
Uno que se hace inmenso en lo inmenso
y se ensancha más basto que los imperios.
Ser uno que se clava en lo eterno
aunque no quieran los carceleros.


El desván
Si con este salto descendiera
al fondo oscuro del lago
que en silencio teje respuestas
abriría de pronto los ojos que no estuvieron cerrados.


Cepos
¿Quién fui, qué dije, cómo te llamas, cómo me llamo yo?
Somos la tangible ausencia de ese secreto.
¿Por qué se habrá vestido de azar la voluntad de Dios?
Tan sólo nos reconocemos en lo incompleto.
¿Qué puede mencionar esta llaga?
Nuestros pasos avanzan con recelo.
¿No sabes nada? ¿No ves nada? ¿No recuerdas nada?
La gozosa carne de nuestro miedo.

Editado por ctp, el día 03 Febrero '07 - 23:27, en Poemas.

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