29 Dic '06 -Desaparecidas (desde Perú, de la mano de Rocío Silva Santisteban)

¿Has visto el cadáver?
¿rozaron tus dedos su piel de mandarina?
¿recogiste su ropita?
¿santiguaste sus cicatrices?

¿intentaste lo imposible
besarla, besarla para que vuelva a la vida?

qué afortunada eres
ay, Mamacha de los Dolores,
siete veces atravesada por el mismo sufrimiento
qué suerte tienes

saber que no existe
sepultar la duda

no como yo que deambulo con este sombrero
vamos por acá, a la oficina,
luego p’allá, a la prefectura y a la comisaría,
diciendo no, que no, que no, diciendo
que son mentiras y puritas mentiras

mi pequeña una mentira
mi viento mi frente mi vientre puras mentiras.

(...) Del libro de Rocío Silva Santisteban Las Hijas del Terror)...

UNA INTRODUCCIÓN AL LIBRO:
Desde 1980 y durante el transcurso de la guerra interna en el Perú las mujeres fueron violadas y violentadas por el personal militar cuando, muchas veces sin motivo alguno, fueron acusadas de terroristas. De la misma manera los miembros de Sendero Luminoso y del Movimiento Revolucionario Tupac Amaru secuestraron a muchas jóvenes bajo el pretexto de la militancia guerrillera pero con la finalidad última de convertirlas en esclavas sexuales. Por ambos lados las mujeres fueron sometidas, humilladas, doblegadas, oprimidas y avasalladas. ¿Por qué? Porque el cuerpo de la mujer, desde los primeros enfrentamientos humanos, ha sido motivo de caza, de pelea, de discusión pero, sobre todo, botín de guerra y ensañamiento con el enemigo.
Este libro es una versión de parte de los años del terror: un intento por poetizar el miedo, el dolor, la indiferencia y la crueldad. No puedo hablar “en vez de” las mujeres que sobre sus cuerpos llevan la marca del sometimiento y de la humillación. Trato de acercar mi palabra, en la medida de mis posibilidades y limitaciones, a las huellas que sus cuerpos dolientes han dejado sobre todas nosotras y nosotros, huellas que con increíble autoritarismo monologante la ciudad letrada se ha negado la mayoría de las veces siquiera a mirar.
Es imprescindible volver a gritar que lo personal es político para entender el proceso perverso del sometimiento durante los años del terror y el rol que todos cumplimos en él. Pero, a su vez, es bueno recordar lo que la poeta Adrianne Rich escribió sobre Marie Curie, y que cito de memoria y mal por estricta conveniencia: “la fuente de sus heridas era la fuente de su poder…”

Editado por quique, el día 29 Diciembre '06 - 18:37, en Poemas.

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