11 Nov '06 -La poesía existencial de Donald Rumsfeld

...Donald H. Rumsfeld (hasta hace bien poquito, Secretario de Defensa de la actual Administración Bush)...

Un escritor satírico llamado Hart Seely creyó descubrir una cualidad poética en los "rumsfelismos" (declaraciones de sus comparecencias públicas) de Rumsfeld y, tras ordenar algunas de sus expresiones más crípticas de acuerdo con la métrica de formas poéticas como el haiku, los sonetos y el verso libre, los publicó en un pequeño libro que tituló Piezas de inteligencia: la poesía existencial de Donald H. Rumsfeld.

El libro (del que podéis saber más cosas aquí) no solo deleitó a los amantes de la poesía espontánea, sino que hasta originó una versión musical, obra del compositor Bryant Kong. Con la interpretación de la soprano Ellender Wall, fue grabada en un disco titulado La poesía de Donald Rumsfeld y otras frescas canciones de arte norteamericanas . Aquí van algunos ejemplos:
.

Lo desconocido

Como sabemos,

Hay cosas sabidas.

Hay cosas que sabemos que sabemos.

También sabemos,

Que hay cosas que no sabemos.

Que es como decir,

Que hay algunas cosas

Que no sabemos.

Pero también sabemos,

Que hay cosas no sabidas que no sabemos.

Lo que no sabemos

No lo sabemos.

(De un briefing -encuentro informativo- en el Departamento de Defensa, el 12 de febrero de 2002).

**********

Happenings

Les dirán muchas cosas

Todos los días les dicen cosas que no suceden.

Esto no parece molestarle a mucha gente

La prensa lo publica.

El mundo piensa que estas cosas sucedieron.

Pero no sucedieron.

Cada cual parece ansioso por conocer la historia

Antes de que la historia suceda

Que el mundo es alimentado constantemente

De cosas que no sucedieron.

Todo cuanto puedo decirles es:

No ha sucedido.

Pero va a suceder.

(De un briefing en el Departamento de Defensa, el 28 de febrero de 2003).

Editado por quique, el día 11 Noviembre '06 - 16:47, en Poemas.

Han dicho algo al respecto:

Comentario de DFM () (link) - 12 Noviembre '06 - 15:01



IMPRESIONANTE
diosjoder



Comentario de Sátrapa Ph - 14 Noviembre '06 - 13:32



En la primera de las declaraciones de Rumsfeld Falta un término, quizá el más importante; veamos:

1ºlo que sabemos que sabemos
2ºlo que sabemos que no sabemos
3ºlo que no sabemos que no sabemos

Falta pues un 4º lo que no sabemos que sabemos; esto es lo ideológico marxista o lo incosciente freudiano.

Para un análisis más detallado de este significativo lapsus en su contexto (la guerra de ocupación norteamericana de Irak) lean el siguiente artículo:

http://es.geocities.com/zizekencastellan..



Comentario de sátrapa Mesidor - 14 Noviembre '06 - 14:01



Volviendo sobre lo mismo, en una charla en Buenos Aires, el mismo filósofo nos dijo:

“En marzo de 2003 el Ministro de Defensa de EEUU se involucró en uno de los debates que tanto le gustan, en el marco de una conferencia de prensa. Este debate que suscitó Rumsfeld giraba en torno a lo conocido y lo desconocido. Y esta es la cita de Rumsfeld:

“Como sabemos, hay cosas conocidas conocidas, que sabemos que sabemos. Por ejemplo, sabíamos en ese momento que Saddam Hussein era en ese momento presidente de Irak. sigo con la cita También hay desconocidos conocidos, es decir, cosas que sabemos que no sabemos. Por ejemplo, mi interpretación es: no sabemos cuantas armas de destrucción masiva tiene Irak”.

Mi comentario es que, en realidad, no es que nosotros sepamos ahora que no había armas de destrucción masiva, sino que más bien, los EEUU lo sabían desde un principio, sabían que no lo sabían desde un principio. Un diplomático de EEUU recientemente me dio la clave. Y es que si los EEUU hubiesen estado seguros de que habían armas de destrucción masiva en Irak, nunca jamás habrían avanzado en el ataque por tierra, habrían tenido que contar con demasiadas víctimas, y esta es la prueba de que ellos sabían que no había armas de ese tipo en Irak. Y vuelvo a la cita de Rumsfeld. Tenemos ahora la sutileza filosófica de Rumsfeld porque plantea en esa cita que:

“también hay cosas desconocidas desconocidas: las que no sabemos que no sabemos. Por ejemplo, el hecho de que Saddam tuviera alguna sorpresa tan terrible, que ni siquiera nos podríamos imaginar de que tipo podría ser esa sorpresa”.

Irónicamente y aquí nos encontramos con el límite del debate filosófico norteamericano, porque Rumsfeld se detuvo en este punto. Como ustedes se habrán dado cuenta hay cuatro posibilidades, y el solo menciono tres. Menciono cosas conocidas conocidas sabemos que las sabemos; cosas conocidas desconocidas sabemos que no las sabemos; y las cosas desconocidas desconocidas no sabemos que no las sabemos. La tópica freudiana del inconsciente es precisamente esta cuarta posibilidad: cosas que no sabemos que si sabemos. Es decir, las fantasías, los juicios inconscientes de los cuales no somos concientes, pero controlan y determinan nuestra acción. Y es en este nivel que opera hoy en día la ideología. Ustedes habrán escuchado este discurso que habla del fin de las ideologías, que vivimos en una era pragmática, posideológica.

Pero aquí podemos aprender una lección que nos enseño la teoría marxista en el fetichismo de la mercancía. Para Marx este fetichismo no se da en lo que nosotros pensamos, sino en la manera en la que actuamos. Por ejemplo, todos sabemos que no hay nada mágico en el dinero, que es solo un pedazo de papel que te da acceso a una porción del PIB. Pero el fetichismo se da en la manera en que interactuamos en el mercado, y ahí nos comportamos como si creyéramos en la magia. Nunca más que ahora es acertado el descubrimiento de Freud, que no plantea la tópica en el sentido de que tenemos una conciencia oficial y una creencia reprimida que puede salir a luz, sino que por el contrario, nosotros nos creemos personas ilustradas no creyentes, iluministas; pero nos comportamos como si creyéramos en la magia.”



Comentario de vicesátrapa md - 14 Noviembre '06 - 23:05



Querido Ph:

Hete aquí un punto que lamentablemente sospechamos no va a ser atendido por los suscriptores de esta página: el de la ideología. Cuanto más leemos las intervenciones de algunos de los aquí contendientes (por cierto: sesudamente absurda y postpostpostmoderna la última intervención de fructidor, en la línea de aquellos que se aterran porque la verdad común les vaya a esclavizar y, por tanto, para salvar no sé qué libertad en abstracto se empantan en una caída en picado dentro del error del error del error), decíamos que cuanto más leemos las intervenciones de los aqui contendientes, más aumenta nuestra sospecha de que lo que precisamente desean evitar a toda costa es determinada especie de crítica ideológica.

No hablamos, por supuesto, de aquellos para los que la ideología es una especie de exoesqueleto que, a fuerza de rígidos decálogos, mantiene en su interior un cuerpo muerto (algo de eso hay, de nuevo, en el tal fructidor y en su horror a las etiquetas; ya me dirá cómo logra él entenderse con alguien, si es que lo logra), es decir, aquellos que confían en que ideología venga a significar un credo más o menos personal (o más o menos compartido) que conscientemente orienta el comportamiento. (Por supuesto, tamaña ingenuidad es, precisamente, ideológica).

Hablamos de esotros que cayeron en la cuenta de que lo ideológico es “lo desconocido conocido”, “lo que no sabemos que sí sabemos”, la cultura y la política naturalizada o el poder y autoridad interiorizados y que, por tanto, se ejerce o se comparte de manera inconsciente. Poseer la convicción de que tal es la ideología conduce, de alguna manera, a una práctica de la sospecha, incluso de uno mismo, que algunos de los intervinientes en esta página rehuyen.

La razón común (esta construcción hacia que nuestra congregación tiende), precisamente, nos sirve para “traer a la luz”, esa ideología inconsciente. Porque, bajo la luz de la razón, por fin el fetichismo capitalista (esa magia del “no creyente creyente” de la que habla el sátrapa Zizek) puede ser rastreada y combatida.

En la medida en que se elude la práctica de la sospecha, se hace también complicado (si no imposible) cualquier tentativa de explorar las sombras ideológicas.

Los teóricos de la pedagogía crítica (Freire, Giroux, McLaren: http://es.wikipedia.org/wiki/Peter_McLar..), a la sazón marxistas, sabían lo esencial que resulta que un profesor cuestione críticamente y de forma constante su propia labor, esto es, que mantenga viva una sospecha sobre sí mismo de participación ideológica en aquello que trata de combatir; así, por ejemplo:

“La hegemonía es una lucha en la que el poderoso gana el consentimiento de los oprimidos, quienes ignoran que participan de su propia opresión. La hegemonía operaba en mis prácticas como maestro de escuela elemental. Dado que no enseñé a mis estudiantes a cuestionar los valores prevalecientes, las actitudes y las prácticas sociales de la sociedad dominante en una forma sostenida y crítica, mi clase preservó la hegemonía de la clase dominante”.

En la medida en que algunos de los aquí intervenientes (no digamos, los que intervienen en otros foros), eluden la sospecha de que sus prácticas concretas puedan estar originadas en la ideología capitalista, les resulta sumamente molesto que cualquier otro realize ese cuestionamiento por ellos. ¿No se conseguirá una poesía crítica que, como aquella pedagogía crítica, genere poeta críticos con el hecho de ser Poeta?

Intuimos que la sospecha por sí sóla es inútil e incluso contraproducente, pero también intuimos que si la sospecha es necesaria para una exploración de “lo desconocido conocido”, no menos necesaria es una exploración de “lo desconocido desconocido”: la probabilidad de justicia y libertad, la esperanza y la ilusión. Ambas fuerzas, sospecha y esperanza, probablemente no sólo se complementan, sino que se orientan la una a la otra.

En fin, queridos sátrapas todos (pues sí, todos lo son, aunque no lo sepan), mucho hemos balbucido en este comentario. Nos felicitamos porque nos haya traído aquí nuevamente a nuestro siempre oído con atención Zizek (aunque, por cierto, que traducciones más sincopadas).

Ubú le guarde.



Comentario de sátrapa Ph - 15 Noviembre '06 - 12:06



Salud a todas;

ciertamente la traducción en nefasta: Del mismo artículo encuentro una traducción mucho mejor en Rebelión

www.rebelion.org/imperio/040609zizek.htm ,

pero no es frecuente hallar buenas traducciones de este Sátrapa en la red. Tiene un espacio dedicado a sus textos traducidos al castellano

http://es.geocities.com/zizekencastellan.. ,

pero en casi todas ellas abundan las incorrecciones y los errores, y hasta los “falsos amigos” (Constipado por estreñido, en Ing. constipated). En cualquier caso es de agredecer que alguien se tome la molestia de traducirlo y difundirlo libremente en la red.

Resulta muy acertada su intervención mencionando la pedagogía crítica, de oprimido. Hay un teatro del oprimido (recordemos que el Sátrapa Freire insistía que no era para el oprimido ni por el oprimido, sino DEL oprimido, en tanto tomando conciencia de su propia opresión), con una clara intención pedagógica, es decir de crítica ideológica, de creación colectiva (Boal). No tiene claro esta vicesatrapía que esté suficientemente explorada esta fundamental vía en la poesía: poesía del oprimido, poesía crítica, de creación común, que trabaje en devolvernos la voz oprimida del pueblo.

Salud a todas.



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