13 Mar '12 -Cuatro poemas de Manuel Moya, del poemario "De puertos y fronteras"

[NO CONSIENTAS]

No consientas que arranquen una tabla de tu choza,
De consentirlo hoy, mañana volverán,
cuando arrecie el frío o el tedio los carcoma,
hasta que tu casa no sea más que un solar inhóspito,
o quede lejos, o ni exista acaso.
Sea tu casa todo
y en ella duermas hasta que rompa el alba
y entres en ella como quien entra en un río.
Mas cuando de ella te alejes, lleva en ti cada una de sus tablas,
sus muros, su techumbre, los besos que te esperan,
y así, del tifón defiéndela,
de la miseria y la justicia de los hombres,
defiéndela de Dios y de la noche,
del gobernador, de sus esbirros
y si cae o la derriban, álzala, como la niebla se alza en el otoño
cuando el sol aún no ha cuajado en el cielo.
No consientas que arranquen ni una sola tabla de tu choza.


****


[ME ECHAN DE MI CASA]

Me echan de mi casa,
como antes me obligaron a permanecer en ella.
Me quieren callado. Pero quién, quién
puede hacer que calle mi cerebro.
Quién pude hacer que el vencejo se eche sobre la nieve,
quién que el escorpión baile.
Me iré de mi casa. De mí no puedo irme.


****


[DE ENTRE TODO]

De entre todo, quisiera la riqueza.
Sí, ser rico. Silbar, tenerlo todo,
de nada preocuparme,
mirar al cielo y decidir: “es mío el cielo,
mía la nube, ese color, esas calandrias”.
Que todo fuera mío, así la tarde
y la mano que ha lanzado el pedrusco,
mío todo, mío todo hasta caer exhausto de riqueza,
hasta molerme la espalda y los labios de riqueza,
hasta que el riñón y las uñas me estallen de riqueza.
Rico, sí,
como a su manera lo es la nieve o lo es la nutria,
rico hasta quedar exánime,
sin nada que decir, hasta que me arda el cuerpo,
tan rico como el clavo de una puerta,
como la luna tras el álamo,
o la garceta que remonta el agua
con un pececillo plateado,
rico y que al salir de casa todos me señalen:
ahí va él, tan ricamente como el pájaro
que cruza las altas cordilleras
y viene a anidar junto al Gran Río.
Quiero ser rico, muy muy rico,
que hasta me enferme ser tan rico,
que hasta me avergüence ser tan rico,
que todo me sobre, que prescinda de todo,
que nada me fuerce, que ante nada me incline,
que agradezca un mendrugo
mucho más que un diamante.


****


EL TEJEDOR DE LINO

Se pregunta el tejedor
si tendrá hilo para acabar la pieza.

Ya es de noche cuando ultima la labor.

A la mañana, con la luz,
examina largamente su trabajo
y no le gusta. Pero prepara el lino,
dispone las madejas para un próximo viaje.


Cuatro poemas de Manuel Moya, de De puertos y fronteras (Col. Barrio de Maravillas, Junta de Castilla-León, Valladolid, 2011)

Editado por dabolico, el día 13 Marzo '12 - 22:13, en Poemas.

Ha dicho algo al respecto:

Comentario de Vietnam visa () - 14 Marzo '12 - 07:48



I think there will be many people interested in these four poems. I appreciate all four poems by Manuel Moya

From: Vietnam visa at http://www.myvisa.vn



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