06 Ago '06 -Sobre Cuba, en estos días.

He extraído lo que sigue de este artículo.


También este artículo de Rebelión.


En la sesión que cerró el seminario ¿Qué significa hoy pensar políticamente?, Belén Gopegui, autora de libros como La escala de los mapas, Tocarnos la cara, o El lado frío de la almohada, leyó un fragmento de su intervención en el IV Encuentro Hemisférico de Lucha contra el ALCA que se celebró en La Habana (Cuba) entre el 27 y el 30 de abril de 2005. En esa intervención hablaba de un cuento en el que se asegura que si una rana cae dentro de una olla con agua a 50 grados, comprende inmediatamente el peligro que corre su vida y salta fuera. Sin embargo, si la rana está dentro de una olla con agua fría que se va calentando lentamente hasta que alcanza los 50 grados, no advierte el peligro, se queda quieta y sin reaccionar y, finalmente, muere.

"Quizás en Europa, señaló Belén Gopegui, hay en estos momentos un montón de ranas adormecidas por el calor que se obtiene de expoliar a otros pueblos". Y no reaccionan, porque hace mucho tiempo que están dentro de la olla. Pero saben, o al menos intuyen, que el agua está cada vez más caliente, que en la actualidad, no sólo está en juego la dignidad de dos tercios de la población mundial, sino la propia supervivencia de la humanidad.

¿Sería posible cambiar el final del cuento, e imaginar que en Europa puede ocurrir algo -una catástrofe, un error de cálculo, una sucesión de pequeños acontecimientos imprevisibles e incontrolables- que permita que todas esas "ranas adormecidas", adviertan el peligro y reaccionen exigiendo "bondad, dignidad y sentido común"? Belén Gopegui cree que sí, porque las reacciones de los seres humanos, a diferencia de las ranas, están determinadas no sólo por condiciones objetivas, sino también subjetivas. Y estas últimas -que dependen todavía de cosas que ni el fascismo ni el capitalismo pueden controlar- hacen que "una persona mansa y temerosa, cobre valor y vida". "A veces, añadió la escritora madrileña, un país entero, resistiendo y avanzando, puede convertirse en suministrador de esas condiciones subjetivas para el resto de mundo. Como hace, a día de hoy, Cuba".

En este punto de su intervención Belén Gopegui se lamentó de que con demasiada frecuencia se olvida que escritores y artistas son también trabajadores. A su juicio, eso ocurre porque su trabajo es confuso. "Un zapato es un zapato, explicó, y cualquiera sabe para que sirve. Pero no es tan fácil saber para que sirve una historia y un sueño". En cualquier caso, igual que los demás trabajadores, los escritores y artistas tienen jefes y según Belén Gopegui, deben luchar contra ellos para lograr que sus obras ("las historias que inventan y los sueños que imaginan") no estén al servicio de los intereses del Capital.

Y en esa lucha, no siempre es fácil saber cuando se acierta. En este sentido, Gopegui cree que la Revolución cubana puede suministrar "condiciones subjetivas" a los artistas e intelectuales europeos que, según ella, necesitan mucha ayuda en su trabajo, pues hay demasiadas cosas que no son capaces de contar. "Por ejemplo, subrayó Belén Gopegui en la fase final de su intervención en el seminario ¿Qué significa hoy pensar políticamente?, no hemos sabido contar que el bienestar de los países occidentales se apoya en el expolio sistemático del resto del planeta, que las aceras de nuestras calles están ensuciadas por el miedo de otros, por la desolación de otros, por el 'ahí te pudras' que aflora en nuestros labios cada día, lo queramos o no. Porque ningún habitante de un país capitalista puede eludir la obligación de pronunciar en algún momento ese 'ahí te pudras', ni evitar que otros lo digan en su nombre".

Editado por dmg, el día 06 Agosto '06 - 16:51, en Critica Comentario.

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