02 Oct '10 -Miguel Ángel Velasco

Se nos va un poeta: Miguel Ángel Velasco. Un poeta.
La muerte, tan torva, no entiende de palabras espléndidas y reveladoras ni de vidas luminosas.
Parece mentira, y duele.


MALLORCA REVISITED

Para Francisco Brines

A cuatro días de morir el viejo
me he ido, solo, a bailar
-a cuatro días, ni uno más ni uno menos-,
a una gruta de esas:
luces estroboscópicas y músicas de trance.
Pensando en el albur
de encontrarme de nuevo a los dos rusas
de la estancia pasada, Ira e Inna,
de una ternura audaz, y repetir
aquello tan conforme de los tres en la cama,
mirándolas beberse en los desmayos
de mi virilidad. Olvídate,
ya no las verás más a Ira e Inna;
recordarás tan sólo, agradecido,
esa lujuria santa.
Mientras ya van tres cápsulas
de Semilanceata,
esos hongos salvajes
que te aceitan las vértebras. Y bailas,
bailas como un poseso
a los treintaycinco años de tu edad,
con los ojos cerrados,
enhebrado en el ritmo,
multiplicado en brazos y figuras
como un derviche ido.
Contra la muerte bailas, contra la puta muerte,
por ese bulto rígido de tu viejo en el féretro,
por su rostro amarillo.
Si algo quieren que vengan las bacantes,
que se planten delante,
a ver si alguna hay que también baile
contra la muerte hoy,
multiplicándose en fatalidad,
descoyuntada en varias,
haciéndose una lámina vibrante
herida del destino,
puro mimbre... si no
para otra bailaré. Porque esta noche
contra la muerte bailas,
como un fragmento suyo desatado,
como su cola eléctrica, amputada,
de lagarto amarillo.


***


LAS NUBES

Yo no os había visto hasta aquel día,
iba bajo vosotras sin saberos,
decía acaso nube con descuido
o bien cogía una para un verso
como pañuelo claro en el andén
de la memoria; pero no os veía.
¿Qué haría mientras tanto; en qué comercio
oscuro me andaría con el sueño;
en qué mina de olvido, en qué caldera
apilaba el carbón de la desdicha;
por qué calles sin cielos vagaría
mirándome las puntas polvorientas
de los tristes zapatos, o con qué
visera amarga malogré mis ojos;
qué amor amargo los tenía presos
en espejos de sed, que no veía
las luminosas nubes?


Dos poemas de Miguel Ángel Velasco


Aquí el prólogo de Vicente Gallego a La mirada sin dueño.

Aquí la terrible noticia.

Editado por palabra, el día 02 Octubre '10 - 11:47, en Critica Comentario, Enlaces de interes, Poemas.

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