13 Feb '10 -3 poemas de Íñigo San Sebastián

WIR WERDEN VON ZU HAUSE WEGGEHEN

Creo que ayer morí.
Eso me han dicho. Llaman. No hago caso,
supongo que no hay nadie
—¿acaso no se entiende que esté ausente?—.
No quiero ir a mi entierro,
que intenten convencerme,
con caras como siglos, de mi fuga.
Me basta con saber
que no soy necesario.

Entonces, ¿por qué nadie abre la puerta?


***


LOS PUEBLOS DEL MAR

Esta paz relativa no es eterna,
vendrá, para asolarnos, el pasado,
y esa lejana guerra
querrá poner sus pies sobre la mesa.
Beberemos entonces el desprecio,
sonreiremos a nuestro desamparo
y empuñaremos contra el resto nuestras armas
hasta que queden mudos los espejos
y no exista un reflejo de nosotros
que pruebe la derrota.
Entonces, perturbados,
quizá los vencedores prefieran suicidarse,
como si nada hubiera sucedido.
Nadie sabrá explicar
el motivo de nuestro leve rastro.


***


FUEGO EN LOS BALCONES

¿No veis cómo en Segeda
las llamas iluminan el incendio?
En todos los salones, por la noche,
el humo se convierte en el único dueño,
filtrándose a través de las ventanas.
Recuerdo a las mujeres
en sus barcas, huyendo por el río;
lo mismo sucedía cruzando la frontera:
corrían todos sobre las cenizas
con sus talones muertos, calcinados.
También arde este suelo
sin respirar el humo de sus brasas:
se observa en un espejo en miniatura
abstraído en su juego,
como un niño inocente
descubriendo los pliegues de sus manos.


3 poemas de Íñigo San Sebastián, de La velocidad de los días.

Editado por palabra, el día 13 Febrero '10 - 00:41, en Poemas.

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