29 Mar '09 -El libro de las derrotas, de Antonio Orihuela

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Antonio Orihuela:
Libro de las derrotas
Ensayo sobre el conflicto desde la teoría del bricolaje

(Ed. La Oveja Roja, 2009)



He aquí un libro a caballo del ensayo, la prosa y la poesía. Un libro en el que la orquesta mecánica de Chin Shih Hueng Ti vaticina la lógica del funcionamiento de la nueva fase de acumulación capitalista y pone música al naranjero de Durruti, a una turista llamada Federica Montseny y a Francisco Franco pegado en una moneda como Caudillo de España por la Gracia de Dios mientras sopla muerte sobre media España.

Personajes, lugares, imágenes puestos al servicio de una contraépica que los cuestiona, textos nómadas que se despliegan con voluntad de desafiar lo establecido, de voltearlo, de marcar una deriva que busca tesoros para continuar la guerra por la realidad. Tal es el reto que nos propone este libro, aprehender un discurso descentrado, hecho con materiales dispersos y de segunda mano, en continua remisión a otros acontecimientos, a otras huellas, a otros documentos que trazan el campo simbólico como escenario de batalla, para exponer que el conflicto persiste como elemento constitutivo del propio sistema... Un libro de «derrotas, derroteros y maravillas». Un libro que cobija un mapa. Porque «todos los mapas están llenos de señales que indican otros tantos caminos».

Editado por administrador, el día 29 Marzo '09 - 21:30, en Poemas.

Han dicho algo al respecto:

Comentario de Juan Faneca Pérez () - 23 Mayo '09 - 15:19



será un tostón insoportable, pedante y un sí es no es dogmático, como todos los suyos



Comentario de para J.F. Pérez - 24 Mayo '09 - 19:46



Pues probablemente lleves razón: siempre que “dogmático” signifique moral y políticamente intransigente y “tostón” sea antónimo de banal. Para literatura banal y flexible ya tenemos “Los pilares de la Tierra” (inter alia) y para diversión, la Play Station 3. En cualquier caso, pareces poco dispuesto siquiera a abrir el libro. Pues vale. Lo entiendo. A mí, sin embargo, me interesaría más saber si en este libro Orihuela dice algo verdadero (la verdad, tan dogmática, la pobre).

Por cierto, ¿qué es “un sí, no es”?



Comentario de Juan Faneca Pérez - 24 Mayo '09 - 23:22



Eso requiere previamente definir “moral” y dfinir “política”. La única moral (es decir, conducta reglamentada,) posible es el no al poder, al estado pecuniario o al capital sostenedor del estado. La poesía huye de cualquier intento de presupuesto teórico “a priori”, sólo puede ser estimada en lo que hace a su “valor de uso”,en lo que le sirva a la gente para decir no.
La plítica a la que te refieres será probablemente esa política que hacen los políticos que hacen la política; tras 200 años, más o menos, de creer en esa política parece que la cosa no ha cambiado mucho. ¿no?
“Un sí es no es” es una locución perifrástica que matiza la voz “dogmático” porque, a pesar de todo, uno guarda cierto aprecio a las actitudes desobedientes y rebeldes….



Comentario de Juan Faneca Pérez () - 28 Mayo '09 - 19:54



Menos moralizar y más razonar



Comentario de Ishtar - 03 Junio '09 - 01:54



Menos mal que te aburre la erudicción de otras aportaciones y te resulta pedante la escritura de A.Orihuela, porque si hay algo que no caracteriza este comentario tuyo es precisamente la frescura y la genialidad de lo claro, sencillo y conciso. Y lo digo “sin acritud”.



Comentario de Juan Faneca Pérez () - 06 Junio '09 - 21:52



“Frescura” no sé qué clase de quisicosa será. Lo de la “genialidad” es para pasarlo por alto, dadas las imbricaciones que tiene des de hace ya bastante tiempo con los mecanismos de neutralización de la cultura dominante para inutilizar cualquier razonamiento que no se avenga con los presupuestos
admisibles por el orden reinante. En cuanto a lo de “claro, sencillo y conciso..”
he de decirte, reina, que justamente aquello más sencillo, aquello con lo que nos topamos todos los días, es lo más difícil de entender. Con todo, probablemente lleves razón y la cosa no esté clara del todo.
Mi simulada antipatía por los libros de A.O. tiene más de provocación que de otra cosa.
Y como se acerca el verano y no puedo evitar esta intromisión intolerable de mi persona en lo que pretende ser mero razonamiento, te dejo unos versos(y aquí me expongo a tu crítica implacable) a modo de rosas sin espinas:
si soñar con la luz impòsible de tus ojos
fuera pecado, yo estaría
eternamente en un confesionario

Salud.



Comentario de para JF Pérez - 07 Junio '09 - 15:06



Juan,

no veo claro lo de que el valor de uso de la poesía sea ayudar a decir “no” al poder. Pero incluso dando por supuesto que así fuera o seriese, tampoco veo nada claro de qué forma podría ayudar a estimarla (es decir, a discriminar qué poesía sí cumple ese valor de uso, y cuál no). El problema es que, si no me equivoco, el valor de uso es siempre cualitativo y se escapa, precisamente, a valoraciones cuantitativas.

Más cosas que no veo claras: que la poesía huya de intentos a priorísticos, si con ello quieres decir que la poesía es indefinible teóricamente. Si querías decir otra cosa, no te sigo.

Otra: vale, hablé demasiado a la ligera de política y moral. De acuerdo. Pero tampoco veo muy claro tu intento de definición.

A lo mejor, era más claro ver el asunto por el lado del valor de cambio. La poesía como mercancía.

Desde esta perspectiva, mucho me temo que ni AO ni ningún otro iba a salir muy bien parado.



Comentario de Ishtar, para Juan. - 07 Junio '09 - 17:19



Reconozco, mi querido provocador, que tengo que darte las gracias. Y tengo que dártelas porque me desconciertas. Hacía ya mucho tiempo que nadie conseguía hacerlo. Me agrada que me sorprendan, y tú, con tus vaivenes argumentales y formales, consigues descolocarme. A veces me pregunto si no tendrás doble, o triple, o cuádruple personalidad (o sencillamente hayas “nasío pa´provocá”). No importa, te envío saludo lleno de “frescura” (gracias por las rosas).



Comentario de Juan Faneca Pérez () - 14 Junio '09 - 13:46



Dada la fractura social que el orden que padecemos impone de manera sangrante, convirtiendo lo que era o pudiera ser comunitario, común, en un conjunto de elementos diferenciados y sabidos a los que se denomina individuos (como la ciencia- otro invento del poder- “átomo”), y, en vista de que la poesía se circunscribe (incluso aquella que se quiere más netamente política) al ámbito de lo privado o particular, bien estará que su ejercicio denuncie la mentira, el ardid, la trampa que fundamenta la subsistencia de manera determinante del poder mismo. Es algo que puede experimentarse de forma directa y palpable apelando a la experiencia de cualquier lector de poesía: unos versos o todo un poema, de pronto, dan en el clavo, tocan la llaga común y se produce el milagro laico de la poesía. Es a esto a lo que llamo “valor de uso” y es esto lo que creo que puede hacer la poesía contra el capital y su estado (o viceversa).
En lo que se refiere a lo apriorístico en poesía, no quisiera que fuera una mera “impresión personal” (éstas no valen para nada; bueno sí: para que la rueda siga rodando) ese rechazo que me produce el hecho de que cualquier grupo, corriente o cenáculo poético, en cuanto hacen sus primeros pinitos editoriales y demás, se lanzan automáticamente a diferenciarse, amarcar territorio y, en consecuencia, a fabricar poéticas o “teorizaciones” de diversa índole. Es cierto que hay maneras de hacer más condescendientes con el poder que otras, pero éstas se deslegitiman solas, por cuanto que se venden al mercado, al ministerio de cultura y otras instituciones del poder ( desde ayuntamientos, diputaciones o el mismo ministerio hasta grandes empresas o modestas cajas de ahorro). Tanta gesticulación autoafirmativa y onfaloscópica se me antoja sospechosa.
En cuanto a lo de “moral”, me reitero: se han llegado a cometer tales tropelías en nombre de esa señora, que la única moral posible, la única que no jode al pueblo, es la del no al poder.
Efectivamente,la poesía contemplada desde la perspectiva del “valor de cambio” tiene bastante más enjundia. Sólo hay que ver eso que ya hemos señalado antes: cómo cualquier institución cultural o económica se afana en fomentar, subsidiar y publicitar
todo tomito de poesía (vaguedades metafísicas, expresión del “genio”) que se les acerque a la cartera o a la urna. Y esto, querido camarada, como tú comprenderás no es nada inocente. Se consigue (consiguen Ellos) como poco dos cosas: una: se convierte la poesía en una actividad para elegidos o héroes románticos, vedando el paso al resto de la población ( al posible disfrute verdadero y, por tanto, semilla de rebelión) y, con el culto concomitante a la personalidad del poeta, a su firma, se refuerza el fetiche fundamental del que vive la puta democracia: el individuo; y dos: se hace creer que hay una Cultura, un canon, una actividad oficial e histórica a las que todas las demás deben remitirse y de la cual todo lo demás no será sino un acercamiento más o menos imperfecto a esa norma, desposeída de todo atisbo de rebeldía y absolutamente inocua.
En fin, no sé si ahora está más claro. Si no es así, me lo dices y le damos otra vuelta, que así me aclaro yo también un poco más.

Salud.



Comentario de Ishtar - 14 Junio '09 - 21:17



Lamento inmiscuirme en vuestra pomposa conversación pero soy muy manipulable. A mí me ponen el trapo rojo de una buen debate y entro como los mihura.
Antes de nada supongo yo que vuestras opiniones serán “impresiones personales” de esas que denostas tanto, Juan, pero que en última instancia tú también practicas, porque las teorías que tú defiendes son tus creencias personales, basadas en las experiencias y conocimientos de ese individuo del que reniegas. Lo que debería hacer rechinar tus dientes no es el individuo, sino la potenciación exagerada y peligrosa que se hace del individualismo, donde sólo existe el sálvese quien pueda, el yo mi me conmigo, el indivíduo y su egoismo por encima de todo; y éste no está por encima de todo, pero tampoco por debajo de nada. Todos/as somos mentes individuales, con gustos y personalidad individual (o así debería de ser, no como los rebaños de gregarios en los que quieren convertirnos); individuos que aportarían al colectivo tanto o más de lo que reciben de él, pero que no se funden y despersonalizan en lo común (eso es lo que han intentado siempre las dictaduras absolutistas del signo que sean). El individuo configura el colectivo pero sin ser esclavizado por él.
Por otro lado dais por sentado que la poesía, para poder llamarse así, para estar “legitimada” debe de ser denunciadora de mentiras, coadyuvante contra el poder etc… como si esas características debieran ser intrínsecas al poema. Esas actitudes son personales. Es el individuo el que se posicionará, si su conciencia se lo dicta, frente al poder. Y lo hará a través de aquello que más cerca tenga o que mejor se le dé, o que considere más efectivo. Da igual que lo haga a través de la escritura, de la pintura, de sus clases en el instituto o de la concienciación de sus compañeros en la obra. Y si no lo hiciera no por ello dejería de ser albañil, maestro, o escritor, simplemente el fin de su obra sería otro, no la utilizaría como a nosotros nos gustaría, pero no dejaría por ello de ser poesía.
Lo de que la única moral que no jode al pueblo es la del no al poder es demagogia pura. Tendrías que definir el concepto tan desgastado y manido de “pueblo”, y también al “poder”, además de incluir en la aclaración la manera en que se intentaría acabar con él (algunas veces más inmoral que el propio poder).
Por otro lado es cierto que desde las “instituciones culturales formales” se potencia la literatura que se quiere y que sirve para perpetuar su existencia, pero eso no significa que todo lo que se salga de esos cánones, por el mero hecho de salirse, sea bueno o interesante, detrás de lo “no oficial” se esconde a veces mucha gilipollez (y perdona la expresión). Por no hablar de todo lo “no oficial” “anticapitalista” que es sostenido por entidades públicas (cajas, ayuntamientos etc) que tú comentas, entidades que no dejan de ser “Estado”, el mismo que sostiene al capitalismo que denuncian las obras auspicidas y publicadas, las cuales no mencionan en sus páginas a ese pequeño gran hermano que les publica por interés ególatra.
Y para finalizar, compañero, los camaradas no se despiden con un “salud”. El color de “los camaradas” es el rojo sangre; el de los compañeros que firman con “salud” el negro libertario (puede parecerte una bobada pero la diferencia entre unos y otros es inmensa), aunque todos escribamos en el mismo sitio. Salud.



Comentario de Juan Faneca Pérez () - 06 Julio '09 - 20:50



Tras este lapso involuntario, sólo un par de cosas.
El que lo que aquí se habla te parezca una “pomposa conversación” y, simultáneamente, un “buen debate” es, como tú comprenderás, una contradicción y nos sitúa de pleno en medio de lo que aquí se hablaba: como dos cosas no pueden ser al mismo tiempo, a lo mejor tú misma noeres tan tú misma como crees: eres, al menos en este trance, dos.
Se emplea la palabra pueblo justamente porque está ya en desuso: el hecho de que su utilización merezca el calificativo por tu parte de “pura demagogia” evidencia bien a las claras hasta qué extremo esto es así.
Te acompaña la razón, pues, al detectar la falta de objeto que la palabra tiene en la actualidad; te abandona por cuanto que creo que sigues pensando en ella en sum acepción clásica (partes de un todo. individuos de una colectividad, de una nación,
de una clase). No, aquí “pueblo” hace referencia a aquello que está por debajo de ti o de mi y que no somos tú o yo. Todos somos individuos, “yos”, y, al mismo tiempo (contradicción), somos pueblo.
En cuanto a lo del saludo (salud-o), probablemente lleves razón: yo no debo saber mucho de comunismo o anarquismo. Así que te lo concedo y le pido disculpas a tu almita libertaria. En cualquier caso, creo que no debieramos ser exclusivistas con el lenguaje natural, que es el ejemplo primero y eximio de lo público: es de todos y de nadie, anónimo y común.
En fin, camarada, compañera,
salud.

PS: Dos ejemplos de que esto lo piensa cualquiera apenas se deje hablar, que no es cosa de mi persona o de mis “experiencias personales”:
“Por lo cual hay que seguir a lo público: pues común es el que es público. Pero siendo la razón común, viven los más como teniendo un pensamiento privado suyo”
HERÁCLITO (s.VI a.c.)
”(...)El individuo es todo. ¿Y qué es, entonces, la sociedad? Una mera suma de individuos. (Pruébese lo superfluo de la suma y de la sociedad”
“Por muchas vueltas que le doy- dijo Mairena- no hallo manera de sumar in diviuduos”
A. MACHADO



Comentario de Ishtar - 06 Julio '09 - 21:36



Perdoname, de verdad que no es mi intención faltarte al respeto o ser desagradable, me gusta debatir contigo; pero ¿estabas fumado cuando escribiste esto?.



Comentario de Juan Faneca Pérez () - 07 Julio '09 - 18:08



Doy por finalizado el debatew que nunca existió



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