¡Libre cultivo de la hoja de coca! ¡Libertad para los presos políticos! 

      
           Yasser Arafat: Mártir de la Independencia del Pueblo Palestino

                    

    Ejemplo y mito. El líder nacionalista palestino ha trazado un camino inexorable de resistencia y combate para la liberación de su pueblo.

A dos años de su partida

Yassin Kaoud * / Revista Mariátegui
 20/11/06


Yasser Arafat nació en Jerusalén el 24 de agosto de 1929 con el nombre de Muhammad Abdel Raouf Arafat Al Qudwa Al Husseini. Hijo de padres palestinos, fue el sexto de siete hermanos. Pasó su infancia en El Cairo, Jerusalén y Gaza donde se educó. Desde pequeño presenció cómo se gestaba la revolución palestina de 1936 contra el Imperialismo Británico y por la liberación nacional.

Vivió los momentos de dolor de su pueblo producidos por las organizaciones terroristas judías que contaron con el apoyo político militar de los ingleses, los mismos que facilitaron la inmigración de los judíos a Palestina. Ya en el año de 1917 se habían tomado acuerdos entre el movimiento sionista judío Europeo y el canciller de gran Bretaña (Belford), para apropiarse del territorio palestino y establecer un estado judío, desalojando a sus habitantes naturales mediante métodos terroristas. Arafat tomó parte de los movimientos de resistencia palestina contra la colonización judía, al integrarse al partido Árabe de Palestina.

Durante la primera guerra árabe-israelí (1948-1949) desempeñó tareas logísticas en las filas del ejército egipcio. Con la derrota de los países árabes y el engrandecimiento territorial del recién creado Israel, su familia se trasladó a vivir al Cairo sumándose al éxodo de refugiados palestinos que se desperdigaron por Líbano y Jordania.

En 1950 estudió ingeniería civil en la Universidad cariota, donde de reveló como dirigente nato. En 1952, año del golpe revolucionario que derrocó a la monarquía conservadora de Faruk I, Arafat se afilió a la Federación de Estudiantes Palestinos (FEP). En 1953, fundó su propia organización, la Unión General de Estudiantes Palestinos.
Arafat creó células de fedayin (combatientes) y planificó ataques guerrilleros contra el ejército israelí desde Gaza que había sido incorporado a la administración egipcia en 1949.
En 1956 Arafat se recibió como Ingeniero y fundó la Unión General de Estudiantes Palestinos asumiendo el cargo de presidente de la misma.

Al estallar en 1956 la guerra contra la nacionalización del Canal de Suez ejecutado por el presidente Revolucionario de Egipto Nasser, Arafat se enroló como voluntario en el cuerpo de ingenieros del ejército egipcio y tras participar en los combates de Abukir y Port Said contra Gran Bretaña, Israel y Francia, recibió el grado de teniente.

En 1957 asistió como delegado palestino a una convención de estudiantes en Praga, de allí pasó a Alemania y luego radicó en Kuwait que por aquellos años se encontraba bajo el protectorado británico. Fue en este último lugar cuando comienza a considerar que la lucha la debían asumir los mismos palestinos debido a que no se podía confiar excesivamente de la solidaridad de los gobernantes árabes. Como consecuencia de estas conclusiones es que creó ese mismo año el movimiento de AL FATAH conjuntamente con sus colaboradores Jalil al-Wazir o Abu Jihad, y Salah Jalaf o Abu Iyad. Desde allí Arafat pasó a ser conocido como |Abu Ammar (Padre Constructor). Fatah celebró su I Congreso constitutivo en Kuwait en 1959.

En 1963 Fatah abrió su primera oficina en Argelia donde fue reconocido por Ahmed Ben Bella. El triunfo en Siria del régimen militar baazista le permitió cobertura territorial para las incursiones contra Israel realizadas por el brazo militar de Fatah, Al Asifah (La Tormenta).En 1964 Arafat realizó un viaje a China en busca de asistencia sin embargo no pudo obtener ni dinero ni armas. 

En 1968 Fatah y otras agrupaciones nacionalistas ingresaron a la Organización para la Liberación de Palestina (OLP), que había sido establecida por el I Consejo Nacional Palestino (CNP), reunido en Jerusalén Oriental en 1964. Arafat y Fatah comienzan a asumir un rol de vanguardia en la lucha de liberación y el IV Consejo Nacional Palestino reunido en El Cairo le da luz verde para presentar la nueva Carta nacional Palestina. Ya dentro de la OLP Arafat críticó al principal dirigente de la (OLP) Ahmad Al Shokairy y a los gobernantes árabes acusándolos de haber desprestigiado el movimiento de liberación nacional palestino por sustraerse de la Guerra de los Seis días en junio de 1967, que acarreó la ocupación militar israelí de Cisjordania, Jerusalén Oriental y Gaza y generó una segunda ola de refugiados de alrededor de 600 000 palestinos.

La defensa de los tres territorios palestinos había correspondido a los ejércitos de los estados que los gobernaban, Jordania en los dos primeros casos y Egipto en el tercero. La ofensiva del Ejército israelí barrió en pocos días a las fuerzas árabes de estos tres Estados debido a que eran poco profesionales y recién habían sido liberados de las garras del colonialismo Británico y Francés los cuales los dejaron muy débiles en muchos aspectos. Egipto perdió, además, todo el Sinaí, y Siria, los altos del Golán.

El prestigio combativo de Fatah y Arafat, se cimentó en episodios como la batalla de Al Karameh, Jordania, el 21 de marzo de 1968, en la que aquel, al frente de 300 fedayines y con la oportuna ayuda de la artillería jordana, resistió el ataque de una división blindada y la aviación israelí. 

En el curso del V CNP, reunido en El Cairo del 1 al 4 de febrero de 1969, Arafat fue elegido presidente del Comité Ejecutivo de la OLP (CEOLP). Antes de terminar el año, Arafat asistió a las primeras cumbres de los jefes de Estado árabes como cabeza de la delegación palestina.

La OLP intensificó sus operaciones de hostigamiento desde Jordania, su cuartel general a partir de 1967, y las nuevas bases en el Líbano, lo que provocaba represalias israelíes contra ambos países, dejando en situación comprometida a sus gobiernos. El rey jordano Hussein temeroso de las airadas respuestas de Israel se aprestó a desarticular las estructuras de la OLP en el reino. En 1970, el secuestro de tres aviones de línea occidentales por elementos del izquierdista Frente Popular para la Liberación de Palestina (FPLP) y su desvío hasta el aeropuerto jordano de Zarqa, en pleno desierto, agotó la paciencia del Gobierno de Ammán, que liberó a los pasajeros en una operación militar. 

La mediación de Nasser, alarmado ante esta verdadera guerra civil entre árabes, permitió que Arafat y Hussein firmaran un cese de hostilidades el 27 de septiembre. Poco tiempo después Nasser murió. A comienzos de 1971 las luchas se reanudaron y no terminaron hasta que la OLP fue derrotada en julio. Arafat, acusó al monarca Hachemí de haber pactado con Israel y Estados Unidos la liquidación de la OLP en el reino a cambio de la devolución de Cisjordania. En su continuo peregrinar, Arafat se trasladó con sus hombres al Líbano.

Desde su salida de Jordania en 1971, Fatah, junto a otros grupos de izquierda había sufrido grandes pérdidas en su capacidad militar, que en conjunto disponían de unos 25.000 militantes, reestructuró sus fuerzas armadas en dos grupos: los fedayines encargados de la lucha de guerrillas en Palestina y encuadrados en Al Asifah, y la Organización Septiembre Negro (OSN), mandada por Abu Iyad y especializada en atentados y secuestros. Para el mundo, la más espectacular acción de la OSN fue la toma por un comando en septiembre de 1972 de la villa olímpica de los Juegos de Munich, que terminó con la muerte de 11 atletas israelíes y cinco asaltantes palestinos.

El secuestro aéreo, asaltos a embajadas y atentados contra objetivos judíos, en diversos lugares de Oriente Próximo, África y Europa, tuvo consecuencias complejas. Por una parte, hizo que el ciudadano medio de Occidente identificara la lucha nacional palestina con la violencia a cargo de organizaciones de la izquierda marxista, y por otro lado afirmó la existencia del pueblo palestino ante los ojos del mundo cosa que Israel siempre lo negaba llamándolos árabes sin utilizar el termino palestinos.

Por otra parte, Arafat, fue nombrado por el VIII CNP, en febrero de 1971, Jefe Supremo del Mando General Unificado de las Fuerzas de la Revolución Palestina y por el XI CNP, en enero de 1973, Jefe del Departamento Político de la OLP, que puso en sus manos la gestión de los asuntos internacionales de la organización. Estuvo así en condiciones de aunar apoyos y reconocimientos de gobiernos y organismos mundiales a su estructura político-militar, que luchaba honorablemente contra el enemigo sionista en la línea de los movimientos de liberación nacional. Al tiempo que mantenía abiertas todas sus opciones de lucha armada, Arafat evolucionó sutilmente en el grado de exigencia de una patria Palestina. En el manifiesto programático de Fatah de enero de 1968 y en el V CNP de febrero de 1969, había propuesto un Estado palestino "laico y democrático", con igualdad de derechos para judíos, musulmanes y cristianos.

En el XII CNP, reunido en El Cairo en junio de 1974, vino a admitir la existencia del Estado de Israel en las fronteras de la partición de 1947, planteada en la resolución N° 181 de Naciones Unidas que reparte Palestina en dos estados, dentro de un programa de diez puntos que contemplaba crear una "autoridad nacional en cualquier parte de Palestina liberada o de la que Israel se retire", aunque sin renunciar a fundar un "Estado palestino democrático". La reacción del FPLP y otros grupos radicales palestinos ante esta fue tachar a Arafat de "traidor", abandonar el CEOLP y formar un Frente de Rechazo Palestino. En el XIII CNP, reunido en marzo de 1977 en El Cairo, Arafat y con el apoyo del Frente Democrático para la Liberación de Palestina (FDLP) propusieron un programa más realista aprobando un plan de quince puntos que permitió el retorno de los grupos escindidos.

Para entonces, el líder palestino había empezado a obtener también éxitos diplomáticos. La OLP fue reconocida en la VI Cumbre de la Liga Árabe en 1973, como la única representante del pueblo palestino, y en la VII Cumbre de 1974, el Rey Hussein aceptó el derecho del pueblo palestino a dotarse de un "poder nacional independiente, bajo la dirección de la OLP, su único representante legítimo". A lo largo de 1974 la potestad de los palestinos para adquirir la autodeterminación y ser representados por la OLP fue asumida sucesivamente por la Organización para la Unidad Africana en junio, la UNESCO en octubre y, con especial significación, por la Asamblea General de las Naciones Unidas, que en su resolución 2535 del 9 de diciembre de 1969 ya había reafirmado los "derechos inalienables" del pueblo palestino. Semanas después de reponer, tras 22 años de omisión, la cuestión de Palestina en su agenda, el 14 de octubre de 1974 la Asamblea General de la ONU reunida en su XXIX sesión aprobó la resolución 3210, por la que reconocía a la OLP representante legítima del pueblo palestino y le invitaba a participaren las deliberaciones sobre aquel punto.

El 13 de noviembre Arafat, en su consagración internacional, se dirigió al pleno de la Asamblea con su famosa alocución: "Vengo con el fusil del combatiente de la libertad en una mano y la rama de olivo en la otra. No dejen que la rama de olivo caiga de mi mano. Repito: no dejen que la rama de olivo caiga de mi mano". También, pidió que no se calificara de terrorista a aquellos que "luchan por la liberación de su tierra de los invasores colonialistas y los sionistas".

El 22 de noviembre siguiente, mediante las resoluciones 3236 y 3237, la Asamblea respectivamente reconoció los derechos del pueblo palestino a la autodeterminación, a la independencia y la soberanía nacionales, y al retorno de su población refugiada, y admitió a la OLP con el estatus de observador permanente. Como miembro de pleno derecho, la OLP fue admitida en la Organización de la Conferencia Islámica el 22 de febrero de 1974, en el Movimiento de países No Alineados el 17 de agosto de 1976 y en la propia LA en septiembre de 1976. 

Por su parte, Arafat comenzó a ser recibido por los líderes europeos: por el papa Pablo VI, por el canciller austríaco Bruno Kreisky, o por el Presidente del Gobierno español Adolfo Suárez, en la primera invitación oficial a una capital occidental, en Madrid el 13 de septiembre de 1979. Ese mismo año viajó también a Teherán, donde un triunfante Ayatollah Jomeini le comunicó el apoyo total a la causa palestina. Hacia mediados de 1976, la OLP había sido reconocida ya por un centenar de países.

En la década de los ochenta Arafat en dos ocasiones estuvo a punto de morir cuando Israel invadió Libano en una ofensiva a gran escala en 1982 en un Beirut devastado por los bombardeos y el 20 de diciembre 1983 en Trípoli (norte del Líbano), se salvó con la cobertura de sendas operaciones multinacionales de evacuación, del cerco de sus enemigos, el Ejército israelí en el primer caso y el Ejército sirio en el segundo.

El Gobierno de Damasco bajo el mando de Hafez al Assad, ante la guerra civil llevada entre Libaneses y al no tolerar una fuerza armada, de tamaño considerable, que estorbara sus aspiraciones hegemónicas sobre Líbano, determinó la masiva intervención militar de Siria en dicho país en abril de 1976. Salvó, de hecho, al bando del partido falangista de la ultra derecha, una secta cristiana maronista cuyos dirigentes colaboraban con Israel contra las fuerzas nacionalitas libanesas y palestinas, de ser avasallado por la OLP y las organizaciones musulmanas, cristianas y de izquierda libanesas entre otros.

El 17 de septiembre de 1983, luego de ser expulsado de Damasco, Arafat se reunió con sus hombres en Trípoli, al norte de Beirut, En el cercano valle de la Bekaa, Arafat y 4.000 de sus partidarios quedaron cercados por el Ejército sirio, hasta su evacuación el 20 de diciembre por una flota franco-griega hacia Túnez, Argelia, Yemen del Norte y Sudán. 
Asentado junto con su estado mayor en Túnez mientras las fuerzas de Fatah se reorganizaban en Yemen, Arafat procedió a recomponer la debilitada unidad de la OLP. En el XVII CNP, celebrado en Ammán del 22 al 29 de noviembre de 1984, la OLP rechazó su dimisión, en lo que entonces se consideró la resurrección política del debilitado líder de mil batallas.

En estos años en los que parecía inminente el aplastamiento de su movimiento por el bando sirio, Arafat se acercó al presidente egipcio Hosni Mubarak y al rey Hussein. La reunión del CNP en Ammán se puso fin a 13 años a la enemistad con el monarca hachemí. Luego, con su visita a Mubarak en El Cairo el 7 de noviembre de 1985, Arafat con el afán de recuperar e incorporar de nuevo a Egipto en el frente de batalla a favor de la causa de su pueblo, rompió el boicot árabe a Egipto, vigente desde que el asesinado presidente Anwar al Sadat acordara la paz con Israel en 1978, la misma que él y todos lo países árabes habían condenado como un acto unilateral y traidor. 

El 11 de febrero de 1985 la OLP aceptó en principio las resoluciones de Naciones Unidas sobre el problema de Oriente Próximo. En Ammán Arafat y Hussein tomaron el acuerdo de crear una confederación jordano-palestina, el que estipulaba un temporal "gobierno palestino asociado".

En Octubre de 1985 la tensión en Oriente Próximo se agudizó con el ataque aéreo israelí contra la sede de la OLP en Túnez y el cierre de sus oficinas en Jordania por lo que dio carpetazo al proyecto en el XVIII CNP. Reunido en Argel del 20 al 25 de abril de 1987 Arafat restableció las relaciones con Jordania. 

El estallido el 9 de diciembre de 1987 de la rebelión popular o Intifada, bajo la dirección de Abu Hijad el segundo en el mando después de Arafat y que fue asesinado por el Moosad (servicio de inteligencia israelí) el 16 de abril de 1988 en Túnez., en los territorios ocupados de Cisjordania y Gaza, indujo al líder palestino a dar un salto histórico, el cual fue facilitado por la decisión del rey Hussein, el 31 de julio de 1988, de romper todos los lazos legales y administrativos de Jordania con Cisjordania, cuya jurisdicción cedió a la OLP. Así, el 15 de noviembre de 1988 el XIX CNP proclamó en Argel el Estado de Palestina el que fue reconocido por más de 90 estados y aceptó las resoluciones del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas 181 del 29 de noviembre de 1947, 242 del 22 de noviembre de 1967 y 338 del 22 de octubre de 1973. 

El 13 de diciembre Arafat acudió a la ONU en su sede de Ginebra y no en la central de Nueva York, ya que el Gobierno de Estados Unidos le negó el visado de entrada en el país, para confirmar ante el mundo estas decisiones. En la ciudad suiza se abstuvo de portar su pistolera vacía, que sí había exhibido en su comparecencia de 1974, como gesto simbólico del alejamiento del militarismo. Dos días después, la Asamblea General de Nueva York aprobó la sustitución del término OLP por el de palestinos en todos sus documentos e instó a la convocatoria de una conferencia de paz internacional para Oriente Próximo. 

El 1 de abril de 1989 Arafat fue proclamado en Túnez "Presidente del Estado Árabe de Palestina" por el Consejo Central de la OLP reunido en sesión extraordinaria. Poco después comenzaron los primeros encuentros entre representantes de la OLP y el Gobierno de Estados Unidos, pero este diálogo oficial quedó suspendido al no llevar a ningún acuerdo.

Entretanto, proseguía la intifada. La OLP se afanó en controlar una expresión auténtica de la confrontación con Israel por la población civil que sufría su ocupación y en el verano de 1988 constituyó el Mando Unificado Nacional para que sirviera de puente entre la dirección política del exterior y la generación más joven del interior. Este Mando, de carácter nacionalista y laico al estar copado por Fatah, el Frente Democrático para la Liberación de Palestina (FDLP) y el Frente Popular para la Liberación de Palestina (FPLP), que son los más representativos entre su pueblo y formaban la columna vertebral de la OLP, se disputaron el apoyo de las figuras jóvenes populares de la Intifada.

Arafat tuvo propuestas propias para negociar con Israel, pero tres factores, más o menos accidentales, cercenaron dramáticamente su margen de maniobra. En primer lugar, el estallido de la crisis y luego de la guerra del Golfo, entre agosto de 1990 y febrero de 1991. En segundo lugar, la desintegración en los últimos meses de 1991 de la URSS, que había sido el tradicional valedor de las causas árabe y palestina y el necesario contrapeso a la indisoluble alianza de Israel y Estados Unidos. Y tercero, el auge de los movimientos islámicos integristas, ante cuyos métodos de lucha la OLP se oponía. 

El XX CNP, el 28 de septiembre de 1991, y el CEOLP, el 3 de octubre siguiente, aceptaron la participar en la Conferencia de Paz para Oriente Próximo mediante una delegación conjunta con Jordania. La Cumbre de Madrid del 30 de octubre al 1 de noviembre de 1991 puso en marcha el proceso. Durante todo 1992 y la primera mitad de 1993 tuvieron lugar las negociaciones bilaterales y multilaterales en sucesivas rondas, que sin embargo no experimentaron avances tangibles.

En un suceso aparte, que reforzó su aureola de afortunado, el 8 de abril de 1992 Arafat sobrevivió con heridas leves a un aterrizaje de emergencia realizado en medio de una tormenta de arena en el desierto libio, cerca de Kufra pudo salvar la vida, al chocar el aparato contra las dunas antes de detenerse.

Ante el curso infructuoso de las negociaciones oficiales hubo que recurrirse, desde el 20 de enero de 1993 en Oslo, a la negociación secreta, que por la parte palestina estuvo conducida por Mahmoud Abbas, más conocido como Abu Mazen, el pragmático responsable de relaciones exteriores de la OLP y uno de los más estrechos colaboradores de Arafat desde los años sesenta, y por Ahmad Qureia, alias Abu Ala, el jefe del aparato financiero de la OLP. Los buenos oficios de las diplomacias noruega y estadounidense rompieron el bloqueo y, junto con la buena voluntad de las partes, se produjeron logros que fueron anunciados al mundo el 30 de agosto de 1993.

Arafat, el 9 de septiembre, y el primer ministro israelí Yitzhak Rabin, líder del Partido Laborista y ex jefe del Estado Mayor de las Fuerzas de Defensa Israelíes (FDI), al día siguiente, suscribieron un documento de reconocimiento recíproco. El 13 de septiembre ambos se reunieron en Washington para la firma de la histórica Declaración de Principios sobre los Acuerdos del Autogobierno Interino, equivalente de hecho a un acuerdo de paz, que establecía la institución de un poder palestino autónomo en los territorios ocupados de Gaza y Jericó. Transcurridos cinco años desde el comienzo de su aplicación, esta autoridad provisional debería dar paso a un "estatus permanente", lo que para la OLP sólo podía significar un Estado soberano. 

En la ceremonia, sellada con un dramático apretón de manos por los que habían sido enemigos mortales durante tantos años, Arafat aprovechó para encontrarse con el presidente Bill Clinton, en su primera recepción por un mandatario de Estados Unidos, y para volver al día siguiente, tras 19 años de ausencia, a la Asamblea General de la ONU en Nueva York. Entre el 10 y el 12 de octubre el Consejo Central de la OLP, reunido en Túnez, deliberó sobre lo firmado en Washington y resolvió autorizar a Arafat y el CEOLP la puesta en marcha de las instituciones nacionales del ente autonómico. 

El 9 de febrero de 1994 subscribió en El Cairo con el ministro de Exteriores israelí Shimon Peres un acuerdo de seguridad, catorce días después un enajenado judío provocó una matanza de palestinos en Hebrón, primero de los muchos reveses que, entre avance y avance, dislocaron con efectividad creciente el calendario previsto en Washington. 
El 1 de julio de 1994, luego de firmar con Rabin en El Cairo, el 4 de mayo, el Acuerdo Gaza-Jericó sobre el inicio de la autonomía, Arafat entró triunfalmente en Gaza, poniendo fin a un exilio de Palestina que había durado desde su infancia. 

El 5 de julio de 1994 prestaron juramento Arafat y el resto de miembros de la Autoridad Ejecutiva del Consejo o Gobierno, pudiendo la Autoridad Nacional Palestina (ANP) iniciar su andadura. Aquel año concluyó con una última satisfacción para Arafat: la concesión del Premio Nobel de la Paz, el 14 de octubre, que compartió con Rabin. También ese año Arafat recibió en España el premio Príncipe de Asturias a la cooperación internacional.

Un esfuerzo mediador del primer ministro británico, Tony Blair, en representación de la Unión Europea (UE), y de la Secretaría de Estado de Estados Unidos, Madeleine Albright, fracasó en Londres el 4 y el 5 de mayo de 1998, ocasión en la que Arafat y Netanyahu, éste firme en su posición intransigente, ni siquiera se reunieron personalmente. 

En todo este tiempo, el caballo de batalla era el porcentaje de territorio cisjordano que Israel debía entregar a la ANP en cumplimiento con las previsiones de los acuerdos suscritos. Arafat, basándose en la letra de los mismos, exigía el 30% de territorio, pero en abril de 1998, de mala gana aunque sabedor de que era lo único a lo que podía aspirar dadas las circunstancias, rebajó su pretensión al 13%, que era la cifra contemplada por la última iniciativa de Estados Unidos. 

Ahora bien, el 7 de julio de 1998 Arafat se apuntó un éxito diplomático en la ONU, indicatorio de que casi todos los países centraban las culpas en Israel por el virtual fracaso del proceso de paz y de que el concepto de Estado palestino se abría paso en la comunidad internacional, cuando la Asamblea General aprobó por mayoría aplastante una resolución que otorgaba a la delegación palestina los derechos de intervención y réplica en los debates concernientes a Oriente Próximo. A falta de los derechos de voto y elegibilidad para determinados cargos, la delegación palestina reforzó su estatus de observador con prerrogativas propias de las delegaciones estatales. 

A finales de julio de 1998 Arafat sufrió otra contrariedad cuando Washington, cansado de la obstinación del Gobierno israelí, anunció su renuncia a seguir enviando representantes a la región, en aparente desentendimiento del proceso. Sólo desde el 15 de octubre comenzaron en el complejo de Wye Plantation unas negociaciones a puerta cerrada entre los tres estadistas, que el día 23, tras fatigosas sesiones, culminaron con la firma de los acuerdos de retrocesión, que definitivamente afectaban al 13% del territorio cisjordano y daban satisfacción a las interpretaciones y exigencias israelíes. Un 3% adicional del territorio sería declarado "reserva natural", sobre el que la ANP solo tendría competencias administrativas, reservándose Israel la vigilancia de la seguridad. 

El 14 de diciembre de 1998 Arafat tributó en Gaza un recibimiento triunfal a Clinton, en su primera visita oficial a la ANP, que aquel se apresuró en interpretar como la aceptación tácita por Estados Unidos de la pretensión palestina de estatalidad. 

El 8 de febrero de 1999 Arafat acudió a Ammán a los funerales del rey Hussein, otro gran superviviente de la región, que una vez pretendió aplastarlo pero que terminó convirtiéndose en confidente y compañero de fatigas, en un proceso de paz con Israel paralelo que para Jordania culminó sin novedad el 27 de noviembre de 1994 con el establecimiento de relaciones diplomáticas. 

En cualquier caso, a finales de abril recibió una misiva de Clinton pidiéndole que postergara la proclamación del Estado palestino el 4 de mayo a cambio del compromiso estadounidense de apoyar a la ANP en el afán por "determinar su porvenir como pueblo libre sobre su propio territorio". 

El 28 de abril, el CEOLP, con la aceptación de Hamas, aceptó aplazar la proclamación del Estado hasta después de las elecciones legislativas del 17 de mayo en Israel, a fin de no perjudicar las posibilidades de los laboristas y su nuevo líder, Ehud Barak, de quien se esperaba más ductilidad que Netanyahu y que retomara el ímpetu cercenado de Rabin. 
Como parte de este renacido clima de entendimiento en el dividido campo palestino, y a fin de aunar fuerzas ante la inminencia de un acuerdo final con Israel, en agosto de 1999 Arafat se reunió, después de muchos años con Nayef Hawathme, líder del FDLP, que, junto con el FPLP de Georges Habache y otras ocho organizaciones opuestas a la forma de conducción del proceso de paz, había suscrito en 1993 en Damasco una Alianza de Fuerzas Palestinas de oposición a la Autoridad Autónoma. Arafat asistió el 13 de junio de 2000 al entierro en Damasco de Hafez al-Assad, el mismo que nunca quiso dar validez a los acuerdos que desembocaron en la ANP.

El 15 de febrero de 2000 Arafat fue recibido en audiencia por el papa Juan Pablo II para la firma de un histórico acuerdo entre la Santa Sede y la ANP. A modo de un concordato, Arafat se aseguró el reconocimiento por el Vaticano de un futuro Estado palestino con capital en Jerusalén oriental. 

Clinton, que deseaba coronar su presidencia con un acuerdo de paz final, llevó a Arafat y a Barak al complejo residencial de Camp David del 11 al 15 de julio de 2000 para negociar el acuerdo final. Los negociadores se marcharon sin conseguir acercar las posturas en una serie de cuestiones que ambos consideraban irrenunciables. Para Arafat el ofrecimiento de Barak no coincidía con la Cumbre de Madrid (esto es, a las resoluciones 242 y 338) al descartar el retorno de los refugiados de 1967. 

Arafat protagonizó una exhaustiva gira por Europa y Oriente Próximo para explicar su postura: los refugiados de todas las guerras habidas desde 1948 tenían que regresar, Jerusalén oriental debía ser la capital del futuro Estado y éste, de no satisfacer Israel sus demandas, sería proclamado unilateralmente el 13 de septiembre. 

Todo saltó por los aires el 28 de septiembre de 2000 cuando Ariel Sharon, líder provisional del Likud, ex ministro de Defensa y veterano halcón en las luchas con los palestinos, se paseó por la Explanada de las Mezquitas rodeado de agentes de seguridad. La población civil palestina consideró esta visita una provocación israelí en el proceso de paz y reaccionó violentamente impulsada por lo deplorable de sus condiciones de vida, triplemente golpeadas por la gravísima crisis económica en la ANP, la represión militar israelí y los abusos de su propia Policía autónoma palestina. Este fue el inicio de la segunda intimada que se extendió al resto de Cisjordania ocupada.

El empleo por Israel de armamento pesado, misiles y aviación, la participación abierta o encubierta de las fuerzas de seguridad de la ANP y la movilización de las numerosas milicias y bandas armadas palestinas, convergieron en los días y semanas siguientes en una situación de guerrilla urbana, con su típica secuencia de violencia, treguas volátiles y provocaciones mutuas, siempre planteadas como actos legítimos de "resistencia" (los palestinos) o "defensa frente al terrorismo" (los israelíes). 

Arafat, si bien había advertido contra el "desastre" que supondría la llegada al poder de Sharon (siendo ministro de Defensa, dirigió las operaciones contra la OLP en Líbano en 1982, y su responsabilidad indirecta en la matanza por cristianos falangistas libaneses de cientos de refugiados en los campos de Sabra y Chatila le había convertido en el enemigo más ominoso de los palestinos), se declaró abierto a hablar con él. Éste diálogo, de producirse, no se sabía a qué podía conducir, toda vez que Arafat se negó a ordenar el fin de la intifada mientras durase la ocupación israelí, y que Sharon lo condicionó precisamente al cese de la violencia palestina al tiempo que se declaraba desligado de todos los acuerdos de extensión de la ANP firmados por Barak. 

En todo el año 2001 prevalecieron en el drama de Palestina el lenguaje de las armas, la cerrazón política y los intentos, siempre fructuosos, de sabotear cualquier posibilidad de entendimiento, situando a la ya de por sí larga y dolorosa ocupación israelí en unos niveles de opresión insoportables para la población civil palestina, que sólo podían generar desesperación, ansias de venganza y fanatismo. 

Tal como había advertido Arafat, el primer ministro Sharon llegó a renegar de todos los compromisos adquiridos por Israel desde los primeros acuerdos de Oslo y a ofrecer la alternativa de un nebuloso marco de paz de nuevo cuño, en el que la ANP podría acceder a la estatalidad siempre que se desmilitarizada y renunciara a nuevas adquisiciones territoriales, al retorno de los refugiados, a la evacuación de las colonias judías y, por supuesto, a la capitalidad en Jerusalén oriental. Arafat había rechazado antes la incomparablemente más sustanciosa oferta de Barak, así que las dudosas declaraciones de Sharon ni las tomó en consideración. Mientras que la comunidad internacional se mostraba incapaz de reaccionar consecuentemente ante los padecimientos de su pueblo, y la nueva administración Bush tendía invariablemente a asumir las posturas israelíes, los gobiernos árabes, presos de sus contradicciones y la inercia expectante, no estaban tampoco en condiciones de prestar un auxilio como bloque, y que, en definitiva, la ANP estaba sola ante la poderosa maquinaria bélica israelí.

El 28 de marzo del 2001, helicópteros israelíes bombardearon sin avisar posiciones de la Fuerza 17, la guardia personal del Arafat, en Gaza y Ramallah; al día siguiente, la propia vivienda de Arafat en Gaza fue atacada como advertencia por su declaración sobre que la intifada solo se detendría en Jerusalén; el 9 de agosto, tras varios ataques aéreos contra cuarteles policiales y edificios oficiales y breves ocupaciones terrestres con carácter punitivo, en violación de los acuerdos de Oslo, en Gaza, Ramallah o Nablus, un hombre-bomba asesinó a 15 personas en una pizzería en Jerusalén; al día siguiente, el ejército israelí, bajo la orden de Sharón que acordó una represalia de alto contenido político, ocupó la sede de la ANP y la OLP en Jerusalén Oriental, la Orient House.

Entre agosto y setiembre se dieron las ocupaciones temporales de Jenín y Hebrón; el primer ataque palestino, a cargo de un comando del FDLP, contra una base israelí, en Gaza, acción en la que resultaron muertos tres soldados; los nuevos ataques de cazabombarderos F-15 y F-16 y helicópteros Apache contra diversos edificios de la ANP en Cisjordania; el asesinato (27 de agosto) con un misil del secretario general del FPLP, Abu Ali Mustafa, la víctima más notoria de la política israelí de asesinatos de dirigentes de organizaciones palestinas; y, como colofón, las mayores operaciones terrestres del ejército israelí hasta la fecha, las incursiones contra Jenín y Jericó (del 11 al 13 de septiembre) y contra Gaza y Ramallah (15 y 16 de septiembre), las dos sedes del Ejecutivo autonómico.

Los atentados del 11 de septiembre contra Estados Unidos cometidos por la organización Al Qaeda que dirigía el islamista saudí Osama bin Laden, tuvieron consecuencias funestas para la ANP, pues desde los Estados Unidos se convocó una lucha contra el terrorismo como nunca antes lo había hecho y el Gobierno Sharon no desaprovechó la oportunidad de rentabilizar la consternación internacional por aquellos hechos y presentar a Arafat como el "Osama bin Laden de Israel" y el "cabeza de una coalición de terroristas" todo esto pese a que quedó demostrado para los Estados Unidos y el mundo que no hubieron palestinos relacionados a esta organización. 

El 10 de noviembre del 2001 Bush fue más explícito que nunca en un presidente de Estados Unidos y habló ante la Asamblea General de la ONU del futuro Estado palestino, pero rehusó encontrarse con Arafat en el foro para evitar que un apretón de manos inédito distrajera la atención sobre el contenido principal del discurso, que era la advertencia de no bajar la guardia en la lucha antiterrorista. Semanas atrás, Arafat había escuchado en Londres de Blair la defensa de un Estado palestino viable.

Desde fines del 2001, mientras la coalición de Estados Unidos e Inglaterra iniciaron la guerra contra Afaganistán, ante la negativa del régimen talibán de entregar a Osama Bin Laden, en los territorios ocupados especialmente en Jenin, el ejército israelí acometía una serie de incursiones militares sobre las ciudades palestinas, teniendo como resultado miles de víctimas de la población civil entre ellos niños y mujeres indefensos.

El 2002 Arafat viva confinado en el cuartel conocido como Al Muqata y desde allí conferenciaba tratando de llamar la atención de la comunidad internacional para que se ponga fin a las masacres acometidas por el ejército israelí. Una de las declaraciones de Sharon haciendo referencia a sus lamentaciones por no haber dado muerte a Arafat en Beirut el año 1982, convocó la solidaridad de muchas personas entre ellos muchos extranjeros, inclusive de
pacifistas, ante lo cual judíos, que rodearon la Mukata para impedir una agresión contra el líder del pueblo palestino. Sharón insistió con expulsarlo, ante lo cual Arafat respondió que la única manera de hacerlo sería como mártir.

Entre abril y mayo de 2003 fue acordada la elaboración de una Hoja de Ruta para la solución del problema palestino, por el cuarteto formado por la Unión Europea, Estados Unidos, Rusia y las Naciones Unidas, la misma que fue aceptada por Arafat en su totalidad y sin condiciones pero que sin embargo Israel puso 14 objeciones lo que llevó al congelamiento de la aplicación de su contenido, que también se vio afectado por la decisión unilateral de Estados Unidos de invadir Irak que distrajo la atención de la comunidad internacional sobre el drama palestino.

Yasser Arafat, líder palestino vivió los últimos tres años impedido de salir de la Muqata, amenazado de muerte, siempre hostilizado por los disparos dirigidos a su residencia y cuartel, hecho que contribuyó al deterioro de su salud. Gracias a la intervención del Presidente de Francia Jacques Chirac, quien aseguró la garantía de su retorno luego de ser atendido en un hospital de París, Arafat pudo salir de Ramallah. Sin embargo nada se pudo hacer para la recuperación de su salud y a los 75 años de edad murió el 11 de noviembre de 2004 dejando a su viuda Suha A Tawil, palestina cristiana y a su hija Zahwa de 9 años. 

La trascendencia personal y política de Yasser Arafat se reflejó en las manifestaciones populares y diplomáticas que despertó este lamentable suceso, una de las más significativas fueron los honores militares y de Estado que recibió en Francia, Egipto y Ramallah donde fue enterrado con la esperanza de que finalmente reposara, en un futuro no muy lejano, en la Capital del Estado Palestino, Jerusalén. 

 * Secretario de la Federación Palestina del Perú

                                                            Mariátegui. La revista de las ideas.