Vaticano Fútbol Club
Cruzada por el fútbol.
El cardenal Bertone
no puede reprimir su pasión por el balompié, por eso sueña que el
Vaticano, tenga un equipo que lo represente en el Calcio .
Guillermo Giacosa / Revista Mariátegui
29/12/06
Ya nada causa asombro, ni siquiera saber que, como dice la BBC, el "número dos del papa Benedicto XVI anunció que le gustaría que se formara un equipo de católicos con la esperanza de que la bandera amarilla y blanca del Vaticano invada las canchas y ondee en las tribunas de la Serie A de la liga italiana. El cardenal Tarcisio Bertone, nombrado secretario de Estado por el sucesor de Juan Pablo II, es fanático del fútbol y es un ferviente seguidor del Juventus de Turín.
El purpurado desearía ver a un equipo integrado por católicos y seminaristas compitiendo al mismo nivel que los clubes Roma, Inter de Milán y Sampdoria. En opinión de Bertone, quien ha sido consultado varias veces en calidad de comentarista de fútbol por medios genoveses, existen talentosos futbolistas en los clubes de jóvenes católicos y en los seminarios italianos. Ellos estarían dispuestos a medirse con los equipos de primer nivel, luciendo la casaca con los colores de la Iglesia Católica.
El cardenal, otrora compañero de Joseph Ratzinger en la Congregación para la Doctrina de la Fe, confía también en las capacidades deportivas de los estudiantes de las universidades, seminarios y clubes juveniles católicos. Un corresponsal de la BBC en Roma señaló que hay varios brasileños con la vena de Pelé estudiando para hacerse sacerdotes en los seminarios vaticanos". Intuyo que ese imaginario club eclesiástico reclamaría el uso exclusivo de la señal de la cruz al ingresar al campo de juego y amenazaría con fuegos eternos a sus contendores. Para un católico practicante, competir contra el Vaticano Fútbol Club no sería nada fácil y más de un jugador podría ser acusado, ante un yerro, de haberse vendido (moralmente) a la Vírgen María, a la Santísima Trinidad o a algún santo de su devoción. ¿San Genaro, por ejemplo, seguiría siendo figura emblemática del Nápoles junto a Maradona o se pasaría a las filas del Vaticano dejando al Pelusa como único símbolo moral de ese club hoy venido a menos? Se imaginan la barra brava de beatas ocupando una tribuna entera y elevando avemarías al cielo cada vez que su equipo convierte un gol. Se imagina a esas mismas beatas invocando al Señor para que haga el milagro de transformar en triunfo una derrota, como quien transforma agua en vino, o como quien camina sobre las aguas.
El peligro consistiría en que una probable seguidilla de derrotas mermara la fe de los fieles en la Iglesia Católica. También podría ser conflictivo y hasta dramático para todos que algún cura trasnochado, de esos que tanto abundan, acuse de herejes a los que marcan goles a los representantes de Dios sobre la Tierra. Otra duda que me surge: ¿Pondrán los miembros del equipo del Vaticano el menisco izquierdo si alguien les golpea el menisco derecho? ¿Serán cristianos hasta ese extremo o devolverán golpe por golpe? Si los entrena Cipriani, Benedicto no lo permita, me inclino por esta última opción. En fin, la idea es buena y lucrativa, eso, lucrativa. Cómo no lo pensé antes.
Si el Vaticano tiene un banco y acciones en varias trasnacionales, por qué ha de ser ajeno al negocio del fútbol, que tan buenos dividendos rinde. Después de todo, el Señor merece lo mejor. Esperemos. Por ahora solo se trata de una ilusión del cardenal Bertone. Mañana podría ser una bella realidad que serviría para hacer aun más terrena la misión espiritual de la Iglesia.
Mariátegui.
La revista de las ideas.
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